↝Rasgos afilados↜
Llevo ya media hora sentado en la esquina más oscura de un bar sospechoso. Por momentos me pregunto si me he equivocado en algo o si las brujas no trabajan a tiempo completo. Tal y como mi instructora me dijo, he dado dos vueltas frente al portal antes de entrar para luego pedir "agua sin hielo y sin vaso" en la barra. Y por último, he tomado asiento a lo lejos.
El bar es pequeño, las paredes apenas son lo suficientemente altas de modo que los clientes más altos deben agacharse con ligereza. Aun así, el lugar está abarrotado. Muchos Delfos están reunidos frente a las ventanas en donde discuten febrilmente. Lo más sorprendente es que por mucho que me esfuerzo en entender lo que dicen, no consigo escuchar ni una sola palabra.
Una chica pasa junto a mí llevando un vestido típico de la dimensión humana y me desconcentra. Mi mente vuela por sí misma a Silvia vestida de manera similar.
Sil entra entusiasmada a mi cuarto, la falda de su vestido morado volando a su alrededor mientras ella da vueltas.
―¡Ade, mira! He sido elegida para ayudar en la Subasta― Su belleza y su entusiasmo recorren la pequeña habitación, haciéndola parecer más grande. Controlo mis ganas de admitir lo hermosa que luce.
―La Subasta es algo malo para nosotros. No deberías querer ayudar en algo así― Intento mostrarme firme.
―¿No estás alegre? Soy la única de mi clase a la que...― la interrumpo.
―La Subasta es un mercado en el que venden Delfos, con la diferencia de que nosotros ni siquiera recibimos algo a cambio― Acerco una silla y la siento sobre ella. A continuación me acerco a la puerta y me asomo al pasillo; no hay rastro de mamá―. Al ser subastado, el Delfo pasa a ser esclavo de su comprador. De esta manera nos controlan los Principales, pues debemos obedecer para poder satisfacer nuestras necesidades básicas. Así tampoco disponemos de tiempo libre alguno y por lo tanto no podríamos organizarnos... Es muy simple, nuestra supervivencia depende de nuestra obediencia. Por eso el subastador, Hércules, es el Principal más odiado; él simboliza todo este sistema.
Silvia me mira pensativa, su ceño fruncido y sin parpadear. Luego niega.
―Eso no es verdad, sí que tenemos tiempo, todos los subastados tienen un día libre a la semana y son capaces de elegir su función. Así se pueden sentir útiles y ayudar al desarrollo de nuestra dimensión...― Noto por su vocabulario que está repitiendo aquello que le metieron en la cabeza.
Pienso un momento en llevarla a la casa de alguno de nuestros vecinos para que le cuenten ―le muestren― lo dura que es la realidad, pero me abstengo. No tengo porqué destruir la utopía en la que vive tan temprano. Ya tendrá tiempo de sobra para sufrir las injusticias de nuestra dimensión.
Asiento distraídamente, le beso la frente y le hago cosquillas hasta que ella decide que debe irse antes de llegar tarde.
―¿Agua sin hielo para el Delfo?― La chica del vestido, sentada a mi lado, me interroga. Su piel morena reluce a pesar de la escasez de luz, ella mantiene sus manos enlazadas sobre la mesa que nos separa. Sus dedos, finos y alargados junto a sus rasgos afilados no presagian nada bueno.
―Y sin vaso― respondo. A lo que ella muestra una sonrisa canina.
―Bien, ¿en qué puedo ayudarte?― Me quedo observándola ensimismado.
Se relame los labios antes de repetir su pregunta. Ni siquiera pienso que esto podría ser una trampa de los Principales como solía hacer antes del incendio.
―Necesito... eh, curarme― Mi fascinación se desliza afuera con mi tartamudeo. Ella quita importancia a mis palabras con un gesto de su mano.
―No. No es eso lo que necesitas― Parpadeo. Ella se agacha hacia mí sobre la mesa que nos separa, luego continúa en susurros―. Tú quieres vengarte― El silencio se extiende entre nosotros. Tal vez ella puede escuchar la llama crepitando en mi interior, porque no espera ningún gesto de mi parte antes de decir―: Y con razón. Voy a ayudarte con eso.
Ella alarga su brazo con el índice tendido hacia mí. Veo el movimiento a cámara lenta. "Me va a matar", pienso; sin embargo, ni siquiera en el pánico del momento me planteo huir.
Nota:
La verdad es que amo esa canción. No sé, me llega al corazoncito.
¡Espero que estén todos bien!
Chau
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