-•°'Sé que no me conoces, pero mira esta carta por si acaso'°•-
Una cosa que debo aclarar es que yo no estudiaba en el mismo calendario que la mayoría de los institutos en Japón. En mi escuela empezábamos el ciclo en enero y se terminaba a mitad de noviembre, a diferencia de otros colegios en empezaban en septiembre y terminaban en abril.
Algo que me venía como anillo al dedo, pues a inicio de año, más precisamente en febrero, tenía la posibilidad de confesarme en San Valentín. Aunque en Japón es usual que sean las mujeres quienes regalen cosas a los hombres, quise occidentalizar un poco el asunto.
El martes catorce de febrero llegué a la escuela con una pequeña carta que había escrito en casa. A Fyodor y Dazai les pareció tonto, pero a mi me gustan esa clase de detalles, y quería mostrárselo. Que, por cierto, luego de un mes de clases pude recordar su nombre.
Se llamaba Sigma.
La carta decía así:
"Sigma:
Hola! Sé que no me conoces, pero quiero presentarme. Me llamó Nikolai Gogol, tengo catorce años y realmente creo que eres muy lindo. Me gustaría conocerte mejor, ya sabes, hablar y toda la cosa.
Así que te dejo mi número, para que me escribas y charlamos un rato.
Nikolai"
Y le puse mi número. Luego compré un chocolate en la máquina y lo guardé en el sobre.
-A mi me parece que es un lindo detalle -Dijo Fyodor-. Un poco tonto, pero lindo después de todo.
-A mi me parece que él creerá que eres raro -Opinó Dazai.
-Gracias por tu amable comentario, Dazai -Mascullé.
En el descanso nos sentamos donde siempre. Desde que me interesé por Sigma empecé a notar que, de hecho, más de una vez nos habíamos cruzado. Él se sentaba en una banca al lado de la biblioteca, y nosotros nos hacíamos un poco más adelante. De hecho, sí recordaba haberlo,visto antes una que otra vez, pero no le prestaba suficiente atención.
Era tipo: "¡Oh! Qué curioso el cabello de ese chico, es de dos colores". Luego se me olvidaba.
Pero ahora podía verlo realmente. Y lo veía muy bien.
-¿Estás seguro de darle la carta? -Preguntó Fyodor.
-Si no lo hago ahora, perderé la oportunidad -Respondí.
La verdad, yo me moría de los nervios. ¿Y si le parecía muy raro? Mis amigos tenían toda la razón al decir que, si algo salía mal, todo iba a ser súper incómodo porque estábamos en el mismo salón. Pero aún así, no me iba a acobardar.
Si algo había aprendido luego de mi decepción amorosa con Chuuya es que no estoy para esperar a nadie, no tengo tiempo para eso. Chuuya no sabía lo que quería, o lo que le gustaba, si chicos o chicas. Se lo pregunté una vez por mensaje. Tal vez esa fue una señal para abandonar, pero quise creer que se daría cuenta de que yo era una buena opción. Y no fue así.
Si no me arriesgo a decirle que me gusta, no sabré si siente lo mismo o no. Si me quedara esperando a que diera alguna señal de que le intereso, tardaría siglos en tener una relación sentimental. Si la persona sabe que tienes sentimientos por ella, podrá decir si tienes oportunidad o no. Si a Sigma no le intereso, estoy seguro de que me lo dirá.
Si no es claro con eso, supongo que tengo que buscar a alguien más.
Sonó el timbre del receso. Salimos del salón, y puedo jurar que mis piernas temblaban. Me iba a dar taquicardia, pero no pensaba retroceder, no iba a desistir.
Nos sentamos donde siempre, y esperé a que Sigma apareciera. Él bajó las escaleras sin prisa y se sentó en la banca. Tragué saliva y me levanté.
-Deséenme suerte -Pedí, y me encaminé hacia él.
-¡Suerte! -Exclamaron Dazai y Fyodor a mis espaldas.
Me acerqué. Y más, y más. Y de repente estaba frente a él. Levantó la mirada.
-¿Sí...? -Preguntó, evidentemente confundido.
-Hola -Dije. Luego, mi lengua se trabó y no dije nada más.
-Hola -Saludó-. ¿Necesitas algo?
Respiré.
-Yo... Bueno, yo quería darte esto -Le ofrecí la carta-. Es para ti. Ya sabes, por San Valentín.
Recibió la carta, con una sonrisa confundida.
-Oh, bueno, muchas gracias, creo.
-De nada. Adiós.
Me di la vuelta y caminé lejos. Mi corazón iba a cien, incluso sentí mi pecho doler, y mi respiración tornarse pesada. Sentí el impulso de regresar corriendo, decirle que era broma, romper la carta en mil pedazos y huir, para que no se enterará de nada, pero ya no había marcha atrás.
Mis amigos se acercaron a mi.
-¡Oye! -Exclamó Dazai- ¿Cómo te fue?
-No lo sé -Confesé-. Siento que me va a dar algo.
Fyodor sonrió un poco, pero me pareció notarlo un poco triste.
-Vamos, anímate un poco -Dijo-. Todo irá bien. Eres un chico genial, y le diste una linda carta. No a todo el mundo le dan cartas. A mi nunca me han dado una carta.
¡Ah, así que era por eso! Fyodor estaba un poco triste porque le gustaría que alguien le diera una carta. Eso significaba que a Fyodor sí le gustaría tener pareja, por mucho que lo niegue. A todos, incluso a él, les gusta que les den regalos y detalles bonitos.
-No te preocupes por eso, algún día alguien también te dará una carta -Dije. Él torció el gesto.
-Pues, si tú lo dices...
Caminamos sin rumbo, no hablamos demasiado. De repente, Dazai dio un respingo y se dio media vuelta.
-¡Tengo que irme! -Exclamó- ¡Nos vemos en el salón!
Nos pareció muy extraño, pero cuando vi quién se acercaba, sentí un poco de resentimiento. Jalé a Fyodor de la manga del uniforme y lo arrastré a donde Chuuya no nos viera.
-¿Qué pasa? -Protestó, pero su expresión se suavizó al ver de quién estaba huyendo- Oh. Vaya.
Tragué saliva.
-Oye, Fyodor -Lo llamé-, ¿tú crees que Dazai y Chuuya...?
No supe cómo continuar, pero él debió haber deducido a lo que me refería. Me puso una mano en el hombro.
-Escucha, Nikolai -Dijo-, te voy a ser sincero. Tú tienes muy buen gusto. Chuuya es muy atractivo, lo admito. Y Dazai es medio pendejo, ya sabes que de chiquito se cayó de la cuna -Frunció el ceño-. Pero él no es la clase de persona que caería tan bajo como para salir con el chico que te gustaba.
-¿Estás seguro?
-Completamente. Te puedo dar fe de ello.
Chasqueé la lengua.
-Bien. Te creo -Cedí-. Pero igual me parece raro...
-¿Y crees que a mi no? -Sonrió de lado- Oye, nadie sabe lo que pasa por la cabeza de las demás personas, y Dazai es muy diferente a todo el mundo. Pero, incluso aunque esté interesado en Chuuya, estoy seguro de que reprimiría ese sentimiento, por respeto a ti.
El timbre sonó, interrumpiendo la conversación.
El hecho de pensar que Dazai pudiera estar interesado en Chuuya me hacía sentir un poco culpable de pensar que él pudiera traicionarme. Pero no puedo pelearme con mis amigos por cosas tan tontas.
Así que, con dudas y todo, decidí perdonar a Dazai.
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Ya le entregó la carta a Sigma, ahora hay que ver qué pasa
¿Qué opinan de Dazai y Chuuya?
Gracias por leer!
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