Parte Única
Si había algo que JiMin amaba, era ser libre. Nunca comprendió de dónde vino, tampoco sabía quién eran sus padres, no tenía familia y dependía de sí mismo. Hasta cierto punto, eso lo hacía sentirse mucho más cómodo, nunca había necesitado de alguien que le pusiera reglas y frenara sus travesuras.
Debido a que nunca tuvo a nadie, el pequeño zorro aprendió a cazar y sobrevivir por su cuenta. No había tenido ni el más mínimo interés en seguir los pasos de alguien, en realidad le gustaba ser libre y aventurero, había recorrido cada centímetro del Bosque Honsool, conocía a los animales que acechaban a su alrededor, sin embargo, también sabía que tanto ellos como él, podía dar miedo si se lo proponía. El pequeño zorro se hizo grande, dos grandes colas adornaban la parte trasera de su cuerpo, eran esponjosas y llamativas puesto que tenían la punta de color blanco, su pelaje era negro y algo sobresaliente, sus ojos eran hipnotizantes y de un color azul muy claro.
Park JiMin amaba llamar la atención con su forma animal, pero también amaba llamar la atención cuando se convertía en humano. No podía negarse a sí mismo la verdad, su señor celestial lo había hecho atractivo de ambas formas, cuando era un zorro, sus ojos y su pelaje lograban cautivar a las personas. Pero cuando era humano, podía conseguir todo lo que quisiera en un chasquido.
Tal vez eran esas estrechas caderas que se movían sensualmente cuando caminaba, su fina cintura que lograba hacer tragar a más de un cultivador del pueblo, sus labios esponjosos y húmedos que hacían a todos quererlo besar, o tal vez simplemente era todo su cuerpo.
Le gustaba de cierta manera tener la atención de todos, ya sea que recibiera regalos, halagos u ovaciones por parte de los cultivadores, él nunca cedería ante ellos. No consideraba caer tan bajo.
No era porque ellos no fueran atractivos, sino por el simple hecho de no querer a alguien que lo controlara. Le gustaba vagar por los pueblos, ciudades y reinos que se encontraba a su paso, pero no le gustaba quedarse en un solo lugar amarrado a una sola persona. Es por eso que ahora su destino estaba frente a sus lujuriosos ojos; El bosque de Taishan.
Había escuchado hablar a los cultivadores del pueblo de Taishan, que un dios dragón se encontraba en aquel lugar, y no le hubiera picado la curiosidad por ir a investigar, si una de la señoritas del lugar no hubiera dicho algo que lo dejó en la tentación.
Ella dijo: -He escuchado que es tan guapo, que su piel es tan perlada que deslumbra y también... dicen que es muy bueno en la cama.
Y bueno, él quería comprobar aquello.
No era como si le gustara ir de hombre en hombre, a ser verdad, solamente había estado con dos hombres sexualmente hablando, y no podía negarlo, le habían dado el mejor sexo de su vida. Pero para ser honestos, Park JiMin quería descubrir que tan verdadera era aquélla frase "ser bueno en la cama."
No tenía pensado llegar y pedirle que se lo demostrara, en realidad, tenía pensado fingir demencia y decirle que se había perdido en aquel bosque, para después pedirle de favor que lo acogiera en su cueva.
Sí, era tan fácil y tan simple su plan.
Se adentró en el gran bosque, podía distinguir nuevos aromas y percibir un agradable ambiente a su alrededor. Estuvo alrededor de unas horas caminando, le habían dicho que la cueva del supuesto dragón se encontraba en lo más recóndito del bosque, que está estaba cubierta por grandes árboles y algunas lianas cayendo de entre las ramas.
A pesar de que en un momento tuvo mucha pereza de seguir su camino, siguió andando entre la tierra y las hojas, procurando llegar a aquel lugar lo más antes posible. Pudo haber tomado su forma animal, pero por alguna extraña razón no lo hizo.
Creyó que estaba por rendirse en cuanto sintió el cansancio invadirlo. Pero justo en ese momento, una gran sombra pasó por encima de él, abrió sus ojitos maravillado al ver la silueta tan grande, se apresuró a seguirlo de cerca para no perderlo de vista. Y entonces, cuando creyó que estuvo por seguir sus pasos, sus pies ya no sintieron la tierra y cayó.
Gritó, gritó tan fuerte como pudo, intentando tomar algo con sus manos, pero le fue prácticamente imposible sostenerse de algo, también pensó en convertirse a su forma animal, pero eso no evitaría la caída. Por estar tan concentrado en seguir al dragón, no se dio cuenta que el camino se había terminado y que frente a él había un acantilado con muchos metros de caída.
Definitivamente estaba muerto.
No obstante, cuando estuvo por caer, sintió como algo se enrollaba en su pierna y después de eso, su cuerpo se elevaba pero aún estando boca abajo.
-¡Aaaaah!- gritó, tratando de moverse para sostenerse a lo que sea que lo estuviera agarrando, pero su cuerpo se tambaleaba y comenzaba a marearse poco a poco -Ay, creó que voy a vomitar...
De un momento a otro, su cuerpo impactó contra el suelo. Aún estando a pocos metros de distancia, el dragón dejó caer al chico sobre la tierra y se posó encima de su cueva, mirando al humano que acababa de rescatar.
JiMin se removió en el suelo, y a pesar de que quería quejarse porque lo habían tirado de aquella manera, se arrastró rápidamente por la tierra para llegar hasta un arbusto y vomitar.
El dragón solamente lo miró con determinación, sus alas estabas cerradas y sus uñas se aferraban a la piedra de la cueva, mientras reposaba ahí para mirar al chico.
-¡Oye amigo!- gritó JiMin sin pensar en sus palabras -¡¿por qué hiciste eso?! ¡pudiste haber esperado a que tocara el suelo y no soltarme todavía en el aire!
YoonGi pensó en ignorar sus palabras, así que quiso huir sutilmente hasta su cueva, pero claro, un dragón nunca podría ser sutil. Y JiMin notó en seguida lo que aquel dios dragón estaba por hacer.
"Ugh, vine a buscar a un tonto." pensó JiMin.
-¡Hey! te estoy hablando, no puedes dejarme hablando solo- demandó el zorro, apresurándose hasta el gran dragón -, que descortés eres. Creí que eras mejor que eso.
YoonGi bufo, siguiendo su camino hasta su cueva, poco a poco su figura se fue haciendo cada vez más chica, acoplándose inmediatamente a la entrada rocosa. JiMin quedó maravillado en cuanto vio el poder del dios dragón, así que con sus palabras en la boca, corrió directamente hasta aquella bestia para poder seguir sus pasos.
YoonGi nunca había sido de poner un campo de fuerza para que nadie más que él entrara, pero ahora que había visto al demonio zorro entrar como si nada y sin duda alguna, estaba muy seguro de que lo haría.
A YoonGi no le gustaba ser molestado, detestaba a las personas, aquellas que hacían calumnias sobre él, siempre que iba de región en región, escucha a las personas hablando sobre el Gran Dios Dragón del bosque Taishan. Escuchaba también como ellos decían que era una temible bestia, que devoraba niños y que le gustaba fornicar con mujeres jóvenes solamente para saciar su hambre sexual. YoonGi odiaba que dijeran eso sobre él.
Tenía mejores cosas que hacer que follarse a mujeres y comer personas.
Para empezar, el sabor de las personas no le gustaba, y las mujeres no eran precisamente buenas para saciar su deseo.
Había mucho que Min YoonGi solía hacer y que esas personas no sabían. Como por ejemplo; le gustaba viajar a regiones no tan lejanas para comer animales de otros lugares, y así no sentirse tan mal por comer los de su bosque, podía comer más que solo personas, podía degustar de animales y de plantas, también comía lo que los humanos preparaban. Pero solamente cuando se encontraba en su forma humana.
Y sobre saciar su deseo sexual con mujeres, solamente había sido una vez, después de haber hecho aquello, juro no volver a hacerlo en su vida.
No importaba que tan grande fuera la tentación de liberar su deseo carnal, no lo haría con ninguna otra mujer.
Afortunadamente, JiMin era hombre.
Y un muy travieso demonio zorro, que no pensaba rendirse tan fácilmente. No ahora que por fin había llegado a su destino.
YoonGi intentó ignorar la presencia del demonio, pero le fue imposible, las pisadas que el chico daba eran muy audibles para él, sobre todo cuando en la cueva todo hacía eco. Sin embargo, antes de que YoonGi pudiera llegar exactamente al nivel de su guarida, detuvo su pasó y se volteó para encarar al niño.
-¡Ah! por fin me miras, creí que iba a tener que seguirte durante más tiempo- JiMin cruzó sus brazos por la espalda, sonriendo con picardía -, pero veo que ya tengo toda tu atención.
-Vete.
Eso logró dejar a JiMin desconcertado.
-¿Irme? ¿a dónde?
-Vete.
El pelinegro negó con firmeza y dijo: -Si quieres que me vaya, tienes que darme una buena razón para hacerlo. Porque yo ahora mismo estoy viendo una razón para quedarme.
El demonio zorro sonrió, mordiendo su labio inferior con picardía, los ojitos del menor brillaban de lujuria. No muchas veces había rogado por atención, tampoco solía perseguir a los hombres, siempre era él quien tenía a varios humanos detrás de sus pasos. Pero, el ir hasta aquel bosque en busca del dios dragón, comprobaba lo hambriento que estaba.
-Vete- repitió por una última vez el dragón.
JiMin negó rápidamente y se apresuró a ponerse frente al gran dragón, se cruzó de brazos, tratando de impedirle el paso.
-No me iré, no hasta que consiga lo que quiero- le dijo, dándole una sonrisa.
YoonGi soltó un suspiró, mirando con determinación y seriedad al chico frente a él. Podía ver lo insistente que era ese chico, y sabía que no podría deshacerse de él con facilidad, no a menos que lo matara. Pero YoonGi no era un asesino, no era una bestia como muchos decían, así que solamente se inclinó un poco y asintió.
La sonrisa de JiMin se ensanchó aún más y reflejó el gusto del triunfo en su mirada. Señaló al dragón y sin pena alguna pronunció: -Dicen que has estado en ayunas mucho tiempo, ¿es cierto?
YoonGi suspiró, desviando la mirada un segundo y asintió.
-Eso es genial, ¡traje algo de comida conmigo!- festejó JiMin, sacando de entre sus ropas un poco de comida, no había tomado tanto, en realidad, solamente se había robado unas cuantas migajas de pan de una posada y listo, puesto que tenía pensado saciar la hambre de YoonGi de otra manera -Oh... a menos que no comas esto. Dios dragón, sino te gusta... puedes comer algo más.
YoonGi seguía mirándolo sin expresión alguna, negó lentamente ante sus palabras y entonces, cambió a su forma humana. Los ojos de JiMin se abrieron de la impresión, quiso soltar un grito de emoción y mandar su pequeño plan a la mierda, puesto que no podía seguir resistiéndose ante tremendo dios.
Sin embargo, a pesar de pensar de esa manera, no pudo articular palabra alguna en cuanto vio al hombre frente a él. Aquel dios dragón se había convertido en un atractivo hombre de piel pálida, no era tan alto como lo imaginaba, tal vez era unos dos centímetros más de diferencia, pero definitivamente se veía más grande y varonil, su semblante seguía siendo serio, logrando poner aún más nervioso a JiMin. Y su cuerpo, dios, definitivamente JiMin podía afirmar que con un cuerpo así, nadie se resistiría al dragón.
Y por un momento, la imagen de miles de mujeres de la Aldea, siendo folladas por el dragón, se le vino a la mente. Y no pudo evitar sentirse resentido.
-Comeré lo que hayas traído, después de eso, te vas- demandó el dragón.
JiMin, aún sin poder articular palabra alguna asintió, dándole una gentil sonrisa segundos después.
-Bien, dame eso- tiró del pedazo de pan para poder comerlo, sin embargo, en cuanto estuvo por llevarlo a su boca, JiMin actuó rápidamente y lo detuvo.
-¡E-espera!- su mayor reflejo fue tirar de un golpe aquella comida, dejando a YoonGi desconcertado -, ah... yo...
-¿Qué sucede?- preguntó el dragón -, creí que querías que lo comiera.
-Eh... sí, sí. Pero antes de eso, quería decirle algo más- sonrió con timidez.
YoonGi lo miró detenidamente y asintió diciendo: -Dímelo.
-Uh...- JiMin batalló un poco en buscar las palabras correctas para decirlo, aunque la verdad, no había palabras correctas para pedirle que por favor destrozara su culo sin cuidado alguno, no, no había manera de pedirle algo como eso sin verse como un completo zorro desesperado.
YoonGi, al ver que JiMin no decía nada, dio media vuelta, ignorando la presencia del demonio zorro, se adentró en aquel lugar y cerró la barrera que había entre su hogar y el resto de la cueva. Y fue tan tarde para JiMin asimilar lo que pasaba, así que por ahora, había fallado completamente en su misión.
El pequeño zorro lanzó un suspiro, bajando sus orejas con tristeza y sintiéndose desanimado en segundos. Si tan sólo hubiera pensado con mayor cuidado las cosas, probablemente esto no hubiese pasado, o más bien, si sus nervios no lo hubieran traicionado, ahora mismo no estaría fuera del hogar del dragón.
-Viaje durante mucho tiempo- gruñó enojado consigo mismo -, planee un montón de cosas y ¡ugh! de repente me pongo nervioso y no digo ni hago nada- volvió a reclamar.
Pateó con enojó una pequeña piedra, sus puños estaba cerrados y presionados con fuerza, su rostro se puso rojo en segundos, dando a entender lo avergonzado y disgustado que estaba con la situación.
-Agh, soy un idiota- murmuró, pasó sus manos por todo su rostro, tallando con desesperación para después soltar un gran grito de angustia y frustración -¿ahora donde carajo voy a dormir esta noche? ¡ugh! maldita sea.
Por último, dejó el interior de la cueva poco después, el lugar era algo frío, puesto que el clima adentro era de esperarse. Sin embargo, cuando salió de aquel lugar, observó como la noche comenzaba a caer y como las estrellas estaban por salir. Negó lentamente y con un puchero en sus labios, emprendió camino hasta algún lugar para poder dormir.
Hubiera preferido quedarse dentro de la cueva para ver al dios dragón, pero también quería husmear por aquella zona. Y fue todo un éxito para él cuando a los pocos minutos de salir a caminar, el leve ruido de un río se escuchó a lo lejos. Soltó un jadeo de gusto al imaginarse el lugar y corrió rápidamente hasta donde su instinto lo llevó.
Sus ojos se maravillaron con la imagen del agua corriendo, era una cascada que parecía iluminarse con el brillo de la luna y las pocas luciérnagas que ambientaban el lugar.
Sonrió satisfecho y sin pensarlo más tiempo, comenzó a deshacerse de su ropa, dejando su cuerpo completamente desnudo ante la fresca noche, estiró su cuerpo con algo de pereza y comenzó a adentrarse a las ricas aguas tibias.
No estaba frío, y eso le agradaba demasiado. Nadó durante mucho tiempo, procurando jugar debajo del agua y disfrutando de la comodidad de estar tomando un baño por ese día. Sus orejitas estaban mojadas, al igual que sus pomposas y largas colas, las cuales ahora se encontraban mojadas.
-¡Ahhh! esto se siente mucho mejor de lo que creí- dijo, saliendo del agua para relajar su desnudo y esbelto cuerpo en una de las grandes piedras que se encontraban justo en medio del río.
Cruzo sus brazos por debajo de su cabeza, recargandose de manera cómoda para poder descansar un poco. El sonido tranquilizante de la noche lo hizo sentir relajado, además de que no hacía tanto frío en aquel lugar y eso comenzaba a gustarle.
Creyó que podría caer profundamente dormido de un momento a otro, pero, no espero que su momento de paz y tranquilidad, fuera interrumpido por alguien. Si bien pudo asustarse en cuanto comenzó a escuchar hojas siendo pisadas, pudo gritar y sacar su forma animal para defenderse, no obstante, fue imposible para él reaccionar tan rápido ante las garras del dragón.
-¿Por qué sigues aquí?- YoonGi preguntó, sin apartar la mirada del pequeño demonio. Quien parecía algo sorprendido por verlo de nuevo, pero también tan satisfecho de la situación.
-Creí que te molestaría si me quedaba en la cueva- soltó una risita mientras daba su explicación -, así que decidí salir y buscar un buen lugar para asearme.
-Deberías volver.
-¿A la cueva? ¿el dios dragón quiere que vaya a la cueva con él?- de pronto, su tono de voz cambio rápidamente, demostrando lo respetuoso que podía llegar a ser.
-Irte a tus tierras- aclaró el mayor.
-Pff... ¿para qué me iría si aquí me siento muy cómodo?- inquirió, y por fin desvió su mirada mientras la pasaba con lentitud por todo el cuerpo del mayor, observando con atención de qué, gracias a que el mayor había saltado a él por sorpresa, ahora era YoonGi quien se encontraba arriba de él mirándolo amenazante.
-¿Exactamente qué es lo que querías?- preguntó el dragón.
El menor sonrió tiernamente, mientras veía el ceño fruncido del hombre ante él. Quería jugar un momento con sus palabras, darle algunas indirectas y tal vez sobrepasarse un poco con el gran dios que tenía ahí, sólo para él.
-A ti.
Min YoonGi frunció aún más las cejas, sintiéndose confundido por sus palabras. La actitud del demonio zorro le parecía tan inapropiada y desvergonzada, que lograba hacerlo sentir enojado en segundos. ¿Cómo podía existir alguien al quien le diera poco decir algo como eso? Entregarse ante un dios dragón como él no era simple, no era solamente llegar y decir que querías permanecer con él, porque si bien muchas personas ya se lo habían dicho, todas y cada una de ellas habían terminado muertas.
Porque YoonGi no estaba dispuesto a aceptar a una simple persona en su vida. Entregarte ante un Dios dragón significaba ser comido, asesinado y devorado por sus colmillos, pero para el mayor, hacer algo como eso era asqueroso. Así que siempre terminaba por dejar sus ofrendas varadas en algún lugar en donde morirían lentamente.
Y que un demonio zorro como ese chico, de repente llegara a decirle que quería entregarse a él, no era nada más que otra tonta ofrenda.
Así que indignado y con las orejas rojas se separó de JiMin, soltando sus muñecas con rudeza y apartándose de él para poder irse. JiMin sintió la ansiedad de dejar ir al hombre de piel pálida y espalda ancha, temía por volver a perder su oportunidad. Así que se levantó rápidamente de aquella piedra y alcanzó el brazo del mayor, jalando levemente de éste y logrando llamar su atención.
YoonGi quiso quejarse ante su toque, pero no pudo pronunciar nada más que un gemido al sentir el cuerpo del chico colgarse del suyo. Las tonificadas piernas del demonio rodearon la cintura del pelinegro, haciendo que su miembro rozará contra el abdomen del mayor, logrando sentir una corriente eléctrica recorrer su espalda. Sus brazos rodearon el cuello de YoonGi y sus labios se posaron sobre la pálida mejilla del dragón, antes de dejar una lamida.
-¡¿Q-qué crees que haces...?- se quejó, demostrando lo aturdido y avergonzado que se encontraba por la actitud del demonio.
-Comprobar mis sospechas- rió con diversión, suspiró pesadamente, provocando que su aliento chocara contra la piel del dragón, haciendo que éste sintiera lo caliente que estaba -, ¿cuándo fue la última vez que mi dios tuvo una buena cena?
YoonGi tragó duro, evitando tocar el cuerpo de JiMin con sus manos.
El demonio lanzó una sonrisa y dejó un beso en la mejilla de YoonGi, logrando sorprenderlo y hacer que sus ojos se abrieran de la impresión, JiMin dijo: -Vamos mi señor, a pasado un tiempo desde que disfrutaste de algo ¿no es así?- soltó otra risita, volviendo a depositar un beso más, pero esta vez en su mandíbula -, es momento de que rompas tu dieta o... tiempo de romperme a mí.
YoonGi tomó aire con rapidez, tratando de retenerlo dentro de sí por un buen rato, aguantando la respiración y esperando no hacer un movimiento en falso. Lo que menos deseaba era tocar con sus manos el cuerpo del zorro, no, no estaba dispuesto a hacer lo mismo una vez más.
Antes había prometido no volver a tocar ni a saciar su hambre de intimidad con alguien más. Sobre todo si se trataba de un humano, aunque en realidad aquel chico no era un humano, era un demonio zorro muy juguetón.
-Ah... como sea, veo que mis intentos que venir hasta acá con un solo propósito fracasaron- habló JiMin, apartándose de él con cuidado. Y a pesar de que parecía haber reflexionado sobre sus insinuaciones, YoonGi aún podía ver una pizca de malicia y lujuria en sus ojos -, sólo creí que sería bueno comprobarlo por mí mismo. Pero ya que el dios dragón no lo quiere, tendré que irme y buscar a alguien más. Tal vez por aquí exista algún otro dios dragón, uno que si tome mi sacrificio.
Dio media vuelta, dejando a la vista de YoonGi la figura de su lindo cuerpo, sus curvas y esa cintura de avispa que lucía espectacular, su redondo y jugoso trasero, el cual estaba igual de mojado que todo su cuerpo, gracias al agua del río. Sin embargo, tragó con dificultad al ver algo más bajar de las piernas del menor, y no era precisamente agua.
Desvió la mirada al darse cuenta de lo que hacía, estaba observando de más y eso no era bueno para él. Pero, al ver al chico alejarse sin siquiera haber tomado su ropa, lo hizo realmente entrar en crisis.
El dragón gruñó y tomó entre sus manos la ropa del demonio zorro, para poder alcanzarlo. Ese chico de verdad que era desvergonzado, había admitido su verdadera intención sin siquiera dudarlo, y ahora se iba caminando por el bosque como cuando dios lo trajo al mundo.
-¿A donde creés que vas?- preguntó, su voz salió tranquila pero llena de seriedad. Algo que hizo a JiMin sobresaltarse, cuando menos se dio cuenta, aquel chico ya estaba a su lado mientras le tendía sus ropas.
-Oh... no las necesito, no para lo que voy a hacer- confesó con picardía, YoonGi bufo evitando la mirada del menor, entonces volvió a acercar sus ropas para que las tomara.
-Ven...- murmuró, JiMin lo miró durante varios segundos, creyendo que tal vez había escuchado mal, pero de nuevo escucho a YoonGi decir: -Ven conmigo a la cueva.
Entonces éste dio un saltó de felicidad sin poder evitarlo. Tomando rápidamente las prendas que YoonGi le estaba dando, el pelinegro dio media vuelta para poder llegar a su cueva, siendo seguido por JiMin, quien no podía dejar de sonreír por haber logrado su objetivo.
¿Debía sentirse mal por lo que estaba haciendo? tal vez era muy estúpido de su parte querer meterse con el dios dragón sólo para sexo, pero realmente sentía una extraña curiosidad sobre eso. Además de que la situación le hacía sentir una adrenalina y satisfacción muy grande.
-Vístete correctamente- demandó el mayor, JiMin si lo miró confundido durante unos segundos para después sonreírle sutilmente, comenzó a ponerse la ropa para seguir el paso.
Al poco rato, JiMin ya se encontraba de nuevo en aquel lugar, el hogar del dragón no era nada comparado con lo que tenía en mente o más bien, con lo que las personas decían. Realmente aquel dios era diferente a lo que creyó que encontraría, era diferente y mucho mejor. La luz en aquel lugar era muy baja, sus alrededores estaban iluminados por unas cuantas velas, el aroma a pino era demasiado notorio, sobre todo por el incienso que estaba prendido.
El incienso no era bueno para su cuerpo, no lo era en absoluto. Había descubierto que a cualquier incienso que su nariz olfateara, sus sentidos se perdían por completo. Parecía que volaba por los cielos y su mente se desconectaba por completo, es por eso que tapó su nariz en cuanto sintió el fuerte aroma del incienso. Su mandíbula tiritaba conforme pasaban los minutos, YoonGi no había notado la manera en la que aquel aroma estaba afectando a JiMin, y el demonio zorro tampoco tenía pensado decirle algo, así que esperó durante muchos minutos, hasta que el dragón se volvió hacia él entregándole una taza de té.
JiMin apartó sus manos de la cara y sonrió forzosamente ante YoonGi, tomó el recipiente y bebió de él con rapidez, sus ojos estaban llorosos por el humo y comenzaba a sentir un fuerte dolor en su vientre. Si hubiera sabido que al dragón le gustaba prender incienso en su hogar, se lo hubiera pensado dos veces antes de insistir tanto.
YoonGi hizo caso omiso al comportamiento de JiMin y estuvo por levantarse de su lugar para ir por más té, sin embargo, escuchó como JiMin tiraba aquélla taza al suelo, provocando un fuerte ruido, él estuvo por reprocharle en aquel momento, pero cuando le prestó atención al menor éste se había abalanzado contra él, haciendo que YoonGi cayera de espaldas a la cama y se sentó con rapidez en su regazo, poniendo sus manos a cada lado de la cabeza de YoonGi.
El dragón lo miró una vez más con temor, definitivamente nunca se había topado con alguien tan desvergonzado. Eso lograba ponerlo en tentación, ¿cuánto había pasado desde la última vez que se había acostado con alguien? no recordaba con exactitud aquello, pero justo ahora JiMin estaba llevándolo a tener pensamientos impuros.
-¿Qué haces?- preguntó mirándolo con seriedad. El pequeño zorro solamente lanzó una risita, sintiendo sus brazos temblar y su mirada nublada, YoonGi volvió a preguntar al ver que JiMin no respondía: -¿Qué ha...? ¡Mmnh!
JiMin atacó su boca con autoridad, bien, una de las razones por la que no le gustaba el incienso, era porque el fuerte aroma lo hacía actuar diferente y lograba calentar su cuerpo aún más. Su lengua entró en la boca de YoonGi, jugando con la de éste de una manera descarada, YoonGi pudo haberlo lanzado hasta el otro lado de la cama, pero le fue imposible en cuanto sintió como el menor daba una leve mordida a su lengua, chupando de esta con sus labios y degustando de la boca de YoonGi.
YoonGi no pudo moverse, y no sabía el porqué. Quería hacer algo, quería tocar su cuerpo, pero algo no se lo permitía.
JiMin se separó, sentándose por completo sobre el regazo de YoonGi, le sonrió de manera coqueta y sacó uno de sello de inmovilización. YoonGi abrió sus ojos con asombro al verlo, ahora comprendía porque no podía moverse.
-Ah... quiero dragón, solamente mantente relajado, yo haré todo el trabajo- le dijo, acercándose una vez más hasta su cuello, dejando cortos besos hasta bajar por todo su pecho y abdomen, llevó sus manos hasta ma ropa de YoonGi, bajando de esta con cuidado para poder apreciar el gran bulto que comenzaba a crecer. Tragó con dificultad al verlo, se acercó hasta él, bajando por completo su cuerpo y depositando un beso sobre la tela de la ropa interior de YoonGi.
YoonGi alzó levemente la cabeza, tratando de mirar lo que JiMin estaba por hacer, pero ya que estaba bajo el poder el talismán, no podía moverse del todo. Así que solamente le tocó ver como JiMin acariciaba con su mejilla su miembro, sonriendo como si estuviera recibiendo el mejor juguete de toda su vida.
-¿Puedes creerlo? todavía no lo veo y ya lo estoy amando- le dijo, provocando que las pálidas mejillas del mayor se tiñeran de rojo con rapidez.
YoonGi desvió la mirada, tratando de olvidar lo que segundos antes presenció. La manera tan descarada en la que el pequeño zorro le sonreía y jugaba con sus partes le pareció el límite de su cordura. Y agradecía que JiMin haya puesto aquel sello de inmovilización en su cuerpo.
JiMin bajó con lentitud la ropa interior de YoonGi, dejando poco a poco con libertad aquel delicioso trozo de carne. Sus ojos de abrieron con rapidez, no supo si por miedo o por asombro, pero definitivamente estaba impresionado por lo que estaba viendo.
El pene de YoonGi era diferente a lo que se había imaginado, claro estaba que como YoonGi no era un humano, sino un dios dragón, muy diferente a él a pesar de tampoco ser humano, su pene sería todo un misterio para JiMin. Pero no mentiría, definitivamente quería sentirlo dentro de él.
Era grande y viscoso, la punta se abría lenta y cuidadosamente, liberando pequeños hilos de semen, y tenía una textura diferente, parecían escamas, como las que tenía el cuerpo de YoonGi cuando estaba en su forma animal. Era de un color azul platinado, desde la punta hasta el final donde se encontraban sus testículos. Esta vez tragó una vez más, una, dos y tres veces, pasando su lengua por sus labios como si estuviera viendo todo lo que alguna vez quiso en su vida.
-Es grande.
YoonGi sintió la vergüenza una vez más, sus orejas estaban rojas al igual que sus mejillas, y el color de su piel no ayudaba en ocultar lo avergonzado que se encontraba.
-Oh mi señor, ¿todo eso puede entrar en mí?- preguntó, haciendo un puchero -, por favor... se cuidadoso.
Lanzó otra risita, antes de volver a sentarse sobre su regazo, sintiendo el miembro de YoonGi pasar por sus nalgas. Señaló el sello en YoonGi y dijo: -Bien, lo voy a quitar. Pero si pararás lo que ya empezamos, volveré a ponerlo.
De un fuerte movimiento quitó aquel sello, liberando a YoonGi por completo de estar inmovilizado. En ese instante, observo como el rostro del dios dragón estaba rojo, y éste lo miraba con algo de enojo y vergüenza. Quiso reírse fuertemente y burlarse un rato de su expresión, pero inmediatamente se detuvo al sentir como era empujado, al inicio creyó que YoonGi lo sacaría de aquel lugar y se alteró, pero se alteró aún más al sentir como era empotrado en la cama, su pecho tocó la suave tela de esta, su mejilla se aplastó ante el contacto de la cama y sintió sus manos ser apresada por una sola de YoonGi, quien impidió a JiMin moverse de esa manera.
-¡O-oye...! esto... esto no lo tenía planeado de está man... - sus ojos se abrieron con miedo y por inercia sintió las lágrimas bajar de ellos, YoonGi había golpeado su trasero. Y eso nadie lo había hecho -. Espera, eso no es correcto.
-¿Qué es correcto para ti?- YoonGi preguntó, acercándose por detrás y susurrando en su oído -¿es correcto venir a molestarme? ¿es correcto decir que solamente quieres acostarte conmigo? ¿eso es correcto para alguien como tú?- otro fuerte golpe fue a parar su muslo una vez más.
JiMin sintió temor por un momento, porque no esperaba que de pronto el dragón tomara el control sobre la situación. No esperaba que esas palabras lograran ponerlo nervioso en segundos.
-Yo...
-Cállate- demandó el mayor, olfateando el aroma que desprendía el zorro, quien comenzó a temblar bajo su cuerpo al sentir el miembro de YoonGi rozando contra sus nalgas. YoonGi era grande, grande y duro. No sabía como saldría con vida de ahí.
El mayor llevó su mano libre hasta la ropa de JiMin, la gran tela que traía en su cuerpo era un poco grande, logrando esconder hasta sus rodillas, por lo que no había tenido necesidad de ponerse sus pantalones y su ropa interior, así que prácticamente le había hecho las cosas más fáciles a YoonGi.
Su pálida mano acarició uno de sus muslos, dio un suave apretón en aquélla zona, alzó por completo la ropa de JiMin dejando al descubierto su redondo trasero, antes lo había visto chorrear y ahora comprobaba evidente que JiMin estaba dilatando.
Suspiró con pesadez, tratando de resistirse un poco más. Dio otro golpe más en su nalga, haciendo que el menor soltara un grito, JiMin mordió su labio con fuerza, negando por completo al sentir de nuevo la mano de YoonGi acariciar su otra nalga, cerró los ojos con fuerza y esperó el siguiente golpe. Está vez un gemido grotesco salió de sus labios.
YoonGi quito sus ropas por completo, al igual que las de él. JiMin quedó aturdido en cuanto sintió como los labios de YoonGi dejaban un beso en su hombro, lo siguiente que escucho fueron los jadeos del mayor al igual que los suyos. YoonGi no había entrado en él, al contrario, había comenzado a restregar su miembro entre JiMin, moviéndose lentamente y haciendo que la punta escamosa de su pene rozará contra su entrada.
JiMin dejó salir sus gemidos, agudos y poco audibles, el agarré en sus manos se redujo cuando YoonGi también comenzó a sentirse completamente excitado, perdiendo resistencia en su cuerpo. JiMin entrelazo su mano con la de YoonGi, llevando ambas hasta su pecho y abrazando su brazo de aquella manera, el pecho de YoonGi sudaba poco a poco, sentía la espalda de JiMin pegada a su pecho, sintiendo como este subía y baja por lo descontrolada que estaba su respiración.
Ni siquiera tenía aquel trozo de carne dentro de él y ya lo estaba llevando al clímax, pero tener aquel grande miembro rozando por su entrada constantemente, lo hacía sentirse aún más ansioso y caliente.
-Y-ya... por favor, mi señor- JiMin gimió con desesperación -. Por favor, ponlo dentro.
YoonGi bufo molesto, dejando caer otro golpe en la mejilla de JiMin, quien gritó fuertemente al sentir su nalga ser golpeada una vez más. Fue solamente la punta la que entró en él, haciéndolo sentir más desesperado, quería sentirlo por completo, quería sentir el pene de YoonGi dentro de su agujero, sentir las escamas rozando sus paredes y quería ser llenado por el semen del dragón.
YoonGi se alzó, dejando reposar una mano en la cintura del menor, mientras comenzaba a hundirse dentro de las paredes carnales de JiMin, viendo exactamente como aquel agujero se extendía a su paso. Mordió su labio, evitando gemir ante la imagen y la sensación de estar entrando de alguien por fin. Sus mejillas ahora tenían un leve color rosa, y JiMin estaba hecho un desastre.
-¡E-es mucho! ¡demasiado, demasiado!- gimió y gritó, pero nunca pidió que YoonGi lo sacara, al contrario volvió a decir: -Soy un pequeño demonio zorro... soy débil.
YoonGi suspiró, tratando de relajarse ante la sensación de estar penetrando a JiMin, sin embargo no hizo ningún movimiento, se quedó ahí esperando a que JiMin se acostumbrará a su tamaño, porque tener un miembro como ese en su interior no era fácil.
-JiMin es un mal perdedor- musitó, el menor quiso preguntar como había adivinado su nombre, pero no lo hizo, porque fue mejor para él comenzar una pelea por ser llamado perdedor.
-No es así...- su cuerpo tembló tras haber dicho eso, pues se había movido levemente, logrando hacer que el miembro de YoonGi se deslizará un poco más en su entrada.
-Mmh- YoonGi sonrió un poco -, justo ahora... tu interior se estremeció.
-C-cállate- respondió con dificultad, su respiración estaba algo agitada y le era difícil responder tras haber recibido todo el pene de YoonGi en su cuerpo -, tal vez... me he acostumbrado.
-Entonces, comenzaré a moverme- avisó el dragón, JiMin asintió ante sus palabras, sintiendo como YoonGi se deslizó por su entrada, ahogó un gemido en cuanto lo sintió más duro y grande -¿Eso está bien?- preguntó el mayor, volviendo una y otra vez a moverse con lentitud.
JiMin asintió, liberando sus gemidos pocos audibles. -Mmn, se siente bien.
Sus manos aún seguían aferradas, y JiMin siguió jadeando de placer, escuchando a YoonGi penetrar con lentitud gracias a lo dilatado que estaba. De pronto, sintió su cuerpo temblar una vez más al sentir como YoonGi había ido más fuerte.
-¡Ahh~! fuiste muy profundo...- jadeo, volviendo a sentir como YoonGi embestía otra vez de aquélla manera.
-Sí...- jadeo el dragón -, es difícil no ir tan profundo- soltó un gruñido al sentir a JiMin apretándolo con fuerza -¿qué me dices de aquí?- preguntó, antes de detenerse para volver a penetrar en aquélla zona, acomodándose de mejor manera para deleitar a JiMin.
-¡Ah... es ahí!- exclamó, sus piernas temblaban, YoonGi había encontrado aquélla zona, dándole más placer.
El mayor frunció el ceño ante sus palabras, sintiéndose tan excitado de estar dentro de aquel chico quien lo apretaba tan delicioso. JiMin había logrado completar su gusto, sentía el pene de YoonGi perforar su trasero con lentitud, podía sentirlo palpitar y las escamas rozaban sus paredes, enviándole una ola de placer.
JiMin volvió defir: -Mi señor... no seas cuidadoso, en absoluto.
YoonGi hizo caso a sus palabras, así que sus peticiones fueron escuchadas. Penetro con fuerza, escuchando a JiMin gemir con el primer movimiento, el cuerpo del pequeño zorro tembló, sus colas estaban siendo aplastadas por el cuerpo de YoonGi, una vez más sintió al dragón embestir con fuerza, esta vez fueron estocadas seguidas. Sus cuerpos se movían al mismo tiempo, escuchando como los testículos de YoonGi golpeaban contra sus nalgas.
-Ugh, maldición...- YoonGi jadeo, mientras empujaba su pene contra la entrada de JiMin, su textura rozaba contra las paredes de JiMin, haciéndole sentir la hombría del dragón.
-Mmgh... ¡e-estas yendo muy profundo!- gimió el pequeño zorro, sintiendo poco después como algo se enrollaba en su pierna derecha. Lo sentía la cola del dios dragón estaba aferrada a su pierna con fuerza, mientras sentía a YoonGi hundirse una vez más en él -¡demasiado, demasiado!
-Ahh...- jadeo con fuerza, se subió por completo en el cuerpo de JiMin, doblando sus rodillas y entrando fuerte y duro para embestir sin cuidado alguno -¿pero qué es esto?
-¡Espera...!- gritó, sintiendo su mente desconectarse por completo, su cuerpo se movía al mismo momento que YoonGi golpeaba su interior, sus manos estaban aferradas, sentía su entrada contraerse -¡siento que voy a romperme! ¡voy a...!
-¿Esto se siente bien?- preguntó, ignorando las palabras de JiMin, arremetió contra él una vez más golpeando violentamente su entrada, hundiéndose en su agujero, el cual comenzaba doler poco a poco, era un dolor exquisito, el cual le hacía sentir cosquillas por todo su cuerpo.
-... ¡sí! ¡oh dios, se siente bien!- gritó llenó de placer, cerró sus ojos y atrapó la mano de YoonGi con sus dientes, mordiendo de esta con fuerza, mordía cada vez que YoonGi salía y entraba con fuerza.
-Mmgh, mierda... no muerdas ahí- soltó una risita, volviendo a penetrar contra la entrada de JiMin, fluidos salían de aquella zona, logrando volver el sonido de las estocadas aún más obsceno.
El menor siguió mordiendo, cerrando sus ojos con fuerza y curvando sus cejas del placer, YoonGi golpeaba su interior sin cuidado alguno, sí, él se lo había pedido de aquélla manera. Pero ahora mismo sentía que estaba llegando a su límite, su miembro expulsó el líquido, ensuciando la cama del dragón. Pronto sintió como su interior era llenado por el semen del mayor, sintiéndose tan aliviado de haber acabado por fin, porque su placer había sido alcanzado al fin.
-E-espera... dios dragón...
-YoonGi- respondió el mayor -, llámame así.
JiMin no se detuvo a cuestionar su nombre, solamente dijo: -YoonGi... no acabes aún.
-No pensaba acabar.
JiMin lanzó un quejido en cuanto sintió a YoonGi tomarlo de la cintura, sus nalgas fueron presionadas una vez más contra el miembro de YoonGi, quien aún se encontraba dentro de él. Cada una de sus piernas se encontraba a lado del mayor, YoonGi lo tomó de la cintura con gentileza, para alzarse y depositar besos en su pecho, lamiendo y chupando sus pezones marrones. JiMin se aferró al cuello del mayor, sintiendo como la hombría del dragón crecía cada vez más en su agujero.
JiMin se alzó, dejándose caer poco después con lentitud, sintiendo con lujo de detalle la textura del pene de YoonGi, le excitaba sentir aquel trozo de carne invadiéndolo.
Se movió de arriba hacia bajo, tratando de sentir aquel miembro penetrándolo. Sus gemidos fueron más fuertes, se convirtieron en gritos cuando YoonGi mordió uno de sus pezones, se volvió un caos por todo la cueva, haciendo un eco profundo, escuchándose tanto los gemidos y gritos de ambos chicos, como también los sonidos obscenos de sus pieles chocando con rapidez.
-A-ahhh... justo ahí, se siente bien- JiMin gimió sobre los labios de YoonGi, sintiendo como estos rozaban contra los suyos, tragó con dureza y se decidió a romper la pequeña distancia, sus labios se movieron con facilidad, explorando ahora toda su boca, besándose con necesidad y desesperación -¡Oh dios! ¡YoonGi, ahí, justo ahí!- gritó de satisfacción, sintió las manos del mayor apretar su cintura, al mismo tiempo que se empujaba en su interior, golpeando con fuerza, JiMin se aferró a sus hombros, saltando sobre él y una vez más experimentando el placer de por fin liberarse una vez más.
Su respiración tanto como la de YoonGi estaban agitadas, su pecho subía y bajaba con rapidez, estaba intentando volver a sus sentidos, pero le fue imposible hacerlo de manera rápida.
Recargo su frente contra la de YoonGi, quien capturó una vez más sus labios con los suyos. Esta vez disfrutando de un beso tranquilo.
Sí, JiMin había confirmado lo que las personas decían acerca de aquel dios dragón.
-Y-YoonGi...- llamó a su nombre, tocando con la palma de su mano una de las mejillas del dragón -¿cómo sabías mi nombre?
YoonGi soltó una risita, recordando como fue que conoció a aquel chico. La verdad nunca habían hablado, solamente lo había visto cierto día cuando viajo a un pueblo cercano al bosque original del demonio zorro. Había escuchado hablar de un pequeño zorro demasiado juguetón y travieso, uno al que le gustaba hacer cacería nocturna y andar de pueblo en pueblo.
-He escuchado mucho de ti- contestó.
Las mejillas de JiMin se incendiaron en cuando escuchó aquello, de pronto se había sentido tan avergonzado, lo cual era muy extraño en él, pues nunca lograba sentirse de aquélla manera. Se removió un poco, ahogando un gemido al darse cuenta que YoonGi aún seguía en su interior.
-¿D-donde escuchaste de mí?- preguntó con nervios, temía que YoonGi le dijera que las personas solían hablar del tonto zorro al que le gustaba ser un descarado conquistando y engatusando cultivadores para obtener lo que quisiera. Era la verdad, pero por alguna razón, no quería que YoonGi supiera de eso.
-De un pueblo cercano a tu bosque- confesó, JiMin puchereo -, dijeron muchas cosas interesantes de ti. Y una vez te vi peleando con un hombre en un bar.
-Ah... eso- sonrió avergonzado -, eso fue porque...
-Fue porque él señor te estaba molestando y quería pagar por llevarte a la cama, lo sé.
-Oh... eres muy observador- rió, rascándose la cabeza con vergüenza -, es que yo... tampoco me gusta acostarme con cualquiera.
YoonGi lo miró con seriedad y asintió, mientras decía: -Lo sé, pero ahora JiMin. ¿Por qué te has entregado a mí?
-Uh... interesante pregunta- rió tímidamente, se alzó de hombros y confesó: -Para ser sincero fue por curiosidad, pido perdón por eso- dijo, bajando la mirada -, pero entenderé si ahora ya no me quieres por eso, me ofrecí como un sacrificio entregándome a un dios dragón. Pensado que todo era un juego.
YoonGi lo miró sin decir nada, poco después suspiró con pesadez para después decir: -Ya lo haz hecho, te has entregado a mí. Así que tu mayor castigo por haberlo hecho sin pensar en las consecuencias será éste.
JiMin alzó la mirada tras escuchar sus palabras, sonriendo con emoción al escuchar su confesión. Entonces sin importar el dolor en su cuerpo y esa cosa entre sus piernas, se abrazó fuertemente al dragón, restregando su mejilla contra la de YoonGi.
-Si este será mi castigo y tu forma de comerme como tu sacrificio, entonces estaré encantado de serlo.
Desde entonces, no importaba a donde fuera, si volvía a sus tierras o iba de aventura, su hogar era con el dios dragón del bosque Taishan. Y así, el rumor de que aquel dios dragón había vuelto al habito de comer personas, se corrió por todo el pueblo, además de que se sabía que siempre sería la misma persona, su compañero de vida y pareja sentimental: el pequeño demonio zorro.
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