En tu mirar, no llores más


Shinji y Karl habían pasado un fin de semana en un pequeño chalet que tenían los padres del primero, el muchacho estaba fascinado con lo que veía, este chalet se encontraba en medio del bosque con una gran vista, una piscina. Shinji jamás había estado en un lugar más lujosa, pero a la vez que inspirar tanta calma. Karl por otra parte estaba más que fascinado el tener aquel chico con él, prometería hacerlo feliz y protegerlo. Ya lo había hecho con las personas del hotel que habían querido hacerle daño a Shinji. Karl sentía que Shinji se merecía lo mejor del mundo, y necesitaba ser protegido.  Aunque el chico todavía no le había dicho gran cosa, Karl podía intuir que Shinji ya había sufrido bastante. Y lo que menos necesitaba ahora es que lo siguieran molestando. 

Por otra parte, Shinji le preparó a Karl una maravillosa comida, y los dos se sentaron a comer, aunque Shinji seguía un poco reacio, pues si bien era cierto que Karl no era Kaworu, el hecho es que él se parecía demasiado a él. El parecido era extraordinario, era casi como si fuesen dos gotas de lluvia. A pesar de que, viéndolo desde una perspectiva más fría, los ojos de Karl mostraban cierta calidez, ahora que lo pensaba ¿Kaworu llegó a mostrar calidez alguna vez? La verdad es que no lo recordaba mucho. Mientras más lejano fuese el recuerdo de Kaworu era mejor para Shinji. Kaworu, Asuka y el desprecio de su padre, eran las cosas que Shinji anhelaba con toda su alma el querer olvidar. Lo que Shinji quería era ya no sufrir más, si quería enamorarse de un chico, pero no deseaba que al abrir el corazón volviese a salir lastimado. Por otra parte, Karl se mostró verdaderamente servicial con una sonrisa suave y comprensiva. El chico tomó su mano y le dijo.

-Espero que este disfrutando de esto.

-La verdad sí, es decir. No sabía lo del chalet.

-Solía venir aquí con mis padres los veranos. Junto con mi hermana. 

Shinji por otra parte pensaba en lo afortunado que había sido Karl al ser adoptado por los Illustorius, pero por otra parte, todavía mostraba ciertas dudas, ¿por qué Karl guardaba un enorme parecido con Kaworu, sería que ellos dos tenían algo en común? A pesar de que Karl había dicho que no recordaba a sus padres biológicos en algún momento debió haber sentido curiosidad de conocer a su familia biológica, solo para saber cómo eran. 

-Oye, este.. quisiera preguntarte algo.

-Desde luego, tú puedes preguntarme lo que sea.

-¿No deseabas conocer qué fue de tu familia biológica? 

-Mi familia biológica. Karl suspiró.-No tengo mucha memoria de ellos, yo fui un simple niño huérfano. Según lo que me han contado mis padres adoptivos es que ellos me encontraron en una casa hogar. Allí, bueno, tenían nodrizas, de esa manera pude sobrevivir. 

-¿Qué? ¿te separaron de tu madre? ¿A penas nacer? 


-Así parece. La pareja que me dejó en el orfanato explicó, que mi madre fue una chica adolescente que no estaba bien de la cabeza. 

-¿la pareja? inquirió. 

Karl solo asintió con una sonrisa. Shinji encontró esto muy extraño. Mostrando cierta curiosidad le preguntó a Karl.

-¿Sabes si tu madre tuvo otro bebé? 

-!mmm! No que yo sepa, Shinji. Pero por qué me preguntas todo esto. 

Shinji solo se encogió de hombros, en realidad deseaba saber la relación que podría tener Karl y Kaworu, el chico también se preguntaba si cabía la posibilidad de que Kaworu supiese la existencia de Karl. 

-No hablemos más de eso. Le dijo. 

-Si tienes razón.

"Tiene que ser una coincidencia" solo eso, se dijo Shinji, quizás había una infinita posibilidad de que hubiese una persona muy idéntica a otra en el mundo, no por ello tenían que compartir lazos de sangre. Para su sorpresa, Karl verdaderamente le gustó mucho la comida que su compañero había hecho. 

Cuando los dos hubiesen terminado de comer, los dos se dirigieron afuera para apreciar mejor la vista en el hermoso bosque, con las montañas alrededor, un aire bastante fresco. Por momentos a Shinji le hacía pensar de vuelta a Shirakawa, en esa casona donde había estado la abuela. El chico se maldijo por el debajo, ya no debería pensar en ese horrible lugar, y por ende en él, pero por qué ahora sus memorias acerca de ese lugar y de Kaworu se estaban avivando tanto. ¿Será que el estar cerca de alguien que se parecía a Kaworu ocasionaba todo esto? Karl tomó mi mano y le dijo. 

-Ven, te enseñaré algo. ¿Quieres? 

-Sí. Dijo él. 

Karl tomando de la mano a Shinji lo condujo hasta la parte trasera de la casa donde se pudo observar a una mamá osa dándole de comer a sus oseznos, la madre les daba pequeñas frutas, y ramas, así como también se colocaba a lado suyo para transmitirles calor.

-¿osos? inquirió.

-Sí. Esa familia de osos agarró la parte trasera como refugio los descubrí la semana pasada. Supongo que les agrada esta casa. 

-Vaya. Es impresionante, tenía entendido que los osos no suelen ser criaturas muy sociales con los humanos.

-He aprendido que si los dejas en paz, pueden no hacerte daño. Aquí también vienen gatos, zarigüeyas, mapaches 

-Je. je. Con eso podrías empezar a abrir un santuario para animalitos del bosque. Replicó Shinji.

Karl sonrió, sonrojándose de ello, Shinji se quedó observando a mamá osa dándole de comer a sus cachorros para después indicarles con un gruñido bajo de que ya necesitaban marchar. Los oseznos simplemente la siguieron. Karl y Shinji se le quedaron observando mientras esa familia de osos se perdía entre los matorrales.

-¿Cómo es tu madre Karl? 

-Una excelente mujer, me ha querido como suyo, a pesar de no compartir lazos consanguíneos conmigo. La familia Illustorious me han criado como un hijo propio. 

-Eso está bien. Le dijo Shinji.

-¿y la tuya? inquirió. 

-La mía hace mucho que no nos hablamos. Tuvimos una pelea muy fuerte,y simplemente me fui. 

-¿Te fuiste?

-Me mandó a vivir con una abuela homofóbica, creyó que allí yo estaría a salvo, pero simplemente todo empeoró. Y luego..

Shinji no quería hablar de su madre pues inmediatamente la asociaba con la abuela, y luego terminaba acordándose de Kaworu. Al parecer Shinji había sufrido mucho, primero lo de Asuka, luego lo de la abuela y por último Kaworu. El chico pensaba.

-De milagro no me he muerto. He tenido muy mala suerte al abrir mi corazón a las personas.

-¿y tu madre has hablado con ella? 

-No. No quiero saber nada de ella. No esperaba que ella me traicionara, solo puedo confiar en mi hermana Rei. Mamá siempre ha intentado llamar, pero honestamente no puedo decirle nada. No quiero decirle nada. 

Karl no dijo nada, pero en el fondo deseaba que al menos Shinji pudiese arreglar aquellos problemas con su madre. El chico de ojos rojos no dijo nada, pero pronunció las siguientes palabras.

-Mira, no tiene nada de malo abrir el corazón nuevamente. 

-Pero es que cada vez que lo hago siento que me van a traicionar.

-Eso no es cierto tienes a ese chico llamado Ryoji, a tu hermana, y a mí. No todos te han traicionado. Va ser muy difícil que no tengas problemas en el futuro con gente que quiera aprovecharse de ti, pero tienes que salir adelante.

-No sé si pueda hacerlo, Karl.

-Sé que lo harás. 

-¿Cómo lo sabes? inquirió.

-Porque yo voy a estar contigo, y quiero que me consideres una de esas personas que jamás te hará daño. 

Shinji solo se pasó la mano sobre sus ojos, Karl tomó su rostro con ambas manos mientras depositaba un beso en ellos. Contrarió a los labios de Kaworu donde se percibía una carga enorme de pasión, los labios de Karl eran suaves y delicados. Casi como si fueran una acaricia, la más suave de todas. En ese instante nada importaba más, solo esos suaves labios sobre los suyos. Por alguna razón, Shinji deseaba más de aquellos labios, y se aferró más al cuello de Karl. Cuando ambos rompieron el beso, los dos se sonrieron mutuamente. 

Karl guío a Shinji escaleras arriba mientras los dos volvían a encontrarse, dándose besos, mientras iban quitándose la ropa poco a poco, Karl hizo acostar a un Shinji desnudo al cual comenzaba a depositarle besos suaves por el cuello mientras comenzaba a masajearle el miembro viril. Shinji solo soltó un quejido. 

-!Ngh! Karl..

Aquellas sensaciones eran tan suaves y eróticas, Shinji anhelaba más de ellas, el joven Karl comenzaba a preparar a Shinji mientras que tomaba su pene, moviendo su mano de arriba abajo. Karl le dijo a Shinji que se volteara mientras que depositaba besos suaves en la columna vertebral de Shinji hasta que llegó a sus glúteos, pasó su lengua para ambas nalgas mientras que las abría para introducirse.

-Por favor, Shinji dime si te duele.

-Por favor, Karl, hazlo ya. Quiero sentirte en mi interior. Exclamó. 

-Te haré sentir bien, Shinjji, te haré sentir bien. Prometió. 

Sin más Karl dio una embestida, mientras que Shinji dio un grito ahogado, Karl alzaba sus manos para mayor facilidad y empezar a penetrar a Shinji, deseaba que esta experiencia fuese única que Shinji ya no sufriera. El joven deramó unas cuántas lágrimas, Karl pasó la yema de los dedos sobre ellas mientras que las secaba. Karl le dijo por debajo: Qué quieres ahora Shinji.

-Muévete-. Quiero sentirte más. Por favor. 

El joven albino asintió mientras que ampliaba más sus embestidas al principio estas fueron lentas para luego ser más bruscas mientras que con su mano libre tomaba el miembro de Shinji para hacer que se corriera al mismo tiempo y qué también llegara a tener un gran orgasmo. Karl deseaba que su compañero también disfrutara aquel momento entre los dos. Así que eso hizo mientras que Shinji sentía el más delicioso éxtasis jamás experimentado. Por primera vez, Shinji se sentía amado, querido y deseado. Era lo que más anhelaba, ahora por fin se sentía pleno, lleno, finalmente los dos se vinieron, exhalando los dos un grito, Shinji se acurrucó en el pecho de Karl mientras que él pasaba sus manos sobre él. 


Al día siguiente, los dos despertaron, Shinji había pasado una noche maravillosa con Karl, quien fue muy delicado con él esa vez. El chico y el joven de cabello gris lo hicieron varias veces más ese día, en la enorme tina de baño de la casa, luego en la cama de nuevo. La habitación se llenó con el olor del sexo, por lo que tanto él como Karl tuvieron que limpiar todo hasta que todo quedó impecable. A Shinji no podría importarle menos, pues ahora se sentía agradecido con que Karl estuviera allí a su lado. 

Finalmente, los dos fueron al living enfrente de la enorme chimenea, observando cómo las llamas comenzaban a danzar. Shinji llevaba una enorme cobija, Karl le había ofrecido una taza de chocolate, él tomó la suya.

-Qué fin de semana tan hermoso.

-Igualmente. 

-Me gustaría que nunca terminará. Replicó Shinji.

El chico colocó su cabeza en el hombro de Karl, él hizo lo mismo, poniendo su cabeza sobre la de él. 

Shinji pensó que se quedaría dormido en el hombro de Karl, pero en eso el timbre sonó y de repente. La magia pareció esfumarse, era tan extraño, los dos no esperaban a nadie. Finalmente, Karl se paró para abrir la puerta. El joven la abrió y se topó con algo que lo dejó helado. Un tanto desconcertado, el chico Shinji se paró para ver qué era lo que había paralizado a Karl. Shinji esperaba muchas cosas, pero lo que no esperaba en lo absoluto era que una de las personas que lo había hecho sufrir se encontrar presente, en el umbral de la puerta. Shinji desconcertado preguntó. 

-¿Tú? ¿Qué haces aquí? 






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