58- Ya no eres tú.

—No puedo— Gimoteo aquella chica de cabellos rubios. 

—¿Acaso no quieres volver a ser como eras antes?— la pequeña se estremeció al escuchar la voz fría de aquel ser, que ya no merecía ser llamado humano.

—Claro...

—¡Entonces haz lo que te digo!

—¿Qué hay si no?— Voldemort se levantó se su asiento, la madre de la chica cerró los ojos y rogó con todas sus fuerzas que no le hiciera nada a su hija.

El padre de esta, abrazo a su esposa, atento a la escena.

Voldemort, consiente de lo que había ocasionado; sonrió de forma sinica mostrando su enorme poder. La chica no apartó la mirada en ningún momento de los ojos de aquel ser sin nariz.

Tomó un mechón del cabello rubio y lo sintió como si fuera de él.

Las lágrimas de la madre angustiada comenzaron a caer, Voldemort levantó su varita y...

(...)

—Deberías disculparte, Rey de los Tontos. Te estoy dando posada en mi casa costeña— molestó Aylien.

—Calla Heredera de los Descerebrados.

—¿Quieren dejar de pelear, por favor?— pidió Ginny, harta también de las constantes discusiones.

—Sí por favor, dejen de pelear, me duele la cabeza de tantas discusiones por parte de ustedes. Niñitos inmaduros— siguió Cho.

—¡Tu cállate Cho!— dijeron Aylien y Ron al mismo tiempo.

—Chicos en serio, hartan— siguió Molly Weasley. 

—Ron empezó— pero antes de que pudiera defenderse agregó— Adiós papá, adiós Mei... Mamá, hasta luego señora Weasley. Adiós gemelos “adultos"— agarró un puñado de polvos flu y se fue directo a Hogwarts. 

Como medida de seguridad se implementó que ahora los estudiantes de Hogwarts podía llegar al colegio por medio de la Red Flu, para evitar correr peligro de ir a la estación King's Cross, aunque claro, algunos estudiantes si abordaron el tres a Hogwarts.

Apareció tosiendo en la oficina de McGonagall.

—Hola profesora.

—Buenos días, Patterson.

Apareció Ginny también por la Red Flu, después Ron, Yasen, Cho y por último Harry.

Aylien no los espero y salió sin ellos, necesitaba estar un momento a solas. Dejó sus cosas en su habitación, donde estaba Hermione con un montón de libros nuevos. Aylien no dudó nada en contarle sobre la carta que le escribió a Harry y tomó como broma.

Hermione posó su mano sobre el hombro de Aylien y la miró con pena, mientras la pelinegra miraba sus zapatos. De la nada dijo:

—No vale la pena llorar por amor, nisiquiera estoy segura que él sienta algo por mí, el tiempo es un buen arma para olvidar y además... Muchas vidas dependerán de mí como para que yo me comporte como una estúpida niñita que llora y se mata por amor.

(...)

Era viernes por la tarde y muchos se amontonaban en el tablero de anuncios, donde decía que había clases de Aparición en Hogsmade con costo de 10 galeones. Como requisito se pedía que cumplieras la mayoría de edad antes del 31 de julio. Ese no era problema para Aylien, ya que cumpliría los diecisiete años en una semana.  Nadie hablaba de nada que no fuera aquel curso de Aparición.

Aylien acababa de salir de la torre de Gryffindor, bajo el atardecer en sus colores más vivos. Debía ir al despacho de Dumbledore y no le interesaba esperar a Harry.

—¡Oye! ¡Espérame, Aylien!— le gritó justo la persona que no quería ver, ni oír y mucho menos estar cerca de él.

La alcanzó en unos segundos.

—Te dije que me esperarás, tenía que hacer tarea.

—Ah— respondió cortante.

—¿Te pasa algo?

—No.

—Si, sí te pasa algo.

—Que no.

—A que sí, y lo voy a descubrir, enanita.

—¡No me digas enanita!— le gritó con furia y los cabellos rubios.

Harry retrocedió unos pasos, algo asustado por la actitud de Aylien. Ésta, parpadeo repetidas veces y volvió a su cabellera negra. Sacudió la cabeza y siguió sin Harry hasta donde Dumbledore. No volvieron a hablar, llegaron y subieron, sin dirigirse ninguna palabra ni mirarse tan siquiera.

—¡Que bueno que llegan!— exclamó el director entusiasmado —Tomen asiento, primero que nada. Debo explicarles que pasó después del recuerdo pasado, absolutamente todos los profesores adoraban al joven Ryddle, era un muy buen alumno, cierto día, comenzó a reunir personas de confianza, los cuales, desafortunadamente se convirtieron en los primeros mortífagos después de terminar su educación. La mayoría de ellos eran personas que sólo buscaban la protección y el poder que les otorgaba Tom. Cuando Voldemort o mejor dicho: Tom, cumplió los dieciséis años, abandono el orfanato donde pasaba los veranos. Él estaba obsesionado con sus raíces, tanto que se dedicó a buscar en la lista de antigüos alumnos el nombre de su padre “Tom Ryddle" convencido que su magia era gracias a él y no a su madre, también busco a su abuelo Sorvolo. Sin embargo, no encontró ningún registro de Tom Ryddle y se convenció de que la magia era gracias a su madre Mérope y su abuelo Sorvolo. Personalmente, me siento orgulloso de haber conseguido este recuerdo.

Aylien se movía impaciente de un lugar a otro. Le impacientaba ver aquel recuerdo. El anciano director, vacío el líquido que parecía un gusano fantasma que se mezclaba en la vasija del pensadero. Entro.

El joven y apuesto, Tom Ryddle, entraba a la fea casucha de los Gaunt, dentro, estaba Morfin, envejecido y con una voluminosa barba, sonrió y mostró sus dientes amarillos.

—¿Quién eres tú?— interrogó Morfín. El siseo de la lengua parsel le impidió a Aylien entender de qué hablaba.

Sin embargo, Harry se encargó de hacer que Aylien entendiera. El recuerdo no era la gran cosa como para que Aylien se interesará en el, más bien, deseó que terminará.

El recuerdo finalizó.

Sintió como lentamente sus pies perdían el suelo y flotaban como si su cuerpo no pesara. Apareció en el despacho de Dumbledore, sentada en la silla donde antes estaba.

El viejo director, tomó otro recuerdo, Aylien cansada, arrastró sus pies hasta la vasija e introdujo su cabeza.

Otra vez el guapísimo de Tom estaba en ese recuerdo, permanecía sereno mientras el profesor Slughorn hablaba.

—¡Oh chicos! Miren la hora, vayan a la cama antes de que haya problemas— los adolescentes se levantaron de sus respectivos asientos, todos menos Tom.

—Tom, eres un excelente alumno, pero me temo que no puede haber excepciones...

—Claro que lo entiendo, pero, quisiera hablar con usted.

—Desde luego, que sea rápido Tom— guiñó un ojo.

—Es... Complicado, verá, hace unos días, leí en la biblioteca, algo muy inusual.

—¿A qué te refieres, Tom?

—Ya sabe, prefiero hablarlo con usted, por la confianza, algunos profesores lo tomarían a mal. Algo sobre una magia oscura...

—Tom, eso no está en la biblioteca...

—La sección restringida, algo sobre... Horrocruxes.

El recuerdo se tornó borroso, una espesa neblina negra cubrió todos y Aylien sintió un implacable deseo de salir de ahí. Una voz que gritaba “¡No sé nada sobre eso!". Hasta que todo pasó.

—¿Qué fue eso?— preguntó Harry, entrecortado.

—Un recuerdo distorsionado, Slughorn lo modificó y su tarea. Es recuperar el verdadero.

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No mis niñas, no he muerto, sigo vivita y coleando xD, sólo que con mucha falta de imaginación: estúpido bloqueo del escritor.
Bueno capítulo dedicado a mi mejoro franko5.

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