Capítulo 12.-El día que cambié.
—¡¿No recuerda nada?! —exclaman todos al unísono.
Elizabeth les hace callar, pese a que están en otra habitación prefiere evitar que puedan llegar a asustar a una Erioll que parece ser más tímida que nunca.
—De momento parece estar tranquila en presencia de Luna, pero, lo más probable es que sea su propia cabeza la que esté evitar recordar algo —declara con tristeza— No sabemos nada de ella antes de conocerla e incluso para que cuando Luna la conoció ya tenía amnesia.
En la habitación, Luna mira con tristeza a Erioll, quién todavía no sabe muy bien como interactuar con la vampira por lo que mantiene cierta distancia.
—Lo siento, si hubiera ido contigo —dice Luna.
—¿De qué hablas? Es la primera vez que Erioll y tú se ven ¿No? —pregunta ladeando la cabeza.
—No, estuviste a punto de....
Ante la posible mención de un recuerdo aberrante, el rostro de Erioll cambió y se agarró la cabeza con dolor.
—¡No pasó nada! ¡No lo hizo! —exclama con desesperación.
—¿Erioll?
—Lo siento, lo siento, no me lastimes —dice antes de que la magia comienza a filtrarse.
***
—¡Maldito bueno para nada! —exclama papá mientras golpea la puerta con furia—. Abre.
"Otra vez lo mismo"
Pero, sin importar qué, no lo abriría, si quieren sacarme tendrá que abrir la puerta.
"¡Vamos! Háganlo y sáquenme de aquí"
Sin embargo, tal cosa no pasó, antes de percatarme, ya había pasado varios años e incluso mi edad ya había superado con la que se suponía que tendría que haberme graduado.
¿Por qué terminé así?
Ciertamente recibí bullying, pero, ¿Era para tanto? Ni siquiera sé porqué me encerré exactamente, ¿Importa ya? Solamente seguiré mi día con normalidad, tal y como llevó haciendo todo este tiempo, nunca nadie vino por mí, así que ¿Realmente importa?
—Hijo, por favor, sal, aunque sea hoy, no tienes que ir a ningún lado o conseguir empleo, sólo...
Subí el volumen de mi consola, ignorando los ahora suplicantes llamado de mi antaño enérgico padre.
"Soy de lo peor"
Ah, cierto, fue entonces que llegó aquella noticia ¿No?
—¡Gustav! Maldita sea abre la puta puerta.
Nuevamente, mi molesto hermano mayor golpea la puerta de mi cuarto, continuó viendo mi dosis diaria de pornografía.
—Por favor, abre la puerta —Ruega con una voz rota.
Acto seguido musita unas palabras casi inaudibles así que me pongo mis cascos.
Una vez termino de satisfacerme, noto que mi hermano ha dejado de tocar la puerta con insistencia.
Mi cuarto está hecho un desastre, yo soy un desastre ¿En qué momento me convertí en esto?
Me rasco la panza, y me acuesto a dormir, no sin antes apartar las toneladas de basura en mi camina.
"Soy tan patético"
Lo sé y, sin embargo, ¿Por qué no puedo dar el paso? ¡Vamos, muévete! Necesitas salir ya perdiste cinco años de tu vida, maldito imbécil.
Y nuevamente no paso de la cama.
La barba me ha crecido en exceso y lo mismo con mi cabello, ambos son un desastre, casi tanto como yo.
Realmente te odio, tú me hiciste esto, si tan sólo fueras más valiente.
Pero, el pasado es pasado y no puedo cambiarlo.
Me levanto de la cama e intento abrir la perilla, mi mano tiembla y soy incapaz.
"El mundo exterior es aterrador"
Me retiro nuevamente frente a mi fiel compañera, mi computadora de última generación y que me permite jugar cuanto quiera.
—...
Odio mi vida, si tan sólo alguien pudiera cambiarla por arte de magia.
—¡Abre la puerta maldita mierda grasosa! ¡¿Cuánto tiempo más piensas seguir ahí?!
Sí, aquello que pasó cuando padre murió, un padre que murió sin ver mi cara por más de cinco años, un padre que pese a mi forma de ser no me corrió ni nada, sino que siguió intentando que saliera.
—¡Papá murió! ¿Es que acaso no te importa? —pronunció aquellas palabras con voz rota.
Nuevamente lo ignoré, no tiene nada que ver conmigo ¡No lo tiene! ¡En definitiva no lo tiene! No hay forma en que lo tenga.
La puerta fue derrumbada, y recibí una paliza como ninguna.
Literalmente me obligó a ir al cementerio a besar la tumba de mi propio padre.
Pudo haberme abandonado, pudo haberme golpeado y dejarme en la calle, pero, ni él ni padre se rindieron.
"Ya es tarde para mí ¿No lo ves?"
Al poco tiempo comencé a trabajar en un minisúper cercano a casa, donde de vez en cuando me topo con algunos ex compañeros o así, incluso mi antiguo mejor amigo que comenzó a trabajar en una industria viene de paso.
Sí, si bien no vivo una vida de ensueño, de a poco todo está comenzando a ir a mejor.
—En otras noticias, una extraña silueta ha aparecido en la luna —Se escuchó en la televisión del minisúper, una de un modelo ya bastante antiguo.
Me acerqué para ver como la figura de una mano parece estar sujetando la luna, y la de un rostro posarse sobre la misma.
—¿De verdad piensan que nos tragaremos esto? Tienen que estar desesperados por rating —dijo mi jefe antes de volver a la bodega a seguir acomodando las cajas.
Yo me quedé mirando aquellas inquietantes noticias, si bien soy incrédulo al respecto hay algo al respecto que me hace sentir incomodo.
Pero, no hay manera de que suceda algo similar, esta es la vida real después de todo, no hay tal cosa como titanes o similares.
Con ese pensamiento me dormí esa noche.
Durante altas horas de la noche hubo un gran temblor y mi hermano entró de golpe a mi cuarto con la intención de despertarme.
—¡GUSTAV! Mueve tu culo gor- ¿G-Gustav?
Me levanté de golpe en cuanto escuché la voz de mi hermano, sólo para encontrármelo realmente aturdido, no pude evitar reírme de su cara de estúpido, aunque mi voz sonaba diferente, pero ¿Qué importaba? No siempre tenía la posibilidad de burlarme de él.
—Pareces haber visto un fantasma, vamos, salgamos —dije mientras me muevo hacia el borde de mi cama.
Y fue entonces que noté la falta de mi escultural cuerpo esculpido durante arduas jornadas de trabajo como NINI, de hecho, había demasiadas cosas diferentes.
—¿Q-Quién eres? —pregunta con la voz temblorosa.
Comencé a sudar frío, no había forma de que tal cosa suceda ¿O sí?
En cuanto un vaso de vidrio se cayó de mi mesa, recordamos el principal asunto aquí, así que me acomodé mi bata para dormir como pude —que ahora me queda gigante—, y salimos a la intemperie.
Al momento de mi salida pude escuchar varios murmullos sobre mí, la mayoría haciendo referencia a mi supuesta belleza, lo que, tras años de escuchar chiste sobre gordos en alusión a mí, solamente me hizo sentir extraño y avergonzado.
Pero, todo eso quedo en segundo plano en cuanto vimos al cielo, un ojo rojo gigante se posa sobre nosotros, no específicamente sobre alguien, sino sobre la tierra misma, cosa que quedó clara en el momento en que pudimos ver como la luna empezó a agrietarse.
Aquello no paró de mencionarse incontables veces en las noticias de la mañana siguiente, aunque no pude verlas ya que fuimos al doctor a primera hora, incluso mi hermano me acompañó tras pedir permiso en su trabajo, más tarde iremos al minisúper para contarle al jefe.
—¿Un cambio de género? —dice el doctor mirándome con sorpresa.
—¿Está viendo la foto? El menor de los problemas es que lo que tiene entre las piernas sea distinto —dice mi hermano haciendo énfasis en mi nueva apariencia.
Y no era para menos, incluso aparento tener como mucho unos dieciséis años ahora mismo, cabellera larga de color grisáceo, ojos rojos, piel blanca, una belleza total y más increíble si lo comparas con mi antiguo yo.
—Siento que estás ofendiéndome demasiado —digo intentando no verle la cara.
Si bien ha sido bastante amable, digamos que me quedaron secuelas de aquella paliza que me desarrolló como persona.
—Silencio ex culo gordo —declara mirándome con molestia.
—¿P-Podrías al menos ser menos rudo? Incluso para mí esto es difícil —susurro.
—Lo intentaré —declara, frustrado.
Al final no se pudo hacer nada, únicamente tuvimos que presentar tramites para que se avale mi identidad y pueda seguir funcionando en la sociedad, en ese entonces nada más cambió.
Salvo el gigantesco rostro que ahora está en el cielo, eso y las muchas que sufrieron mutaciones varias, sí, tampoco fui el único cuyo género cambió.
—¿D-De verdad eres Gustav? —pregunta el jefe sorprendido.
Mi hermano quería que cambie mi nombre, pero al final opté por mantenerlo, es de lo poco que me queda de mi yo anterior, eso y que a estas alturas de la vida sería difícil acostumbrarme a que me llamen de cualquier otra manera.
—Sí, desafortunadamente —digo cabizbajo y con la mirada vacía—. Una amiga de mi hermano estuvo enseñándome todo lo que necesito saber ¡TODO!
—L-Luce difícil —dice mientras palmea mi hombro—. Aunque es difícil creer que te volvieras toda una belleza ilegal, aunque puede atraer clientes ¡Aprobado tu viaje a Taiwán!
—No fue voluntario, por favor déjeme en paz —digo tras suspirar.
Al final fue difícil ignorar las miradas sonrojadas de los clientes y no exclusivamente de los hombres, parezco resultar atractiva incluso para mujeres.
Preferiría seguir con mi vida de antes para ser honesto.
Y entonces entró, aquél que se dice ser mi mejor amigo, y con quién últimamente he intimado bastante, incluso puede que más que cuando estuvimos en nuestros días escolares.
—Por favor no empieces —digo mientras lo veo jadear emocionado mientras me inspecciona de pies a cabeza.
—¡Hermosa! ¡Divina! ¡Toda una diosa! ¿Te cas-
—NO —digo tapando su boca y luego limpiándome en mi pantalón.
Tras ello mientras charlamos amenamente no pude evitar notar que parecía evitar insultarme, de hecho, todos menos mi hermano lo hacen ahora ¿Qué diablos? ¿Tanto importa cómo luzca?
Al momento de la salida, noté a mi hermano en su vehículo aparcado delante del minisúper.
—Sebas ¿Y ese milagro? —digo mientras baja el vidrio del asiento del copiloto.
—Es peligroso que andes solo, así que desde ahora vendré por ti, los taxis tampoco están bien —dice visiblemente cansado—. Si te pasa algo...
¿No es un hermano demasiado bueno?
Me subo al asiento del copiloto mientras que él conduce de camino a casa.
—¿Es difícil? —pregunta sin apartar la mirada del camino.
—Supongo... —respondo cortante—. Todo es tan diferente.
—Es natural, bola de grasa —dice secamente.
"Este tipo"
Suelto un suspiro y miro por la ventana.
—No cambies —Le escucho susurrar.
—No lo haré, sigo siendo el mismo aún con esta apariencia —respondo.
La vida siguió, tuve que acoplarme, y pese a lo que está en el cielo, todo se mantuvo con relativa normalidad.
—Pronto habrá una reunión con compañeros de prepa ¿Vienes? —Me preguntó André, mi mejor amigo.
Solté un suspiro y dejé de barrer.
—No es que tenga el mejor recuerda de ese entonces ¿Sabes? —Le comento.
—Ya, ya, todo está en el pasado —dice cruzando su brazo detrás de mi nuca—. Solamente iremos un rato ¿Sí?
Titubeé unos momentos.
—Bien, bien, iré.
Aunque, probablemente sea la única persona estancada en un trabajo como este.
Y así fue como mi hermano tuvo que ir a dejarme a un bar algo lejos de donde vivimos.
—Llámame si pasa cualquier cosa —dice con preocupación.
—Bien, perdón por las molestias —comento con preocupación.
—No lo son, no quiero perder a mi familia.
Con esas palabras se marchó, ahora mismo tengo puesto un vestido negro de una sola pieza, no muy lejos me topé con André, quién silbó al verme.
"Nunca me acostumbraré"
—¿Vamos? —Me ofreció su hombro.
Simplemente decliné y caminé a su lado, ante la mirada sorprendida de mis ex compañeros, tragué saliva antes de ocultarme detrás de André.
—¿Y quién es esta lindura? —dice un joven de aspecto atlético, más precisamente uno de mi bullies en preparatoria.
"Ah, los traumas vuelven"
—Es Gustav.
El salón se quedó en silencio, luego empezó a reírse, tras ver la expresión de seriedad en el rostro de André volvió a estar en silencio, mientras mi mirada quedó carente de expresiones.
—Lo sabía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top