Ochenta y siete. Lesath
Querido Diario:
Fui una tonta. Por creer en las apariencias de la gente. Todos estaban esperando a que en la obra fallara. Y cuando quedé en ridiculos, todos rieron. No porque fuera gracioso. Rieron por la satisfacción.
Hoy, técnicamente Nathan ha tenido que empujarme hasta el salón. No quería entrar. No quería ver sus caras. Pero al final, las risas llegaron inevitablemente. Pero Nathan me defendió. No dejó que nadie se acercara mucho a mí. Y se lo agradezco.
Sin embargo, no importa cuanto luche. Ahora soy la atracción principal de este circo.
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