Ciento tres. Nash
Las vacaciones de verano comenzaron, y todos estaban emocionados. Menos Ariana. Ella no estaba emocionada. Estaba apagada, sin vida, y eso a Nathan le preocupó increíblemente. Desde que habían comenzado las vacaciones ella no salía de su cuarto, y casi no comía.
-No quiero comer, Nathan. -le respondió ella con la voz apagada cuando él le llevó algo de comer.
-Por favor, tienes que comer algo. Me preocupas.
-Déjame en paz.
Le había pedido disculpas innumerables veces. Por ignorarla, por desaparecer, por haber ido a ese bar y llegar lleno de chupones. Pero a ella le entraba por un oído y le salía por el otro.
Ella no quería nada.
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