18. El descubrimiento
Por la mañana, en vez de dormir, fui a ver a Max para contarle mi decisión. Les ayudaría, pero que no esperaran nada de mí. Solo les dije dónde sería la cita y el resto que se las apañaran. Max me pidió que le hiciera confesar, pero me negué a darle esperanzas. Regresé a casa pronto y pude dormir antes de comer. Por la tarde ya me encontraba descansada. Bajé para ir a tocar el piano. Hacía ya un tiempo que no lo tocaba. Solo se me ocurría tocar la canción triste. Me di cuenta de que había recordado la letra y canté acompañando el piano hasta el supuesto final, el cual no me acababa de convencer. Era un semifinal. Final de segmento. Pero no era un final decisivo. Igual que sería ese día en mi vida.
Will aplaudió, lo cual me asustó, pues no le oí entrar.
- Veo que ya la recuerdas entera. Mira, la he escrito- me mostró una hoja de papel-. Mientras dormías y delirabas la fuiste diciendo toda.
- ¿Me estuviste observando mientras dormía?- me preocupé.
- Solo de día. De noche me iba a casa a dormir, soy humano y necesito descansar, ¿sabes?
- ¿Ah sí?- se me escapó.
Will arqueó una ceja en señal de que era obvio aunque no lo pareciera. Me reí un poco por lo bajo. Se acercó para observar la partitura y compararla con la letra.
- Es rara esta canción. El final es abierto- comentó.
- Eso me pareció a mí también.
- ¿Tocamos juntos?- propuso, cogiendo el violín.
- Encantada.
Afinó las cuerdas y tensó el arco, probándolo para ver si sonaba bien. Con el pie dio unos golpecitos en el suelo para marcar el ritmo y comenzamos a tocar a la cuenta de tres. Realmente era maravilloso tocar con alguien que manejaba tan bien el violín. No estaba tan segura de que fuera tan frío si podía tocar el violín de esa forma. Se nota cuando uno toca un instrumento con pasión. Comencé a cantar y bajamos un poco el volumen a los instrumentos, retomando la intensidad en la parte que solo era instrumental.
Al terminar, nos miramos y sonreímos.
- Lo hemos conseguido- dijimos a la vez.
Y chocamos las manos. La música realmente une a las personas. Estaríamos más motivados si hubiera sido un poco más alegre. La letra de la melodía daba pistas sobre la localización de la isla y cómo evitar que se activara el sistema de seguridad de la isla. Aunque de forma poética y metafórica.
- De esto quería hablarte, querida problemática- dijo Will sentándose junto a mí en la silla de piano-. Has cumplido tu misión. Ya no necesito nada de ti. Debo marcharme el viernes y cumplir mi objetivo, y prepararme para el viaje. Siento no poder llevarte conmigo, no me conviene que nadie intervenga entre mí y mi deseo. Incluso los que vienen conmigo, me tendré que asegurar de que no me acompañan más que el trayecto establecido.
- Si yo pudiera desear algo sería tener una vida normal sin involucrarme en cosas raras con gente rara- me reí al ver que Will se señalaba a sí mismo preguntando con la mirada si me refería a él-. No necesito ir contigo, pero solo quiero que sepas que no creo que te estorbara mucho, yo no quiero ese deseo. Solo espero que no desees la destrucción de la Tierra, en cuyo caso intentaría detenerte.
- No te preocupes, mi deseo solo me afecta a mí. Puedes vivir tranquila, no por mi deseo morirás.
- Bueno saberlo- contesté con un deje de duda en mi voz-. Parece como si te estuvieras despidiendo, pero mañana nos vamos a ver. ¿Entonces qué quieres hoy que no podía esperar a mañana?
- Necesito que me des la cajita de música... La triste.
- Tampoco la iba a escuchar de nuevo. Toda tuya- me encogí de hombros yendo a por ella y entregándosela.
- Hmm... Te has vuelto más dócil- comentó Will observando mis movimientos.
- Y tú un poco más normal- respondí un poco molesta por la palabra que usó.
- ¿Gracias?- Will se quedó un poco confuso, no sabiendo qué pensar.
- Quiero decir que actúas más como un chico normal y menos como un villano. A veces.
- ¿Ah sí?
Se quedó pensativo. Al parecer no se había dado cuenta de que su actitud era un poco diferente que cuando le conocí. Y que el día anterior. Se quedó mirando las teclas y me senté a su lado, enseñándole algunas cosas básicas, como las notas y los semitonos, comparando con las cuerdas del violín. Tocó la escala y no le costó mucho entender cómo funcionaba. Lo difícil era que la mano izquierda tenía que acompañar a la derecha, y eso era diferente al violín, pues una mano marca las notas y la otra mano hace que suenen.
- Es difícil.
Miró la partitura y trató de encontrar las notas con una mano y luego las notas que correspondían a la otra mano. Empezaba a sonar bien, pero perdió la paciencia y se levantó.
- El piano es bonito, pero no es para mí.
Dicho aquello, cogió el violín y tocó algo improvisado, alegre. Era una canción tradicional al estilo irlandés y daban ganas de bailarla. Me moví un poco, siguiendo el ritmo, y acompañando con palmas y "lalala".
- Esta me gusta más- comenté.
Will sonrió y siguió tocando. Él también parecía disfrutar de la melodía e iba marcando el ritmo con el pie. Cuando terminó, aplaudí. La verdad, hubiera deseado que hubieramos hecho eso más a menudo y quizá nos hubiéramos llevado mejor. Tenía sus buenos momentos.
- Qué pena que sólo puedas oír el verdadero potencial del violín cuando yo lo toco- dijo con una expresión de lástima fingida.
- Sí, una pena que sólo yo sepa cantar la letra de la melodía como se debe.
Will me señaló con el arco y usó la punta para alzarme un poco la barbilla con cuidado. Se me quedó mirando, pensando si darme la razón o pensar en alguna forma de contraatacar.
- Eso es cierto. Cantas muy bien. Gracias a tus facultades musicales hemos conseguido la clave para llegar a la isla. He esperado tanto tiempo... Por fin podré hacer realidad mi deseo y que mi vida cobre sentido...- lo último lo acabó murmurando, pero le escuché.
Guardó el violín en la funda junto al arco, quitándole un poco la tensión antes. La cerró y la dejó en su sitio. Mientras cerraba la tapa del piano, se acercó a mí por detrás y me puso la mano en la frente. Era cálida. Y más grande que mi frente.
- Ya no tienes fiebre. Mañana no tendrás excusas para no ir a la cita con energías- bromeó.
- ¿Será la última vez que nos veamos?
- Al menos por mucho tiempo.
Yendo de viaje o a la cárcel, ese día sería el último que nos veríamos... ¿Por qué no intentar pasarlo bien y al menos así quizá ya no tenía 100% ganas de matarme si salía de la cárcel o volvía de una misión fracasada? Porque, siendo realistas, no me creía que realmente hubiera un objeto capaz de conceder cualquier deseo.
- Me diste muchos problemas, pero me divertí- sonrió dándome la mano-. Hasta mañana.
Hizo una reverencia de caballero y se marchó. Al cerrar la puerta, una hoja del piano se cayó y la coloqué en su sitio, pero al revés. Entonces se me ocurrió tocarla al revés para ver qué salía. Pensé que más triste no podía ser. Di la vuelta a todas las hojas y las coloqué en orden. Y traté de tocar la melodía. Practiqué un poco bajito y me di cuenta de que sonaba bien, incluso alegre, y tenía sentido. Y encima el final era un final en condiciones. ¿Era esa la melodía?¿O quizá la continuación de la melodía triste? De hecho, esa melodía me parecía haberla escuchado en alguna parte...
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