Capítulo 14

Las dos asentimos, salimos del cuarto, agarramos nuestras bolsas, Abby agarro las llaves de coche.

Salimos de la casa, entramos al hermoso carro de Anni, pusimos el estéreo a máxima volumen e íbamos cantando como un par de locas.

Nos estacionamos a una cuadra de la casa de la fiesta, porque estaba ocupada toda la calle.

Caminamos hasta llegar a la casa, donde fluía toda la música, además de que muchas personas estaban saliendo y entrando a la casa, tocamos la puerta y abrió un chico de pelo negro, saludo a Abby y nos dejó pasar.

Abby inmediatamente se fue con sus dos amigas, dejándome completamente sola.

Yo fui a la cocina, agarre una coca cola, asegurándome de que estuviera cerrada y que fuera coca.

Me senté en un sillón y comencé a beber mi coca, mientras veía como las personas bailaban, bebían, fumaban, se drogaban y bailando.

Este no era mi ambiente, me quería ir, pero no podía dejar sola a Abby.

Así que me quede sentada. Hasta que vi a alguien...

Era Julián, estaba hablando con la amiga de Abby, yo solo seguía viendo, él aún no me veía. Ella se acercaba y le acariciaba el pecho, se acercaba a su oído y le susurraba cosas. Él sonreía y también le susurraba, hasta que ella lo beso.

Lo peor, él le siguió el beso.

Aún peor, pasaron muchos segundos y ellos no se separaban.

LO AÚN MÁS PEOR: (Si eso es posible), se separaron y se volvieron a besar.

Agarre una cerveza, camine hasta ellos, ellos no se daban cuenta de mi presencia, que cínicos. Cuando estuve en frente de ellos, les vacíe la cerveza en su cabeza.

Ellos me miraron sorprendidos, mientras ella me miraba cabreada, pero divertida, él me veía asustado.

– ¡SON UNOS COBARDES! ¡LOS ODIO!, ¿Cómo pudiste Julián?

–Max, yo... Dame una oportunidad.

–Eres un maldito y no perderé mi tiempo contigo. No quiero que me vuelvas a hablar en tu vida.

Salí de ahí con toda dignidad, además de que las lágrimas estaban cayendo sobre mi mejilla descontroladamente.

–Max, espera. –Dijo Abby.

ABBY'S PVO.

Ya había bebido tres cervezas y bailaba en la pista con mi mejor amiga Jessica.

–Abby tu hermana se está peleando. – Dijo Sasha.

Max, fue lo único que pensé y corrí tras ella, vi como Max insultaba a Julián y a Aurora, oh mi dios. Estos dos estaban poniéndole los cuernos a Max.

Ella se fue enojada, no pude evitarlo y corrí hasta donde estaban ellos dos.

– ¿Cómo se atrevieron a hacerle eso a Max?

– ¿En serio?, tú eres la que nos vas a decir algo, tú eras la primera en decir cuánto la odiabas.

–Sabes la odio, pero jamás le haría algo tan bajo como esto, no quiero que me vuelvas a hablar y si te acercas a mí o a Max te parto la cara. – Camine con todo el glamour, pero voltee para decirle algo a Aurora. – Por cierto eres una perra.

Sasha y Jessica aplaudieron, me dieron los cinco.

–Muy bien Abby, le diste su merecido.

–Sí ustedes quieren seguir hablándole está bien.

–No, sabes que nunca nos cayó bien, ahora ve tras Max.

Les di un gran abrazo y corrí tras ella. Entonces vi como estaba en el patio, llorando.

–Max, espera.

Corrí hasta ella, cuando estuve en frente vi que estaba llorando y mucho, lo único que pude hacer y que se ocurrió fue darle un abrazo.

Primero me tense y pensé que no quería que la abrazara, pero en pocos segundos ella puso sus brazos alrededor de mi espalda, las dos nos quedamos así un buen rato. Entonces recordé algo.

"–Vamos Abby corre. – Dijo mi hermana.

Solo tenía nueve años, corrí hasta la cocina, donde estaban mis papás.

–Hija, ¿Sabes quien cumple años hoy?

–Yo.

Dije dando mi gran sonrisa y dando saltitos.

–Toma tu regalo.

Abrí la caja lo más rápido que pude y era la muñeca que había pedido, siempre me dan todo lo que pido.

–Gracias papi.

–Todo para mi princesa.

–Padres, creo que no le debería de dar todo lo que quiere la van a malcriar.

–No le damos todo lo que quiere. ¿Ahora quién quiere su pony?

Vi como mi hermana negaba con la cabeza y me dejaba sola.

–Amy, ven tenemos algo importante que decirles, háblale a tu hermano.

Ella hizo lo que dijo y le hablo a mi hermano mayor, él tiene 10, volvió y se me quedo viendo con sus hermosos ojos azules.

Los dos se quedaron viendo extrañados a mis padres. Ellos se miraron y asintieron con la cabeza, vi como mi madre hacía una mueca.

–Nos vamos a divorciar.

Mi hermana me abrazo como lo estaba haciendo con Max. Después lágrimas salieron de mis ojos, hasta que ya no quedo más lágrimas y desde ese día jure no volver a sentir cariño por alguien."

Ella me seguía abrazando y llorando sobre mi hombro.

–Max no llores por ese idiota, hay más chicos lindo en el mundo.

–Es que me duele, como pude ser tan tonta, sepa desde cuando me habrá estado engañando.

–Ya no pienses en ello, lo mejor será volver a casa.

Caminamos hasta el carro y le abrí la puerta del copiloto a Max, ella se sentó y cerré la puerta, rodee hasta la otra puerta, la abrí me metí al carro, lo prendí, acelere, y nos fuimos rumbo a la casa.

Nos faltaban cinco cuadras para llegar, Max no dejaba de estar triste se le notaba en la cara, yo trataba de concentrarme en conducir, pero no podía solo quería y romperle la cara a Aurora.

Escuche como la sirena de una patrulla venía atrás de nosotros, me orille a la calle.

El policía salió de la patrulla y quedo en frente mío.

–Licencia.

Saque la licencia de mi bolsa y se la di. Él se me quedo viendo.

– ¿Ha estado bebiendo?

–No.

–Entonces no les molesta si aplico el alcoholímetro ¿Verdad?

Negué con la cabeza, baje del carro, me puso ese aparato en la boca y sople, espere a que me dijera los resultados.

–Lo que sospechaba esta borracha.

– ¿Qué? Claro que no.

–Queda arrestada por conducir ebria.

Entonces sin previo aviso, me volteo y me puso las esposas.

Max se bajó del carro horrorizada de lo que acaba de ver.

Se acercó a nosotros dando grandes zancadas.

– ¿Algún problema oficial?

–Su conductora conducía bajo el efecto del alcohol, la tendré que detener.

–Escuche, he tenido un pésimo día, así que la va a soltar y nos va dejar ir.

Él solo río, me metió a la patrulla, mientras Max le decía muchas cosas, cuando cerró la puerta agarro a Max y le puso la esposas, la detuvo por insultar a un oficial.

¿Esta noche no podría ser peor?

Nos llevaron a la penitenciaria, lo único bueno fue que estábamos las dos solas en la celda. Max no había dicho ni una sola palabra, por lo menos ya no lloraba.

Se acercó el guardia.

–Tienen derecho a una llamada.

Max y yo nos quedamos viendo, lo único que pensé fue marcarle a mi hermana, así que salí de la celda, deposite las monedas, marque el número, sonó tres veces, pero nadie contesto, hasta que por fin atendió mi hermana.

– ¿Bueno?

–Hermana... Ammm... Tienes que venir por Max y por mí a la penitenciaria, por favor que no se enteren nuestros padres.

– ¿QUÉEEE?

–Es una larga historia, por favor ven y trae dinero para pagar la fianza.

–Me deberás y una muy grande, ahora mismo salgo para allá.

Colgué el teléfono y camine hasta la celda, Max se me quedo viendo, pero lo único que logre decir fue que venían por nosotros, ella soltó un gran suspiro y se sentó en la banca.

Ya ha pasado más de media hora y todavía no llega, hasta que por fin vi a mi hermana, a Cris con pants, las dos corrimos hasta las rejas.

–Gracias por venir. – Dijo Max.

–Am...

Atrás de ellos salieron nuestros papás muy enojados.... Mierda.

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