27. Evelyn, y sus mariposas.

♔︎
•| ⊱ 27 ⊰ |•

❝ Encuéntralos una vez y te perseguirán para siempre.
No hay héroes ni villanos en este lugar
Sólo sombras que bailan en mi mente. ❞
━━━Neoni (Dark Side)

    LA SEGUNDA CLASE del día era Historia de los Héroes y Villanos. La nueva profesora había cambiado el salón de Sader, volviendolo más amplio, los pupitres fueron reemplazados por mesas alargadas que se compartían en pareja. Tedros se sentaba en el primer escritorio frente a la pizarra, estaba vacío el asiento a su lado. Mordred se acercó. 

—Esta ocupado —Tedros pone la mano para evitar que se siente, de manera tan infantil.

—¿En serio? —Mordred hace que la silla queme, y Tedros retira su mano al instante, adolorido. —Yo lo veo muy vacío —deshace el hechizo, tomando lugar.

—¿Por qué estás acechándome? —inquiere Tedros.

—Solo cállate —dice, pues no le dejaba pensar con claridad. «Estando lejos había olvidado cuan fastidioso podía ser su hermano». Además, si no quería hablar con ella no le insistiría.

A Mordred no se le hacía tan extraño que el profesor August desapareciera, ya que la última vez que le vió, este parecía tener intenciones de partir lejos. Y para ser más específica, pudo hacerlo con el motivo de esconderse del director. «¿Pero y si ese no fuera el caso? ¿Y sí a Sader le había pasado algo malo?». Lesso también sospechaba lo mismo, pero ella no le diría más al respecto.

«¿Acaso Sophie y su extraña amiga eran las lectoras de la advertencia?».

Y también estaba el asunto de Evelyn, sabía que las mariposas que le acechaban desde antes, eran suyas. «¿Por qué razón la mujer estaba tan interesada en ella?». Debía existir un motivo, después de sus experiencias más recientes, no podía confiar en nadie más que en Lady Lesso.

Su mente recordó en ese momento las palabras exactas de Sader el día del circo: "Cuándo veas a las mariposas rondando cerca, mantén ocultos todos tus secretos. Ella se alimenta de ellos". 

Ahora entendía a quien se refería.

Aric y Sophie entran juntos, parecían haberse hecho amigos en cuestión de momentos. La chica que Tedros quería de pareja, hacía mal tercio al lado de ellos. —Me sentaré con Aggie —escucha a Sophie tras ella.

Después de un rato, Evelyn Sader ingresa al salón, mostrando sus mariposas. Éstas cambiaron de color a un rojo brillante, justo como su nuevo vestido. Le rodeaban como parte de su esencia. —Sean bienvenidos, niñas y niños —su voz atrae a todo el salón. —Como pueden ver, soy la nueva profesora.

—¿Sader tiene una hermana malvada? —le pregunta Tedros en tono bajo.

«Una hermana del mal y un hermano del bien». —¿Te suena la historia? —le responde Mordred.

—Sí, así es. August era mi hermano —Evelyn resuelve las dudas del principe. Tedros se avergüenza brevemente por su poca discreción.

—¿Era? —escucha cuestionarle Ravan en algún lado del salón.

—¿Qué le pasó al profesor Sader? —se atreve a preguntar Hort.

—Él está indispuesto —Evelyn no duda en mentir para los alumnos, era tan simple para ella como respirar. —Siguendo con la clase, hoy hablaremos sobre un dilema entre el héroe y el villano —su mirada alcanza a cada alumno, —Si fuera necesario escoger entre dos opciones, ambas igual de buenas o malas, ¿Qué preferirían? ¿Qué tal sí analizaramos uno de nuestros cuentos? Considero que sería correcto la historia de la reina Guinevere en estos momentos.

«Su mención solo confirmaba que Evelyn sabía lo que le hizo a la antigua reina y a Lancelot en Camelot». Tedros intenta permanecer neutral ante la mención de su madre, sin embargo apretó la mandíbula con molestia. —Como ya saben, en el cuento del Rey Arturo, Guinevere lo traiciona huyendo con su amante —dice sin una pizca de empatía por el principe. El resto de los alumnos del bien, espera la reacción de Tedros, pero él decide fingir. —A consecuencia de ésto, el rey enfermó y murió. Desde entonces, Guinevere es considerada una bruja traidora. Aunque no sea una nunca, uno podría llamarla fácilmente la villana de este cuento.

«Al parecer Evelyn le había seguido todo el tiempo desde la glorieta del rey».

Los gises de la pizarra son manipulados por la magia de la profesora, dibujando una ilustración animada del cuento. —Y es dónde ingresa nuestra verdadera villana de la historia, Morgana —menciona casi a propósito. —Una villana conocida y poderosa —se detiene frente a la mesa de Mordred y Tedros con una sonrisa radiante.

La joven bruja miró hacia otro lado, «Aún prefería ignorar el hecho de que su madre fingió morir todos esos años».

—El único crimen de la bruja tan malvada y temida por todo Camelot, fue revelar al rey sobre la infidelidad de su esposa, creando el icónico final que todos conocemos —explíca Evelyn. —Alumnas y alumnos, ¿No creen que es un verdadero honor tener a los hijos de este mítico cuento en persona? —la profesora les señala, como la atracción más rara y principal de la clase. —¿En qué otro lugar podrían ver los resultados de un cuento de hadas? Sí no es aquí, en la escuela del bien y el mal. Por eso, nuestro principal dilema es, —continúa Evelyn, intrigando a los alumnos— ¿Quién consideran que puede llegar a ser más cruel? ¿Un villano o un héroe?

—Los héroes y las princesas son buenos por naturaleza —dice la voz de Chaddick desde su mesa, junto a Beatrix.

—Somos el resultado del equilibrio, como lo llamaría nuestro director. Eso solo significa que todos portamos tanto mal como bien —menciona Evelyn. —Ahora, haremos un pequeño desafío. Se enfrentarán un alumno del bien contra un alumno del mal a pelea.

Los villanos se emocionan ante la mención de dicha actividad, pero los siempres no parecían tan convencidos.

—Pueden usar armas, hechizos, excepto que no pueden matarse. Aquel que ataque de una manera cruel a su oponente, gana el desafío.

—Pero profesora, somos... del bien —Reena habla. —No podemos dañar a nadie, va en contra de nuestros principios.

Evelyn se ríe suavemente, como si la princesa acabase de contra un chiste. —Niña, no estás en la escuela del bien —su sonrisa se oscurece con maldad. —Están en la escuela del mal, y deben seguir nuestras reglas sí no desean ser castigados —mira a cada siempre con profundidad, sembrando el miedo que debía. —¿Alguna vez los bondadosos héroes han visto el salón de torturas? —una de sus mariposas rojas va a posarse hasta la mano de la princesa Reena. —Es exquisito, y casi perfecto para todo tipo de dolor —la mariposa se deshace como cenizas sobre la piel de la chica, Reena pega un grito al instante por el ardor de dicho polvo. —Una cosa más, queridos. Está prohibido hablar en clase sin permiso. Si rompen mi regla, habrá sanciones.

Con ésto, los estudiantes permanecen callados, Reena se acaricia la piel dañada. De momento, nadie se atrevería a desafiar a la nueva profesora, y ciertamente los siempres no querían conocer el salón de torturas.

—¿Alguien quiere ser voluntario, o escogemos al azar? —ya que nadie responde, Evelyn no tarda mucho en buscar a los primeros en enfrentarse. —¿Qué dicen si le damos el honor a los capitanes del bien y el mal? —se posiciona mirandolos. —Mordred, Tedros, ¿Nos harían una demostración?

Los hermanos se miran entre sí, a Mordred empezaba a desagradarle está clase tanto como a Tedros. Evelyn solo decía tanta palabrería para provocarlos. «¿Por qué razón querría enfrentarlos ante todos?».

Tedros es el primero en levantarse, aceptando el desafío de la profesora. Mordred no tenía intenciones de pelear contra él, «¿De verdad su hermano era tan idiota como para seguirle el juego a Evelyn?». Mordred también se pone en pie, alcanzando el inicio del salón dónde los alumnos podían verle.

La magia roja de Evelyn flota entre el espacio, empujando los pupitres para abrir el lugar de su enfrentamiento. Se posiciona entre ambos alumnos. —Tedros, ¿Algún arma que requieras antes de realizar éste desafío? —le pregunta.

Su hermano le mira, sabiendo perfectamente que lo único que necesita era excalibur, pero Mordred la había tomado bajo el poder del mal.

—Una espada —responde.

Y Evelyn materializa el arma de acero para el príncipe. Entonces se dirige a ella —Mordred, ¿Alguna arma que requieras antes de realizar éste desafío? —repite con una sonrisa en los labios rojos.

—No necesito ningún arma.

—De acuerdo, alumnos —dice Evelyn, haciéndose a un lado para dejarles pelear— que inicie el desafío.

Tedros prueba la nueva espada, sintiendo su temple, adaptándose a ella antes de usarla. Ravan y Hort alentaban a su amiga, Hester le hizo un gesto de que le diera en la garganta al oponente.

Antes de que Mordred pudiera encender su magía, Tedros lanza una estocada inmediata. El filo alcanza su mano, cortándole la palma. El príncipe se mueve rápido, la bruja apenas si puede esquivar otro movimiento al empujarlo con una orda de poder oscuro.

Tedros detiene su hechizo con el brillo del dedo, la magía de él había cambiado a un tono dorado. Creó una llamarada de fuego para lanzarla contra ella.

A Mordred no le da tiempo de defenderse, su hermano se había vuelto mucho más ágil, las llamas le alcanzan la misma mano al intentar cubrirse.

Mordred sisea de dolor, era insoportable.

Tedros detuvo el ataque dándose cuenta de lo que hizo. La carne en su brazo estaba abierta, la piel le quedó rojiza y ardía como el infierno.

—Mordred, lo sien... —su hermano es interrumpido.

—Tenemos un ganador, mis niños —Evelyn anuncia. —Y también una respuesta a nuestro dilema. El bien puede ser tan cruel como el mal, e incluso más.

Chispas de luces doradas aparecieron sobre la cabeza de Tedros, dictando que era el número uno de la clase.

—¿Quién sigue? —pregunta la profesora con una sonrisa astuta y malvada. —Me toca escoger de nuevo, entonces.

Para su suerte, los aullidos de los lobos sonaron en la escuela, liberandoles del yugo de Evelyn, anunciando que era fin de clases.

Su hermano fue el primero en apresurarse a salir. Mordred se hizo a un lado, escondiendo su herida para intentar curarla, pero en esta ocasión su magia estaba empeorando las cosas.

Ravan y los chicos se le acercan, mientras el resto de los siempres se iban de la clase tan rápido como podían. Ahora todos sabían que tipo de profesora les enseñaba.

—¿Estás bien? —le pregunta Dot.

—Demonios Mordred, hueles a carne asada —dice Ravan.

—Debes decirle a Lesso, ella podra curarlo —le sugiere Anadil.

—No, yo estoy bien —les responde. El dolor era tan insoportable que no pudo evitar hacer una mueca al reparar la manga de su vestido. Ardía horrores al estar en contacto con la tela, lo sentía como cientos de astillas hirvientes.

—Mordred, —escucha la voz de Evelyn hablarle— quédate —se recarga sobre el borde de su escritorio. —El resto, largo.

«¿Ahora que planeaba esa mujer». Hester se lleva a Anadil, antes de molestar a la profesora. —¿Te esperamos? ¿O te vemos en el almuerzo? —le pregunta Ravan, llevándose su libro por ella.

Asiente, —Los veo en el almuerzo.

—Cierren la puerta al salir, niños —dice Evelyn en tono encantador.

Ravan y Hort se miran entre ellos, sospechando la misma cosa. Hacen lo que la profesora pide.

—¿Qué necesita? —le pregunta Mordred una vez a solas.

—Aproximate, ciertamente no quemó —dice sin nada de culpa por lo que les había hecho a Tedros y ella. 

Mordred lo hace para enfrentarla, «¿Que tipo de profesora hacía eso a sus alumnos? Obligar a sus estudiantes a lastimarse el primer día». —¿Qué quiere?

—Dame tu mano —ordena, esperándole.

«¿Qué intentaba?». —Estoy bien.

—Déjame ver tu herida —la profesora le alcanza, jalando su manga. Le da un vistazo atento a la carne abierta y quemada.

—Sí, es hermoso —dice Evelyn, una sonrisa brilla en sus labios. La chispa de malicia alcanza sus ojos, y es cuando oprime la herida con su mano completa.

Mordred jadea por el dolor, intenta safarse pero la profesora le apretaba con insistencia. Le dañaba a propósito.

—Oh, linda Mordred —Evelyn le jala hacia ella, —El dolor solo nos hace poderosos —oprime aún más.

—Esta lastimandome —sígue tratando de quitarse del agarre, pero Evelyn no le liberaba.

—¿No quieres saber por qué lo hice? —menciona en un tono tan conciliador. —¿No tienes un poco curiosidad?

Su respuesta evita ser expuesta, la puerta se abre en un estruendoso golpe. La profesora Evelyn le suelta solo cuando ve a la decana Lesso en el umbral, tan imperturbable como siempre y evidentemente molesta.

Mordred se aparta, no aguantaba el dolor, las lágrimas casi le alcanzaban los ojos.

—Ah, Lesso, veo que eres del tipo que irrumpe en los salones de los demás —dice Sader.

—Primer día aterrorizando niños, Evelyn. Deberíamos darte una medalla —dice Lesso con breve ironía, estaba tan molesta que apretaba la empuñadura de su bastón para  mantenerse a raya, y no hacer algo contra la nueva profesora.

—Solo enseñaba aquello que nos enseñaron a nosotras en la escuela, ¿Recuerdas? —inquiere con un tono tan personal.

«¿Ellas habían estado juntas antes?». Es la única pregunta que asaltaba la mente de Mordred en esos momentos.

—Mordred, vete ahora —dice Lesso. Era una orden muy exacta.

La bruja hace lo que le pide su novia, se va del salón antes de que Evelyn volviera a tomarla contra ella. En el pasillo de afuera, Hort y Ravan le esperaban, al parecer ellos dieron el aviso a Lesso.

—¿Qué te dijo? —le pregunta Ravan, acercándose para ver su herida.

Mordred se gira al salón de las profesoras, pronto ve que la puerta es cerrada por magia púrpura, privando la discusión de las mujeres.










    ——SOPHIE, NO DEBERIAS hacerle caso a ese loco —menciona Agatha. —No deberías confiar en él, ni en nadie de esta escuela. Este lugar es muy extraño —Iban por la entrada de la escuela del mal.

—Aggie, ahora estudiamos en una escuela de cuentos de hadas. Claro que sería extraño —Sophie mira a los alrededores, como si buscará a alguien. «Quizás a ese chico del bosque».

—Debemos irnos, viste lo que le hicieron a esa pobre chica.

—Ella no tiene nada de pobre —Sophie le mira, enojada. —¿Viste lo que me hizo en el bosque?

—Te lo hizo ese príncipe, y ella te defendió.

Sophie abre la boca impactada, como si la hubiese ofendido. —Ella lo planeó, ¿Ahora estás de su lado?

—Siempre estoy de tu lado Soph —se acerca para tomarle la mano. —Pero ésto, es más grande que nosotras. Todos ellos quieren matarse entre sí, debemos volver a Gavaldon antes de que nos alcancé a nosotras este conflicto.

Sophie se hace a un lado. —No quiero volver al sucio Gavaldon —expresa, —Quiero ser la reina, Aggie. Yo debo ser la reina de todo, no ella.

—¿Sophie, qué estás diciendo?

—En Gavaldon soy la patética Sophie, pero aquí... Aquí puedo ser mucho más, Aggie —un brillo espeluznante empezó a crecer en los ojos de su amiga al mencionar aquello. «¿Quizá la escuela del mal estaba influyendo en el comportamiento de Sophie?». —Puedo obtener todo lo que quiero, ¿No lo entiendes?

—No eres patética Sophie, tú eres...

—Ah, Sophie, ¿No sabías que hay una asamblea después de clases? —pregunta tras ellas el mismo chico del bosque, saliendo a relucir en el momento más inoportuno.

—Nadie lo mencionó —le responde ella, dejando atrás la conversación con Agatha. —Aric, antes no te presente a mi mejor amiga, Aggie.

El chico le da un vistazo con desdén, como si fuera una rata de alcantarilla quién estaba ante sus ojos. —Una siempre.

—Soph —le insiste Agatha a su amiga, sin prestar atención al chico, haciéndole recordar lo que estuvieron hablando.

—Después, Aggie —dice, acercándose al chico. —Aric, ¿Nos llevarías a la asamblea?

—Será un placer —responde, ofreciéndole el brazo de nuevo.

Sophie encantada con el gesto, acepta y con el otro brazo se engancha de Agatha, arrastrándolos juntos. —Y bien, Aric. Dijiste que tenías un plan para Mordred.

—Lo tengo —dice viendo a Agatha con sospecha.

Sophie se da cuenta, —Oh, Aggie no dirá nada. Ella está conmigo, lo que yo sé, ella también debe saberlo.

A Aric no le gusta la idea, pero decide confiar en Sophie y hablar. —Para derrocar a Mordred, debes saber que tiene tres debilidades.

—¿Y esas son? —pregunta Agatha, pues desconfiaba del tipo.

Aric se molesta por su insolencia, pero no le dice nada debido a la presencia de Sophie. —Lady Lesso, sus amigos y su hermano, Tedros.

—¿Tedros es el hermano de esa bruja? —Sophie queda sorprendida, —No se parecen en nada. «A Agatha se lo comentó la princesa Kiko, aunque ahora no creía relevante mencionarlo». —¿Y qué tiene que ver la decana del mal en todo esto? —cuestiona Soph.

—Eso lo sabrás cuando estés lista, por ahora tu misión será Tedros —dice Aric.

Sophie se detiene abruptamente, —¿Qué se supone que debo hacer con él?

Aric sonríe, sabiendo perfectamente que Sophie haría de momento lo que él le pidiera. —Tienes que convencerlo de que se una a nosotros. Tedros también odia a Mordred, y estoy muy seguro de que no rechazará una alianza contra ella.










    LEONORA SE LE ACERCÓ, sus tacones resonando a cada paso. —Sabes que las torturas dentro de clase están prohibidas desde hace años —el tono en su voz no dejaba de ser severo.

—Ah, sí. Lo olvide —miente Evelyn, descaradamente. —Aún qué no sé porque las retiraron, hacen a la clase más emocionante, ¿No lo crees?

—Cualquier castigo que deba emplearse a un alumno —hace entender de la manera más fría. —Será bajo las reglas del salón de torturas, no sobre las tuyas.

—¿Castigo? —Evelyn se ríe. —Solo me divertía un poco con la chica, ¿O eso también está prohibido?

A Lesso le hierve la sangre con sus palabras, aprieta su bastón conteniendo la molestia, pues no podía revelar su secreto. No ante esa bruja embaucadora. —Mis alumnos no serán tus juguetes.

—¿Pero tuyos sí? —la mirada de Evelyn se vuelve más vivaz. —Mírate ahora Leonora, ocupando su lugar. No eres tan diferente a nuestro Rafal. Después de todo, a él también le atraían las jovenes de mente brillante —abarca espacio hasta ella, sin dejarse intimidar. —Siempre he considerado que el gusto se aprende, supongo que tú y yo lo aprendimos de él.

«¿Cómo había llegado a dichas conclusiones esa infernal mujer?»

Lesso se detiene frente a ella, mirándole sin reaccionar a sus palabras. —Los métodos ambiguos de tu mentor no aplican aquí —le advierte, —Será mejor que te mantengas a raya, Evelyn.

—¿Olvidas quién me puso aquí, Lesso?

—No, por supuesto que no lo olvido —«El director le permitió a Evelyn regresar a la escuela, pero con algunas condiciones de por medio». Señala con su bastón para hacer un énfasis. —Sin embargo, no tienes poder aquí. Solo eres una profesora más.

—Eso no durará mucho, decana —menciona Evelyn de forma conspiradora, como si supiera algo que ella no. Se da la vuelta, volviendo a su escritorio. —Cierra la puerta al salir —da fin a la conversación.

Pero Leonora no le iba a permitir decir la última palabra. —Una cosa más —hace que Evelyn se gire. —Si veo a cualquiera de tus mariposas espiando a mis alumnos, te las verás conmigo.

—¿Te importa que espíe a todos tus alumnos?, ¿O solo te importa que espíe a una en específico? —su sonrisa brota. —Creo que tienes una extraña fascinación con esa chica. O peor aún, ella la tiene contigo. 

«Ella sabía algo sobre su amorío con la joven bruja, o al menos, sospechaba». Lesso no menciona nada, prefería evitar dar entrada a aquel juego tramposo que planeaba Evelyn. Sale del salón, abriendo la puerta con magia.










    —¿QUÉ FUE LO QUE le dijeron a Lesso? —pregunta Mordred.

—Fue Hort —le señala Ravan. —Abrió su bocota.

—Oye, solo le dije que por la nueva profesora, Mordred estaba herida.

—Tedros fue quién le hizo eso, no la profesora —Ravan le responde.

—Ssh, no me dejan escuchar —dice Dot en voz baja, pegada a la puerta.

—¿De que están hablando? —le pregunta Mordred, se pone nerviosa. «¿Por qué razón Lesso se encerraría con Evelyn?». Al parecer ellas se conocían de cuándo estudiaban aquí.

Se mira la herida, aún en carne abierta. «Y tambien, ¿Por qué aún no podía curarse?».

—¿Qué alcanzas a escuchar? —le dice Ravan.

—Shh, nada —dice Dot, e inmediatamente se aparta de la puerta.

Lesso sale, viéndolos en el pasillo. Dot finge que no hacía nada malo, igual que el resto. Mordred trata de esconder su herida, pero es evidente que Leonora ya lo sabía.

—Mordred —dice y le da un vistazo, sin embargo su mirada fría no cambia. —A mi despacho, ahora —ordena, continúa caminando de largo.

Ella le dice a sus amigos que los verá después, y se encamina junto a la decana en silencio. Le alcanzó a pasos rápidos, Lesso no tenía intención de esperarle, y ciertamente tampoco quería hablarle.

—¿Qué le sucede? —le pregunta Mordred a medio pasillo.

En cambio, Lesso ignora su pregunta, no responde.










Hola a todos queridos lectores, sean bienvenidos a otro capítulo, que emoción encontrarlos de nuevo. ✨🩷

Antes que nada, me disculpo por no actualizar cuando se los prometí, perdonen a esta pobre alma escritora. 😅💔

¿Qué les pareció este capítulito? Saben que el primer día de clases se va a poner bueno, cuando Mordred y Tedros se enfrentan.

¿Por qué creen que Lesso se enojo? ¿Celos, quizá? ¿O está fingiendo? 😉
Ustedes sean los jueces de este comentario, en fin.

¿Y qué les pareció Evelyn, les gustaría de teacher? ¿Con todo y torturas? 😏

Siempre es un verdadero honor ser leída por ustedes, ya lo saben, tienen mi entera gratitud por pasarse a leer esta historia. ❤️

Pero antes de que se vayan, quiero hacerles está preguntita, ¿Cómo empezaron en este fandom de School for Good and Evil, por los libros o la película?

No sé olviden de votar, y comentar (si les gustó este capitulo, claro). Les envío muchos besos de nuestra esposa Lady Lesso. 🩷✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top