47- Dame una razón.

¿Por qué? Se preguntaba, ¿Por qué era tan enana? ¿Por qué era tan pálida? No lograba explicarse el porque de sus características. Ver a Hermione, Grace, Ginny, Cho e inclusive Luna le daba envidia. ¡Quería crecer! No soportaba ser la baja del grupo, cada día se recalcaba el no ser alta ni bella.

Y seguía comprendiendo que nadie era perfecto (y menos ella le quedaba muy en claro) pero Hermione parecía romper esa regla de oro.

Cada día se sentía peor, El Profeta no paraba de recordarle las muertes y torturas que las personas sufrían por su culpa, como si era su forma de recalcarle los tiempos de locos que había fuera de Hogwarts, en la vida real. Era su forma de decirle que ella no podía hacer nada y el ministerio tampoco haría nada.

-Hey ¿me estás escuchando?- preguntó Grace Brooks.

-Claro...

-Como sea Aylien, estas muy pensativa. En serio cambiaste, antes siempre reías y hacías bromas, ahora con suerte hablas ¿qué te ocurre? ¿Te hice falta estos años verdad?

-¡Claro que si me hiciste falta!- exclamó intentando hacer a un lado la primera pregunta.

-¡Grace! ¡Grace!- llamaba un chico de cabello cenizo- Sólo preguntaba si ya nos vamos.

-Desde luego Justin- respondió la pelirroja, miró a Aylien y la tomó de las manos- Adiós, no lo olvides, tienes una amiga en Hufflepuffe.

-No lo haré- respondió la Gryffindor dirigendole una sonrisa cálida. Grace se despidió con los dedos y acomodó su brazo dentro del codo de Justin (el cual formaba un triángulo), por último apoyó su cabeza en el hombro del chico mientras caminaban derramando dulzura por todo Hogwarts.

Aylien los miró hasta que doblaron por el pasillo de la derecha y de perdieron de vista.

-No es sano ver a tu amiga y a su novio caminar por ahí mientras, tú solo piensas en que éstas tan sola como Filch. Sin el amor de una pareja- dijo una voz entre grave y melodiosa, extraña combinación para un chico.

-¿Y tu que sabes?- respondió aún mirando al infinito- Oh eres tú.

-Pues si Patterson, soy yo y nadie más ¿has olvidado mi nombre cierto?- apenada asintió mirando al Slytherin. -Soy Theo Nott.

-¿Y qué quieres?

-Conversar, me dejaste en intrigas si podía ser tu amigo o no.

-¿Cómo para que quieres ser mi amigo? Sabes chico, eres extraño.

-Me agradas ¿ya entendiste?

-Supongo. Como también supongo que buscar alguien con quien conversar o simplemente eres tan antisocial que no tienes amistades.

-Auch, eso dolió. Justo aquí- Theodore señaló al corazón- Pues, señorita Patterson déjeme decirle que... Hey ¿a dónde vas?

Pero ya era demasiado tarde, Aylien se perdió entre las tantas personas que avanzaban por ahí, no tenía humor para hablar con nadie, cuando se fue a dar una ducha al verse en el espejo no se contuvo más y lloró sin pena a ser escuchada.

Su baja estatura, y además que se veía gorda. Años de excesos en comida dieron resultados, sus brazos que antes eran casi esqueléticos se veían más gruesos. El tan sólo recordarlo y le daban ganas de encerrarse en su habitación en casa para nunca salir de nuevo.

Ya no quería pensarlo. Sin embargo, entre más lo intentaba menos lograba olvidarlo, subió corriendo las escaleras, cambiaban pero a ella no le importaba. Tan sólo quería estar tranquila en un lugar donde ahogar sus penas sin ser escuchada.

Llegó a su habitación y abrió el baúl de Hermione, había un whisky de fuego que había confiscado a unos niños de cuarto. No le importa el como había quedado el año anterior al beber tanto, aunque no las aliviaba, las olvidaba por unas horas. Lo guardo en su bolso y salió de allí.

«La profesora de Astronomía estaba enferma, por lo que las clases se suspendieron» sonó la voz de Ron en su mente avisando eso a los estudiantes.

Estaba por su última clase que era Cuidado de Criaturas Mágicas, no le importo faltar. Subió corriendo a la torre de astronomía, en donde se sentó a la orilla sacando sus piernas y dejando que sintieran la altura, no le temía a la altura. Abrió la botella dispuesta a beberse hasta la última gota.

-Dame una razón para dejar que siga bebiendo- estaba enojada, nadie la dejaba en paz por lo menos unos segundos.

-¿Que carajos quieres Yasen?- preguntó de mala gana. Su hermano se acercó a ella y le arrebató la botella.

-¿Sabías que está sumamente prohibido el consumo de bebidas tóxicas dentro de las instituciones?

-Andate a la mierda con tus reglas, tu no tienes idea lo que estoy sufriendo- se preguntaba el porque era tan difícil dejar de llorar por unos insignificantes segundos. Si seguía así, probablemente sería la próxima Myrtle. Yasen se sentó a lado de ella con algo de pavor debido a la altura.

-No puedo ir a la mierda, no es un lugar.- bromeó el chico. - Anda ríete, fue divertido.

-Claro que no, fue un asco... Yasen no, ¡cosquillas no!- estaba atacando en su punto débil, la chica reía involuntariamente pues los dedos de Yasen moviéndose de un lugar a otro le ocasionaba una risa incontrolable.

A cada momento se le dificultaba más y más la respiración pero esa enorme sonrisa en su cara era más que suficiente, como para darse cuenta que olvidó por unos momentos sus problemas.

Le dejó de hacer cosquillas a su hermana y esta aun seguía ríendo. Se limpió las lágrimas de felicidad, después de todo. Llorar no era tan malo.

Se lanzó a los brazos de su hermano agradeciendo ese momento, era único, en verdad su hermano era como un ángel que llegó a su vida cuando menos lo esperaba. Ella amaba a su hermano.

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Hagamos algo, a todas y todos esos lectores (as) fantasmas les propongo un trato. Ustedes votan (si todos sin excepciones) y yo prometo subir un capítulo Harlyen ¿Hecho?

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