El chico y la herencia
Shinji meditaba muy seriamente acerca de las palabras que Kaworu le estaba diciendo acerca de la herencia, y la posibilidad de que pudieran ser felices, pues podrían ganar algo de independencia pero se decía el muchacho, realmente Kaworu era digno de confianza, es decir apenas lo conocía, podría preguntarle a Penélope, pero Shinji sabía que ella odiaba mucho a Kaworu por algo que él todavía no sabía, pero que sin duda tenía que ver con aquel chico llamado Rono.
Los días siguientes transcurrieron de una forma bastante agitada, la madre de Shinji, fue avisada de que su madre estaba muriendo, Yui tuvo que dejar su casa unos días en compañía de Rei para visitar la gran mansión señorial. Rei escribiéndole a Shinji le comunicó a su hermano que llegarían dentro de unos días, Shinji estaba muy emocionado porque por fin vería a su madre y hermana, a pesar de aquellas semanas en aquel pueblo donde gracias a Kaworu estas empezaron a volar rápido, Shinji seguía extrañado a Yui y Rei, así como también a algunos de sus amigos. No obstante, él sabía que era muy poco probable de que los viera pues aún no tenía el valor de confesarles lo que había pasado entre él y Asuka.
Aquella mañana, Shinji se dirigió a la estación de tren a esperar la llegada de su hermana y su madre, las dos bajaron de éste, y abrazaron al castaño quien les correspondió el abrazo. Después todos fueron escoltados por el mayordomo hasta la mansión de la abuela. Yui miraba con gran nostalgia el lugar donde había crecido, no había cambiado mucho a como ella lo recordaba. Shinji notando a su madre distraída observando la ventana le preguntó a ésta.
-Mamá. ¿Qué ocurre?
Saliendo un poco de la ensoñación en la que se encontraba, la mujer dijo.
-No nada, cariño. Es solo que estar aquí me trae muchos recuerdos.
Las cosas en la mansión parecían igual de inquietantes como se esperaba, al llegar a la casa, los únicos que estaban presentes eran Kaworu quien conversaba con los doctores, Penélope igual recelosa se encontraba atrás. Era un milagro el ver a Kaworu y Penélope estar juntos en el mismo lugar y no estuviesen queriendo matarse entre sí, reflexionó Shinji al verlos juntos. Al momento de arribar Yui a ver cómo se encontraba su madre, Kaworu le sonrió con tristeza. Ella lo reconoció.
-¿Kaworu? ¿en verdad eres tú?
-Sí. Cuánto tiempo Yui-Chan
El peli-blanco no espero a que la mujer le dijera "hola" sino que simplemente la abrazó de golpe, Yui igual correspondió dicho gesto. Pasando sus manos por la espalda del joven cuando el abrazo terminó Yui se fijó en la chica que se encontraba a lado de Kaworu con la mirada hacia abajo. Yui también le sonrió.
-Penélope.
-Sí. Tía, Yui.
Las dos corrieron a abrazarse, Kaworu las contempló desde una distancia prudente dando una sonrisa que podría pasar como falsa o hipócrita, solo que las dos mujeres no lo notaron.
-Qué alegría el verte otra vez. ¿está Sana, aquí? ¿ya llegó?
Penélope negó con la cabeza, la muchacha casi tartamudeaba. Estaba intentando aguantarse las lágrimas.
-Tía, Yui. Mi madre falleció de cáncer hace un par de meses.
Yui sentía que se le acababa el aire, era verdad que desde su casamiento con Gendo, la madre de Shinji no había vuelto a frecuentar a su familia, pues la abuela le tenía prohibido acercarse a ellos. La madre de Penélope siempre se caracterizó por ser muy sumisa con las decisiones de su madre, por lo que tampoco volvió a buscar a Yui, a pesar de que ésta intentaba hablarle. Pues Yui y Sana cuando eran niñas se querían mucho, Sana era la compañera inseparable de Yui en muchos juegos por toda la casa. El saber que ya no estaba, provocaron en Yui unas enormes lágrimas le hubiese gustado despedirse de su hermana, volver hablarle, abrazarla, aunque fuese un día antes de que ella se fuera para siempre. Ahora su madre también corría con la misma suerte que Sana. Recobrando un poco la poca serenidad que tenía, Yui fijó su vista en Kaworu.
-¿cómo está mi madre?
-No hay mejora. Dijo tristemente Kaworu.
Yui asintió con la cabeza entiendo la situación. Reprimiendo unas cuantas lágrimas dijo.
-¿podría verla?
-Claro. Ven. Te acompañó. Se ofreció Kaworu.
Mientras tanto en la sala, Rei y Shinji seguían conversando, Rei le preguntaba a Shinji si aquí las cosas iban un poco mejor, a lo que el muchacho respondía que si. La abuela era muy estricta pero que Kaworu hacia las cosas más llevaderas. Rei se alegró un poco de que su hermano estuviera bien. Los dos hermanos estaban conversando hasta que Penélope llegó hasta la sala, mirando a los dos hermanos sonrió. Rei también le devolvió el gesto de una forma tímida.
-!Ahh! Rei. Ella es Penélope Gianluca, es nuestra prima.
-¿prima? inquirió Rei.
-Así es. Mi mamá era hermana de Yui. Encantada de conocerte.
-El gusto es mío.
Hubo un gran silencio entre los tres primos, sobre todo por parte de Rei quien aún no podía ocultar su asombro de que tuviese una prima. Finalmente, Penélope lo rompió.
-Ahorita la tía Yui, Kaworu, están con la abuela. Me imagino que deben estar muy aburridos aquí. ¿Gustan acompañarme? Conozco un café donde hacen unos helados riquísimos.
-Eso estaría bien. Dijo Rei. ¿Qué dices Shinji?
Shinji estuvo dubitativo mirando al techo se fijó en la habitación en la que Kaworu y su madre se habían metido. No quería separarse de Kaworu pues sabía que algo importante tendría que decirle.
-Vayan ustedes. Yo me quedaré aquí. Es que necesito cuidar de mi madre. Mintió Shinji.
-¿Seguro? volvió a preguntar Rei.
-Sí, seguro, hermana. Tú ve y diviértete.
Rei tomó la palabra de Shinji, tanto ella como Penélope salieron de la casa, Shinji por supuesto esperó a que Kaworu saliera acompañado de su madre. Afortunadamente para él, Kaworu salió primero antes que Yui, viendo al muchacho que seguía en la sala, le volvió a sonreír. Después volteó a todas partes.
-¿y Penny?
-Ella se fue con mi hermana a una heladería.
-¿no fuiste con ellas? preguntó Kaworu. Bastante impresionado.
-No, es que no quería separarme de ti. admitió Shinji con cierto rubor en sus mejillas.
Kaworu se sorprendió por aquellas palabras, después se sentó a lado de Shinji, mientras sujetaba su mano y lo miraba directamente a la cara.
-¿Qué has pensando en lo que te dije?
-¿sobre qué?
-Sobre lo de la herencia.
-Es que yo, yo no sé. Qué responder a eso Kaworu-kun. No sé si me va tocar algo de aquella herencia. Sé que eso solo le corresponde únicamente a mi madre, pues ahora ella ya no tiene hermanas, y bueno tu probablemente no estés.
Kaworu soltó una carcajada. Shinji jamás lo había visto reír de aquella forma. Era una cercana a la frialdad y la maldad, aunque Shinji estaba tan enamorado de Kaworu, que no cayó en la cuenta de lo que ese gesto del albino significaba.
-Shinji-kun. La herencia se va dividir entre madres y nietos. Como tu ya lo has dicho, parte de la herencia también es tuya.
-¿mía? Pero cómo, ¿y Penélope?
-Penny está sacada del testamento. Por su rebeldía y malos modales con tu abuela. Además su padre es millonario, créeme no la necesita en lo absoluto. En cambio, tu madre es la más apta de quedarse con la herencia.
-Pero por qué. Si a la abuela nunca le cayó bien mi padre. ¿Cómo por qué mamá ahora es la única que tiene acceso a ella?
-En serio crees que tu abuela deje todo en manos de la beneficencia. Ella no es tonta, mi querido.
Shinji estaba sorprendido no tenía idea cuánto dinero iban a heredar, si tendrían que mudarse a esa mansión y hacerse cargo de los terrenos de la abuela. Según lo que le había explicado su madre a alguna vez es que la casa familiar materna a Yui no le importaba, pues ella quería una vida más tranquila clase mediera.
-Sé que tu madre no va querer lo que la abuela le ofrezca. Y que tu tampoco la querrás ¿no es así?
-No..Noo. No lo sé.
-Medita bien lo que te digo. Dijo Kaworu guiñándole el ojo. Confío en que al final tomarás la decisión correcta. Esto no es solo por nosotros sino para ahorrarle futuros problemas a tu madre, relacionados con está empresa.
Kaworu le dio un beso en la comisura de los labios y le dijo en un susurro cerca del oído.
-Te estaré esperando.
Kaworu se subió a la habitación de la anciana quien se encontraba agonizante con los ojos casi cerrados estaba casi moribunda, el hombre peli-blanco se acercó a ella tomando sus manos. Yui por fortuna no estaba en la habitación, aspecto que aprovechó Kaworu para acercarse a la cama de la anciana, sentarse a su lado, y rodearla con su hombro mientras que con el otro le daba unas sencillas gotitas.
-Ahora de tu medicina, tía.
Kaworu abrió el frasquito que llevaba para darle la medicina, la abuela tenía abierta la boca, el peli-blanco soltó unas pequeñas gotitas en la boca de la abuela. Al momento en que se aseguró de que se las hubiera tragado, Kaworu cerró el frasco.
-¿Qué estás haciendo? Inquirió una voz de mujer.
Kaworu volteó a ver a Yui que llevaba una cazuela de porcelana en ambas manos. Kaworu miró a la mujer.
-Dándole su medicina a la abuela. Se excusó el joven.
-¿en ese frasquito? se extrañó Yui.
-Sí, es un calmante. La abuela está muy tensa, el doctor me dijo que se lo diera para que se tranquilizara. Te lo iba a decir pero estabas tan triste por la muerte de tu hermana que no quise molestarte más con otra medicina.
Yui todavía se fijaba en aquel diminuto frasquito que Kaworu llevaba entre sus manos. No obstante, le parecía bastante raro que el joven peli-blanco no le notificara acerca de ese jarabe especial que le estaba dando a la abuela.
-Dime por favor todo lo que concierne a mi madre. Puntualizó Yui.
-Sí, claro que sí. Yui. Prometo no ocultarte nada.
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