Capítulo 15
Derek saludaba a todos afectuosamente como si en verdad los conociera, mientras estaba atento a cada persona allí presente. Debía concentrarse y agudizar sus sentidos, para detectar algún gesto de nerviosismo o incomodidad que alguien presentara frente a él, también debía observar a quien intentara mantenerse alejado o evitara cualquier contacto físico. Todos estos eran signos que un posible sospechoso mostraría.
Miró de reojo a Mana, quien se notaba incómoda por la multitud, y se maldijo a sí mismo por someterla a esa situación, pero era necesario si querían encontrar alguna pista en la fiesta. Cuando ella se acercó a su oído para decirle que iría a tomar una copa, supo que había llegado a su límite. La siguió con la mirada y vio cómo el hombre que le había presentado antes en la joyería, el tal Jason, le quitó dos copas de vino a un camarero y le ofreció una a ella.
Observaba con recelo cómo entablaron una conversación y se preguntaba de qué podrían estar hablando. Tal vez Mana lo consideraba alguien de quien podría obtener algún tipo de información útil o simplemente estaba siendo amable, de todas formas, le molestaba que ese tipo estuviera tan cerca de ella, y más sabiendo que tanto él como su esposa tienen un acuerdo que les permite acostarse con quienes les diera la gana, y Mana era técnicamente una mujer libre, para estar con quien quisiera.
—Es una mujer maravillosa ¿no lo crees? —Una conocida voz interrumpió los pensamientos de Derek.
—¿Te refieres a mi esposa? ¡Pues sí!, lo es, por eso me casé con ella —dijo volteandose hacia John.
—¿Tú esposa? —Soltó una risotada que desconcertó a Derek—. No niego que harían mucho mejor pareja, pero ambos sabemos que tú no eres quien está casado con ella.
—¿De qué estás hablando, tío? No te entiendo.
—¿Tío? Tú jamás me llamarías así, nunca me consideraste parte de la familia. ¿Por qué mejor no dejas los juegos y me dices por qué te estás haciendo pasar por tu hermano, Derek?
Derek intentó no reaccionar de ninguna manera que lo pusiera en evidencia, aunque en el fondo se sentía acorralado. John era un hombre muy inteligente y perspicaz, era el mejor amigo de la infancia de su padre y siempre estuvo presente en sus vidas.
No le sorprendió que se diera cuenta que él no era Dexter, siempre pudo identificarlos, incluso cuando de pequeños jugaban a vestirse iguales para confundir a los adultos, él siempre sabía quién era quién, a pesar de eso Derek siempre se negó a llamarlo tío como lo hacía su hermano, sobre todo después de que fuera él quien instó a Arthur a expandir la joyería de la familia, lo que contribuyó a la depresión de su madre y, eventualmente, a su repentina muerte. Pero ese no era el momento para rechazarlo, debía seguir sosteniendo la mentira de que era Dexter hasta el final.
—Tío, no sé qué mosca te ha picado, pero será mejor que no hagas esas bromas delante de papá, no creo que le parezcan divertidas.
—De acuerdo, supongo que este no es el momento; luego hablaremos.
—¿Se puede saber qué es lo que murmuran ustedes dos? —La voz grave e imponente de Arthur resonó en sus oídos mientras este se acercaba.
—Solo le comentaba a tu hijo lo bien que está saliendo la fiesta —le dijo John, volteandose hacia él con una sonrisa, olvidando por completo las acusaciones que hacía a Derek hace un momento—, nadie habla de nada más que no sea él y su elegante esposa.
—Sí, todo está saliendo de acuerdo al plan —dijo complacido.
Derek los ignoró y volvió a buscar a Mana con la mirada. Se desconcertó un poco al ver que ya no estaba hablando con Jason y en su lugar estaba su esposa, quien no se veía nada feliz. Continuó buscando y, cuando por fin dio con ella, se sorprendió al verla cruzando uno de los ventanales seguida por el supuesto investigador privado. Quiso disculparse con su padre y John para ir tras ellos, pero en ese momento se acercó uno de los fotógrafos de la revista que estaba cubriendo el evento.
—¿Me permiten unas fotos?
El chico delgado puso la cámara a la altura de su cabeza y los tres hombres adoptaron una pose natural, antes de que el flash se disparara. Derek quiso irse en cuanto tomaron la primera foto, pero el joven fotógrafo aún no estaba satisfecho, continuó instándolos a tomar diferentes posiciones para capturar las imágenes.
Luego de varias fotografías con los tres ejecutivos decidió que quería unas cuantas de padre e hijo; él se tensó en cuanto sintió el brazo de Arthur rodear su espalda, hasta que su mano se posó en su hombro izquierdo. No recordaba la última vez que su padre lo había tocado y mucho menos abrazado, ni siquiera estaba seguro de si alguna vez lo había hecho, antes de ese momento.
Por fin el fotógrafo estaba complacido y se alejó de ellos para continuar con los demás invitados. Derek aprovechó el momento para alejarse y seguir a Mana y Víctor. El hombre pasó por su lado dedicándole una sonrisa irónica que le incomodó bastante, pero decidió ignorarlo y continuar su camino hasta llegar con Mana, quien estaba parada en el angosto pasillo, con la mirada perdida y claramente perturbada.
—Mana, ¿estás bien?, ¿qué pasó?, ¿qué quería ese sujeto?
—De... ¡Derek! —Ella reaccionó al verlo y se abrazó a él con urgencia.
Derek no pudo más que rodearla con sus brazos, al tiempo que su dulce aroma lo envolvía. La sentía tan suave y delicada que trataba de no apretarla muy fuerte, por temor a romperla como si fuera una muñeca de porcelana, lentamente ella empezó a deslizar las manos desde su espalda hasta colocarlas sobre su pecho, y levantó su cabeza para mirarlo a los ojos.
—Dime qué fue lo que te dijo —le insistió.
—Dijo que él y Arthur están seguros de que Dexter fue quien metió piedras preciosas falsas a la joyería. —Empezó a relatar—. Me mostró una foto de él hablando con un supuesto falsificador llamado August Murphy, era un hombre pelirrojo que nunca había visto antes, ¡pero no es cierto! —Cerró los puños sobre el pecho de Derek y él notó que una lágrima brotaba de su ojo izquierdo—. Dexter jamás haría algo así, debes creerme, alguien intenta incriminarlo.
—Te creo —dijo retirando la lágrima con sus dedos, y la vio luchar para que más no continuaran saliendo—. Te prometo que limpiaremos el nombre de mi hermano y descubriremos la verdad detrás de todo esto. —Envolvió sus pequeños puños con sus manos y la miró directamente a los ojos—. Y te prometo que el culpable de todo esto pagará cada lágrima que has derramado.
—Derek...
La forma en que ella susurró su nombre evocó en él, pensamientos y deseos que se prometió no albergaría por la viuda de su hermano, sin importar cuáles fueron las circunstancias de ese matrimonio, pero en ese momento nada le importaba, estaba perdido en sus ojos verdes, hechizado por su perfume y totalmente embriagado por la emoción de tenerla a su lado.
Sin pensarlo ni un segundo agachó levemente su cabeza hasta alcanzar los labios de Mana y comenzó a besarlos despacio, disfrutando su sabor; ella comenzó a responder poco a poco, abriendo lentamente su boca, acto que Derek tomó como una invitación para adentrar su lengua en ella. Sentía como si el tiempo se hubiera detenido, no podía escuchar el ruido de la música, ni los murmullos de las personas en la fiesta; solo podía escuchar la respiración agitada de Mana y los latidos de su propio corazón. Soltó sus manos para rodear su estrecha cintura y ella entrelazó sus brazos alrededor de su cuello, mientras se besaban cada vez con más pasión y desenfreno.
En ese momento un extraño sonido captó la atención de Derek, haciendo explotar la burbuja que los mantenía aislados del resto de mortales y, devolviendo con ello, el bullicio del lugar en el que se encontraban. Derek abrió los ojos y divisó a varios metros de distancia una sombra que rápidamente se perdió entre la oscuridad del jardín. Sin decir nada se separó bruscamente de Mana y dio un salto hasta caer sobre el césped, empezó a correr hacia donde vio que lo hizo la silueta y no paró, a pesar de no poder ver nada por la oscuridad en la que estaba sumida esa parte del jardín; estaba seguro quien quiera que fuera, los estaba observando a él y a Mana.
Tuvo que detenerse para tomar un poco de aire y tratar de escuchar algún nuevo sonido que lo guiara, se concentró tanto en esta labor que no pudo percibir cuando alguien se acercó a él por detrás, silenciosamente y lo golpeó en la cabeza con un grueso pedazo de madera para leña, haciendo que Derek cayera al suelo estrepitosamente sin poder moverse. El misterioso atacante salió huyendo al escuchar los gritos de Mana.
Víctor notó como algunas personas se habían retirado de la fiesta mucho más temprano de lo que el protocolo les permitía. El matrimonió Hootman por ejemplo, quienes no parecía estar muy felices después de que Mana los dejara solos y decidieron marcharse debido a una supuesta jaqueca que aquejaba a la señora Caitlin; por otro lado el señor John Thomson había desaparecido de la estancia desde hacía un rato. Esto tal vez no significaba nada, sin embargo, su trabajo como investigador era mantener los ojos abiertos y no dejar escapar ni el más mínimo detalle, por muy insignificante que pareciera.
Mana lloraba desconsoladamente sin saber qué hacer. Derek estaba tirado en el césped ensangrentado y completamente inmóvil; ella gritaba su nombre, pero él no respondía y empezaba a temer lo peor.
No entendía que pudo haber pasado. De repente él se separó de ella y corrió hacia el jardín como si estuviera persiguiendo a alguien, Mana fue tras suyo, aunque fue imposible seguirle el paso, y cuando por fin lo alcanzó estaba en ese estado. Tuvo miedo de moverlo y empeorar la situación, pero no podía quedarse de brazos cruzados y dejarlo morir; lo único que se le ocurrió en ese momento fue tomar su teléfono y marcar uno de los números guardados en sus contactos.
—Hola, Mana ¿Dónde rayos están metidos? —espetó su suegro del otro lado del teléfono.
—¡Arthur! De... De...
—Mana...
Ella bajó el móvil al escuchar la atrofiada voz de Derek decir su nombre y se arrastró por el suelo, sin importarle si arruinaba su vestido, hasta llegar a su lado.
Derek, ¿estás bien? ¿Qué pasó? —preguntaba desesperada, sus palabras apenas eran entendibles.
Alguien me atacó —contestó a su pregunta con la voz quebrada por el dolor.
—¿Mana? ¡Mana! ¿Qué diablos está pasando? —Mana olvidó por un segundo que Arthur aún estaba en el teléfono.
—Arthur, lo siento. Dexter, fue... —Miró como Derek negaba con la cabeza con dificultad, indicándole que no le contara lo que había pasado en realidad—. Tuvimos un accidente en el jardín; nos perdimos y Dexter se tropezó. —Mintió.
Estaba segura de que Arthur tenía más preguntas, pero ella no tenía tiempo para responderlas. Colgó el teléfono rápidamente y fue a ayudar a Derek, quien estaba intentando levantarse. Puso su brazo alrededor de su cuello para que pudiera apoyarse en ella y, de esa forma pudo incorporarse; lentamente comenzaron a avanzar hacia la casa. Mana quería saber qué había pasado exactamente, ¿por qué salió corriendo?, ¿quién lo atacó?, pero él estaba herido y había perdido mucha sangre, no era el momento para interrogarlo.
Cuando por fin llegaron a la mansión Mcfale, decidieron entrar por la puerta de la cocina; allí, entre los asustados empleados, Mana busco toallas y las humedeció para limpiar la sangre de su cabeza. En eso estaba, cuando Arthur entró totalmente enfurecido.
—¿Qué diablos fue lo que pasó? —exclamó al ver la escena.
—Fue un accidente padre —dijo Derek desde el asiento.
—¿Cómo que un accidente? ¡Maldita sea, estás sangrando!
Mana pudo notar que Arthur estaba verdaderamente preocupado por su hijo, era la primera vez que lo veía así. Continuó haciendo presión en la herida, mientras su suegro mandó a buscar a Nicholas Richardson, viejo amigo suyo que estaba presente en la fiesta y que, además, era doctor, exigiendo total discreción a su emisario. Luego de que le administrara los primeros auxilios y alabara a Mana por sus toscos, pero efectivos, esfuerzos para detener la hemorragia, fueron enviados al hospital con el chofer privado de Arthur, pues no quería llamar más la atención con una ambulancia, para tener un chequeo de daños mucho más completo y preciso.
Mientras se iban, Víctor quien estuvo todo el tiempo con Arthur, estaba seguro de que la pareja estaba mintiendo y quería descubrir qué fue lo que en realidad pasó. Para eso decidió hacer un recorrido por el jardín, el cual era inmenso y estaba muy oscuro, a pesar de contar con una linterna. Después de caminar por un largo rato detectó un trozo de tronco para leña que estaba en el suelo, muy lejos de la pila que había visto antes; lo recogió y lo observó minuciosamente, no se sorprendió cuando vio la sangre impregnada en la madera, pues solo confirmaba lo que ya se había imaginado; Dexter fue atacado por alguien.
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