3. La muerte del príncipe

Ravena camino hacia la salida de la propiedad mientras su pecho subía y bajaba mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. Cada año con su madre era lo mismo, siempre la dejaba en ridículo, se sentó en un tronco seco cerca de los carruajes de las personas y oculto su rostro entre sus manos.

—Señorita ¿está usted bien? — pregunto una voz amable.

Ravena levanto sus ojos y miro al joven quien se había cercado de forma sigilosa hacia ella, estaba vestido con el logo de la familia real del príncipe Antonio DeRose.

—Si estoy bien— contesto quitándose las lágrimas con suavidad de su rostro, el joven la miro y saco de su bolsillo un pañuelo blanco ofreciéndoselo.

—Lamento que este un poco sucio— se disculpó el joven, Ravena lo tomo entre sus guantes blancos— Iba a lavarlo antes de venir, pero mi amo no me lo permitió.

Ravena asintió con la cabeza, estaba un poco sucio, pero no lo suficiente.

—Muchas gracias— agradeció pasándose el paño por su rostro, luego se lo tendió.

—No señorita, si gusta puede quedárselo.

Ravena lo observo el pañuelo y luego lo miro.

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Dominic Chester, un placer— extendió su mano, Ravena le sonrió y tomo su mano.

Unos pasos hicieron que ambos miraran hacia un lado, dos hombres de vestidos totalmente de negro llegaron hasta ellos, Ravena se levantó y aliso su vestido con la mano.

—Chester, deja de molestar a la señorita y regresa a trabajar— ordeno uno de ellos, el joven asintió con la cabeza y se alejó— ¿Se encuentra bien señorita? ¿La ha estado molestando? —pregunto dirigiéndose hacia Ravena.

—No— negó Ravena— Todo está bien, gracias por preguntar.

Ambos hombres asintieron, uno de ellos hablo.

—¿Necesita ser escoltada a la fiesta? — pregunto.

Ravena negó

—Puedo regresar sola, muchas gracias.

Los dos hombres asintieron y se alejaron de ella directo hacia el lago, Ravena miro un joven de cabello rubio que los esperaba a ambos, luego hablaron en voz baja.

—Tu madre ha estado buscándote— hablo Lilibeth llegando hasta Ravena— Hubiera amado entrar ya a la fiesta, pero eso me aburriría si no tengo a quien molestar.

Lilibeth miro al joven de reojo y luego a Ravena, la joven alzo sus cejas con diversión y Ravena negó con la cabeza.

—Con permiso señorita— hablo la voz de otro joven llegando con unas cajas de regalos, las dejo sobre la carroza y miro a Dominic— El príncipe Antonio me ha pedido que te los diera...—miro de reojo con curiosidad a Lilibeth y sonrió, regreso su vista a su compañero— ¿Lo has visto? Tengo que entregarle un sombrero de la reina Andrómeda.

—Lo he visto alejarse con dos hombres, deben ser amigos o conocidos del príncipe— señalo Dominic hacia los arboles— No sé si después se haya ido a otro lado Johnny.

El joven asintió con la cabeza acomodando los regalos en el vehículo, Lilibeth y Ravena intercambiaron una mirada sin saber si irse o quedarse.

—¿Se les ofrece algo más? — pregunto el recién llagado mirándolas.

—Johnny, son de clase alta, baja tu voz— pidió Dominic.

—De ti, ni unas gracias— contesto Ravena mirándolo de arriba abajo.

Johnny alzo una ceja mirando a Ravena.

—De acuerdo señorita, soy un caballero y jamás la ofendería— Ravena sonrió— Pero...— eso le quito la sonrisa a la chica— Para ser clase alta, no sabía que utilizara barrer con la mirada a las personas que no son de su clase.

Ravena iba a contestar, pero Lilibeth se interpuso.

—Creo que es hora de irnos—hablo Lilibeth y miro a ambos jóvenes, tomo la mano de Ravena para jalarla— Con permiso.

Ravena miro al joven quien sonrio y movio su mano.

—¿Viste? — pregunto Johnny hacia Dominic quien miraba con cierto encanto a Lilibeth— Las chicas de clase alta no pueden romper etiquetas, no es capaz de contestarme.

Ravena escucho aquello y se soltó de Lilibeth y regreso hacia el chico.

—¿Crees que porque soy una chica de sociedad me quedo callada? — pregunto.

Johnny se giró con una sonrisa ladina.

—Oh mira, has regresado a contestarme.

—Si— asintió Ravena mirándolo fijamente— Y te he barrido con la mirada y lo volvería a hacer. ¿Cómo puedes corrernos con tu "se les ofrece algo más"? ¿Acaso no tienes modales? ¿Nunca has tratado a una dama?

—¿Y usted no ha tratado a un caballero? — contraataco Johnny— Me temo que no verdad, por eso sigue soltera.

El sonido de un arma resonó cerca de ellos, detrás de unos matorrales el cuerpo del príncipe Antonio cayo inerte al piso, tenía los ojos muy abiertos y de su boca caía sangre. Ravena soltó un grito y tres hombres salieron de los matorrales.

—Mátalos— ordeno uno de ellos señalándolos.

Johnny tomo una de las maletas del carruaje y las arrojo hacia los dos hombres.

—¡Corre, corre! — grito Dominic.

Los dos muchachos corrieron hacia los árboles, Lilibeth tomo la mano de Ravena guiándola hacia donde los otros jóvenes habían corrido.

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