Capítulo 3:
Por estos malditos senderos la gente tiende a ser muy supersticiosa, créanme, se pasan con todas esas mierdas de los astros y las alineaciones de los putos planetas. Existe una curiosa leyenda de las muchas que abundan en esta estúpida isla, se trata de la última bruja Persa que puede cambiar de apariencia según el amo que la posea, toma la forma de la mujer que más deseas tener si logras conquistarla, sin importar la raza o el color de los ojos, ella se convertirá en una copia fiel de tu más anhelado sueño a cambio de favores, sexo y riquezas.
Y lo peor de todo es que esa mierda es real. ¿Cómo lo sé? Muy fácil, mi jefe la tiene a esa bruja de amante hace algunos meses.
Cuando Aarman Khan se enteró de la leyenda y descubrió que Uma Bahaduryan, como se llama la puta bruja, estaba en poder de un jeque Árabe podrido en dinero, nos mandó a secuestrarla y traerla para él. Lo recuerdo muy bien, fue mi primer trabajo como ave principal de clan Khali y lo disfruté mucho. Derramamos sangre a mares, y mutilé a centenares de hombres en ese lujoso castillo bañado en oro, el ejército de vigilantes del puto jeque no era tan audaz como parecía, y lo que más me sorprendió fue que la maldita mujer nos estaba esperando lista porque dijo saber que iríamos a llevarla ante el honorable "Buitre Del Desierto". Cuando la transportamos tenía un aspecto, pero luego de pasar la primera noche con el jefe tenía otro muy distinto, la mujer era la copia fiel de Anjali Khan, y nos dejó a todos como pendejos con la quijada descuadrada de su lugar.
—¿Estás segura que esto es necesario, Uma? —Enciendo un cigarro intentando tolerar este asqueroso momento, es totalmente insoportable incluso para mí, prefiero estar cercenando cabezas—. ¿No hay otra forma?
—Debo inducir el parto, y esa es la mejor manera —Uma sonríe sarcástica desde el sillón donde está sentada mientras bebe una copa de vino tinto, esta mujer me irrita demasiado—. Deberías estar contento por el ruso, lo está disfrutando mucho.
—¿No podemos matarla y listo? —Estoy apunto de gritar del puto coraje, el torpe ruso lleva horas follando como un lunático con Allison Thompson, la viuda de Landon, y los ruidos que hace me están alterando los nervios.
—¿Prefieres hacerlo tú? Podrías tomar el puesto del soldado en esa cama —Uma deja su copa sobre la mesa central del saloncito, donde estamos esperando, y se cruza de piernas mirándome con descaro, su escrutinio me está poniendo muy nervioso.
—Ni loco me follaría a esa cosa horrorosa —afirmo intentando demostrar asco, pero trago saliva cuando ella ríe a carcajadas.
—El hecho que por ahora no te gusten las mujeres no te da el derecho de insultar la belleza femenina, Gavilán —me quedo atónito ante sus palabras, cada vez me convenzo más que ella es una bruja real, sabe cosas íntimas de todas las personas que conoce, revela tus más oscuros y sucios secretos, y siempre tiende a atacarte en el momento idóneo.
—¡Cállate, maldita bruja! —Le advierto con una mezcla de rabia y vergüenza.
—¿Te molesta que el ruso esté metiendo su pene dentro de la viuda y no dentro de ti? ¿O te enoja que la mujer continué con vida porque te recuerda al doctor Dellinger?
Esta maldita mujer me está provocando, y lo peor es que estoy cayendo en su juego como un maldito estúpido.
—¡Cállate de una puta vez, Uma! —Grito sin que me importe una mierda el demente ruso que está gozando toda esta desagradable situación.
—Ese dolor que sientes sólo es el principio de tu infierno, Karan Hiddlestón. Sólo el principio...
Uma se levanta, camina lentamente arrastrando la cola de su largo vestido negro en su andar, lo hace muy sonriente hasta pararse detrás de mí, puedo sentir su aliento en mi oreja izquierda y empiezo a temblar, ella me cubre los ojos con sus largos y delgados dedos, hasta puedo sentir sus largas uñas raspando mi nariz. Y de pronto todo vuelve a mi memoria, aquella terrible imagen de Ivanov disparando a Landon justo en medio de su frente, las palabras de Tiger antes de verlo caer sin vida, el dolor que explotó en mi pecho en ese preciso momento, el grito que ardió en mi garganta. Todo, absolutamente todo eso se vuelve a repetir en mi cabeza como si estuviera pasando de nuevo, una y otra vez, una y otra vez repitiendo la escena de su muerte haciéndome llorar como un jodido niño.
—¡Basta! —Grito desesperado, todo esto me supera, me duele espantosamente—. Por favor para, Uma... No puedo, no quiero recordarlo. ¡Quítalo!
—Tengo malas noticias para ti, mi pequeña ave. Tú nunca podrás olvidarlo, no tendrás sosiego alguno porque tu amado muerto surgirá de sus cenizas y jamás te dejará en paz...—Uma quita sus asquerosas manos y mis fantasmas se desvanecen—. No podrás escapar de tu destino, estás maldito.
—¡¿Volverá!? ¿Landon volverá por mí? —Me levanto emocionado, seco mis lágrimas intentando salir del trance lo más pronto posible y ella se queda perpleja, es evidente que está sorprendida—. ¿Puedes ver cuándo vuelve? Quiero estar maldito del doctor. ¡Te pagaré por la información! ¿Tú podrías atrapar el alma de Landon en una de mis espadas?
—¡Der'mo! ¡Der'mo! Ohh... ¡Da! —El miserable ruso grita de placer y estoy a punto de entrar a estrangularlo, pero Uma me lo impide.
—La viuda sangra, llegó su tiempo de parir —la bruja me comunica y debo darme una bofetada mental para lograr moverme, y caminar hacia la alcoba del matrimonio Dellinger.
—¡Uma aquí salir sangre! —Freddy grita bajándose del cuerpo de la viuda y expulso el aire, ya era hora de que este suplicio acabe. El semblante del torpe ruso es de satisfacción y fatiga absoluta—. ¿Continuar o parar?
Escucho a la bruja ordenarle al Águila que presione el vientre de la gestante, observo como el ruso se acomoda el pantalón, me dedica una sonrisa siniestra y obedece de buena gana a la partera. Este tipo realmente me colma la paciencia, los gritos ahogados de Allison gracias a la mordaza me animan un poco, me alientan a enderezar mi postura, estoy ansioso por quitarle la maldita tela de la boca para que pueda implorar piedad mientras Freddy acaba con su miserable existencia, estoy impaciente por presenciar su muerte, quizás ayudar al ruso a torturarla, cortarle un poco las piernas y sus asquerosos muslos, aquellos que tantas noches habrán sostenido la pelvis de mi amado doctor. Tan sólo imaginarlo me pone de mal humor, me jode la vida.
El llanto del bebé me saca de mis estúpidas alucinaciones y la recibo entre mis brazos, muy incrédulo de que haya sobrevivido a un nacimiento tan deprimente. La bebé es hermosa, regordeta, blanca y no tiene un sólo cabello en la cabeza. Uma le corta el cordón umbilical justo cuando su despreciable madre pierde el conocimiento, la desdichada viuda hasta estiró los brazos intentando tomarla entre sus asquerosas manos, pero eso es algo que no pienso permitir. Me quito la chaqueta y cubro a la bebé del frío, es tan tierna y hermosa que no puedo creerlo, tengo una parte del hombre que amo entre mis brazos, tengo su recuerdo en mi poder, su legado, la única descendencia que dejó antes de partir de este mundo, y eso me hace adorar a esta niña.
—Hola, bebé —deposito un beso en su pequeña frente, la cría continúa llorando y reclamando a su madre, pero ese es un encuentro que no sucederá mientras yo pueda evitarlo, la viuda no la merece—. ¿Tienes hambre? ¿Tu horrenda madre no resistió y se desmayó? ¡Oh pobre mi bebé!
Camino a paso rápido fuera de la habitación, y decido echar un último vistazo a la viuda de mi amado doctor, ella está atada de pies y manos en la cama matrimonial que tanto había envidiado. Cubierta de sangre, con la mordaza en la boca y completamente inconsciente. No sé qué de bueno le haya visto Landon a esta cosa horrible, no es tan bonita que digamos. Es una mujer blanca con el cabello castaño, liso y bastante largo, los ojos verdes como excremento de vaca, sus labios hinchados gracias al colágeno que se inyectó, el resto de su anatomía no es la gran cosa, nada extraordinaria y tampoco es una belleza exótica.
—Doctor Dellinger tener buenos gustos, ser mujer asombrosa. Aguantar todo con garra, ser valiente —comenta el ruso y luego acaricia a la bebé.
—Claro, y todo eso lo descubriste en una follada salvaje. Eres todo un romántico empedernido, Freddy —Uma sale a despedirse mientras estoy en la cocina calentando el biberón, muestro mi respeto antes de verla salir con ese aire soberbio que siempre rodea a la maldita bruja.
Tomo asiento para tener mayor comodidad, mientras la bebé se alimenta como corresponde. Recuesto mi cabeza sobre la cabecera del sofá, estoy carente de emociones, sólo me embarga una rabia incomprensible. Ni siquiera sostener el recuerdo viviente de Landon logra desaparecer mi profunda pena.
—¿Creer que jefe matar bebé Dellinger? —La pregunta de Freddy me lastima, me preocupa demasiado.
—No pienso permitir que el jefe aniquile el último pedazo Dellinger que me queda.
De pronto él se sienta, enciende un cigarro y saca su billetera del bolsillo del pantalón para dejar una suma de dinero sobre la mesa central. Había apostado que le gustaría la vagina de la viuda y él que no, obviamente gané yo.
—Viuda ser estrecha, me gusta. Follar un par de días más antes de mandar a rubia con los peces —declara sin más.
—Eres un idiota...—susurro con dificultad, estoy ansioso por irme de esta puta casa que me recuerda a él—. Puedes hacer lo que quieras con esa perra, me importa una mierda su final. Sí pretendes usarla de depósito de esperma cura su jodida herida de parto, te durará más sana.
Freddy regresa a la alcoba para continuar su diversión con la viuda desmayada. Una agradable sensación de relajación y comodidad me embarga y cierro los ojos esperando al ruso, un aroma a pureza me obliga a volver a la realidad, debo estar enloqueciendo. Los gritos de la maldita mujer me molestan, ella ha vuelto a despertar, con dificultad consigo separar mis párpados, y cuando fijo la visión con extrañeza me percato que estoy sosteniendo a un ser que quizás perezca muy pronto por la mano del Buitre. Me duele la cabeza horrible, por instinto me llevo la mano a la frente y recuerdo que aún conservo la sangre de Landon en el rostro.
¿He muerto?
—¿Gavilán irse? ¿Ser pronto? —Me reclama el Águila cuando vuelve a salir de la alcoba muy sonriente, asqueado por avanzo a la salida de la casa.
—Quiero entregar esta cosa de una maldita vez para poder dormir, estoy cansado —murmuro con tristeza guardando la leve esperanza de que el jefe no mate a la niña.
—¿No te molesta dejar viva a viuda Dellinger?
—Suficiente castigo tendrá cuando vuelva a despertar y se de cuenta que su marido ha muerto, su hija no está, y ahora se ha convertido en un exprimidor humano de tu asquerosa polla.
Al salir mi mandíbula se descuadra cuando me percato que debo transportarme hasta la mansión Khan en mi moto con una bebé recién nacida en brazos, acomodo a la niña dentro de mi camiseta gris lo mejor que puedo, me calzo la chaqueta de cuero, subo el cierre lo más que resiste mi cuello y me coloco el casco, esta será una hazaña muy jodida. Manejo lo más rápido que puedo para evitar que la niña se enferme, hasta estacionarme frente a las rejas doradas donde habita el mal. Todos los malditos sirvientes se inclinan ante mi presencia como corresponde, cruzo el amplio salón principal y giro a la derecha hasta llegar a la puerta negra que huele a azufre, la cueva del diablo.
—Mi querido Gavilán, eres el primero en regresar de su tarea —mi jefe me estira su mano derecha y yo beso su dorso.
—¿El honorable Halcón aún no regresa de su misión, mi señor?
—No, las cosas se complicaron un poco.
Algo no está bien, me huele a podrido tanto misterio.
—Tal y como usted ordenó, mi señor. He aquí a la hija de Landon Dellinger con vida —se la entrego en los brazos, y luego me inclino a tocar sus pies en señal de respeto.
—Es un ser muy horrible, es una americana pura sangre, ¿no lo crees Anjali? —Mi jefe le habla al enorme cuadro de su hermana que tiene colgado en la pared—. Llévala con Nandini, quiero que recepciones a la nueva mercancía, es todo por hoy.
—¿Piensa poner a la niña en venta, mi señor?
—¿Por qué no? Ese engendro no me interesa, me sirve más en el Piso.
—¡¿Solo por ser la hija de un traidor usted la condena!? ¡La niña no tiene la culpa, es injusto!
—La vida es injusta, mi despreciable ave mortal. Completamente cruel e injusta.
Quisiera que el ruso me dispare en este preciso momento, ¡mierda! Esto no puede ir peor, ¿o sí?
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