Capítulo II
Poco a poco comencé a despertar debido a un intenso dolor de cabeza, por un segundo llegue a creer que todo lo que había ocurrido con anterioridad se trataba de un mal sueño, pero entonces a mi espalda se escuchó una voz femenina.
- Finalmente despertaste.
Rápidamente me di la vuelta encontrándome con lo que parecía ser una demonio, y debo admitir que a pesar de su expresión seria era bastante hermosa, ese largo cabello rubio, esa piel ligeramente pálida, su perfecto cuerpo en forma de reloj de arena, la verdad no me importaba tanto que tuviera unos enormes cuernos.
Vestía un hermoso vestido color magenta junto con unos largos guantes del mismo color, una especie de gargantilla hecha de perlas y lo que me hizo descubrir la identidad de aquella mujer, una extravagante tiara dorada con joyas rojas.
Aunque mantenía en mi rostro una expresión tranquila, mentiría si dijera que no sentí un escalofrío recorrer mi espalda cuando caí en cuenta de que me encontraba delante de la mismísima reina del infierno, Lilith.
- ¿No vas a decir nada?
Preguntó sin dejar de lado su semblante serio pero relajado, en ese momento varias preguntas comenzaron a rondar por mi cabeza, la que más destacaba de todas era "¿por qué me encontraba en ese lugar?".
Si, ya sé que no soy una blanca palomita, pero a lo que me refiero es, ¿por qué llegue directamente con la segunda entidad más poderosa del infierno?, cientos de personas mueren todos los días, y varias de esas personas terminan cumpliendo la misma condena que yo, pero en esta habitación solamente nos encontrábamos nosotros dos, así que no puede ser una coincidencia que llegara justo aquí.
- Te hice una pregunta.
Volvió a hablarme subiendo ligeramente su timbre de voz, así que ante su insistencia me puse de pie para poder hablarle mejor.
- ¿Por qué me trajo aquí?
- Quiero hacer un trato contigo.
Respondió de manera simple y directa, y yo no podía estar más confundido en ese momento.
- ¿Por qué conmigo exactamente?
La bella demonio soltó un largo suspiro para luego levantarse del trono en el que descansaba, lentamente comenzó a caminar en mi dirección con las manos tras la espalda, lo cual me hizo retroceder lentamente por reflejo.
- Debo admitir que me siento intrigada, venderle tu alma a dos demonios sumamente poderosos fue una jugada muy arriesgada, pero sorprendentemente inteligente, lo cual me provoco cierto interés por ti.
- Muchas gracias, supongo.
Para ser honesto aquella respuesta había salido de mi boca únicamente por los nervios, ¿debería decirle que aquella idea la saqué de un cómic que había leído en mi infancia?, no lo sé, siento que sin importar lo que diga o lo que haga nada de esto terminará bien para mi.
- Entonces, ¿te interesa hacer un trato conmigo?
Preguntó mientras caminaba a mi alrededor con una mirada analítica, era claro que ella buscaba algo de mi si me había traído hasta aquí, pero no tenía idea de que era.
- ¿Y qué pasa con los contratos que tengo con Vox y el Demonio Radio?
- Puedo destruir esos contratos si es que aceptas mi propuesta, podrán ser demonios poderosos pero ambos se encuentran muy por debajo de mi, ¿así que qué me dices?
- Yo... supongo que pasó.
Ante mi respuesta aquella dama frunció el seño, pero más que ser una señal de molestia parecía más de confusión.
- Normalmente las personas con una mentalidad como la tuya aceptarían la oferta de inmediato.
- Entonces supongo que no me conoce del todo, su majestad, a mi no me gusta recibir órdenes de nadie, y si hice un trato con esos dos es porque ya sabía que ambos se odiaban, para que estos se maten entre sí y de esa forma dejar mi alma totalmente libre.
Ella se quedó pensando por un momento lo que le dije, mientras que yo por otra parte no podía apartar la mirada del escote de su vestido, supongo que entre sus habilidades no se encuentra la lectura de mentes, porque si supiera lo que estaba pensando seguramente ya me hubiera convertido en cenizas.
Al cabo de unos segundos mi acompañante finalmente respondió.
- Aunque en un principio tu idea parece bastante ingeniosa tiene una ligera falla, y es que si bien Alastor y Vox no se toleran del todo por lo menos saben comportarse delante del otro.
- Yo no estoy tan seguro, en el momento que se enteraron de que les había vendido mi alma a ambos estos comenzaron a discutir y posteriormente a pelear.
- Tienes razón, sin embargo esa pelea se llevó a cabo por TU culpa, ese enojo era producto de tu engaño y dio la casualidad de que ambos estaban en el mismo lugar para dirigirse ese odio hacia el otro, y aquí el problema es que a pesar del enojo ambos siguen teniendo sentido de la autoconservación, y una vez que estos dejen de pelear podrían ponerse de acuerdo para hacerte la vida imposible.
Ante sus palabras termine quedando atónito, y es que era cierto, yo estaba totalmente confiado en que esos dos terminarían disputándose mi alma por puro orgullo, ¿pero y si no era así?, ¿y si ambos coincidían en desquitarse conmigo por mi engaño?
- ¿Entonces que me dices?, ¿quieres hacer un trato?
Sali de mi trance cuando note que me extendía la mano, y yo no sabía qué hacer en ese momento, por un lado cabía la posiblidad de que Alastor y Vox se pusieran de acuerdo en torturarme, pero por el otro no tenía ni idea de lo que me llegaría a pasar si aceptaba el trato de Lilith, así que sin importar que elección tomara algo malo terminaría por pasarme.
- ...no.
Respondí después de pensarlo unos segundos, prefería aferrarme a la idea de que Alastor y Vox se terminarían matando entre si, dejándome totalmente libre, claro que también cabía la posiblidad de que alguno de los dos sobreviviera a la pelea, aunque eso era menos probable a que los dos hagan un acuerdo.
La expresión de aquella dama se notaba ligeramente molesta, pero al cabo de unos segundos está soltó un suspiro para luego decir.
- Bien, supongo que fue algo apresurado de mi parte hacerte tomar una decisión, así que te daré algo de tiempo para que lo pienses más detenidamente.
Y una vez habiendo dicho eso el suelo bajo mis pies desaparecido repentinamente, haciéndome caer por una especie de portal hasta lo que parecía ser el infierno.
- Ay... mierda...
Me queje una vez que llegue al suelo, la caída no había sido tan alta pero aún así no quita el hecho de que me haya dolido, lentamente comencé a levantarme a duras penas para así poder mirar con más detalle mi entorno.
Honestamente siempre pense que si llegaba al infierno me encontraría una especie de páramo de terreno rocoso, con lagos llenos de lava ardiente que desprendieran un intenso olor a azufre, pero en lugar de eso me termine topando con una especie de ciudad común y corriente, lo más destacable de este "mundo" es el cielo color rojo sangre junto con el enorme "sol" en forma de pentagrama que "ilumina" la ciudad...
- Creo que debería dejar de usar tantas comillas, no cabe duda de que este mundo no es ni común ni corriente.
Bueno, supongo que debería dar un recorrido por mi nuevo "hogar"... ash, las comillas otra vez, definitivamente tenía que dejar por un rato el sarcasmo.
En fin, comencé a caminar por la calle a paso tranquilo, viendo de reojo a los diferentes habitantes del lugar, había desde gente apostando, gente golpeándose, gente drogándose, gente ebria tirada sobre la banqueta, gente teniendo sexo escondidos en algún callejón pero sin reprimir sus gemidos o gruñidos guturales, incluso había gente que se estaba comiendo viva a otra gente.
Se podría decir que es como Latinoamérica, pero sin tener que esconderse de policías corruptos que buscan gente idiota para ponerles multas de cientos o miles de pesos.
- Okey, será difícil adaptarme.
Me dije a mi mismo viendo que en este lugar el ambiente se siente muy tenso, como si nos encontráramos en una guerra todos contra todos, decidí alejarme un poco de aquel caos para buscar un lugar en donde poder pensar más detenidamente.
Teniendo en cuenta que esto era una especie de ciudad en teoría era posible tener una vida normal aquí, pero eso me iba a resultar bastante complicado ya que me encuentro por mi cuenta.
- Maldición, esto sin duda va a ser un dolor de cabeza.
Me queje llevándome una mano a la frente por el estrés que esto comenzaba a causarme, siendo honesto me había acostumbrado tanto a la vida de lujos que tenía anteriormente que me resultaba demasiado complicado empezar desde cero, en especial si tenía en cuenta que lo que había obtenido fue gracias al trato que realice con Alastor.
En aquel momento la oferta de Lilith parecía más tentadora, aunque no estaba seguro de que iba a obtener exactamente, pero lo más probable era que me resultaría más sencillo vivir en el infierno de haber aceptado.
Finalmente suspire cansado, cuanto más lo pensaba mis posibilidades de sobrevivir se volvían más pequeñas, no tengo a nadie que me apoye, mis tierras y riquezas no me sirven estando en este lugar, con suerte podría engañar a algún idiota para que haga lo que le ordené, ¿pero qué tanto me podría servir eso?
Después de un rato me termine recargando sobre la pared de un edificio mientras miraba hacia el cielo, y da la casualidad de que mi mirada de topo con una enorme torre de un reloj, la cual tenía tres ranuras que en ese momento marcaban 001, como si estuviera anunciando la llegada de algo importante.
- Me preguntó qué es lo que va a pasar.
Y mi duda fue aclarada en el momento en que el marcador llegó a cero, pues a los pocos segundos en el cielo apareció lo que parecía ser un enorme portal dorado, seguido de que varios demonios comenzaron gritar y a correr despavoridos, de hecho la cantidad de demonios que salió corriendo fue tan inmensa que incluso terminaron llevándome junto con ellos como si se tratara de una corriente marina.
- ¡Oigan deténganse!, ¡¿qué rayos les pasa?!
- ¡Llegaron los exorcistas!
No tuve tiempo de preguntar a que se refería, pues prácticamente el grupo de demonios me termino adentrando hasta el interior de un edificio, una vez dentro todos empezaron a bloquear la puerta y las ventanas con muebles.
- ¡Oye tú!, no te quedes ahí parado como pendejo y ayúdanos a tapar las entradas.
Escuche una orden proveniente de un demonio bajito con apariencia de lagarto y una voz irritante, ¿quien se creía este idiota para decirme que hacer?
- En primera tengo nombre, y en segunda, ¡¿alguien me quiere explicar qué diablos está pasando aquí?!
Otro de los demonios, que tenía la apariencia de un lobo negro algo viejo y gordo, me agarró por el cuello y me tapo la boca, este se asomó por el orificio de una ventana sin quitarme las manos de encima y después de unos segundos asintió al resto del grupo para luego soltarme bruscamente.
- Guarda silencio si quieres vivir.
- Entonces díganme por qué hacen tanto escándalo.
- Acabas de morirte, ¿no es cierto?
- Así es.
- Ya decía yo que apestaba a humano aquí.
Escuché quejarse al mismo demonio lagarto mientras se asomaba por otra ventana, mi curiosidad se volvía cada vez más grande y ya que ninguno de los presentes se había molestado en explicarme la situación decidí dejar ese circo y salir del edificio, de todas formas parecía que todos en ese lugar estaban sufriendo de histeria colectiva, por lo que no debía haber ninguna amenaza real.
Cuando trate de quitar los muebles de la puerta todos los demonios entraron en pánico y me agarraron de brazos y piernas.
- ¡¿Qué creen que están haciendo?!, ¡sueltenme!
Después de forcejear por un rato los demonios finalmente me soltaron, todos me dedicaban miradas molestas o serias, y yo igualmente me encontraba irritado por no saber nada de lo que estaba ocurriendo.
- Escucha pendejo, estoy seguro de que hablo por todos cuando digo que nos importa un carajo que mueras, pero si los exorcistas te ven salir de aquí a todos nos van a hacer mierda.
La verdad era que esa lagartija enana me tenía harto, pero aún así logré mantener la calma respirando profundo mientras me llevaba ambas manos a la frente.
- A ver, una simple explicación es todo lo que pido, ¿enserio es tan difícil?
Todos se quedaron mirando entre sí por un breve momento hasta que el demonio lobo tomo la palabra.
- Verás, hace un par de años empezaron a llegar del cielo un grupo de ángeles, los cuales tienen como objetivo exterminar a todos los pecadores posibles.
- Y lo peor de todo es que esos pendejos no distinguen entre pecadores, nacidos en el infierno, hellhounds o Imps, lo que nos pone a todos en peligro.
- Por eso debemos escondernos hasta que los exorcistas se vayan.
Una vez que recibí la información que quería me asome por una ventana para ver el caos que estaba ocurriendo haya afuera, pude notar como varios seres alados caían en picada para apuñalar a los demonios con lanzas, algunos incluso se reían a carcajadas al liquidar a todos esos pecadores como si fueran cucarachas, sin duda era toda una masacre.
Después de unos segundos me termine distrayendo al notar que en el vidrio se alcanzaba a ver mi reflejo, curiosamente los cambios eran pocos, dejando de lado que mi piel ahora era de un tono verde claro, mis dientes de habían vuelto largos y afilados colmillos, y además me habían salido un par de astas y una cola.
- Qué interesante.
Mencioné en un susurro entre emocionado e intrigado, a pesar de los notorios cambios se podría decir que seguía teniendo mi apariencia humana, cualquier persona que me hubiera conocido en vida seria capaz de reconocerme al poco tiempo, honestamente pensaba que los cambios en mi cuerpo serían más radicales, pero supongo que así como mi idea sobre el infierno mi idea sobre los demonios también era errónea.
- ¡PECADOR!
- ¿Ehh?
Me quedé tanto tiempo vagando en mis pensamientos que se me olvidó alejarme de la ventana, por lo que más temprano que tarde uno de esos exterminadores se dio cuenta de mi presencia, alertando así a sus compañeros de mi ubicación.
- Oh oh.
Rápidamente me aleje de la ventana solo para ver como varios de esos angeles atravesaban las barricadas sin mucho problema, uno de ellos parecía tener su mirada puesta sobre mi, así que agarre al pequeño con apariencia de lagarto y lo usé a modo de escudo humano (¿o debería decir escudo demonio?), solo para ver cómo era empalado con suma facilidad, así que me apresure en buscar una salida para ponerme a salvo.
Pero no sirvió de nada, pues afuera del edificio se encontraban varios angeles sobrevolando la zona, listos para lanzarse contra cualquier cosa que saliera hacia las calles.
- ¡No puede ser!
Ya no había escapatoria, ese era mi fin, no tenía ni un par de horas de haber llegado al infierno y ya estaba por morir otra vez, me agache mientras cerraba los ojos esperando lo peor, juro que por un instante sentí que una de esas lanzas me alcanzó a rozar el rostro, pero no me pasó nada más, pues sin que me diera cuenta otro portal se había abierto bajo mis pies.
Continuará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top