Capítulo 13.-El día que morí

La gente me miró una vez más incrédula, casi como si su mandíbula estuviera a punto de caerse, tras lo cual, todo el mundo comenzó a rodearme.

—Muy bien, suficiente, por ahora dejemos eso de lado ¿No venimos a pasarla bien? Ya luego podrán ponerse al día.

Le reconocí inmediatamente, una de las personas que me hizo la vida imposible, de hecho, el principal autor de eso.

—Lo siento si te incomodó —dice mientras junta sus manos.

—Claro —digo desviando la mirada.

Tal parece que se dio cuenta de mi actitud, por lo que de inmediato se alejó, solté un suspiro, notando que se me acerca de nuevo André, quién parece disculparse con la mirada.

—¿Por qué dijiste tal cosa innecesaria? Ahora me siento incomodo —digo notando los murmullos alrededor sobre mí—. Además, no es como si yo hubiera pedido este cambio.

La fiesta terminó sin mayores incidentes, la gente poco a poco pareció acostumbrarse a mí, aunque aún pude notar alguna que otra mirada sobre mí, aunque no creo que sean precisamente de curiosidad.

En el auto, mientras estoy en el asiento de copiloto, escondí mi cabeza entre mis piernas.

—¿Qué sucede?

—Nada —respondo, cortante.

—Si fuera nada, no estarías, somos hermanos ¿Recuerdas? —declara.

"Al menos, tú sigues siendo el mismo"

Me volví a recostar sobre el asiento, mirando mi reflejo en la ventana.

—¿Por qué todos parecen estar mejor con mi yo actual? —musito—. Es frustrante... No poder ser yo otra vez y que a nadie parezca importarle.

—¿Eso crees? Bueno, es que no he encontrado como insultarte con tu nueva apariencia, culo gordo ya no te sienta bien —declara con una sonrisa—. Por mi parte, trato de ser amable porque sé que debe ser difícil para ti.

"Aunque yo soy el mayor ¿Por qué me cuida tanto? Tendría que haber sido al revés para poder demostrar mi valía, e incluso ahora, eso me fue negado"

Volteo a verlo, sólo para notar con horror un hecho que nunca creí llegar a ver, una mano de tamaño inconmensurable acercarse hacia la tierra.

Quizás fue por ese entonces cuando las cosas empezaron a acercarse a ese final que deseo olvidar con tantas fuerzas.

—Bienvenido...

Bostezo mientras me presento en mi habitual trabajo de turno nocturno.

Al notar quién es la persona que entra, no puedo evitar dar un paso hacia atrás.

—Ah... ¿G-Gustav? —dice mostrándose incomodo—. Y-Yo, b-bueno... ¡LO SIENTO! Sé que unas simples disculpas no van a cambiar nada, así que al menos déjame compensarte un poco.

Incluso se arrodilló.

—No quise decírtelo antes porque creí que malinterpretarías mis intenciones, pero, pero ¡Realmente lo siento! —exclama con tal ímpetu que mi jefe vino a ver que sucedía.

—¿No eres tú el nuevo? Aunque, parece que esto va ser más complicado de lo que pensé —musita, mirando con pesadez el ambiente.

—N-No se preocupe por mí, estaré bien —digo forzando una sonrisa.

"Ya pasaron más de cinco años, cálmate"

Todo eso está en el pasado.

—Si tú lo dices —dice antes de decirle que le siga.

Frederic, el principal cabecilla de los bravucones de la clase e incluso de la escuela me atrevería a decir, no parece ser un mal tipo ahora mismo, pero, ver su cara solamente me recuerda a todas esas golpizas que recibí.

A todas esas humillaciones, e incluso a casi obligarme a cometer suicidio.

Su trabajo era el de mantener limpio y ayudarme con el stock, aunque intenté ayudarle, para mi alivio, dijo que estaría bien por su cuenta.

Silencio, un silencio profundo e incomodo fue lo único que hubo durante el horario de trabajo. Durante todo ese tiempo noté que me miraba cada tanto, durante unos leves segundos antes de bajar la mirada al piso.

—A..Ah b.bienvenidos.

Atendí con nerviosismo a la pareja que vino por una cajetilla de cigarros.

—Bien, pueden ir a comer, tiene treinta minutos —dice mi jefe saliendo de su oficina y poniéndose un mandil.

—G-Gustav ¿Podrías venir conmigo? —dice alcanzándome con un pánico visible.

—Y-Yo...

Al final no pude negarme, así que estoy aquí con un sándwich enfrente de mí, estamos en la cafetería que está a un par de cuadras del trabajo.

No pude alzar la mirada y mucho menos sostenerla, incluso estoy temblando del miedo y nervios.

—Es mi culpa, perdón —Le escuché decir—. No sé que tenía en la cabeza cuando hice esas cosas, pero tras escuchar que casi te suicidas... yo... solamente puedo decir que lo siento, aunque mis disculpas dudo que puedan enmendar algo, al menos déjame decírtelas.

Por primera vez le vi a los ojos, una mirada tímida, vacía y sobre todo, cansada. La mirada de alguien que se siente la peor basura del mundo.

"La misma mirada que yo tenía"

Pero, ¿Qué tan idiota debo de ser para sentir compasión por la persona que me hizo acabar así? ¿De verdad soy tan imbécil para sentir empatía? Al parecer sí, ya que ni siquiera siento odio hacia esta persona, o al menos, ya no.

No negaré que lo odié durante muchos años, pero, con el tiempo, ese odio terminó por traspasarse a mí mismo.

—No sé si pueda perdonarte, pero, al menos quiero que sepas que no te odio —respondo antes de pararme e ir de regreso al trabajo.

Dudo que esa respuesta le haya satisfecho, pero, al menos quiero pensar que estará bien por ahora.

—Gracias —Fue todo lo que dijo e incluso si habló más, no me quedé para escucharle.

Al día siguiente, noté que al llegar ya estaba todo en orden, e incluso su mirada parece tan distinta.

—¡Buenos días, señorita! —exclama con ímpetu, mientras me observa directo a los ojos.

—¿N-No serían tardes? —respondo, retrocediendo ligeramente.

—Cierto, tienes razón jaja —dice riendo amistosamente.

Tragué saliva e intenté dedicarme a mi trabajo, aunque me era innegable verle trabajando tan entusiastamente mientras corre de un lado a otro.

"¿Por qué?"

Quería preguntarle, más no tengo el valor para hacerlo.

Ah, sí, otra cosa que cambió es que al parecer André se convirtió en un elfo, y que miraba con recelo a Frederic cada que venía a visitarme, aunque ahora algo menos regular que antes.

—¿No estás siendo muy amistosa? —Me pregunta.

—Aunque digas eso, es mi compañero de turno, aún me aterra, pero tengo que tratarlo con cierto respeto mientras no me haga o diga nada —respondo con naturalidad.

También he notado que además de con mi hermano, el único con el que puedo sostener una charla de iguales es André, quizás porque fue de los pocos que fueron amables con mi verdadero yo.

Pero, en ocasiones lo atrapé mirando con demasiado odio a Frederic.

Cuando le comenté a esto a mi hermano, su respuesta fue simple y directa.

—Lo traes loco —declara.

—No hay manera, me conoce desde que era un hombre ¿Sabes? —Le respondo recalcando el hecho más importante.

—No, estoy seguro —declara.

Y lo que es más, al día siguiente, me recibió con un ramo de rosas y un anillo en el trabajo.

—¡M-Me gustas! Por favor sal conmigo —exclama con un evidente sonrojo.

Esa fue la primera vez que dije que no, y su expresión no pude sacármela de la cabeza todo el día, sintiéndome culpable.

—¿Estás bien? Puedo cubrirte sino lo estás —Me dice Frederic, sonando tan amable como puede.

—L-Lo siento, estaré bien, creo...

No volví a ver a André por la siguiente semana, es en ese lapso que el mundo comenzó a ponerse de cabeza.

Casas flotando, humanos convirtiéndose en criaturas de distintas mitologías y cuentos de hadas.

Incluso Frederic pareció volverse una especie de dragón humanoide, aunque no cambió gran cosa más que un par de alas en su espalda.

—...

Cierto, en aquel momento faltaban siete horas para mi muerte ¿No?

—Bien, pueden salir a comer —dice mi jefe, como de costumbre.

—Adelántate, salgo en un momento —dice Frederic.

Ya se había vuelto costumbre tener una comida en silencio con Frederic, poco a poco aquella incomodidad fue desapareciendo, todavía no confío en él y ni siquiera sé si lo podre hacer totalmente, pero al menos aprecio sus intenciones de hacer las paces e intentar mostrarme que se arrepiente.

Fue entonces que sentí como el mundo se tornó negro.

Al despertar, estaba en un apartamento muy similar al mío, rodeado de fotos con mi cuerpo actual, al intentar moverme, noté que estaba amarrado y amordazado.

"¿Quién?"

Mis respuestas se disiparon al notar como André se acercaba.

Lo miré con miedo, notando la escasa ropa que porta y que encima estoy sobre una cama.

Intenté zafarme, más fui incapaz.

Noté con asco y sintiéndome en un inminente peligro como empezó por besar mis piernas.

—....

No habló, ni dijo nada.

"¿Por qué? No tiene sentido, él no es así, no hay manera de que sea por su voluntad, él es mi mejor amigo ¿No?"

Me violó, durante horas, sin parar, detalles que prefiero no decir, más que este cuerpo era demasiado inmaduro para tal acto, más que aunque lloré no paró de violarme y golpearme en varias partes de mi cuerpo.

—Si tan sólo hubieras aceptado no hubiera tenido que recurrir a esto, cariño ¿Qué no ves cuanto te amo? —Fueron las palabras que me susurró.

"Otra vez eso"

—Te di todo mi amor, y sin embargo ¡Lo rechazaste maldita perra! ¡¿Quién diablos te crees?! No eres más que una sucia y asquerosa zorra para irte a involucrar con el maldito de Frederic, seguro que incluso sedujiste a tu jefe, has cambiado —dice mientras siento como sus manos se enrollan alrededor de mi garganta.

Cerré los ojos, sintiendo como el aire era cada vez menor, como la vida escapaba de mi cuerpo.

"¿Dónde? ¿Dónde me equivoqué? ¿Por qué terminó así? ¿Desde cuándo fue así?"

Ya veo, no debí haber salido en primer lugar ¿Cierto?

Debí ignorar a mi hermano, no debí salir, no debí confiar en André, tampoco en nadie.

—¡Aaaaaaaaaahhhh!

Lo último que pude escuchar fueron los gritos de odio que profería André sobre mí.

—¡Bienvenido!

Una extraña figura apareció ante mí, un ente totalmente blanco.

—Es hora de reencarnar, y tú serás la siguiente ¿Algún deseo?

"Yo... si tan sólo pudiera olvidarlo"

—Quiero que me borres la memoria y te presentes de nuevo —musito.

—Tan molesta —Y con simple chasquido de dedos, lo olvidé todo.

Un simple chasquido me hizo olvidar a André, un simple chasquido me hizo olvidar mi muerte, un simple chasquido me hizo olvidar a mi hermano, un simple chasquido me hizo olvidar cuando impotente e inútil soy, un simple chasquido eliminó todo lo que odiaba de mí.

Olvidé lo mucho que no quería recordar esto.

***

Sentí unos brazos rodearme, confundido, miro que se trata de una Luna llena de heridas, quién me abraza como si fuera lo más valioso en él mundo.

—¿L-Luna? —musito.

—¡¿Recuperaste la memoria?! —exclama separándose pero sin dejar de tomarme las manos—. Esos son buenas noticias.

—...Recuerdo todo... —comento mirando mis manos—. Incluso como morí.

Luna me voltea a ver con sorpresa y una mezcla de sentimientos bastante complicada por lo que refleja su rostro.

—¿Estás bien? —Fueron sus únicas palabras tras mi declaración.

—No lo sé —musito—. No lo sé...

Incluso con esos horribles recuerdos a cuestas, me alegra saber que todavía me siento a gusto con Luna cerca.

—¿Vamos a ver al resto? —pregunta sin soltarme.

—E-Eso sería un poco...

Miro en todas direcciones mientras intento evitar verla directo a los ojos.

—Está bien, todo está bien ¿De acuerdo? Lo mejor será evitar que veas al resto por el momento ¿Por qué no sólo te recuestas mientras voy a decirles?

Asiento, mientras juego nerviosamente con mis manos, parto rumbo a mi cama, donde me dejo caer, para acto seguido saltar de la misma y sentarme en una esquina.

"No quiero morir"

No otra vez, no quiero morir.

Tras un rato la puerta se abre, a lo que me sobresalto y me cubro.

—Ah, es Luna, Erioll lo lamenta —musito, escondiéndome entre mis piernas.

Luna me mira con tristeza.

—Todo va a estar bien, estoy aquí para ti.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top