26. El viaje

Mientras miraba por la ventanilla, recodé a mi amiga, Sara. Me puse triste al recordar cómo fue la última vez que nos vimos. Quizá intentaría acercarse a Carl mientras yo no estaba. Hice una mueca de fastidio. No me agradaba mucho esa idea. Aunque no creía que realmente fuera a suceder. Después de todo, Carl ya la había rechazado muchas veces. Nunca creí que llegaría a sentirme así por él. Realmente me atraía. Era la primera vez que me enamoraba. Me había gustado Max, pero esto no tenía nada que ver con la verdadera atracción. Will también pasó por mi cabeza. Él... era un caso aparte. No estaba segura de qué era para mí o cómo le veía. Le tenía cariño, me importaba, pero más allá de eso... no sabría decir. A veces me hacía sonrojar, a veces me daba miedo. Sentía curiosidad hacia él. Seguía siendo un misterio para mí.

Mientras estaba sumida en mis pensamientos, sentí una mano sobre mi pierna. Inmediatamente Lyon recibió una bofetada. Era un descarado y no iba a quedarme de brazos cruzados. Will y compañía se quedaron mirando al escuchar el sonido del golpe.

- Piedra, papel o tijera- dijo Will a Lyon pillándole por sorpresa-. Perdiste. Salta del avión.

Lyon palideció. Vio que no se andaban con bromas. Will enarcó una ceja, esperando a que Lyon se levantara. Me preocupaba un poco, pero mostré una postura fría, observando su reacción. Lyon se levantó y salió al pasillo mientras Will se sentaba en su sitio.

- Tú lo que querías era sentarte con ella- protestó Lyon.

- Lo que haré será ponerme entre vosotros para que sea un viaje tranquilo.

Lyon se sentó en el lugar de Will, que le miró como preguntándole por qué estaba aún en el avión. Le pedí a Will que le dejara en paz, que no se pusiera a su nivel. Will sonrió con ironía y miró de reojo a Lyon, viendo que se ofendía. La cosa no terminó ahí. Siguieron picándose el uno al otro el resto del camino.

- Admite que te gusta Sofia- insistió Lyon, buscando una reacción por parte de Will.

- Nunca me ha gustado nadie.

- Hay una primera vez para todo.

- Es cierto, nunca había tirado a nadie del avión... hasta ahora. Pero hay una primera vez para todo. Qué pena que para ti también sería la última.

- Si lo haces admitirás que tengo razón.

- Si te tiras te admito lo que tú quieras.

- ¿En serio?

- Lo que sea con tal de que desaparezcas de mi vista.

Will no estaba muy de humor para esas cosas, cada vez contestaba con menos ganas. Empezaba a pensar que realmente se desharía de él en cuanto tuviera la oportunidad. Cada vez me importaba menos lo que le pasara. Un poco más de tiempo al lado de Will y acabaría encargándome yo de él. Lyon empezó a cansarse también y se durmió un rato. Will pidió un rotulador y le rediseñó la cara. Me pareció un poco infantil, pero no pude evitar reírme. Will no se reía, más bien parecía que eso sería tan solo la primera fase de su venganza. El resto de su banda intentaban no reírse muy alto pero les era difícil.

Lyon no se enteró hasta que fue al baño y todos le miraban raro y se reían. Mientras, Will aprovechó para hablar conmigo del plan en voz baja.

- ¿Tienes la otra cajita musical?

- Sí -susurré-. Will... ¿Sabes tú qué hace Lyon aquí?

- Sabe todo sobre el funcionamiento de esa isla y se ha ofrecido a arriesgarse a dar el primer paso en las trampas que haya, según él, conoce tan bien el sitio que hará de conejillo de indias para demostrarlo.

- ¿Y cómo es que lo conoce tan bien?

- Ni lo sé ni me importa.

- A mí me parece sospechoso que se ofreciera -expresé mi preocupación.

- Por supuesto, le estaré vigilando. No sabemos aún cuál es su objetivo realmente.

- ¿Estás dispuesto a arriesgarte?

- Toda mi vida ha consistido en eso.

No dije nada más, pues llegó Lyon y empezó a discutir con Will sobre su jugarreta, jurando vengarse.

- ¿Estás seguro?- preguntó Will- No he hecho más que empezar, ¿quieres desafiarme en serio?

- Hazme caso, no acabarás bien- intervine.

Lyon iba a responder, provocado por las palabras de Will, pero empezaba a pensárselo mejor. Se sentó y se calló. Parecía como si lo que él esperaba conseguir valiera tanto la pena que estaba dispuesto a aguantar lo que fuera. En eso era igual que Will, que estaba dispuesto a lo que fuera por su deseo. ¿Tendría Lyon la intención de conseguir su deseo también?

Después de lo que me pareció una eternidad, el avión aterrizó y por fin pude tener espacio para estirarme un poco. Mientras estiraba mis brazos hacia arriba, de pronto sentí unos dedos tocando mis costillas. Inmediatamente bajé los brazos y me giré, gritando del susto.

- No pensé que tuvieras tantas cosquillas- se rió Will.

Fui tras él para hacerle lo mismo, pero ante mi sorpresa, no le afectó. La decepción se notaba en mi rostro. No podría vengarme... Quizá tenía cosquillas en otra parte... Mientras caminábamos saliendo del aeropuerto hacia el hotel con Lyon y la banda, de vez en cuando le sorprendía tocándole con el dedo ya fuera en el abdomen, la espalda... No parecía funcionar. Entonces probé con la nuca. Nada más rozarla Will se sobresaltó y soltó una risilla involuntaria. Su rostro expresaba sorpresa.

- He descubierto tu punto débil- sonreí con picardía, preparándome para atacar.

- Oh, no...- Will comenzó a alejarse y acabó corriendo al ver que yo acceleraba el paso.

No le pude pillar, pero me lo reservé para otra ocasión. Cada vez que él me hacía cosquillas, yo intentaba aprovechar su cercanía para hacer lo mismo, pero se apartaba. Era como un combate, en vez de que no te toquen con la espada, era con las manos. Los demás miraban cómo jugábamos y reíamos. Seguramente era la primera vez que veían así a Will, ni se les hubiera ocurrido que a él fuera a gustarle eso. Él era el primer sorprendido, aunque yo sabía que sin importar qué fuera, no le gustaba perder, por lo que en cuanto se viera involucrado en cualquier juego, no pensaría en si era de su estilo o no, sino en atacar y ganar. Aunque... Parecía divertirse...

- Jefe, ¿seguro que es buena idea entretenerse? Es tarde...- dijo uno de la banda.

- ¿Estás celoso porque tú te aburres?- respondió Will, rodeándome con sus brazos y sujetándome las muñecas para que no pudiera contraatacar.

El chico se quedó sorprendido por esa respuesta y se sonrojó. Los demás le miraron y les pasó lo mismo. Aunque se conocieran de tanto tiempo, no se les ocurriría hacerse eso entre ellos, quizá pensaban que a alguno podría sentarle mal y vengarse. Will enarcó una ceja expectante.

- No os atrevéis a hacer nada que otros podrían juzgar. Eso es de cobardes- remató Will.

Jamás hubiera pensado que oiría a Will defendiendo un juego infantil delante de los de su banda. Finalmente llegamos al hotel. Yo tenía una habitación para mí sola, provista por Carl, que me la reservó. Los demás compartirían tres habitaciones. Al día siguiente, cuando fuimos todos a desayunar, observé que Will parecía más frío y distante. Me pregunté qué podría haber ocurrido esa noche para que estuviera así. Mientras llevábamos las bandejas a la mesa tras servirnos del bufé libre, vi mi oportunidad para pillarle por sorpresa. Fue un gran error. Toda la comida acabó en el suelo y en su ropa.

- Lo siento, déjame ayudarte- traté de limpiarle la camiseta con un pañuelo, pero Will apartó mi mano y me miró con frialdad.

- Es la última vez que te tomas tantas confianzas conmigo, si no te acuerdas la próxima vez, me encargaré yo de recordártelo por las malas.

Cogió otra bandeja y se sirvió. Se sentó a la mesa a comer y después fue a su habitación a ducharse y cambiarse. Me quedé helada, de pie en la misma posición que me quedé tras recibir la respuesta de Will. Lyon se acercó a mí para llevarme a la mesa y no me quedara en medio del comedor.

- Estás temblando- me hizo notar.

- No me toques. Puedo ir sola.

Me dirigí a la mesa y me senté en la primera silla que vi, todavía impactada. Después de terminar, me fui a mi habitación y no salí más hasta la hora de la cena, pues el hambre pudo conmigo. No vi a ninguno de los chicos. Seguramente ya habían cenado y estaban jugando al billar o ping pong o cualquier recreativo en la sala que había al lado del comedor. Salí fuera, aunque ya estaba oscuro. Me dirigí hacia la playa, que estaba cerca del hotel. Al día siguiente tomaríamos un barco para llegar a la isla. Era un viaje de tres días, esperaba no marearme. Nunca había subido a un barco.

Me quité los zapatos y paseé por la orilla mientras las olas lamían mis pies descalzos. Era una sensación agradable y relajante. Comencé a cantar la letra de la melodía triste mientras me acercaba a unas rocas que se adentraban un poco en el mar. Al llegar, vi que alguien estaba sentado en una de ellas, mirando al horizonte.

- Me preguntaba quién podía ser- oí la voz de Will-. Haz el favor de no cantar eso aquí. Muchas de las personas que se alojan en el hotel van a la isla mañana y si encima tú les das la pista...

- Lo siento... No lo haré más.

Me di la vuelta para irme, pero Will me llamó para que me sentara a su lado.

- Está oscuro y no hay nadie por aquí, no nos verán.

Me acerqué a él y me senté en la roca, preguntándome qué quería y por qué ese cambio de actitud. Había una roca grande detrás de nosotros, por lo que era difícil que nadie nos viera a menos que estuviera cerca y solo desde un cierto ángulo.

- Te habrás asustado por mi reacción hoy- dijo Will cogiéndome la mano como si temiera que me fuera y se acercó más a mí-. Es mejor que no haya favoritismo, al menos delante de los demás. He observado que han empezado a odiarte y a dudar de mi capacidad de liderazgo, por lo que podrías estar en peligro. Y tampoco necesito que se vuelvan en mi contra. Si no quieres que tenga que recurrir a otros métodos para mantenerte en tu sitio, mostrarás respeto y harás lo que diga sin rechistar.

No me gustaba cómo sonaba eso, por fin entendía por qué Will prefería actuar por su cuenta e ir él solo a la isla, y también la razón por la cual se había vuelto más frío. Miré a otro lado, algo triste porque ya no podría llevarme bien con él, ya que era difícil que volviéramos a estar a solas. Tampoco podíamos arriesgarnos.

- ¿Te ha quedado todo claro?- me preguntó haciendo que le mirara.

- Sí...

- Cuento contigo entonces.

Will besó mi mano, que aún no había soltado y bajó de la roca. Iba a bajar de un salto, pero resbalé y caí sobre Will, que me sujetó y se mantuvo firme para no caer conmigo. Recordé la vez que tenía fiebre y caí por las escaleras. Al parecer, Will también.

- Esta vez estoy preparado para asaltos sorpresa- sonrió.

Le devolví la sonrisa. Iba a apartarme, pero Will no me soltó. Me cogió en brazos y corrió hacia el agua conmigo.

- Ahora verás, tanto que te gusta tirarte encima de la gente.

Pisó en un hoyo y nos hundimos en el agua. En cuanto salimos a la superficie, una ola nos cubrió y nos volvimos a hundir. Iba a subir, pero me empujó hacia abajo. Cuando salí, salté sobre él para hacerle una ahogadilla. Entonces una segunda ola vino sobre nosotros y terminé más cerca de él de lo que había planeado, tan cerca que nuestros labios chocaron. Quedé algo aturdida por la presión de la ola y la corriente de agua que creó nos hizo dar vueltas. El mar estaba algo agitado, pues se levantó un viento repentino. No sé cuánto tiempo duró ese beso accidental, el tiempo se detuvo en ese momento. Salimos a coger aire y comenzamos a toser el agua que habíamos tragado al no tener tiempo de respirar cuando la ola nos tomó por sorpresa. Will vino hacia mí.

- ¿Estás bien? Volvamos a la orilla, las olas empiezan a crecer.

Nadamos hacia la orilla, con las olas casi echándose encima de nosotros. Una de ellas nos alcanzó y nos arrastró hasta la arena. Nos levantamos y fuimos unos metros más lejos y nos quedamos sentados en la arena, recuperando el aliento. No se veían mucho las olas, pero se escuchaban cada vez con más intensidad. Estaba un poco mareada.

- Creo que vamos a aplazar el embarque hasta que mejore el tiempo- dijo Will.

- Ha sido adentrarnos un poco y el mar ya estaba volviéndose hostil- murmuré.

- Regresa tú primero. No deben vernos juntos.

Will se quedó mirando al mar y me pareció verle tocarse los labios. Me sonrojé y por instinto hice lo mismo al recordar el momento en que nuestros labios chocaron. Me pregunté qué pensaría. Will se giró hacia mí a tiempo de ver que quitaba los dedos de mis labios. Rápidamente me di la vuelta y salí corriendo. Fui a mi habitación y me duché para quitarme la arena. Esa noche tardé mucho en dormirme. Tenía muchas cosas en las que pensar. Y sobre todo... Will.

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