Terribles noticias
Tuve un sueño conmigo mismo a los cuatro años jugando en un triciclo, y vi a mi abuelo del lado materno. Él nos visitó unas pocas veces tras la muerte de mi madre hasta el día que murió. Lo recordaba con mucha alegría, ya que era muy bueno y cariñoso conmigo, pero a veces sentía que papá no estaba muy cómodo con su presencia.
Después de ese recuerdo, me desperté. Vi que Jay dormía tan tranquilamente en la que fue mi cama. Él me recordaba mucho a mí. Incluso si estaba tranquilo por ahora, podía sentir aún su dolor al separarse de los suyos. Una vez que despertó, no pude contener las ganas de abrazarlo muy fuerte.
—¡Me da mucho gusto verte despierto! —dije, viéndolo como un hermanito.
—¡Muchas gracias, Josh! —replicó con una radiante sonrisa.
—¿Sucede algo? —pregunté, ya que vi que me miraba fijamente.
—Es que noté que tienes unos ojos como los de papá y los míos —respondió—. ¡Sí que tienes unos ojos negros iguales a los míos!
—Un rasgo que parece común en la descendencia de Xamián —comentó Joel, haciendo notar su presencia en la habitación—. Mi padre también los tenía.
—¿Qué era de «mi suegro según el tarado de George», digo, tu padre, antes de todo lo que ocurrió con tu familia? —cuestioné entre risas, pues ese sujeto no paraba de decir que parecía el novio del antiguo líder del dormitorio.
—Él fue un abogado —replicó Joel—. Aunque también le gustaba hacer labores de caridad en los orfanatos a los que iba, hacía y actuaba como payaso para reunir fondos.
—¿Ustedes dos son novios? —preguntó Jay, posiblemente pensando que realmente era verdad.
—¡Hasta que dieron el paso! —mencionó Alicia de manera sarcástica, todo para confundir más a Jasón.
—¿No les dijimos? —manifestó Joel.
«¿De verdad todo esto está ocurriendo?», pensé por la broma que me salió mal.
—Me alegro por ustedes —nos dijo Jay a Joel y a mí, y la verdad es que me quedé sin respuesta—. Aunque siendo sincero, me gustaría volver a casa.
»No me gusta este lugar por ese sujeto que asesinó a mi padre.
—Haremos lo posible para salir de este lugar —prometí—. Y lo de ser novio de Joel era nada más una broma.
Mi reputación ya estaba dañada de todos modos, ¿qué podría ser peor?
—Por ahora, en lo que debemos enfocarnos, es en cuidarnos mutuamente —comenté al menor del grupo.
—Supongo que tienes razón —contestó el chico con los ojos bien clavados en mí.
—Puedes comenzar con no mencionar ser un descendiente de Xamián a nadie fuera de esta habitación —le advertí a Jay—. No planean hacer cosas buenas con los nuestros.
—De acuerdo, Josh —comentó, llevando la diestra a la altura del kokoro.
—Deberías descansar un poco —dije al niño tan parecido a mí—. Pronto tendremos que volver a la Sala de entrenamiento astral para entrenar un poco, y tú tuviste suerte de encontrar muy rápido tú elemento a diferencia mía.
»Alicia estará con nosotros, así que estarás bastante seguro a nuestro lado.
—Me agradas mucho, Josh —dijo Jay con una sonrisa de par en par, y yo respondí con unas palmaditas en su cabeza—. Hay que jugar algo.
»¡Me siento aburrido!
Teníamos algunos juegos de mesa que podíamos utilizar antes de ir a cenar. Era la primera vez que los usábamos, pero fue divertido. También era bueno tener un nuevo amigo en la habitación al cual pudiera cuidar para evitar que se metiera en problemas.
Ya en la noche, y luego de otra sesión más de entrenamiento, la última comida llegó a nuestra mesa de ahora cuatro integrantes, siendo tan generosa como las otras del día. Jay realmente ayudaba a brindar un aire de júbilo a la habitación con su buen ánimo.
No hubo reportes en contra de ningún dormitorio, así que pude comer con tranquilidad sin las miradas de otros a los que si llegué a denunciar con Aroik y Guendair.
Al terminar la cena, llegamos los cuatro juntos a nuestra pieza, y Jay fue el primero en caer ante el hombre de arena. Alicia le siguió y yo volví a dormir al lado de Joel.
Sentí que me estaba ocultando algo. Tal vez le ponía triste saber que él era el único sin compañero en las horas dedicadas a mejorar nuestras habilidades de usuarios elementales.
Durante mi tiempo dormido, una vez no hubo sueños perturbadores, pero tuve la sensación de que cosas malas se planeaban desde las sombras, como por ejemplo, una vez en el camino a la habitación sentí que nos observaban. No dije nada para no asustar a Jay, ya que no estaba entre mis planes preocuparlo.
Al despertar, nos fuimos a lavar los dientes y tomar una ducha juntos, a excepción de la única chica entre nosotros.
Bueno, no tan juntos. Cada uno en un cubículo por separado para tener mayor privacidad. Cada uno tenía ropas limpias; una remera blanca y pantalones negros a su medida.
Luego de pasar juntos un rato, nos despedimos de Joel, y el resto nos dirigimos hacia la sala en la que entrenaban los usuarios astrales.
Estaba preparado para mejorar mis habilidades con un nuevo movimiento con el que podía crear espadas con mi energía.
Era algo genial. Había logrado crear cadenas con mi poder, pero era bastante tedioso tratar de controlarlas, así que un arma de corto alcance me pareció mejor opción.
—Parece que tenemos otro nuevo integrante en esta familia —comentó el Tutor Astral una vez que nos vio entrar, ya que el día anterior no nos pudo acompañar.
Jasón se congeló por completo con la presencia del tutor.
—Confía en que es una buena persona que no busca hacerte ningún tipo de daño, pequeñín —expresé a Jay para alentarlo a confiar en nuestro mentor—. Él te ayudará en varios aspectos de tu entrenamiento.
El chico dio un suspiro, y se tranquilizó un poco con aquellas palabras.
—Ya que sé que puedo confiar en usted, le contaré un secreto de Jay —hablé con total seguridad—. Él también es un descendiente de Xamián, así que trate de ser amable con él, ya que es sensible y quiero protegerlo.
El hombre accedió a entrenar a Jay para ayudarlo a encontrar un movimiento que se adaptara a su perfil como fue conmigo cuando llegué al lugar.
Alicia y yo entrenamos juntos. La verdad que quería discutir sobre lo preocupante de los movimientos de Aroik y Guendair a las afueras del cuartel, según escuché rumores, y por lo dicho por Jay cuando llegó aquí.
—Tengo una loca teoría que involucraría un ejército y la destrucción de los Reinos elementales —dijo ella—. Posiblemente también planean cosas malas en las Montañas del Caos y el Orden.
—Las montañas en honor al Señor del Caos y el Señor del Orden concentran grandes cantidades de dichas energías. —Recordé haber leído en un texto.
—Se dice que surgieron cuando varias ciudades desaparecieron junto a los llamados magos elementales —comentó Alicia—. Aunque nadie lo sabe con exactitud, ya que tras la última guerra de Ciudad Capital con los reinos, varios textos antiguos fueron destruidos, y mucho conocimiento se perdió.
»El asunto es que se dice que puede ser peligroso combinar la energía y magia elemental si el cuerpo de sus candidatos a poseedores no es muy fuerte.
Fuimos interrumpidos por un chico que también entrenaba en la sala. Este dijo que el instructor me enviaba un pergamino para aprender un nuevo movimiento.
Decidí echar un vistazo y había un movimiento muy bueno con el gran inconveniente de necesitar caminar sobre las paredes.
Había otro más llamado Puño Astral y requería más contacto físico que el X-Astral o el Golpe Astral. Yo no era muy bueno en combate cuerpo a cuerpo, a pesar de mi elemento dominante.
Tendría que buscar fortalecerme con esto, pues las Astro-Chains no me salieron para nada bien.
Decidí únicamente hacer el entrenamiento básico de este y probar con el movimiento, pero luego un chirrido metálico nos interrumpió a todos en esta ocasión. Jasón se había desmayado, por lo que corrí hacia él. Nuestro tutor salió de la sala para observar lo ocurrido. Todos adentro realmente estábamos inquietos. Se suponía que las salas aislaban cualquier sonido del exterior, por lo que podría tratarse de algo malo.
Alicia nos ayudó con un remedio que ella había preparado en caso de ser necesario para ayudar al más joven de nuestro grupo. Jay iba despertando, y la verdad es que sentí un gran alivio. Lo abracé con todas mis fuerzas, ya que se había vuelto importante para mí.
—Estoy bien, Josh —expresó Jay, mientras le brillaban las manos.
—Parece que algo de energía se acumuló mientras te desmayaste.
Jasón se carcajeó un poco. Dijo que yo le daba la impresión de ser su onii-chan.
—¿De verdad soy algo similar a un hermano para ti? —inquirí al pequeño, pues me dio gusto que me consideraste de tal forma.
—Así es, Joshua —manifestó y se acurrucó sobre mi pecho. Sentí una grata calidez ante tal contacto—. Es la razón por la que me agradas mucho.
Seguimos esperando al tutor, pero no volvió a aparecer dentro. Tuve un muy mal presentimiento en la forma de una punzada en el abdomen. Entonces, uno de los soldados de alto rango entró a la sala y dio el mensaje de que el entrenamiento había concluido para este día. Además de que todos nos debíamos reportar en el comedor.
En el camino nos encontramos a Joel, y la verdad es que pasó por una situación bastante similar a la nuestra.
—El Tutor aural también salió y no volvió en lo que restó de tiempo —comentó el mayor de nuestro dormitorio, mientras deva unas palmaditas en la espalda de Jasón, pues este se veía inquieto ante tanto movimiento de un lado a otro. También nos topamos con Aroik en el trayecto al comedor.
—Por ocasión especial, no será necesario la inspección a los dormitorios, jóvenes —advirtió el sujeto morado—. Los quiero directamente en el comedor.
Llegamos al lugar indicado en un pestañeo, cosas que de verdad ya ni me sorprendía, pero me perturbaba por el nivel de vigilancia que podría haber en cada parte. Los cuatro integrantes de mi dormitorio tomamos asiento por rededor de nuestra mesa. Guendair apareció en las pantallas para dar un anuncio, y, por su expresión, se podía notar que no estaba muy feliz, sino que muy cabreado. El peculiar hombre decidió que primero se tomaría el almuerzo y después daría las noticias en las que nadie tenía autorización de moverse de sus lugares.
Todos nos miramos algo confundidos por lo que nos podían decir. Jasón se veía muy contento con toda la comida que había en la mesa. Los platillos consistían en fideos, carne asada al carbón, ensalada de verduras, barbacoa, una variedad de pasteles, helados, pollo asado, y muchas cosas que si las describo me podían dar mucha hambre.
Nos dimos un buen banquete con todo lo que había en nuestra mesa. Quedamos más que satisfechos, pero con un aire tenso por todas partes. Pasé suavemente mi diestra sobre la cabecita de Jay y él se recargó sobre mi hombro al cabo de un rato.
Alicia me miró sonriente. En verdad parecía agradarme ver que me llevaba bien con en más chico de nuestro cuarteto.
El pequeño ronroneó cerca de mí al tanto que lo acariciaba. Me habría gustado tener varios momentos así con mi padre. Tal vez, en cierta forma, quería ser una figura tanto fraternal como parental para este chico.
«Dar lo que yo no recibí», pensé con una pesadumbre que caía todo mi cuerpo.
—¡La hora de la comida ha terminado para todos! —anunció la rasposa voz de Guendair.
—Chicos, creo que lo que viene es malo —dijo Alicia para nosotros—. Puedo sentirlo en mis huesos.
—Lo sé —repliqué al son de un escalofrío recorriéndome la espalda—. Yo tampoco creo que hay algo perturbador por suceder, y temo lo peor.
—Primero que nada, tráiganme a los traidores —mencionó Guendair, y esperaba que no fueran los tutores, o todavía más allá de algo turbio, que descubriera los secretos de mis amigos y el mío.
Lo siguiente que vi fue tan horrible que no dejé a Jasón verlo. Se trataban de las cabezas empaladas del Tutor Astral y el Tutor Aural. Entre lágrimas, Alicia abrazó a Joel. Mientras tanto, yo trataba de mantener la calma, y al mismo tiempo, evitaba que Jay echara siquiera un ojo ante tal aterrador espectáculo.
Otros chicos más también se mostraban horrorizados, y algunos más vomitaron su almuerzo. Era realmente repugnante que hicieran eso, no únicamente porque estos eran buenas personas, si no que se atrevieron a mostrarnos partes mutiladas de estos luego de comer.
—Lo sé, lo sé —bosticó—. Sé que esto no es lo que quieren ver después de la comida, y es asqueroso. Lo que sigue es mucho mejor
»Un clarividente me ha dicho que aquí tenemos algo que necesitamos.
La multitud parecía distraída. Otros pocos se veían asustados. Muchos ni siquiera ponían atención a lo que nos decía el hombre, cosa que comenzaba a disgustarle mucho.
—¡Escuchen! —gritó el sujeto a través de su micrófono—. ¡Escuchen, malditos mocosos tarados y sordos!
»¡Aquí dentro tenemos al descendiente de Xamián que debemos sacrificar para traer de vuelta a Lord Destraik! Los usuarios elementales volveremos a ser libres.
Ahora uno de los generales de ese ser sabía que tenía a las ovejas en el matadero. Eso me ponía los nervios de punta. El descendiente de Xamián que ellos necesitaban podría ser Joel, Jasón, o quizá podía ser yo, incluso los tres.
—Regresando el asunto, ¿quién será ese sujeto? —preguntó el hombre a la extrañada multitud—. Tienes tres días para presentarte, cobarde. —Quien no tendría miedo de revelar su identidad—. De lo contrario, empezaremos a tener problemas aquí.
—Ellos todavía no lo saben —Nos dijo Alicia—. Chicos, por más que odie decirlo, nosotros debemos escapar pronto que nos sea posible.
Ella tenía razón. Si descubrían quiénes éramos los descendientes de Xamián, seguramente nos asesinarían para revivir al ser más despiadado de la historia. Esperamos a que algunos de los demás chicos abandonaran sus mesas para hacer lo mismo junto a estos. No podíamos mostrar demasiada preocupación, o de lo contrario, sospecharían de nosotros.
Una vez que llegamos al dormitorio, nadie dijo nada. Jasón se sentó a mi lado, recargando su cabeza en mi hombro. Pude notar que él tenía ganas de jugar, pero a juzgar por su rostro fue que pude comprender que él entendía a la perfección lo que sucedió en el comedor. Para empeorar las cosas, Alicia comenzó a llorar nuevamente por la muerte del Tutor Astral. No podía culparla.
Una parte de mí quería salir y revelar todo lo que sabía de mi familia, pero nadie más merecía ser castigado, además de que sería el culpable del regreso de lo peor de lo peor.
Pasó una hora hasta que caí preso del agotamiento. Joel bostezó y también se preparó para dormir. Durante mi ensoñación, tuve otro momento extraño. Escuchaba una voz que me decía: «No queda mucho tiempo, muchacho. Escapa y busca a los otros. Búscalos y formen un equipo que luche contra Destraik».
Tuve otros sueños en los que veía a seres de una apariencia bastante extravagante. Algunos de estos parecían humanos, otros humanoides-lagartos, humanoides-peces, humanoides-felinos y otras formas humanoides tan difíciles de describir.
Todos ellos peleaban por una razón desconocida, y algunos de estos se desintegraron al contacto con otros. De repente, alguien apareció y dijo ser Xamián.
Se le podía describir como un tipo de una armadura de oro blanco muy brillante. Parecía como si su cabeza estuviera encerrada en una especie de casco blanco. Se veían unos cristales verdes en la parte en la que estarían los ojos. También llevaba una capa verde que llegaba por debajo de la altura del culo.
Después, y en este sueño que más bien parecía pesadilla, apareció otro individuo, el cual era Xonión. Este portaba una armadura negra. El casco también era negro, los cristales a la altura de los ojos eran rojos, al igual que su capa que también le llegó por debajo del trasero.
Los dos hermanos comenzaban a pelear el uno contra el otro. Entre ellos se lanzaban energía para infligir daño. También hubo combate físico a base de puños y patadas, como si fuera una danza para ver cuál de ellos era el dominante. Pronto me vi en un lugar muy extraño. Era la habitación de alguien más.
Escuché que la puerta se abrió, y de repente, un hombre de unos veintitantos años entró a la pieza que parecía una sala de estar con paredes de madera, algunas plantas en maceta, un par de libretos ed sobre y un olor a incienso. Pude ver que el tipo se parecía algo a mi padre y a mí.
—¿Quién eres? —me preguntó el tipo—. Tú, tú te pareces a mí.
—Me llamó Joshua Álvarez —respondí–. Soy nieto de Joshua Sloan.
—¿Dijiste ser nieto de Joshua Sloan? —preguntó, un tanto sorprendido por mi respuesta, según noté en su rostro.
—Sí —le respondí—. ¿Y tú eres?
—Joshua Sloan —clamó—. Tu abuelo, y el padre del primer Joshua Álvarez de nuestro árbol genealógico. Sé qué es exageradamente recurrente el nombre, así que no te culpo si te molesta llevarlo como tus ancestros.
»También esperaba ver a mi nieto del futuro con ayuda de Xamián.
—Sí, lo sé —dije, riendo por lo obvio del nombre—. Revisé el árbol genealógico de la familia.
»La verdad es que es un asunto con el que no tengo problema actualmente.
—Entonces, ¿qué es lo que haces aquí, muchacho? —preguntó con un aire gentil la versión juvenil de mi abuelo paterno.
—Eso mismo te pregunto —repliqué—. Creí que solo era un sueño, pero ahora creo que viaje por el tiempo.
—Estás soñando, querido nieto —me dijo con firmeza—. En algunos usuarios astrales se dan los sueños del tiempo, y algunos más, cuando contraen nupcias con los del tipo del espacio, son capaces de desarrollar la manifestación de sueños, en los que elementos de estos pueden cruzar al mundo real.
»Pero creo que no obtendrás las respuestas de mí, sino que debes buscarme a mi yo de tu tiempo.
»Además, en ocasiones los sueños del tiempo distorsionan la realidad, así que es posible que hables con residuos de un pasado mío. Ten cuidado con lo que ves.
—¿Qué puedes decirme sobre Xonión o Destraik?
—Es un viejo enemigo de nuestra familia —respondió con una expresión entre sombría y de cansancio—. Es el responsable de las muertes de muchos de los nuestros.
»Yo luché contra él y sus hombres conocidos como las diez fuerzas oscuras.
—¿Y qué más pasó en esa batalla? —inquirí, ya que sentí la necesidad de conocer más de este ente.
—Bueno, yo derroté a Destraik por segunda vez para él, aunque su forma antigua conocida como Xonión fue vencida por el tatarabuelo del Jack de tu generación.
—¿Quién derrotó al ahora Destraik por vez primera? —cuestioné. No entendía mucho.
—Veamos, Destraik fue vencido en conjunto por la familia de Jack y por mi padre quien se sacrificó para darnos un tiempo de paz —afirmó, mostrando cierta tristeza en sus ojos—. Como mencioné, el ancestro de Jack de tu generación, luchó contra él cuando todavía era Xonión.
»Lamentablemente, a mi generación también le tocó una guerra armada que inició en Ciudad Capital.
»Se usó su tecnología para la guerra, y fue superior a lo imaginado, provocando que los reinos elementales tuvieran que rendirse, salvo por algunas excepciones.
—Es una pena —expresé al abuelo, imaginando todo el dolor que debió experimentar en la batalla contra aquel ser.
—Bueno, antes de irme, tengo la importante misión de decirte que eres el heredero de...
Desperté antes de poder escuchar lo que mi abuelo tenía que decirme. También noté que Joel seguía dormido, y me rodeaba con sus brazos cuál oso de peluche, además de lucir apacible. Me pareció un tierno, e incómodo a la vez.
Unos segundos después, se escuchó el despertador. Aroik apareció dentro, ordenando a todos dirigirnos al comedor inmediatamente.
Tenía miedo de recibir más malas noticias como las de la noche anterior. No quería encontrar cabezas cercenadas antes, durante, o después de desayunar.
Mientras caminábamos hacia el comedor, el payaso de Guendair nos saludó como si nada hubiese pasado el día anterior. Al tomar asiento, pude notar que mis compañeros de dormitorio seguían algo cansados y tristes por lo que había ocurrido a nuestros queridos tutores.
Antes del desayuno, Aroik se sentó un par de minutos con nosotros.
—A partir de ahora, tus labores de inspección van a pasar a manos de los soldados de amor rango —pronunció aquel sujeto, por lo que temí todavía más por ser espiado a cada minuto—. También te quiero felicitar por tu esfuerzo y dedicación en las labores de apoyo a nuestra causa.
»Muchachos, gracias a este joven, hemos aceptado también la solicitud de nuevas camas para su dormitorio.
—Gracias —respondimos los cuatro al unísono.
Realmente no queríamos dar sospechas a este y el otro sujeto que se encargaban de todo el lugar. No ahora que sus atenciones estaban sobre nosotros.
Aroik se marchó luego de darnos las nuevas, y así fue que pudimos comenzar con el desayuno. Se anunció día libre en «luto por los traidores». En realidad me pareció una treta para poner sus garras en aquellos que pudieran ser sospechosos de ser descendientes de Xamián, pues por algo los consideraban como «enemigos a la causa».
Así es como mostraban su verdadera cara, y no se aquellos que buscaban trabajar por el bien de los marginados por la sociedad de Ciudad Capital.
El silencio reinaba por todo el lugar. Miradas llenas de nerviosismo e inquietud se posaban por todo el comedor.
Nos vigilaban mientras comíamos, esperando un movimiento en falso.
No éramos los únicos perturbados, ais que dudada que seguramente estábamos a salvo de las presunciones.
Luego de comer, más nuevas tuvieron lugar. Cada habitación tendría cinco camas, y también se construirían veinte nuevos cuartos.
Se hicieron menciones a algunos compañeros de George, a los que posiblemente nadie más volvería a ver.
Entre las malas noticias; otros tutores elementales fueron asesinados. Los cadetes oscuros, del jardín y de hielo no tenían instructor. Aura y astral también dejarían de entrenar hasta encontrar a un reemplazo.
Me sentí culpable. Una vez más llegaron a mi los deseos de entregarme para evitar más muertes, pero si Destraik regresaba, nada iba a impedirle a él provocar más dolor y sufrimiento.
Después de las noticias, miré en dirección a mis compañeros y pude observar que Jasón era el único que no lucía tan decaído como nosotros. Tanto Joel como Alicia pidieron permiso de irse al dormitorio, así que intenté seguirlos, siendo interrumpido por un soldado que me negó hacerlo.
Al no tener más opciones para el resto del día, se me ocurrió que tal vez podría pasar un tiempo de calidad con el único chico de buen humor. Los dos visitamos la sala de videojuegos del cuartel. La verdad era un lugar totalmente asombroso. Tenían muchas consolas y distintas máquinas con las que haríamos de nuestro día libre algo increíble.
Podía decir que los dos nos divertimos mucho con la variedad de juegos que había, además de que era mi primera vez tocando una consola, pues mi padre nunca me dejó tener una. Fue un regocijo para mi niño interior, además de que Jay hacia que todo fuera más divertido.
Tampoco me pude quitar la idea de que Jasón ya me consideraba su hermano mayor a pesar del poco tiempo de conocernos, y viceversa. Se me ocurrió la idea de que tal vez él se pudiera unir a mi familia. En casa se necesitaba a alguien que aportara un tipo de energía que emanaba por todas partes.
—¿Te gustaría irte a vivir conmigo, Jasón?
—¡Sí! —gritó Jay con emoción—. ¡Me gustaría mucho vivir contigo!
—Seguro nos llevaremos muy bien —repliqué.
—¡Sí! —chilló entusiasta—. ¡Igual qué dos hermanos!
Al atardecer, ambos regresamos al dormitorio, topándonos con que Alicia y Joel estaban sentados cada uno sobre sus nuevas camas. Ellos también daban esa sensación de ser bastante cercanos. Se conocían mejor de lo que yo a ambos.
Jasón se acostó con alegría sobre aquel colchón en mucho mejor estado que el viejo. Al parecer, el cambio fue hecho mientras tomamos el desayuno y se dio el discurso de Guendair; mas, aquel gesto no era suficiente para olvidar los últimos hechos terribles.
Jay descubrió también una especie de nuevo altavoz en la pared, un dispositivo que fue instalado para dar las nuevas noticias. Fue así que Aroik se hizo escuchar.
—Probando, probando. ¡Ejem! ¡Atención a todos! Las nuevas inspecciones de los dormitorios comienzan ahora. Espero que les vaya bien, o si no, bueno, mejor no se los digo.
Se escuchó que algo cayó al suelo. Por error, un vaso de vidrio con soda que traía Jay cayó y se rompió, dejando una mancha fresca en el piso. Alicia dijo que debíamos limpiarlo pronto, pero corrimos con la mala suerte de la llegada de un soldado cuando nos disponíamos a abrir la puerta para buscar algo con que limpiar el desmadre.
—¿Quién tiró eso en el piso? —cuestionó el tipo con una voz que me sonaba al de un adolescente o alguien que duras penas alcanzaba la mayoría de edad.
Vi que Jasón tiritaba ante la presencia de este tío. El soldado se acercó a él con aires de superioridad.
—¿Fuiste tú? —inquirió con ojos inyectados en sangre.
El chico seguía temblando, así que me dirigí al soldado y dije:
—Lo siento, fui yo. No volverá a pasar.
Entonces, aquel soldado de alto rango me dio una bofetada que resonó por toda la habitación, dejando boquiabiertos a mis camaradas. Joel se levantó, y se echó la culpa por derramar el refresco y derramar su interior.
—¡Uno miente y el otro no! —gruñó el hombre—. ¿Quién fue?
—Yo fui —le respondí, antes de que los demás se agitaran todavía más.
—¡Entonces, vendrás conmigo! —anunció el soldado—. Los demás cenarán, y tú no, ¿entendido?
Me había quedado más que en total claridad lo sucedido. Mentí para que no le hicieran nada a Jay. El soldado de alto rango me llevó a un lugar que decía: Sala de castigos.
Tragué saliva y esperé que todo fuera rápido, aunque doloroso.
Cuando llegamos a la habitación, me ordenó quitarme la remera y ató mis brazos a un poste, además de que puso mi rostro frente a este. Unos segundos después, comenzó a darme latigazos. Desde el primero grité cuando sentí aquel roce contra mi piel. Ardía. Lágrimas escaparon por mis mejillas. Intentaba no gritar más al recibir más, pero el dolor era tan fuerte para no hacerlo.
Comencé a pensar en mi padre. Sabía que mi relación con él no era lo bastante buena, pero aun así prefería estar con él a ser castigado de esta manera. Cuando los latigazos finalizaron, fui liberado de mis ataduras. Caí al suelo sin poder levantarme, y sentí que el aire me faltaba. Unos soldados que estaban allí para observar mi martirio me ayudaron a incorporarme, pero caí una vez más, asi que me llevaron a rastras hasta el dormitorio. Pude notar el miedo en mis tres compañeros. Joel y Alicia me ayudaron a acostarme bocabajo en mi cama, pues sentí que las heridas seguían abiertas.
Jasón corrió hacia mí, llorando. Me dio un cálido abrazo en el rostro, pues le pedí no tocarme la espalda.
—¡Perdóname, Josh! —chilló el chico entre lágrimas—. ¡Todo fue mi culpa!
—Tranquilo, Jay —repliqué—. El deber de los mayores es proteger a los más pequeños
Joel y Alicia se acercaron a mí. Sus manos sobre la espalda me brindaban alivio y comprensión. Jasón también se quedó cerca. El apoyo de estos chicos era todo lo que necesitaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top