Capítulo 6: De regreso al hogar

Tomioka estaba parado cerca de seis tumbas, todas tenían una corona de flores que él, junto a Tanjiro, hicieron. Las coronas no eran las mejores del mundo, estaban hechas de tal manera que cualquiera que trabajara con flores los regañaría.

- A Nezuko y Hanako siempre le gustaron hacer coronas de flores.

Tanjiro, que estaba hincado y con las manos juntas en oración, le dijo esas palabras a Tomioka.

- Siempre que las hacían iban con nosotros y nos lo colocaban en la cabeza.

- Era un bonito detalle.

Tomioka veía un poco decepcionado las coronas hechas por él, esas coronas estaban mal amarradas y se le estaban cayendo las flores de su lugar, definitivamente las manualidades no eran lo suyo. Si hubiese tenido hermanos menores o una sobrina por la cual practicar manualidades, lo hubiera hecho mejor.

- Aunque a Takeo le daba vergüenza llevarlas, por eso siempre trataba de escapar, pero mis hermanas siempre lo atrapaban. Je je.

Una risa nostálgica dejó escapar el joven Kamado, el recordar a su familia lo hacía ponerse así. Tomioka se mantuvo callado, sabía que Tanjiro estaba pasando por un momento difícil y él no sabía que hacer o que decir para mejorarle el ánimo, lo único que se le ocurrió fue mantenerse a su lado.

- Rokuta y Shigeru aceptaban el regalo con gusto, incluso se acercaban a ellas para que les pusieran la corona.

Tomioka solo asintió en señal de que estaba poniendo atención.

- Y por supuesto, mi mamá también aceptaba gustosa el regalo. Cuando mamá estaba feliz, nos hacia una cena estilo kanseki.

- Tu madre debió haber sido una gran cocinera.

- Si, su comida era la más deliciosa.

El tiempo pasaba sin que ambos volvieran a pronunciar palabra alguna, los minutos se convirtieron en horas hasta que la presencia del hambre se hizo presente. Habían caminado por días y comían lo suficiente para recuperar energías, y eso lo hacían ya que no tenían suficiente dinero para comprarse comidas de lujo.

Tomioka discretamente tocó una de las bolas de su pantalón y notó que ya no tenía dinero, se estaba regañando a si mismo por no ir a la finca del agua primero a recoger algo más de dinero, solo tenía lo que traía consigo en esos instantes y ahora ya se había acabado.

- Tanjiro.

Habló Tomioka y el joven giró levemente su cabeza para mirarlo.

- Iré a cazar algo para comer.

- Mejor voy yo, Tomioka san.

Tomioka puso una cara de duda a lo que Tanjiro respondió.

- Conozco mejor esta montaña que Tomioka san.

Tomioka asintió, no pudo rebatirle ese argumento por lo que se hizo a un lado y dejó que el joven Kamado caminara para agarrar un hacha y adentrarse al bosque. Tomioka pudo notar la cara desanimada de Tanjiro, pensó que era mejor acompañarlo, pero después lo desechó, Tanjiro debe tener su tiempo a solas.

Cuando Tanjiro se perdió entre los árboles, Tomioka pensaba que podía hacer mientras esperaba. Una pequeña corriente de aire hizo que la puerta de la casa de los Kamado se azotara con una ligera fuerza que hizo que Tomioka volteara hacia la casa.

- Creo que limpiaré el lugar.

Tomioka comenzó a adentrarse en el hogar de los Kamado y vio que todo el lugar tenía bastante suciedad, sería imposible limpiar todo antes de que Tanjiro regresara, por lo que decidió limpiar primero la cocina y después la sala principal, al fin y al cabo, no podrían comer en un lugar sucio.

Comenzó a buscar por la casa los utensilios de limpieza y cuando finalmente los encontró los llevó a la cocina, antes de comenzar a limpiar se quitó su haori, lo dobló y lo colocó sobre una mesa.

Al recogerse un poco las mangas de su uniforme de cazador, comenzó con la limpieza del lugar.

Tomioka no se había dado cuenta, pero había pasado un par de horas desde que comenzó a limpiar, ya había terminado con la cocina, pero la sala principal le estaba costando trabajo, ya que debajo de la tierra y polvo, había rastros de sangre.

Tomioka sabía por experiencia que limpiar la sangre era bastante complicado, la coagulación hace que sea difícil de limpiar. Aun así, Tomioka siguió limpiando hasta que escuchó la puerta de la entrada abrirse.

- ¿Tomioka san?

Tanjiro estaba sorprendido, no se esperaba que Tomioka limpiara el lugar mientras él no estaba, para Tanjiro, Tomioka era su invitado y su madre lo educó para ser un buen anfitrión.

- No tenía que hacer esto, por favor descanse, yo limpiaré luego.

- No te preocupes, Tanjiro.

Tomioka volvió la mirada hacía el pañuelo y lo metió a la cubeta de agua, al arrugar el pañuelo para quitarle el agua, esta estaba colorado de un rojo oscuro, Tanjiro notó eso y su rostro volvió a apagarse.

- Será mejor que vayas a la cocina.

Tomioka también se había percatado del color del agua, pero, sobre todo, del rostro del Kamado, era bastante obvio que la sangre le pertenecía a la familia del joven y lo mejor que pudo decirle era que se alejara del lugar.

- ...Si.

Con una voz apagada, Tanjiro se retiró de la sala para ir hacia la cocina. Al llegar, colocó el conejo sobre la mesa y su ánimo mejoró un poco al ver todo el lugar limpio. Nuevamente Tanjiro agradecía internamente que Tomioka estuviera ahí con él en estos momentos.

Tanjiro no era el mejor cocinero del mundo, pero haría su mejor esfuerzo para hacer un estofado de conejo decente para Tomioka, en esos momentos recordó cómo su madre preparaba el estofado, por lo que fue a buscar lo necesario para prepararlo.

El tiempo pasó y Tomioka al fin había terminado de limpiar la sala, veía orgulloso su trabajo mientras pasaba su antebrazo por su frente para limpiarse el sudor. El olor de carne siendo cocinado a fuego lento llamó su atención, por lo que se dirigió a la cocina y vio a Tanjiro preparando la cena.

- ¡Ah! Tomioka san, ya está listo el estofado.

- Bien.

Tomioka salió del lugar para limpiarse un poco antes de comer. Cuando ingresó de nuevo a la sala principal, observó como Tanjiro ya tenía listo los platos y la cena.

- Espero le guste.

Tanjiro le ofreció un plato caliente del estofado y después se sirvió para él. Tomioka notó que eso sería todo lo que comerían, no había arroz ni nada para acompañar, solo el estofado y agua.

Ambos comenzaron a comer y Tanjiro no pudo evitar fruncir el ceño un poco y colocar una cara extraña, por su parte, Tomioka cerró los ojos mientras comía.

- Lo siento Tomioka san, la cocina no es lo mío. No tiene por qué comerse el...

- Está bien.

Tomioka interrumpió al joven Kamado y siguió comiendo en silencio.

- Pero...

- Es comestible – Volvió a interrumpir Tomioka – Eso es más que suficiente.

Tanjiro asintió lentamente y volvió a comer de su estofado. Durante la comida no hubo intercambio de palabras, solo el sonido de los palillos y utensilios se escuchaba en el lugar.

Con algo de esfuerzo, Tanjiro logró terminar con su ración de comida, al levantar la mirada, vio que Tomioka seguía con los ojos cerrados y su plato ya estaba vacío. Tanjiro se sorprendió que Tomioka pidiera más del estofado y gracias a eso la olla estaba vacía.

Tomioka abrió los ojos y se dio cuenta de que Tanjiro lo estaba observando. Al ser descubierto, Tanjiro solo pudo sonreír ligeramente en señal de vergüenza y ambos soltaron un suspiro.

"Tenemos que hacer algo con la comida"

Los dos pensaron exactamente lo mismo, no podían seguir comiendo de esa manera, por lo que al menos uno de los dos debería aprender a cocinar decentemente.

"O conseguir dinero"

Como si estuvieran sincronizados, los dos hombres pensaban exactamente lo mismo. Tanjiro pensaba que si seguía con la venta del carbón podría conseguir algo de dinero para por lo menos ir a establecimientos de comida.

Por otro lado, Tomioka pensaba que podía hacer para conseguir dinero, podía usar sus habilidades de cazador para cuidar el pueblo, pero no podía simplemente llegar y decir que él los protegería.

La noche había llegado y Tanjiro había sacado un par de almohadas y unas cobijas, los futones estaban sucios y aunque los lavaran estos no se secarían a tiempo por el clima frio y oscuro. No tuvieron más opción que dormir en el suelo.

A la mañana siguiente ambos se levantaron un poco adoloridos, pero no tanto por estar acostumbrados al entrenamiento de los cazadores de demonios. Al alistarse nuevamente se quedaron callados al mirar la cocina, ¿Y ahora que desayunarían?

Ambos suspiraron al mismo tiempo y solo tomaron un poco de agua, decidieron ir al pueblo para ver sus opciones de trabajo y si se encontraran con alguna fruta silvestre estarían de suerte.

Al llegar al pueblo, todos los aldeanos reaccionaron al ver al joven Kamado vivo, todos creyeron que un animal salvaje lo había asesinado como al resto de su familia, pero al verlo vivo no dudaron en acercársele para preguntarle por su estado.

- Muchas gracias por su preocupación – Respondía Tanjiro – Él es Tomioka Giyuu, fue la persona que me rescato aquella vez.

- Un gusto.

Tomioka se limitó a responder eso, no hizo ninguna presentación o añadió algo ante las palabras de Tanjiro.

- Es bueno que Tanjiro kun tenga un amigo.

Una señora mayor le dijo esas palabras a Tomioka mientras le agradecía con una ligera reverencia. Tomioka solo asintió ya que no sabía que responderle.

Mientras los aldeanos preguntaban para saciar su curiosidad, el rugido de los estómagos de los dos ex cazadores hizo que la señora mayor los llevara a su hogar para darles algo de comer.

- No es necesario.

Tanjiro trataba de negarse, sin embargo, la señora insistía tanto que al final aceptaron. Tuvieron un desayuno sencillo, pero para los dos era un manjar.

- ¿Y qué piensan hacer a partir de ahora? – Preguntó la amable señora.

- Bueno, seguiré con el legado de mi familia y volveré a vender carbón – Respondió Tanjiro.

- Qué bueno, el invierno se acerca y estoy segura de que muchos te volverán a pedir una orden.

- Eso espero.

Mientras ellos dos hablaban, Tomioka seguía pensando en que podía hacer él. Su mirada estaba perdida y eso fue notado por la anfitriona de ese hogar.

- Tomioka san, ¿Usted va a ayudar a Tanjiro kun con el carbón o piensa irse del pueblo?

- ¿Eh? Bueno... Yo...

- Tomioka san me va a ayudar – Tanjiro salió a su rescate – Aunque también puede hacer otras cosas.

- ¿Otras cosas? – Preguntó la señora.

- ¡Si! – Tanjiro se veía emocionado – Tomioka san es la persona más fuerte que conozco, además de que es muy diestro con la espada, estoy seguro de que podrá hacer más cosas que solo hacer carbón.

- Tanjiro...

- ¡Oh, me alegro escuchar eso! – Dijo la señora.

- ¿Por qué? – Preguntó Tomioka.

- Últimamente han venido unos ladrones a robarnos lo poco que tenemos, además de que los animales silvestres se comen nuestro cultivo.

- ¿En serio? – Preguntó Tanjiro.

- Si, no sabes el coraje que tenemos, pero como nadie de aquí sabe pelear no podemos repeler a los ladrones ni a los animales. Quizás, si Tomioka san quiera, él podría protegernos, ¿Qué dice?

A Tomioka se le iluminó un poco el rostro porque eso encajaba perfectamente con lo que sabe hacer.

- Si – Respondió Tomioka.

- Bien, iré a hablar con el alcalde del pueblo, estoy segura de que aceptará sin objetar.

- Muchas gracias.

Tomioka bajó la cabeza en señal de agradecimiento y después de eso la plática se volvió más amable. Al terminar de desayunar, agradecieron a la amable señora y al salir de la casa, mucha gente los estaba esperando.

- Tanjiro kun, toma esto.

- Pero...

Muchas personas le estaban dando al dúo algo de comida, ropa y otras cosas. Nuevamente Tanjiro intentó negarse, pero tuvo que ceder ante la insistencia del pueblo.

Tomioka solo veía el buen trato que le dan a Tanjiro y solo pensó que se lo merecía por ser tan buena persona.

"Tú eres una buena persona Giyuu kun, estoy segura de que todos algún día lo sabrán"

Al recordar esas palabras, Tomioka levantó la mirada hacia el cielo y no pudo evitar decir un nombre.

- Kanae.

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