Capítulo 11.-Reinicio
O eso creía hasta esta mañana.
—¿H-Hermano? T-Te ves mal... —dice Elizabeth, claramente preocupada.
—¿Qué hay Eli? —dice cabizbajo.
Actualmente estamos todos reunidos en la habitación que comparten tanto Rhodes como el héroe. Y viendo el estado actual de quién se supone es el futuro mesías del mundo, no puedo más que sentirme culpable.
"Pero ¿Qué debo hacer? No quiero salir con un hombre"
—Está así desde anoche —Escuché susurrar al paladín hacia la dragona.
—¿Alguna idea? —pregunta la elfo.
—Parece grave, quizás sea una maldición o algo —Agrega la chica gato.
Me llevo las manos a la cabeza y me escondo lentamente deslizándome hacia debajo de la mesa o ese era mi plan antes de sentir como Luna me detiene.
—¿Sabes que le pasó? —Me interroga Luna.
—T-Tal vez E-Erioll tuvo que ver —digo desviando la mirada—. P-Puede que Erioll haya rechazado una cita del héroe.
Escucho un suspiro por parte de todos en la mesa.
—H-Hermano —dice Elizabeth—. ¿De verdad te vas poner así por ser rechazado? Además, sabes que Erioll con suerte es capaz de hablarnos sin que le dé un infarto.
"Eso estuvo de más"
—L..Luna...
—Sí, sí....
Me arrimo a los brazos de Luna para que me consuele.
"Siento que estoy perdiendo cada vez más masculinidad"
—P-Pero —Klare hace un puchero mientras es regañado por su hermana.
O bueno, por la reencarnación de quién alguna vez lo fue. En un instante haciendo gala de una agilidad que no había sido capaz de presenciar por su parte, Klare se encuentra a mis pies, pataleando y rogando entre berrinches.
—¡Por favor, sólo una cita! —Me ruego mientras intento zafarme sin mucho éxito.
"¿Qué hago? Nunca me vi en una situación mínimamente parecida, no estoy preparado para esto ¿Lo rechazo? Pero, puede que vuelva a recaer"
—E-Está bien —digo tras que mi cerebro explotara y respondiera en automático.
Nunca supe decir que no a personas tan insistentes, quizás por eso mi vida acabo de una manera tan patético.
—¿Qué acaba de pasar? —musita Luna.
Y es así como estamos aquí, un Klare visiblemente feliz mientras Luna me obligó a ponerme un sombrero negro junto con un vestido blanco sencillo de una sola pieza. También tengo una sombrilla para evitar el sol.
Klare se mantiene tarareando lo más alegre de la vida, mientras yo estoy mirando constantemente el suelo intentado no morirme de los nervios, estoy incluso temblando.
—¿P-Puedo tomarte de la mano? —Me pregunta Klare tendiéndome su mano, mirando hacia otro lado y sonrojado.
"¡¿Eres una la heroína de alguna historia de amor?!"
Noté entonces las miradas de las personas a mis alrededores, nuevamente miré hacia abajo.
"Yo tendría que estar practicando magia"
—B-Bien —Le tomo de la mano.
"Odio esto, odio esto"
—¡Ya sé! Ven conmigo...
—E-Espera, las piernas de Erioll —digo antes de ser interrumpido ya que me encontré siendo cargado entre sus brazos como princesa.
Tras correr por cerca de media hora, terminamos por llegar a un campo de flores bastante cerca de la muralla.
—Me gustas... —declara repentinamente.
—Lo siento, yo amo a Emilia.
—¿Qué?
—Nada —digo desviando la mirada.
Hubo otro silencio incómodo.
—De todos modos ¿Qué te gusta de Erioll? Ni siquiera nos conocemos tanto —respondo sentándome de una manera que solamente puedo describir como femenina.
"AH, mi masculinidad se desvanece cada vez más"
—Sobre eso... ¿Estás segura que no nos hemos visto antes? Tengo la sensación de que no es la primera vez que nos conocemos —dice con seriedad.
"¿No es una estrategia barata?"
Pero, aún si intento recordar, solamente obtengo un dolor de cabeza, aunque ahora que lo menciona se me hace un poco familiar.
—Duele.
Me agarro la cabeza ante el repentino y momentáneo dolor de cabeza que sufrí, aunque Klare parece no haberse percatado por estar perdido en el mundo de sus pensamientos.
Noté que en lo que parecieron apenas unos minutos, ya ha empezado a bajar el sol.
—¿Comemos algo antes de volver? —Me pregunta Klare con una sonrisa.
—B-Bien —respondo.
Nuevamente me lleva entre brazos, antes de volver a hablarme.
—Gracias por escuchar mis caprichos —dice visiblemente apenado.
"Debiste apenarte antes de hacerlo"
—Ah, iré a ver si tienen lugares, espera aquí —dice antes de ir al restaurante.
—...
Solamente extendí mi mano intentando alcanzarlo, quedarme a solas en este lugar tan concurrido, con tanta gente mirándome, no hace más que ponerme de nervios.
Repentinamente sentí una mano tapar mi boca junto con otra sujetándome del vientre.
"No puedo respirar"
Intenté forcejear, más fue inútil, solamente pude sentir como mi consciencia se desvanece cada vez más deprisa, aunque por algún motivo la gente parecía ignorarme, casi como si fuera invisible ante sus ojos.
Y aunque intenté gritar, mi voz fue ahogada por una mano que fácilmente podría cubrir mi cráneo. Mi corazón que creí no volver a sentir, late como loco, así como el miedo se apodera de cada fibra de mí ser.
Con desesperación intenté librarme con mis últimas fuerzas antes de caer desmayado.
Cuando desperté, me encontré con la típica imagen de un calabozo, estoy encadenado de brazos y pies a una pared, a mi derecha hay una cama vieja de tamaño matrimonial, no muy lejos un inodoro bastante moderno para mi sorpresa y una reja,
"No entre en pánico, no te ayudará"
Debo permanecer tranquila, estoy seguro que alguien vendrá, tienen que venir.
—Bienvenida a mi humilde morada, amor mío —dice de repente entrando un hombre que mide cerca de dos metros.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, así como sentí que me falta el aire.
"Tengo miedo"
Mi cuerpo está temblando sin parar, no puedo evitar que el terror se apodere de mi cuerpo.
"Tranquilízate, eres un hombre adulto o por lo menos lo fuiste"
Pude ver como se relame los labios, mientras camina hacia mí.
—¡Alégrate! A partir de ahora serás mi esposa y hoy tendremos nuestra luna de miel —Su mano se aferra a mi vestido.
De un solo tirón me arranca el vestido dejándome solo con mi ropa interior, pude sentir su asquerosa mirada recorrer todo mi cuerpo.
—Tienes buena figura aunque preferiría que fueras más grande, pero con estas caderas seguro que tenemos buenos hijos ¿Fría? —Con sus manos me sujeto de las caderas.
Intento zafarme con más fuerza pero me es imposible, no soy capaz, no tengo la fuerza, soy débil, sigo siendo tan débil.
«Vamos, debes entenderlo ¿No? Si no quieres puedes irte. Aunque no es que tengas otro lugar donde ir»
"¿Qué fue ese recuerdo?"
No lo sé, pero mi cuerpo no deja de temblar a raíz de eso, debo liberarme o este tipo me hará algo.
—¡Geniaaaal! Una no-muerto, entonces nadie me recriminará por contenerte —Comienza a oler mi nuca—. Hueles tan bien jajaja.
Noto como entonces se despoja de su ropa.
«¡Maldita perra! Te dí todo ¿Y así es como me pagas? Te amo, entiéndelo, por eso hice todo esto»
Cerré los ojos con miedo, y al abrirlos, me encontré con la otra Erioll, quién me mira con aquellos rojos de color sangre.
—¿Quieres huir? —Me susurra.
Asiento con desesperación, mientras ella se acerca a abrazarme.
—¿De verdad? Es una pena que con estás cadenas no pueda hacer nada —musita para mí horror.
No pude contener más mi lágrimas y nuevamente intenté liberarme, más cuando el asqueroso frotó su miembro con mi vientre
—¡Que suave! —dice con su sonrisa asquerosa.
—¡Aléjate de Erioll! ¡No te acerques!
Un golpe fue suficiente para dejarme al borde de la inconsciencia, incluso mis fuerzas abandonaron mi cuerpo en su totalidad.
—Eso, buena niña, pórtate bien y pronto te sentirás mejor —El cerdo me lamió la mejilla.
No puedo hacer más que cerrar los ojos y esperar lo peor.
"Sabía que no debía salir, sabía que debí quedarme encerrada, así estaba segura ¿Cuándo fue que pensé que podría salir?"
Me vine muy arriba por unos cuantos conocidos, al final mira dónde terminé, no es más que culpa mía.
«Sí, todo es culpa tuya, este amor»
Es mi culpa, todo es culpa, si tan sólo no existiera.
Quiero desaparecer, igualmente tanto padre como madre murieron, mis hermanos me botaron, lo mismo da que muera, ya morí una vez ¿O fueron dos veces? No lo sé, no lo sé.
—¿E-Eh?
El cerdo comenzó a retroceder por algún motivo, si tan sólo desapareciera todo estaría mejor.
Todo estaría mejor.
—¡¿Qué eres?! —exclama retrocediendo todavía más.
Si fuera más fuerte, más fuerte, no volvería a morir, no quiero morir, no otra vez.
Observó una extraña neblina desprenderse desde mi cuerpo,
"Quiero matarlo"
Sólo tendría que dejarme llevar ¿No?
***
—Erioll ya he vuel...
Tan sólo unos minutos después de que Erioll desapareciera, Klare volvió sintiendo como un balde de agua fría el que no estuviera, ni siquiera lo pensó dos veces antes de volver a sus habitaciones, entrando sin avisar a la de Luna y Erioll.
—¡¿Qué te pa...
—¡E-Erioll desapareció! —exclamó con desesperación.
Sin hacer más preguntas, Luna salió en búsqueda de su amiga más cercana, mientras Klare alertó al resto.
Ciertamente lo que más ganas tenía de hacer Luna, es golpear al héroe sin parar, más no puede perder ni un sólo segundo.
—¡¿E-Erioll?! —gritó mientras voltea en todas direcciones, incapaz de pensar con claridad.
El corazón de Luna se encogió de pensar en el terror que aquella cobarde amiga suya debe estar pasando, aquella que tuvo el valor suficiente para intentar mejorar como persona y sin embargo, ahora esto destruirá cualquier mejora que pudo tener.
La noche cayó y todavía no obtuvo ningún rastro de la Lich. O al menos no ninguno hasta reconocer aquél maná tan maligno.
Sin dudarlo se acercó rápidamente hacia el borde la ciudad, oculta detrás de un enorme edificio hay una pequeña bodega destartalada y que aparenta no haber sido usada en años.
Tan sólo abrir se topó con escaleras hacia algún lado, dudó unos segundos antes de convencerse de ir por su amiga.
—¡Erioll!
Lo que encontró fue a un hombre de casi dos metros semi desnudo con sus extremidades gangrenadas y Erioll con sólo ropa interior desmayada en el suelo
—¿Qué eres? —No paró de repetir aquél hombre con la mirada perdida.
La gangrenación de su cuerpo avanza lentamente.
—¡E-Erioll! Despierta.
Sabe que es inútil checar signos vitales, sobre todo si el no-muerto está inconsciente, aunque dado que Erioll es una criatura bastante singular, optó por acercarse a escuchar sus latidos.
Mientras hace eso, nota que la misma despierta con una mirada de confusión, la misma de aquella primera vez que se encontraron.
—¡E-Erioll! Estás bien, que alegría —Entre lágrimas, Luna abraza fuertemente a su amiga.
La Lich se sobresaltó y sonrojó ante tal acción, antes de percatarse de algo.
—¡¿E-Erioll es una chica?! ¡¿Habla en tercera persona?!
—¿Eh? —musitó Luna.
Luna se puso de pie, ante una avergonzada Erioll en más de un sentido, quién intenta cubrirse con sus manos.
Luna encuentra su vestido roto y usa los pedazos para cubrir lo importante.
—G-Gracias —musita Erioll, cabizbaja—. ¿Puede Erioll saber tu nombre?
—....Ah, sí, soy Luna.
Desanimada, se dió cuenta de la obvia verdad: Erioll tiene amnesia. Aunque, por lo menos encontró consuelo en el bienestar de la chica.
—Ah...verás, ¿Vienes? —dice extendiendo su mano
—E-Erioll, b-bueno —Intentando responder, Erioll termina por morderse la lengua.
Luna la toma de mano y la lleva fuera de aquél lugar antes de lanzar una bola fuego al aire para avisar a las autoridades.
—¿Magia? ¡Increíble! —musita Erioll sin darse cuenta que está pensando en voz alta.
Para evitar problemas, Luna volvió inmediatamente a la habitación de ambas, permitiendo únicamente a Elizabeth ver a la Lich, quién temerosa no sé despegó del lado de Luna.
Sin entender porqué, Erioll se siente cómodo al lado de la vampiro, aún sin contar con sus recuerdos.
—Bueno, ciertamente es amnesia, pero, no parece haber nada malo físicamente —declara Elizabeth—. De hecho, lo más seguro es que su cerebro esté bloqueando alguna clase de trauma y todo lo relacionado a ello.
—¡¿Encontraron a Erioll?! —Un visiblemente agotado Klare abre de golpe la puerta y al llegar frente a Erioll hace una reverencia.
—¿Q-Quién eres?
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