Noventa. Luyten

Querido Diario:

Dicen que el sábado cura todas las heridas. Hoy, Nathan ya podía estar fuera de la cama, sin embargo aun se veía algo enfermo. Estaba enojado conmigo. No me hablaba. No me miraba. Y sé que lo he decepcionado. Yo no soy así. Yo no me meto en peleas. Pero me he rebajado al nivel de Daisy, y eso ha sido peor.

Así que le pedí perdón a Nathan.  No debí pelearme con Daisy. No tengo por qué rebajarme a su nivel. Yo valgo mucho más que eso. Y eso es justo lo que me dijo Nathan antes de perdonarme. Cuando me perdonó, me sentí feliz. No me pelearé otra vez.

Sin embargo, sus labios parecían tener alguna especie de imán para ojos. Me quedé observándolos, y quedé hipnotizada... recordé cuando sus labios rozaron los míos, acariciándolos suavemente, como el toque de una pluma... Y ante el recuerdo, mi corazón se disparó con fuerza dentro de mi pecho, tanto que dolió.

El beso...


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