Capítulo I

Últimamente los sonidos más pequeños me resultan demasiado molestos durante el día, el estúpido goteo de la bolsa de suero, los débiles pero constantes "beeps" del monitor, y sobretodo el insufrible tic tac del reloj que dejaron sobre la pared delante de mi cama.

Aquellos sonidos que resultarían insignificantes para la mayoría, taladraban mis oídos de manera tan intensa que ni siquiera me dejaban escuchar los que mis doctores me decían, era realmente frustrante verlos moviéndose de un lado a otro mientras hablaban sobre mi, porque si, aunque mis oídos no logran captar sus voces estoy consciente de que siguen hablando sobre mi por las miradas furtivas que me dedican, asegurándose de que realmente no logré entender lo que dicen, aunque ya me puedo hacer una idea de que van aquellas conversaciones.

El tiempo continua avanzando de manera tortuosa hasta que finalmente llega la noche, permanezco acostado sobre la camilla con una respiración algo pesada a pesar de que no me he levantado en todo el maldito día.

Poco a poco mi ritmo cardíaco va disminuyendo hasta el punto en el que ya no puedo sentir a mi corazón latiendo en mi pecho, solamente el monitor es la única prueba de que mi motor todavía no se ha apagado.

Dios, juro que si tuviera frente a mi al imbécil que se le ocurrió cortar la energía en la ciudad solo porque era de noche, le arrancaría los ojos y luego haría que se los trague por haberme perjudicado, solo espero que mi plan haya funcionado o si no voy a estar más que jodido.

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- Oh mierda.

Me queje cuando comencé a sentir un leve dolor en el pecho, que poco a poco se fue intensificando hasta el punto en que se me dificultaba el respirar, pensaba que el efecto de las pastillas se habia terminado antes de tiempo, pero cuando note que el ruido del monitor se volvió más errático e intenso fue que me di cuenta de que mi vida estaba a punto de terminar.

- N-No... no.

Entre en pánico, los sonidos de la habitación se volvían más intensos e insoportables, todo me daba vueltas, ¿la muerte se siente tan abrumadora y sofocante?, ¿o esto se debía a que le había vendido mi alma a los demonios?, sea como sea no podía seguir aguantando esta tortura por mucho tiempo o me terminaría volviendo loco.

- E-Enfermera... enfermedad.

Llamé débilmente en un intento patético por pedir ayuda, la falta de oxígeno en mis pulmones apenas y me dejaba hablar en un hilo de voz, por lo que era imposible que alguien respondiera a mi llamado de auxilio.

Pero entonces, justo como si mis súplicas acabarán de ser escuchadas, todo a mi alrededor se detuvo repentinamente, el intenso dolor, el sofocante ruido, aparentemente el tormento se había terminado, como si el mundo entero a excepción mía se hubiera congelado en el tiempo, pero para mí desgracia todo lo malo estaba por comenzar.

Una enorme y poderosa llamarada se hizo presente justo en el centro de la habitación, acompañado de una particular y extrañamente relajante melodía, poco a poco el fuego se fue disipando hasta mostrar en el suelo una especie de portal, del cual comenzó a emerger un enorme piano del que provenía dicha melodía, junto con cierto demonio con el que tenía asuntos pendientes.

Yo~ te veré~
¿Dónde y cuándo?, no lo se~
Solo se que pronto te encontraré~

- ...bonita canción Demonio Radio.

- ¡Gracias!, llevo varios días practicando.

Exclamó en un tono altanero para luego ponerse de pie y caminar en dirección a mi camilla.

- Ohh, no tienes idea de lo emocionado que estoy por este momento, después de tantos años al fin podre... reclamar lo que es mío.

Mencionó lo último cambiando su voz por una más sombría y siniestra, extendiendo su mano la cual producía un intenso brillo verde, listo para llevarse mi alma, y yo en ese momento solamente me preguntaba, ¿en donde estaba el otro cabrón?

Esto era malo, tenía que hacer tiempo o si no mi plan se iba a echar a perder.

- ¿Enserio te vas a llevar mi alma así como así?, ¿no te vas a burlar porque has ganado?, ¿no me harás rogar o suplicar por piedad?

El demonio soltó una leve risa entre dientes, para posteriormente caminar hacia mi camilla y tomar asiento sobre esta.

- Oh vamos Tn, ambos sabemos que no eres de los que suplican, lo supe desde el día en que nos conocimos, en donde a pesar del intenso miedo que sentías tuviste el valor de ofrecerme tu alma, incluso recuerdo la forma en que me lo pediste como si fuera ayer: "Escúchame demonio, quiero que me des tierras, riquezas y una larga vida, y a cambio te entregaré mi alma"

Exclamó imitando mi voz a la perfección, o bueno, al menos la voz que tenía a los 17 años.

- ¿Qué puedo decir?, siempre he sido un hombre que sabe lo que quiere.

- Si, y en lugar de trabajar duro para conseguirlo decidiste tomar el camino fácil.

- ¡Ey!, ¿qué esperabas que hiciera?, nadie quería contratarme porque no había ido a la escuela.

- Pudiste haber trabajado en mano de obra sin problemas, pero no, tú no querías ser un simple empleado, no querías estar debajo de nadie, tú querías ser el jefe, el que toma las decisiones y da las órdenes, y eso fue lo que he llevo a hacer un trato conmigo, te di las herramientas para formar un imperio, y debo admitir que de todos los idiotas que hicieron un trato conmigo tú fuiste el único que supo mantener todo lo que le di.

- Bueno, no podía perderlo todo así como así, después de todo me había costado mi alma.

- Lo se, tu alma era tan valiosa para ti que no dudaste ni un segundo en entregársela a un demonio ¿no?, ¡jajajaja!

El demonio de tonalidades rojas se rió un poco para luego ponerse de pie.

- En fin, creo que ya charlamos lo suficiente, ahora es momento de irnos.

- Oh vamos, ¿seguro que no quieres seguir hablando un poco más?

Ante mi pregunta este se puso a reír falsamente.

- ¡Ja ja ja!, típico de los deudores, tratando de hacer tiempo para que no me los lleve, la verdad eso es algo patético, pero en tu caso lo puedo entender, esperabas prolongar tu vida con esa técnica de congelarte por la noche, ¿no es asi?

- Oye, me había funcionado bien, solo mirame, tengo más de 80 años y apenas luzco de 30.

- Tn, voy a ser honesto contigo, esa técnica era completamente estúpida, ¿quieres saber por qué?, porque lo que hacías tras congelar tu cuerpo era detener tanto tu ritmo cardíaco como tu actividad cerebral, lo cual se podía considerar como si estuvieras muerto.

- ¿Qué?, no puedes estar hablando en serio.

- Por supuesto que hablo en serio, cada vez que hacías eso era como si me rogaras que me llevará tu alma al infierno, la única razón por la que no lo hice fue porque siempre me has parecido alguien entretenido, pero ahora que sufriste de un fallo multisistémico por haberte descongelado mal supongo que ya no queda nada por hacer, ¡asi que colorín colorado, tu libertad se a acabado!

Nuevamente extendió su mano listo para llevarse mi alma, era realmente desesperante el hecho de permanecer recostado en la camilla sin poder hacer otra cosa que no sea esperar mi condena, pero afortunadamente para mí el otro idiota llego justo en el último momento.

- ¿Qué está pasando?

Preguntó algo extrañado mirando hacia el monitor, pues este comenzó a mostrar estática como si de una televisión se tratará, pocos segundos después un par de manos comenzaron a emerger de la pequeña pantalla, para luego darle paso a otro demonio de aspecto particular, pues este llevaba una televisión por cabeza.

- ¡Muy bien Tn!, hora de que te vengas conmigo hacia el infier... ¡¿Alastor?!, ¡¿qué se supone que estás haciendo aquí?!, ¿no ves que estoy apunto de cobrar el alma de mi deudor?

- Me parece que te equivocaste Vox, creo que quisiste decir que YO voy a cobrar el alma de MI deudor, solo mira.

El demonio con rasgos de ciervo chasqueo los dedos sonriendo victorioso, haciendo aparecer el contrato que llevaba la firma de mi puño y letra, dejando totalmente confundido y enfadado al contrario.

- ¡¿Qué?!, ¡eso es imposible!

Ahora el demonio de apariencia más tecnológica empezó a buscar en el interior de su saco hasta que logró sacar otro contrato, el cual tenía de igual manera la misma firma que llevaba el contrato de Alastor.

- (Con que ese era su nombre).

Me quedé pensando mientras el par de demonios comenzaba a discutir, los segundos pasaban mientras su disputa se volvía cada vez más violenta, e inevitablemente yo comencé a reírme a carcajadas, la cara molesta de Vox sin duda era cómica, pero la de Alastor no tenía precio, verlo con el ceño fruncido y con una sonrisa torcida por el enojo era increíble.

- Viejo miserable, ¡¿qué mierda fue lo que hiciste?!

Amenazó el demonio con cabeza de televisor mientras me agarraba del cuello de la bata, incluso si los dos me miraban con intensiones asesinas no me importaba, pues ya que les había vendido a los dos mi alma ninguno de ellos iba a poder tomarla, incluso si un alma se pudiera dividir a la mitad dudo mucho que alguno de ellos este dispuesto a compartirla.

Ahora sí de verdad querían conservarla los dos tendrían que pelear por ella, y si todo sale como lo planeé ambos se terminarán matando en el proceso, simplemente perfecto.

- Bueno, ya que él realizó un trato conmigo primero supongo que su alma me pertenece por derecho.

- ¡No tan rápido venadito!, si él realizó un trato conmigo después seguramente fue porque que tú no debiste cumplir con tu parte, por lo tanto yo me quedaré con su alma.

- ¿Y qué te hace pensar que yo no cumplí con mi parte del acuerdo?

- Tal vez el hecho de que eres un ¡incompetente!

Poco a poco su discusión fue pasando de los insultos a los gritos, y solo era cuestión de tiempo para que pasarán de los gritos a los golpes, honestamente en ese momento me encontraba algo emocionado de poder mirar en primera fila el como dos demonios se mataban en una pelea extremadamente brutal, aunque luego me di cuenta de que encontrarme en el centro del campo de batalla no era tan fortuito como pensaba.

- Oigan, ¡esperen un momento!

Ambos hicieron caso omiso a mi llamado y se siguieron observando con una insaciable sed de sangre, a la vez que la habitación era inundada por un fuerte ruido de estática mientras que de ambos empezaba a emanar un fuerte brillo.

Parece que la habitación no era capaz de resistir el poder de aquellos dos demonios, pues tanto el suelo como las paredes del lugar comenzaron a agrietarse, no estaba seguro de si esto estaba ocurriendo en el mundo real o no, ya que además de Vox, Alastor y yo todo en la habitación seguía tornado de tonalidades grises.

Al final recibí mi respuesta cuando una leve cantidad de polvo y piedritas cayeron sobre mi hombro, y cuando dirigí mi mirada hacia el techo por la curiosidad todo se tornó completamente negro.

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