Extra Clutter - Cierre de arco.
Cantaré una canción de cuna donde mueres al final.
...
─ Sesshomaru, no entres en pánico.─ fueron las instrucciones que dio Inu No Taisho en cuanto se percató de la situación.
¿Cómo era posible que volviera a pasar? ¿Era una broma pesada?
Lo más alarmante de la situación, eran las manchas que brotaban mucho más rápido que la última vez.
─ ¡Un espejo! ¡Quiere verme! ─ la calma era lo único que no tenía el hermano mayor del príncipe.
─ ¡No hay espejos aquí! ─ los intentos de tranquilzarlo eran inutiles.
─ ¡Quiero un espejo! ─ gritó más fuerte. ─ ¡Quiero ver que le hicieron a mi rostro!
Veía sus manos temblar mientras las manchas brotaban también en su piel. Y no sólo se trataban de manchas, el dolor punzante en su estómago, su cabeza. Y el susto en su pecho, haciendo que respirar se vuelva difícil.
Inu No Taisho se dio cuenta que el plato de comida de su querido Sesshomaru contenía una peligrosa cantidad de esa comida. No se supone que debiera ser tan grave... sin embargo, su instinto le decía que no era una situación sin importancia.
─ Mi cabeza da vueltas... ─ por desgracia, su desesperación solo había agotado sus últimas energías.
─ ¡No te duermas! ─ Inuyasha lo sacudió de lo hombros. ─ ¡Ya me parecia que todo estaba tranquilo aquí!
─ ¡Silencio! ─ Inu No Taisho gruñó.
Y la conmoción, y los gritos y los ruidos, cesaron. Los sirvientes quedaron enmudecidos así como Inuyasha, el pobre príncipe que no tenía idea de lo que había ocurrido.
─ Sesshomaru ¿Cómo te sientes? ─ El Lord era el adulto responsable, si él perdía la calma ¿Cómo podría resolverlo?
─ Ni siquiera tengo fuerzas para describirlo... ─ a duras penas pudo pronunciar esas palabras.
Era inaudito, ninguno de los dos, padre e hijo habían presenciado algo similar. Era horripilante la manera en cómo el azul se volvía tan intenso en su piel blanca, hasta casi cubrirlo por completo. Inu No Taisho Ya sé anticipaba a lo peor. Antes que estar molesto estaba asustado por lo que le pudiera pasar a su querido...
La primera vez, había bastado un solo bocado para que ocurriera la reacción, nada que pusiera en peligro su vida. Pero, esta vez, entre charla y charla nadie notó el invasor en su plato, mezclado tan bien entre sus alimentos como para darse cuenta. Fue por supuesto, planeado cuidadosamente.
─ Tendremos que volver con Fukuro.
El Lord del Oeste recordó una amarga situación similar, que había ocurrido hace ya tanto tiempo.
─ Una intoxicación... ─ fue el diagnóstico de la médica bruja, cuando su señor ya lo sabía. ─ Maldita sea, mira como lo traes.
─ No es momento de reclamos, mujer. Haz tu trabajo. ─ Inu No Taisho amenazó y fue claro en eso. ─ No pierdas el tiempo.
Era una extraña, quizás un tanto bizarra, la ironia. Sesshomaru era un demonio del tipo venenoso, no uno cualquiera. Ahora, una de sus tácticas defensivas lo matarían.
─ Primeramente debe de vomitar lo que no se ha digerido aún, luego, necesito analizar y limpiar los restos que hayan invadido su sangre antes de que siga destruyendolo.
Mientras Fukuro preparaba sus pócimas a contrarreloj, Inu No Taisho se quedó junto a él casi inconsciente Sesshomaru, sacudiendolo suavemente cada cinco minutos, evitando que se durmiera. Los temblores en su pequeño cuerpo... daban justo en el corazón de Inu No Taisho.
El enojo, la impotencia, la desperacion y el horror de ver a su persona amada sufrir de esta manera. Y hacer poco y nada por ello.
Inu No Taisho Ya había experimentado esa situación. Y odiaba esos recuerdos, tanto que quisiera quitarse la cabeza con tal de Ya no volver a sufrirlo.
Su amada muriendo rápidamente en sus brazos. Su piel poniéndose palida, perdiendo la conciencia. Entregándose a los brazos de la muerte.
Y él.
No pueda hacer nada para salvarla.
─ ... Me duele. ─ Sesshomaru lloró. Sus ojos picaban, apenas sus palabras eran entendibles.
Para Inu No Taisho era bastante claro. Lo abrazó para no perderlo. Le rompía el corazón verlo sufrir de esta injusta forma. Se niega a verlo morir. Se niega rotundamente. ¡No debía de volver a pasar! ¡No con él en su guardia!
─ ... Ya-ya no- no puedo más.
─ No, no digas eso. No, no te duermas. No lo hagas. Estoy aquí. Eres fuerte, resiste. Lo lograrás.
Los labios del menor temblaron en sollozos, si no estuviera en los protectores brazos de su amo, estaría convulsionado en el suelo.
─ Tengo-miedo.
─ Estarás bien.
─ No quiero morir.
─ ¡No morirás! No. Todo estará bien. ─ fueron sus palabras de consuelo.
El mayor también quisiese oír palabras que lo contuvieran. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía emocionalmente frágil, tan estúpidamente sensible que quería destruir algo. Pero no, tendría que mantenerse ahí, para que la vida de su querido no se le escapara de las manos. Como ya había ocurrido una vez.
─ Está todo listo, pero hágase la idea de que tiene la mitad de las posibilidades de sobrevivir. Tiene tan poca energía que su cuerpo podría no resistirlo. Quizás si transfiere su energía directamente a su sangre sea de mucha ayuda.
─ Haré lo que sea necesario.
Sesshomaru logró devolver la cena, lo que era una avance para comenzar con la limpieza. Fukuro tenía razón, su cuerpo era lo suficientemente débil como para no poder mantenerse despierto. Su corazón... latía con dificultad debido al enorme esfuerzo que requería mantener aquel cuerpo con vida y al mismo tiempo intentar defenderse.
La cena de bienvenida se había vuelto una verdadera pesadilla.
Hasta Inuyasha quien esperaba afuera sentía los mismos malestares, también esos deseos de vomitar. Sus orejas pegadas a su cabeza, él también sentía ese miedo.
Sin querer, también derramó lágrimas en silencio, y oculto, donde nadie lo viera. Con el corazón latiendo tan fuerte que, sentía que podía salirse por su garganta. Era una situación... extrema para él. Cómo lo fue cuando lo apuñalaron, aun si el contexto era distinto. Tampoco lo supo, pero Inuyasha había descubierto un nuevo evento traumatico al ver a su hermano al borde de la muerte.
En la casa de los Hasuno, jamás había sentido tal acercamiento con ese espectro mortal como lo hacía en su propia casa. No, no quería para nada perder a su hermano, mucho menos cuando apenas lo había recuperado.
Quería derribar esa puerta y entrar con su padre, desde ahí podía escuchar sus gritos y lamentos.
No, no, no, se niega a creer que acababa de fallecer. Aun podía sentir su presencia, débil, pero ahí estaba.
Sería una larga noche...
...
Sabe que no está despierto, de ser así, no explica cómo puede visualizar tan hermoso, relajante paisaje. La tranquilidad que respira, no era de su mundo.
El otro mundo... ¿Puede ser posible?:
─ Estás aquí. Luego de tanto sufrimiento, lo has logrado. ─ esa voz a sus espaldas hizo erirzar su piel.
Al mismo tiempo, sentía la calidez de un sol relajar sus músculos.
─ ¿Donde estoy? ─ Sesshomaru preguntó.
─ Donde debías estar desde un principio. ─ esa voz respondio.
Oh, podía escucharla tan cerca como tan lejos.
─ ¿Puedes oírme? ─ le tocó a esa suave voz preguntar.
─ ... Si.
─ Eso es bueno. De nuevo juntos después de tanto tiempo... para ti fue una eternidad. He aquí tu recompensa.
─ Esto... no puede ser el cielo ¿Verdad?
─ Es el límite. Está tan cerca, pero, tu alma puede descansar aquí en lo que se tarda en limpiarte. Se puede... si decides quedarte. No despiertes.
Despierta.
─ No despiertes.
Reacciona, Sesshomaru, reacciona.
─ ¿Estás escuchandome? Está es nuestra oportunidad de escapar de ese mundo tan perverso y cruel. No los oigas. No, ignoralos.
Sesshomaru, Sesshomaru.
─ Ignora sus llamados. He estado cuidándote todos estos años, se que deseabas esto, deseabas la oportunidad de venir aquí, ya no permitas que te controlen. Quedate aquí. No despiertes.
No puedes morir, Sesshomaru, por favor...
Todavía está vivo.
Está muerto.
Es vida.
Es muerte.
Es...
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