30- El sueño
Estoy en un mundo distinto. Creo que es un sueño, no estoy segura.
Hay un pasillo muy largo oscuro, odio esos pasillos. Las películas de miedo me han introducido ese temor.
Intento no caminar pero es imposible, sigo sin control. No controlo mis pies. Llego al final del pasillo y hallo una puerta, muy grande, con guirnaldas tiene una perilla dorada. La giro y caigo al vacío.
Aunque parezca ilógico, no sentí cuando caí. Hay iluminación demasiada diría yo, candelabros, velas y focos alumbran el vacío.
Camino y veo a un payaso, le tengo miedo rotundo a los payasos, camina hacia mi y yo corro pero caigo al suelo, de pronto todo se empieza a cerrar. Me levanto pero ¿Hacia dónde corro? De la nada el payaso endemoniado se convierte en un ser, cabeza parece lagarto, usa una larga túnica negra. Giro la cabeza para atrás y ya no estoy en ese cuarto, estoy en un cementerio.
Caminó lejos de allí. Aquel ser parece no verme, a lo lejos escuchó gritos y llanto. Efectivamente es mi padre llorando a un cuerpo, me acercó a ver quien es y ¡Soy yo! ¿Como? No lo comprendo. Esto no puede ser cierto.
Hay otro cuerpo pero no quiero ver, la curiosidad me gana y camino hacia allí ¡Es Harry! Aquel ser se estaba burlando, pude ver claramente como torturaban unas personas con un cruciatus entre esas personas estaban Kat y Herms "nacidos de muggles, traidores y milhus" pensé, esa escena me parte el corazón, suelto unas lágrimas hasta llegar a un llanto profundo.
—¡Ya no mas!— grite exaltada, al parecer fue una pesadilla ¿Que fue lo último que paso? Estaba jugando en la nieve. Es lo único que recuerdo, allí estaba Hermione llorando al escucharme hablar mejor dicho gritar corrió a abrazarme ¿Ella no estaba en la nieve o si?
—¿Que pasó?— le pregunte sentándome, estaba en la enfermería. Con millones de suéteres y cobijas
—La verdad, no sé muy bien solo estaba buscándolos cuando vi que saliste corriendo de la sala común, te seguí pero como no tenía ganas de correr, iba con calma. Saliste y cuando logré alcanzarte, vi a Harry, Ron y los gemelos mirando al fondo del lago con preocupación, me acerqué y pues no se veía nada, solo obscuridad. —explicó, yo tome mi cabello, pense qué tal vez estaría lleno de hielo, pero no, solo está algo húmedo.
—¿Cuanto llevó aqui?— pregunte quitándome un suéter, tengo frío pero traigo unos diez suéteres y no exagero.
—Una semana
—¡Una semana! ¿Cómo me sacaron?- si ya me lo explicó pero no me la creó Harry entrando a un lago congelado solo por mi, esta vez me siento y me quito las sabanas y cobertores que me cubren.
Tengo un hambre terrible no he comido en una semana tengo ganas de básicamente todo lo que se pueda comer.
—Bueno, Harry entró al lago por ti y te saco estabas congelada. Me acerque y tu corazón daba latidos muy débiles, te voy a ser sincera me asuste muchísimo. De pronto llegaron Katherine y si hermano ¿Anthony, cierto?— asiento con la cabeza- Anthony dijo que necesitabas respiración de boca a boca y Harry te iba a dar aire, pero Anthony se opuso y el te revivió— para este momento ya estaba roja de vergüenza.
—Deberías de ser más cuidadosa, me contaron que te caíste por no ver por dónde caminabas— me recrimina.
—Estaba jugando, serenate, ja, ja, ja.— aunque no quiera reírse, termina haciéndolo.
Me quite una bufanda que traigo puesta son los colores de Ravenclaw
—¿De quién es la bufanda?— le pregunto a Herms, que esta atenta a ver quien entra a la enfermería.
—De Cho, antes de que despertaras vino estaba muy preocupada, Harry la llevó a hablar a la lechucería no sé que tiene ese lugar, pero a ambos les gusta— se sentó en la camilla que estaba a lado derecho mío.
—¿Y Willow?— pregunto aunque no he hablado mucho de ella allí esta en mi habitación creo... Si no es que Parvatil aún no ha hecho unos guantes de su pelo.
—Cho se hace cargo de ella— responde mientras abre un libro psicología inversa ese libro suena muy muggle.
Pasaron unos cuarenta minutos hasta que llegó Madam Pomfrey, mientras tanto yo estaba leyendo Quidditch a través de los tiempos, me encanta ese libro, tanto como el Quidditch lo he leído aproximadamente millones de veces.
Desde que mi papá me lo regaló en la primera navidad sin mamá. Cuando tenía nueve años, lo leí millones de veces para dejar de sentir esa soledad que sentía cuando mamá me dejo.
Por ese momento odie los cuentos de Beedle el Bardo llegue a un punto de querer quemar ese libro debido a que mamá me contaba aunque fuese uno por las noches, al no escuchar la voz de mamá (porque me los contaba papá) me sentía mal.
—Oh señorita Patterson ¡ha despertado! Gracias señorita Granger puede retirarse— Herms asintió, cerro su libro y salió.
Mientras Pomfrey me revisaba, me dijo que tenía que reposar pero yo insistí en que me dejará ir a clase, terminé convenciéndola y el lunes regresare a clases. Mientras tanto pensaba en una cerveza de mantequilla con pan, tengo un hambre terrible
—¿Hoy hay salida a Hogsmade?— pregunté con entusiasmo.
—Sí, pero te prohíbo que salgas, está frío y te estas recuperando, ahora puedes salir llevate los suéteres, por favor— me levante, estaba fuerte caminé con los suéteres por el pasillo, mientras pensaba en Anthony y su sonrisa. Sé que jamás pasará nada con él, es mayor y además es hermano de una amiga que es casi mi hermana.
Seguí caminando por allí no veía nada, por los suéteres, lo que temía choque contra alguien. Tirando todos los suéteres que para mi desgracia ¡Todos eran míos!
Necesito mas suerte y ayuda en esta acción.
—¡Ten cuidado!— grite. Sobando mi cabeza. Era un chico de unos dieciséis años no sé de que casa.
—¡Recoje los suéteres!— le ordené enojada.
—¡¿Yo por qué?! Son tuyos— se fue indignado. Mientras yo internamente maldecía a ese chico «bien cenicienta a recoger» me dije después de unos doce minutos, terminé de recoger y me dirigí a la sala común. Allí se encontraban Fred y George jugando con bengalas.
-Chicos, hagan una obra de caridad ayudando a esta pobre anciana— les hable jugando, inmediato, se aceraron a tomar los suéteres.
—¿Dónde los dejamos?— pregunta uno de los gemelos.
—¿Podrían dejarlos en mi habitación?— hice ojitos de perrito triste y accedieron fueron por las escobas para entrar por la ventana.
Mientras subía las escaleras sin ninguna preocupación los gemelos estaban haciendo un hechizo de reducción para llevarlos a mi habitación, si lo sé, soy mala. Pero acabo de despertar de una neumonía o algo así.
—Bueno tu mueres, revives ¿Como le haces?— lo que me faltaba, las hijas de la arpía. Lavandería digo Lavander Brown y Parvati Patil. Me limito a respirar hondo y tan solo las miro de la peor manera posible.
—¡Ahhhh! ¡¿Que hacen ustedes aquí?!— grita Parvati asustada.
—Déjala Par, seguro son unos de sus tantos amantes— las primeras dos palabras las dice normal, las últimas las musita. Lo suficientemente fuerte para que yo escuche.
—¿Cómo dijiste?— le pregunto con calma, se queda pasmada y en eso George habla.
—¿Dónde los dejamos?
—Pasamelos— me los deja y se van haciendo carreras.
Estornude, mi garganta duele mucho y mi nariz esta congestionada ¿y ahora? Un escalofrío recorrió mi cuerpo en un santiamén. ¿Dónde estas, Hermione? Te necesito
—¿Y Willow? La tiene Cho, cierto, achu— respiró para meter algunos mocos que amenazan con salir, Lavandera es decir Lavander me mira asqueada.
Las arpías empiezan a hablar entre ellas de cosas que no me importan, así que voy a las cocinas debido a que faltan unas 2 horas para la comida en el gran salón, no podré soportar tanto.
Camino por allí, estoy mareada creo que es por la flema que tengo. Tropiezo con alguien.
—¿Aylien?— levanto la mirada y es Harry y mi querida hermanita.
—Harry, Cho ¿Qué hacen...? achu
—¿Te sientes bien?— pregunto Cho.
—Emm, si claro, bueno achu— respiro para meter algunos mocos— sí acabo de despertar de una ¿neumonía o pulmonía? No sé pero estaba congelada así que achu estoy bien y ¿Willow?
—Ten aquí esta— me la entrega, ya extrañaba a esta pequeña traviesa. Su color morado estaba un poco sucio, no le tomo mucha importancia mañana la voy a bañar ¿Pero que locuras digo? Mañana si que va a hacer frío, un frío horrible.
—Iré a comer, adiós— me di una media vuelta e iba con paso decidido.
—Voy contigo— me dice Harry, Cho solo mira.
—
No voy a morir si voy sola.
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