Capítulo X: Pensamientos de medianoche

Kaylee salió del baño vestida con unos pantalones cortos hasta las rodillas de color negro y una musculosa de color rojo. Luke estaba sentado en uno de los sillones cerca de la ventana, había corrido las cortinas, y miraba la lluvia caer.

—Ya le envié la fotografía a Emily —dijo en un tono seco y áspero—. Ella nos llamará cuando encuentre más información.

Su leopardo hizo una mueca en su mente, exhibiendo sus colmillos, la respuesta a su voz tosca que parecía acariciarla a contrapelo.

Kaylee se limitó a asentir, no podía dejar que él viera que su actitud, nuevamente distante le afectaba. Abrió las sábanas y se metió en la cama.

—¿Te quedarás ahí?— le pregunto en un tono un poco indiferente.

—Si.

—No dormirás bien.

—No es algo importante.

Resistió las ganas que tenía de arañarlo, sólo para comprobar que no estaba ante la presencia del Luke de piedra que muchas veces había visto. Él sólo actuaba así con los de su clan, por eso su trato la estaba desconcertando.

—Si no duermes bien, no descansas, si no descansas no tendrás energía y si no tienes energía no serás útil para trabajar, puedes quedarte ahí o dormir aquí, yo no muerdo.

—Me quedaré aquí.

—Como quieras.

Kaylee se dio vuelta y apagó la luz de la lámpara de noche, las lágrimas picaban en sus ojos, pero no podía llorar, todavía no. Si lo perdía, lloraría sola en su cabaña hasta quedar seca por dentro.

Se durmió conteniendo sus lágrimas, hasta que un peso en la cama la despertó, controló su respiración y los latidos de su corazón para que no delataran la sensación de excitación que sentía por tenerlo cerca. Miró el reloj, este marcaba las tres y media. Se obligó a sí misma a conciliar el sueño, pero no lo logró, por que Luke no paraba de moverse.

—¿Tienes problemas para dormir?

Silencio. Ella pensó que su pregunta podría ser inoportuna, hasta que Luke suspiró.

—Sí, me cuesta dormir ¿Podemos hablar?

La esperanza retornó a su cuerpo cuando su voz era de ese tono suave que siempre había utilizado con ella.

—Pregunta lo que quieras —dijo mientras se dio vuelta para mirarlo.

—¿Por qué cada vez que te veo tus ojos son grises?

—No lo sé, quizás es porque mi gata se siente cómoda en tu presencia.

—¿Tienes familiares de sangre?

Kaylee pensó sus opciones, Aria le había prohibido hablar de su pasado con un extraño... Pero, Luke no era ningún extraño.

—A mi padre nunca lo conocí, mi madre murió cuando tenía siete años.

—Entonces ¿Cómo conociste a los demás?

—Estuve viviendo sola en la calle durante un año, reprimí mi lado animal durante todo ese tiempo, hasta que un par de mujeres me atraparon y me llevaron al orfanato Lion's Heart ahí habían muchos huérfanos cambiantes. —Allí llevaban a los niños de todas las edades que habían perdido a sus padres o que eran mestizos y habían sido abandonados—. Mi salud empeoró cuando llegué al orfanato, me volví débil, entonces una de ellas me llevó hasta una habitación y me dejó con un hombre que era dos años mayor que yo, Hunter. —En ese momento Kaylee había reconocido a su leopardo en el instante en que lo vio, el había liberado la presión que ejercía sobre su animal y le permitió transformarse—. Desde ese momento quedé bajo su cuidado y el de los demás chicos y chicas que estaban con ella. —Formando un clan.

—Lion's Heart... Eso está en Phoenix ¿Cómo llegaron aquí?

—Cuando los demás fueron llegando, apareció Aria, ella también pasó algunos años en el mismo orfanato, junto a Liam, apenas la vimos supimos que ella era una cambiante alfa. Aria reclamó nuestra tutela ante las autoridades del orfanato y redactó una nota a la ACC.

La asociación de clanes cambiantes avalaba la creación de nuevos clanes y manejaba el negocio de la venta de tierras

—El informe fue aceptado y devuelto en un mes, Aria era nuestro alfa y logró que nos dejarán ir, ni bien salimos, ella buscó un territorio disponible por Internet, y terminamos aquí, ya sabes el resto de la historia.

Era sólo la mitad de la verdadera historia, era todo lo que podía decirle. Cuando llegaron al territorio que habían comprado con los fondos que la ACC le entregaba a los nuevos clanes, se encontraron con que estaba ocupado, por los White Claws, el clan de Luke. El alfa Sean les permitió quedarse, en un acto de amabilidad que todavía los desconcertaba.

—Es una historia interesante. —Luke se dio vuelta y quedaron los dos enfrentados cara a cara, sus ojos brillaban verdes en la oscuridad, tan relajados—.  Buenas noches Kaylee.

Cerró los ojos y se durmió.

—Buenas noches Luke.

Kaylee lo contempló en silencio, su cabello negro, sus labios gruesos, las facciones duras de su rostro, lo miró hasta que finalmente se rindió ante el sueño.

Por la mañana se despertó en una cama vacía, cuando pensaba que todo había sido un sueño, Luke apareció del baño con su celular en la mano.

—Tenemos buenas y malas noticias.

Kaylee bostezo.

—¿Cuál es la buena?

—Tenemos una pista.

—¿Y la mala?

—Que es un lobo.

—¿El tirador es un lobo?

—No, Emily me dijo que no pudo hallar ninguna identificación para el rostro de la imagen, pero al enviarla a los técnicos de Derek, uno de sus hombres lo identificó y está dispuesto a ayudar.

—Bien, tenemos un avance.

Después de desayunar y pagar la cuenta a la amable anciana en la recepción, se dirigieron a la camioneta, la lluvia se había transformado en tormenta, el agua fría helaba hasta los huesos.

Permanecieron en silencio durante todo el camino, mientras Luke manejaba hasta llegar a un sector de pequeñas casas dispersas e idénticas entre sí, en donde sólo vivían cambiantes lobos.

Se detuvieron en una de ellas al final de la calle. Detuvo el motor, y con voz seria le dijo:

—Walker Dawson es un mujeriego y un imbécil, prácticamente intenta cortejar todo lo que se mueve y tiene forma de mujer, debes estar alerta.

—Que bueno que estás conmigo para defenderme —respondió como evidente sarcasmo—. Puedo cuidarme Luke.

El rostro del puma se endureció, pero no replicó sus palabras.

—Estas casas las usan para almacenamiento de recursos y para pasar algunos días, así que puede que este tipo no se encuentre aquí.

Kaylee salió afuera y caminó a su lado hacia la puerta de la casa, Luke tocó el timbre y esperó. Varios minutos. Volvió a tocar, hasta que la puerta se abrió y apareció un tipo alto medio musculoso en calzoncillos.

El premio para la peor presentación era suyo, si no fuese por su expresión pícara, sus ojos color caramelo, y su pelo castaño revuelto de manera salvaje. Kaylee se centró en Luke.

—¿Qué hacen un puma y lo que sea que fuere esta linda y joven criatura en mi casa?

Luke apretó los puños.

—¿Derek no te dijo que vendríamos?

—Sí, pero supuse que era una broma —el lobo sonrió y en ningún momento dejó de mirarla.

Kaylee estaba incómoda. Y Luke no parecía estar muy contento por la forma en que el lobo la miraba, ella podía sentir la tensión en su cuerpo.

—¿Vas a presentarme a esta dulce florcilla? Estaría encantado de mostrar la hospitalidad Moon Fighter.

De pronto Luke se movió un paso, quedando ella detrás de él, ambos hombres se miraron fijamente a los ojos hasta que un gruñido bajo emergió de la garganta de él, poderoso y agresivo.

—¡Ella es mía!

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