El forastero

Aquella tarde nublada, bajo los nogales del jardín, Bulma observaba detenidamente cada uno de los movimientos de sus hermanos mayores, Goku y Turles; Los gemelos se encontraban practicando sus lecciones de rugby. Los muchachos que recién cumplían los 25 años de edad, habían llegado por medio de un noble monje que había dado posada en el monasterio a una joven mujer que sufrió el abuso sexual de algún bandido enmascarado y había quedado preñada con dos niños, cuando el hombre mayor en el monasterio se enteró de lo sucedido envió al monje a que abandonara a los niños en el bosque porque era el principio de grandes desgracias, pero el monje era tan noble que decidió llevar a los niños con alguien quien otorgaría su apellido y que además les brindaría un hogar digno, protección y en un futuro ni siquiera sabrían de su procedencia. Para el Dr. Briefs había sido un problema recibirlos ya que su esposa, Bunny insistía que no debían recibir niños ajenos por qué deshonor a la familia, sin embargo, el científico tenía la idea de que ante Dios, darle la espalda a un desamparado era darle la espalda al creador. Con varias semanas de regalos costosos, desayunos exóticos, baños con distintas flores con esencias provenientes de la Nueva España y una serie de artilugios como ofrenda a su esposa, logró convencerla de que los niños se quedaran en la casa. Ella acepto con la condición de que debían permanecer con la servidumbre y jamás aparecerse frente a donde ella estuviese, que de ser así enviaría azotar a los niños.

Varios años después, cuando los niños cumplían 8 años desde que fueron registrados en el monasterio, mientras jugaban en un pequeño rio cerca de su hogar escucharon los desgarrados gritos de una mujer y corrieron en su ayuda. Desesperadamente luchaban contra las ramas de los arbustos y las grandes rocas y resbalaban con la gravilla, hasta que por fin encontraron a una figura conocida siendo atacada por un par de ladrones. Siendo apenas unos niños, se armaron de valor y con piedras y ramas lograron lastimar a los ladrones y desarmarlos. Cuando los ladrones prometieron no volver a aparecerse en ese lugar y se retiraron, se dieron cuenta de que la mujer atacada era nada más y nada menos que Bunny. En un arranque de pánico Goku, el menor, subió sus manitas a sus orejas y se hecho en posición fetal al suelo mientras su hermano temblaba de terror. Sabían perfectamente que no debían acercarse a esa mujer, y fue más su miedo cuando sin más la mujer se echó a llorar en un profundo abrazo sobre Turles.

-Gracias! Muchas gracias pequeños- lograba decir la mujer.

Todavía no entendían muy bien por qué la reacción de su madrastra. Cuando llegaron a la casa, ésta ordenó a la servidumbre prepararan las mejores habitaciones para los niños y lo más cercano a ella posibles, llamó al sastre que normalmente elaboraba la ropa a la familia y le pidió hiciera más de 50 trajecitos con las telas más finas.

El Dr. Briefs se encontraba en su laboratorio sumergido en algún experimento novedoso, cuando se tomo un momento para fumarse un puro escuchó el alboroto de la servidumbre y subió para enterarse de que su mujer se había vuelto loca, o al menos eso murmuraban en los pasillos de la enorme mansión.

-Oh! Querido, que bueno que te encuentro, quiero que vayamos a registrar a Turles y Goku como hijos legítimos- decía la mujer alegre mientras se acercaba con pequeños brincos y una sonrisa radiante

-pero sabes que eso es imposible querida-

-No quieres que los reconozca como su legitima madre? –

-Eso es impresionante, debo decirte que me has desconcertado, ¿qué pasó mujer?-

El Dr. Briefs tomó a su esposa de la cintura y juntos entraron a su alcoba. Ahí, Bunny le explicó que mientras se dirigía a tomar el té con una amiga unos asaltantes la interceptaron e intentaron abusar de ella, pero que gritó tan fuerte que los niños lograron escucharle y corrieron en su eficiente auxilio. Que a partir de ese momento entendió que esos niños habían llegado como bendición de Dios. Al haber escuchado esto el Dr. Briefs recordó el motivo por el cual realmente habían nacido y de dedujo que alguno de aquellos asaltantes podría o no ser el padre de esos niños y ellos mismos habrían de proteger a quien, pese a sus desprecios, les brindó un hogar. Entendió también el por qué ese cambio tan repentino de su mujer y fue a agradecer a los niños por ese acto tan noble y les indico que se daba por pagada la deuda de la adopción ante tal acto de valentía. El registrarlos como hijos de sangre le costó al doctor Briefs cientos y cientos de objetos de oro y diamantes pues el sacerdote se negaba rotundamente a infringir los mandatos del monasterio, pero salvo la muerte no hay nada que no pueda solucionarse con sobornos.

Nueve meses después del registro la partera anunciaba al doctor Briefs el nacimiento de una linda niña de cabello azul a la que él mismo nombró Bulma.

Bulma siempre fue una niña muy despierta, desde su nacimiento había abierto los ojos y no había llorado. Sus redondos y grandes ojos azules parecían asombrarse con cada cosa que le rodeaba. Simplemente era hermosa.

17 años más tarde...

-Si sigues comiendo nueces de esa manera te convertirás en una!- Dijo Milk su prima quien estaba de visita en Inglaterra. Era de la misma edad que Bulma, 17 años y solían tener los mismos gustos por la naturaleza solo que Milk se obsesionaba con la belleza humana mientras Bulma con la botánica.

-No sabes de lo que hablas- respingó la peli azul

-Oh si claro que sé de lo que hablo ¿no sabes que eres lo que comes?-

-Si eso fuera tu serías Goku o Turles- ambas rieron cómplices de saber cuánto estaba enamorada la morena de sus primos. Ellas conocían la historia de los gemelos en la mansión y por eso Milk se permitía a veces fantasear con los muchachos.

Cuando terminaron los gemelos de practicar se acercaron a la morena y a la peli azul.

-Bulma si sigues así te convertirás en una nuez-

-Turles tiene razón Bulma, deberás darme todas las nueces que recolectaste antes de que te...- el joven no terminó de hablar cuando su hermana le lanzó a la cabeza la canasta de nueces que estaba pelando para comerse.

-Vámonos Milk- La morena obedeció de inmediato y siguió a Bulma no sin antes besar la mejilla de los gemelos. Gokú se sonrojó en menos de un segundo mientras Turles acarició la espalda de la joven con la punta de sus dedos.

A la hora de la cena mientras la familia hablaba de banalidades el mayordomo Piccolo interrumpe al Dr. Briefs diciéndole algo en secreto. Debió ser importante porque sin aviso alguno se retiró del comedor para dirigirse a su despacho. La familia no le dio importancia y siguieron como si nada hubiese pasado. Mientras tanto en la oficina el Dr Briefs recibía un joven forastero vestido de azul y cabello extraño.

-Y bien, entonces dices que eres francés-

-Así es Doctor, y como le dije he venido a enriquecer mis conocimientos a Inglaterra y que mejor hacerlo que con el mejor científico de aquí- respondió el joven.

-Tengo que admitir que me has impresionado. Ni siquiera mis hijos tienen el nivel de conocimiento e inteligencia que tienes tú-

-Y bien, ¿entonces qué dice?... como le digo puedo hacerme cargo de la educación de sus hijos ¿qué edades tienen?

-Pues son gemelos, ambos tienen 25 años- agregó el doctor

-Vaya!, solo son un par de años menores que yo- el joven se quedó pensativo y continuó

-¿no tiene más hijos?... o ¿hijas?-

-De la educación de mi hija se encarga mi esposa- una mueca de molestia incomodó al francés.

-Bien, ¿Entonces me acepta como su aprendiz y maestro de sus hijos?- el hombre se quedó pensativo y finalmente aceptó. El doctor acompañó al joven a la salida, quien montó su caballo y antes de partir agregó

-Mi nombre es Vegeta, pronto tendrá noticias de mi-

Bulma observaba por la ventana a Vegeta pero no entendía el motivo de su visita. A simple vista le había parecido sumamente atractivo y hasta se había maldecido mentalmente por haber recorrido con su mirada el camino por donde partió el joven.

-No sé cómo es que aún no ha pedido tu mano ese desconsiderado de Yamcha, y lo que más me enferma es que no deje de exhibirse con cuanta se le atraviese- Balbuceaba Milk mientras terminaba de cepillar su largo y obscuro cabello.

-¿No cres que aún soy joven para contraer matrimonio?-

-Hay jovencitas que desde los 14 o 15 años encuentran al amor de su vida- agregó la inglesa

-Pues si el amor de su vida es tan brillante y costoso, las subestima y además menosprecia prefiero entrar a un convento- suspiró la peliazul luego de ya no ver más al joven francés

-Vamos Bulma! Sabes que el joven Yamcha está enamoradísimo de ti-

-No estoy interesada en él Milk, ya deberías saberlo-

Sin estar muy conforme con la respuesta de la peliazul, Milk preparó la cama que compartía con Bulma, aunque en la enorme casa hubiese infinidad de habitaciones, el tiempo era relativamente poco y debían aprovecharlo al máximo.

Un par de semanas luego de que el joven francés se reuniera con el Dr. Briefs, una carreta arribaba a la mansión de los Briefs con un cargamento de equipaje y un montón de artilugios curiosos.

En ese momento, solo se encontraban la Sra. Bunny y el mayordomo Piccolo, siendo este el único en estar enterado de que hospedarían a un extranjero, así que él mismo se encargó de dirigir y ayudar con el movimiento del equipaje hacia el sótano. Mientras tanto Bunny se preguntaba ¿Dónde se encontraba el dueño de todo eso?.

-¿A caso el Dr. Briefs no le informó nada madame?- preguntó Piccolo calmado

-A decir verdad, desde hace varios días lo he notado un poco distante ¿no lo cres así Piccolo?-

El mayor acertó con la cabeza y continúo ayudando al conductor de la carreta con el equipaje del nuevo inquilino.

-Al sótano por favor-ordenó. Piccolo era el hombre más confiable para la familia. El padre de Bulma habíacolaborado con el ejército francés en la elaboración sustancias toxicas durantela guerra civil, el padre de Piccolo se convirtió en amigo y confidente de lafamilia, en especial del Doctor Briefs. _yS

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