Luna Nueva


Después de una larga jornada de trabajo, Shinji notó que tenía un mensaje de voz de su hermana Rei, a pesar de que el muchacho no estaba del todo enojado con su hermana mayor pues ella no era responsable de la situación que pasó en la Villa de los Ikari sabía que ésta le pediría que hablase con su madre. Algo de lo que Shinji no quería ni hacer o pensar, quizás los primeros días tenía el sentimiento de: "Ya lo haré más tarde" pero ese significado de "tarde" se estaba convirtiendo en meses y muy probablemente, si seguía igual, serían  años. El joven antes de ponerse a trabajar en la cocina y sin que nadie se percatara escuchó el mensaje.

Hola Shinji, soy yo otra vez. Por favor, considerarías el verme a mí. No te hablé para decirte que regreses a casa o que te contactes con mamá,  pero si quisiera que nos viéramos. Tú dime cuándo, sabes que puedo hacer un hueco en mi   agenda. Responde, si quieres que agendemos un día. Por favor, llámame. Te quiero. 

Shinji dio un suspiro ante el mensaje de su hermana, la verdad es que no tenía ni idea de qué hacer. Aunque con Rei si estaba dispuesto a tener un diálogo,  pues a pesar de todo ellos dos eran hermanos, sin importar qué. No obstante, algo dentro de él sabía que Rei  mentía de cierta forma le diría que hablase con su madre. Sin más, el joven guardó su celular en su mochila y se puso el uniforme sobre su ropa de civil  para comenzar a fregar los pisos. La cocina estaba hecha un asco, y necesitaba darle una buena limpiada antes de que Genta, Miyu y Daisuke arribaran a la cocina. Sin más Shinji comenzó a trapear. Quizás esto lo distraería un poco del mensaje de Rei o tal vez también del nuevo Clon de Kaworu Nagisa. A pesar de que inicialmente la relación entre los dos había sido tensa, la verdad es que entre ellos poco a poco las asperezas se iban disminuyendo a paso de tortura. Esto debido a que Shinji no estaba seguro de si realmente Karl era verdaderamente Kaworu y todo lo que hacía era otra de sus bromas macabras. 

Lo que no sabía es que lejos de la cocina,  Ryoji Kaji estaba escuchando el mensaje que la hermana de Shinji le había dejado. El joven a su vez estaba preocupado por su amigo, tal vez, lo mejor era invitarlo a una reunión. El muchacho sabía que su primo estaba dando una apertura de un nuevo Hospital quizás llevar a Shinji a ese lugar era lo mejor. Se lo iba a proponer tal vez el ir le ayudase a Shinji a estar un poco mejor. 

-Hola, Shinji. Buenos días.

-A Ryoji-kun. Buenos días. 

El joven se puso también el uniforme sobre su ropa para comenzar a hacer el inventario de todo lo que había en la cocina. Anotando todo lo que les faltaba en la cocina y cuántos productos había en la enorme alacena,  para encárgaselo a los muchachos que iban al supermercado. 

-¿tienes problemas otra vez con tu hermana? preguntó.

-Sí. Quiere que nos veamos. Respondió Shinji sin dejar de trapear la cocina. 

-¿irás a verla? 

-No lo sé, Ryoji-Kun. Me dirá que necesito hablar con mi madre. Y ahorita no estoy de humor para verla -Bufó Shinji, quitándose una gota de sudor.

-Pero tarde o temprano tendrás que hablar con ella. 

Shinji sabía que Ryoji tenía razón, no podía seguir evadiendo a su madre por mucho tiempo. Quizás Yui había cometido errores fatales con él, pero ella a diferencia de su padre,  había velado mucho por sus dos hijos. A quienes Yui considerablemente adoraba más que a nadie en este mundo. 

Tratando de cambiar de tema,  Ryoji decidió discutir mejor el tema de aquel hombre peli-plateado.

-Oye. Dime ¿Cómo te fue con aquel muchacho? preguntó. 

-!ehh! Pues creo que bien. Dijo Shinji. -Es bastante agradable. 

Shinji hubiese querido decir más pero en eso apareció Genta con su característico malhumor para empezar a darle ordenes.  

-Ikari-kun. Se derramó café en la mesa tres en la sala común. Ve a limpiarla.

-Sí, señor. Masculló Shinji. 

Shinji se apresuró a ir a limpiar la mesa tomando un paño para comenzar a limpiarla. No había muchas personas solo un par de personajes discutiendo, más dos chicas  a unas cuantas meses que conversaban animadamente. Por otra parte, el sonido del piano a distancia se hacía presente. Era sin duda relajante, Shinji reconoció que gracias a esto es que pudo realizar de manera eficiente su trabajo, retirando el mantel sin que ningún plato ni vaso cayera al suelo. Cuando terminó de llevarse el mantel sucio y limpiar la mesa desnuda, Shinji formuló un suave "Qué tenga buen día" ante los dos hombres que estaban en aquella mesa, para después marcharse. 

Se hubiese quedado más tiempo para saber quién era la persona que estaba tocando el piano, pero el joven Ikari reconocía que debía ocuparse primero de sus asuntos antes que en otra cosa. Al llegar a la cocina, Shinji puso el mantel en el deposito de limpieza. Al parecer Genta ya había estaba dándole ordenes en la cocina.  Al verlo, éste  le dijo a Shinji algo enojado.

-No te quedes allí. La señorita Makinami quiere que le lleve tres  porciones de pastel y un par de tés para ella y sus invitados. 

-Pero eso es el trabajo de Hiro o Naoki. Repuso Shinji. -Todavía tenía que terminar de trapear la cocina-. 

Genta dio una sonrisa bastante desagradable. 

-No los veo en ninguna parte. Así que apresurarte. A la señorita Makinami no le gusta que la hagan esperar. 

Shinji hizo un gran esfuerzo para no soltar un bufido. De todas maneras era bastante extraño que se organizara un té a las 9:30 de la mañana. Generalmente aquellos tés estilo inglés solían hacerse en la tarde no en la mañana, sin duda la señorita Makinamki era una tipa rara. Sin más, Shinji preparó el carrito de comida para subir a la suit lujosa del hotel, reservada para los huéspedes más ricos y privilegiados. Cuando Shinji llegó a la suit dio un golpe a la puerta blanca anunciando su presencia. 

-Servicio al cuarto.

-!ahh! pasa. Respondió la voz de una mujer joven.

Shinji abrió la puerta, el chico esperaba ver a varias mujeres discutiendo, pero la verdad es que solo habían tres personas. Dos mujeres y... 

-Karl. Masculló el joven.

El aludido volteo a mirar al joven sonriéndole de oreja a oreja. En una actitud bastante amigable.

-!Ahh! Shinji-kun. ¿Qué tal ? 

-Bien..

-!Ahh! ¿Se conocen? preguntó la chica con lentes. 

-Algo así. Pero ven. Dijo Karl.-Déjame presentarte. 

Shinji accedió a la petición de Karl, se alejó un poco de la mesa para acercarse al joven que lo introducía a esas dos jóvenes mujeres. Karl contento con la llegada del chico dijo. 

-Shinji-kun. Ella es mi hermana Mari y su prometida Astrid. 

Las dos chicas se pararon para saludar al chico. Shinji se sorprendió pues la prometida de Mari guardaba mucha similitud con su ex amiga, Asuka, las dos eran pelirrojas de una belleza descomunal y los mismos ojos azules. Shinji por temor e instinto,  se hizo para atrás para gran consternación de la chica.

-¿te ocurre algo? preguntó.

-!Ahh! No, nada. Disculpa. Mucho gusto.

-El gusto es nuestro. Dijo Mari.-Pero ven siéntate. 

-No, no puedo, señorita. Estoy trabajando. Masculló Shinji.

La joven simplemente dio una sonrisa y le dijo.

-Ven, vamos. Siéntate. Le animó Karl.

-Pero Karl. Estoy en el trabajo no puedo..

Karl sonrió y miró a su hermana quien seguía con los ojos puestos en el muchacho. El peli-blanco se puso a su lado y le dijo.

-Ja. ja. Debes disculpar a Shinji, es algo tímido. Yo hablaré con tu supervisor. -Pero ven.

-Sí, vamos. Shinji-kun. El pastel de frutas está delicioso.  Dijo Astrid.

Shinji estaba un poco sorprendido, la actitud de la prometida de Mari era completamente opuesta a la de esa maldita de Asuka que lo humilló. Sin más el joven se sentó, mientras que Karl le cedía su porción del postre. Shinji estaba sorprendido.

-No. no, no es necesario. Es tuyo.

-Te lo regalo. A mí no me gusta tanto el dulce. Si lo pedí fue porque Mari me obligó. Dijo en un susurro a Shinji.

-Te oí. Se quejó Mari. 

Shinji estaba un tanto nervioso pues probablemente Genta o algún otro superior entraría por la puerta a reclamarle sobre por qué no estaba trabajando y porque se estaba comiendo el pastel de los huéspedes. Sin embargo, la calma de Karl y aquella sonrisa deslumbrante asegurándole que todo estaría bien, le cambiaron la perspectiva a Shinji. A pesar de que él, todavía mostraba cierto recelo de la prometida de Mari. "Mierda, por qué las dos personas que me hicieron la vida imposible tienen que tener clones" pensó para sí el muchacho. A pesar de eso, a medida que la platica se hacía mas fluía, Shinji se relajó bastante. E incluso se burló de algunos de los chistes que la hermana de Karl contaba. 

-Y dime, Shinji. ¿vives por aquí cerca? preguntó Mari. 

-Algo, solo a un par de cuadras. Respondió Shinji. 

-Eso es estupendo. Te puedes ir al trabajo caminando.

Shinji dio una tímida sonrisa, recordando que había dejado atrás su bicicleta y no pudo recuperarla. Distraídamente le dio un mordisco a la tarta de frutas que tenía enfrente. Shinji sonrió la tarta sabía deliciosa, tenía un gran sabor. Sabía que esto debía ser obra de Nozomu, quien se encargaba de los postres en la cocina. Inevitablemente,  Shinji recordó a su madre, y le dio cierta tristeza. Generalmente, en los cumpleaños de sus hijos, Yui les cocinaba a cada uno un pastel al gusto de cada uno. Y los siguió haciendo a pesar de que sus niños ya no fueran tal sino jóvenes adultos.  Shinji soltó un suspiro a quién engañaba si extrañaba a su madre. 

-Shinji-kun ¿estás bien? 

-Sí solo recordé algo. Confesó Shinji en baja voz. 

Karl solo pudo asentir, la verdad es que Shinji la estaba pasando bastante bien compañía de el peli-blanco su hermana y la prometida de ésta. Algo que notó Shinji eran las diferencias físicas de ambos hermanos Makinami, ellos no parecían compartir ningún tipo de rasgos faciales. Al chico  Ikari a menudo le decían que se parecía bastante a su madre en el contorno de los ojos mientras que, según, Rei, él era muy parecido a su padre. Mientras que Rei era prácticamente un clon de su progenitora. Lo que confirmaba que los dos eran hermanos hijos de sus padres. Pero en este caso, Karl y Mari no compartían nada. Eran como si fuesen más amigos que parientes.  

Cuando terminó la reunión Shinji y Karl caminaron pegados, Shinji miraba al suelo un tanto incómodo mientras que Karl tenía una mano en el bolsillo. 

-Tu hermana es muy simpática.

-Es la mejor. afirmó Karl con orgullo. 

Shinji abrió la boca para aclarar la duda que tenía con respecto a ellos pero calló en seguida, quién sabe cómo lo tomaría Karl. No obstante, el albino lo miró con sus ojos tiernos y le dijo.

-¿Querías decirme algo? preguntó.

-Bueno.-Es que sé que no es asunto mío. Pero.. Quería preguntarte algo. 

-No tengas miedo. Puedes preguntarme lo que sea. 

-Es que.. Tú y Mari no parecen parientes. A decir verdad. 

-!Oh! Repuso Karl. -No somos hermanos consanguíneos. Los Illustrious me adoptaron. 

-!oh! Entiendo.-Emm, ¿Qué les ocurrió a tus padres? 

-Murieron hace mucho tiempo. Dijo Karl echando un suspiro. 

-!Vaya! Lo lamento. 

-No es problema. No los conocí. 

La voz de Karl intentó sonar calmada y aterciopelada, pero Shinji notó que había algo de melancolía en ella. Como si Karl viese con gran triesteza el no saber quiénes habían sido sus padres. Debía ser muy duro para Karl no conservar ningún recuerdo de sus progenitores. Cómo es que se podía vivir con eso, no saber tus orígenes.  Shinji le puso una mano en el hombro a su amigo , se arriesgaría, sin importar que fuese Kaworu.  Por  un momento, a Shinji le pareció que su nuevo amigo mostraba una tristeza verdaderamente genuina. Karl y él se miraron unos instantes, el primero le sonrió a un Shinji que tenía las mejillas rojas. El chico Ikari estuvo apunto de decir algo pero en eso.

-!IKARI! Gritó una voz. 

Los dos jóvenes voltearon a ver a Genta que se apresuraba malhumorado al pasillo. 

-¿Dónde carajos estabas? Exigió él.

-Genta-san.. Yo...

-¿Lo molestó este chico, señor Illustrious? inquirió él.

-En lo absoluto yo le pedí que me acompañara. 

-Señor mío. No debe ser tan condescendiente con la servidumbre del hotel. 

-Shinji es amigo mío. Así que no le veo problema. Si lo distraje de sus actividades yo asumiré todo la culpa. 

Genta estaba que echaba chispas. Miró a Shinji que lo miraba tímidamente con la mirada hacia abajo. Genta odiaba esa expresión.  Ya se las cobraría con Shinji después, por ahora no debía perder la compostura con un huésped tan importante del hotel.

-Será como usted diga, señor Illustrious. 

Genta se marchó. Dejando a los dos chicos en medio del pasillo. Shinji le dio una sonrisa de gran amabilidad al peli-blanco. 

-Muchas gracias. Dijo él. 

-No es nada. 

Shinji realizó el trabajo de forma rápida, afortunadamente, Genta no lo molestó el resto de la tarde. En buena tarde, el director del hotel, tuvo a bien llamar a los empleados, pues hoy era día de paga. Shinji había visto esto con gran suerte, podía pagar poco a poco los meses de renta que todavía debía. Su sueldo no era suficiente y a veces atrasaba con los pagos por lo que Shinji si bien le daban el dinero por su trabajo utilizaba la mitad para pagar la renta, el resto en comprar condimentos. Luego contemplaba lo que faltaba con el casero. Cuando le llegó el turno de que le diesen el sobre, Shinji se acercó a la mesa del director. Un hombre de pelo negro y bigote de porte bastante serio, sin voltear a mirarlo, el acaudalado sujeto le dio el sobre, Shinji lo tomó. Al momento de salir de la oficina, Shinji pudo contemplar a algunos de sus compañeros hablando de lo dichoso que era el día de paga, y lo que harían con el dinero.  El joven entonces sacó el sobre pero se dio cuenta de que era menos que el resto de sus compañeros. ¿por qué ? Se preguntó Shinji, consternado. Por su parte, Ryoji también lo vio. 

-Shinji ¿estás bien? 

-No. Me dieron menos que al resto. No me va alcanzar a pagar los meses de renta que debo.

-Debe haber un error. Dijo Ryoji. 

Shinji sentía que se le venía el mundo encima. Sin más cuando todos los empleados recibieron su pago, el joven tocó la puerta del director del hotel. 

-Adelante. 

-Miyazaki-san. 

-¿Qué quieres, Ikari? Estoy ocupado. -Dijo el hombre sin voltear a mirarlo revisando los papeles.-

-Señor hubo un error me dio menos. 

-!Oh! Eso. Te desconté algo. 

-¿Qué, pero por qué? inquirió.

-Genta me dijo que molestaste a los hermanos Makinami. 

-¿Qué? Eso no es cierto. Repuso Shinji. 

-Sabes muy bien de nuestras políticas, jovencito.  Ahora vete, estoy ocupado.

Shinji quiso protestar, él nunca había molestado a los hermanos Illustrious, era un tonto debía haber rechazado aquella invitación. Por qué rayos no lo hizo. Quizás la ilusión de sentirse querido aunque fuese un instante era algo que seguía dentro de él. El joven simplemente se alejó de ese lugar. Mientras se sentaba en las escaleras de mármol con alfombra roja. Ryoji se acercó a Shinji. El chico se puso sobre sus rodillas tratando de ocultar sus lágrimas. 

-!Ahh! Aquí estás. 

Ryoji se puso al lado de su amigo mientras pasaba una mano sobre su espalda, Shinji no podía mirarlo. 

-Puedo darte algo de lo mío para ayudarte a completar lo que te falta.

-No. No hagas eso, Ryoji. Todavía tienes que darle de comer a tu madre y a tus hermanas. 

-!eyy! Ya me las arreglaré. 

-No. No voy a perjudicarte por un error que yo cometí. 

Karl por otro lado, caminaba por el pasillo. Bastante feliz, por fin, había logrado de que Shinji se abriera con él aunque fuese un poco. Mari le había comentado que él y Shinji hacían bonita pareja juntos. Al llegar a las escaleras se dio cuenta de que allí estaba Shinji en ellas con su amigo. Sin pensarlo, el joven deseaba saludarlo pero de inmediato se resistió de hacerlo, y se escondió en el pasillo.  

-No debí aceptar esa invitación. Fui un tonto. 

-Shinji. Ya sabes que Genta es un hijo de puta. 

-Lo sé. Pero si no pago la renta me van a desalojar. Y no quiero tener que hablarle a mi madre. 

Karl se alejó del sitio de manera en que ese sujeto llamado Genta había perjudicado a Shinji. No lo permitiría se dijo, nadie haría sufrir a Shinji. 

En las noches de Luna Nueva generalmente el frío se hacía más presente con cierta neblina. Eran unas noches preciosas que quizás representaban esperanza o quizás estaban bañadas de cierto misticismo. El gerente de la cocina salía del hotel acompañado de ciertos amigos quienes iban a un bar de mala muerte. 

-Ja. ja. Aquí que celebrar. Que pusiste en su lugar al afeminado de Shinji. Le celebró uno.

-Je. je. La verdad que se lo merecía. Ya es bastante malo, tener a hombres como Ikari conviviendo con nosotros. Se enorgulleció Genta.. 

-No es tan malo. Sus rasgos son algo delicados y suaves  para ser masculinos. Podríamos disfrazarlo de chica mientras le hacemos cosas. Comentó otro. 

-No es una mala idea. Dijo Genta.

De hecho a Genta le producía cierta excitación y morbo, el ver al susodicho Ikari en la posición más humillante completamente a su mereced, con lágrimas en los ojos, sollozando como la mariposita que era. 

Al llegar al bar,  Genta y sus dos amigos comenzaron a coquetear y tontear con un grupo de mujeres norteamericanas a las que les ofrecían darles una guía turística. Genta habría hablado con la rubia de nombre de Justine, de no ser porque una voz familiar le habló. 

-Vaya, Genta-san. Un gusto. 

El hombre se volteo cuando contempló al señor Illustrious aparecer casualmente con su gesto usual relajado, tomando un vaso de whisky. 

-Señor Illustrious qué hace aquí. 

-Vengo aquí con frecuencia. ¿Y usted, qué tal ? 

-¿Yo-?

El hombre miró a sus amigos hablando con las jóvenes norteamericanas que se reían con sus amigos mientras tomaban. Por su parte, Karl le dio una sonrisa.

-No le recomiendo que hable con extranjeras. -Las americanas pueden ser lobas si no se es precavido. 

-¿bromea verdad? Está usted muy paranoico. 

Karl solo dio una media sonrisa, mientras bebía algo de alcohol.  Genta lo miró de reojo a decir verdad el señor Illustrious tenía un porte bastante atractivo así como elegante, piel pálida, cabellera gris, y unos extraños ojos rojos. Genta dejó atrás esos pensamientos: "Para nada me atraen hombres",  si solo estaba hablando con ese sujeto era por pura cortesía en cuanto se fuera hablaría con esa chica llamada Justine. Sin embargo, la conversación fluyó a otro lado, pues el joven peli-gris se tomó un sorbo mientras depositaba el dinero al mismo tiempo que entretenía al gerente con sus palabras como si de un encantador de serpientes se tratase. Karl no tenía intenciones de irse de aquel lugar. 

-Luce nervioso. Objetó Karl.

-No para nada. 

-Si quiere yo le puedo dar mejor diversión que esa muchacha. 

-¿Qué de qué habla? inquirió. Genta. 

-Digamos que tengo mis métodos.  Acompáñeme. 

Genta no estaba seguro pero por otra lado, si rechazar la proposición de aquel joven. Sin embargo, terminó cediendo en parte porque no deseaba que el Karl Illustrious tuviese una mala impresión de él, y también porque algo tenía ese muchacho que lo invitaba a seguir adelante. Sin más. Genta se alejó de sus amigos y siguió a Karl, éste lo guio hacia un callejón oscuro. Genta esperaba que Karl se acercara a él para besarlo pero en su lugar, el joven lo miró con pose relajada. El gerente de la cocina esperaba que se acercara pero en su lugar Karl no se movió de su lugar. Leyendo su gesto, Karl torció la boca en una sonrisa bastante sádica. 

-¿Qué estaba pensando que lo besara? inquirió Karl

-¿Cómo cree señor? Yo jamás.. 

-Sí, lo entiendo. Eso sería perjudicial para usted. Sobre todo a su reputación.

-¿De qué está hablando?

-No lo sé. Pero en los años que estudié en Harvard en la licenciatura de psicología, una de mis maestras nos dijo: "las personas tienden a despreciar aquellos quienes le recuerdan lo peor de sí mismos "  

-¿De qué está hablando? 

-Tenerle maña a un muchacho que no le ha hecho nada. Y además de bajarle el sueldo. ¿por qué? ¿Será que lo odia porque le recuerda algo horrible de usted mismo?

-Se equivoca. Las políticas de nuestro hotel.

-¿Será por eso que quería que lo besara? preguntó Karl. Ignorando su argumento.

Los ojos del chico comenzaron a cobrar un matiz oscuro y maléfico que combinado con la Luna Nueva  hacía que su figura más cercana a la de un demonio. Genta estaba paralizado de miedo, Karl lo sostenía con la mirada no dejándolo ir ni un solo momento. 

-Yo no.. 

-Pobre de Justine. Con qué cara la puede mirar, si usted se la vive engañándose a sí mismo. Y con qué cara puede mirar a sus amigos jactándose de ser recto. 

Genta estaba por tropezar con gran temor, se  habría caído de no ser por los botes de basura. Karl para rematar se acercó con pasos seductores hacia él mientras que lo agarraba de la camisa y le susurraba al oído. 

-No todos los lobos se esconden bajo la piel de una mujer. 










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