Capítulo XXXXIX
¿Qué dices si nos vemos esta noche? En detención. Puedo escuchar subir la presión en tu sangre. Maldita tensión.
Entraré en tu mente esta noche. ¿Hice mención? Fingir que aquí todo está bien... es un castigo.
...
La primera vez que se habían quedado solos en el palacio, fue donde comenzaron a jugar entre ellos. Aunque esta vez sería algo diferente.
Después de las primeras veces, la experiencia obtenida lo hacía todo más sencillo. Sesshomaru ya no tenía miedo a lo que podría pasar. Los ataques de ansiedad intentan protegerte para el peor escenario posible. Una vez que lo controlas, estas seguro de que lo peor va a ocurrir. La ansiedad pierde el control.
Por lo tanto, aunque la idea de esconderse y ser perseguido suena bien, no lo repetiría, al menos no ahora. Esperarlo en su habitación como una doncella a rescatar, tampoco.
Resulta ser todo un desafío ser original cuando ambos ya habían hecho de todo.
Algo estaba seguro, por lo menos en esta tercera ocasión, iría por Inu No Taisho como la presa que era.
El silencio siempre siendo su fiel compañía. Sus pasos son tan suaves que apenas la madera rechina bajo sus pies. Como un susurro. Caminó hasta la oficina principal del amo y señor. Estaba seguro que su hombre estaba del otro lado de la puerta. Dio tres toques suaves anunciando su presencia.
─ Adelante. ─ la voz del otro lado fue su permiso.
Deslizar la puerta con la delicadeza de una grulla. Aunque no fue capturado con la vista de Inu No Taisho, metido entre papeles endemoniados y tinta de calamar.
─ Me alegra que hayas decidido hacerme compañía. Estoy ocupado ahora, jugaremos en cuanto termine. ─ se explicó, sin verlo aún.
Sabía que una vez que entrará en su campo de visión, se desconcentraria incivilizadamente.
¿Esperar? Eso no estaba en los planes del más joven. ¿Qué podría ser más importante que él?
─ Considera terminarlo más tarde. ─ Sesshomaru decidió responder, lleno de convicción. ─ Vine aquí para algo más que hacerte compañía.
Inu No Taisho negó con la cabeza.
─ Lo sé, precioso. ¿Cuál es la prisa? Tenemos muchos días por delante.
─ Tú mismo lo has dicho. Con tanto tiempo de sobra, deja esos asuntos para después. ¿Qué te hace pensar que puedo seguir esperando? ─ a cada palabra dicha, centímetros de sus prendas iban deslizándose por sus hombros, hasta tocar el suelo.
─ Qué valiente. ¿Quieres ser castigado? ─ el mayor advirtió.
Por primera vez, la presencia de su pequeño amante lo estaba poniendo nervioso.
─ Lo que sea haré para que pongas tu atención en mi. ─ Susurró, melodiosamente.
Inu No Taisho estaba seguro que si se atrevía a verlo, caería en la tentación tan rápido como cae una ave flechada. Ni siquiera se atrevía a verlo de reojo. De escuchar el bulto de la tela caer era suficiente para saber que hermosa imagen lo estaba esperando. O más bien, podría dejar de engañarse a sí mismo. Era sabido que todo terminaría así una vez Sesshomaru puso un pie en su oficina. Dejando en evidencia, el poco control de Inu No Taisho en cuanto se trataba de relacionarse con su querido.
Sesshomaru ignoró por completo su advertencia, dejando en claro que no le temía a nada de lo que pudiera decirle. Tampoco obedeceria la idea de irse sin follar. Ahí y ahora.
¿Cuánta es su desesperación?
─ Esa noche me dijiste que tus manos servirían únicamente para complacerme. ¿Y bien? El momento perfecto para hacer valer tu palabra es ahora. ─ sin miedo dio un par de pasos adelante, modelando cómo un felino en toda su majestuosidad.
─ Sesshomaru.
─ Ya he esperado demasiado, amo, por favor. Mírame. Tócame, tómame.~ ─ Gimió.
─ No tendré piedad contigo. ¡Está bien! Tu ganas. ─ Al fin se aventuró a elevar su vista. Casi quedando boquiabierto.
Aunque Sesshomaru no estaba desnudo por completo, dejar a la imaginación con tan poca ropa puesta era de gran provocación. Para especificar, una yukata sin mangas, sencilla pero corta. Muy corta. ¿Donde la consiguió? ¿Acaso la cortó el mismo?
Una tela tan fina que no puede disimular la erección de su portador.
Tampoco podía faltar el accesorio principal, su collar de tela azul.
Realmente estuvo esforzándose por llamar su atención.
Alejó la mesa para darle espacio merecido a su pequeño amante. El cual no tardó en subirse a su regazo. Y asaltar su boca en un húmedo beso. Caliente, el picante sabor de lo prohibido.
Rodeó este delgado cuerpo, en un posesivo abrazo. Tan pequeño, como siempre lo ha sido.
─ ¿Qué traes puesto debajo? ─ Inu No Taisho preguntó en un susurro, entre beso y beso, haciendo alusión a la ropa de su pequeño amante.
─ No tengo nada. ─ este respondió, en el mismo tono, para luego continuar con la batalla entre sus bocas.
Huele tan bien, se ve tan bien, Sesshomaru es el sinónimo de una imagen impecable. Precisamente precioso.
¿Por qué no darle lo que quiere? Si todos modos, acabarían en lo mismo. Una y otra vez. Hacerlo ahora o después. ¿Cuál es la diferencia? El placer antes del deber es una tentación muy difícil de rechazar. Especialmente teniendo a su amante, literalmente en sus manos. Ronroneando por su nombre. Exquisito.
...
Alguna vez, el pequeño nuevo sirviente del Lord, el Kappa Jaken supuso que gran señor era afortunadamente casado.
Suposición que se dio cuenta con el tiempo era errónea. Nadie hablaba de ninguna de esposa, y mucho menos la había visto.
Pero de quien sí se hablaba, demasiado, era de Sesshomaru. Hasta donde sabía, el era el hijo de Inu No Taisho, el hermano mayor del príncipe Inuyasha.
Y que de casualidades irónicas, nunca lo había visto. Como si fuera una entidad o leyenda del que se sabe que está ahí. Pero que jamás ha visto. La obsesión por conocerlo crecía cada vez más. Hasta ha soñado con su apariencia en forma de sombra algunas ocasiones.
Como también, lo ha tenido muy de cerca. Hasta donde recuerda, casualmente algo lo empuja para que nunca pueda verlo como verdaderamente es. ¿Será parecido a su padre y hermano? ¿Será un tipo corpulento como su gran padre? ¿Un guerrero digno de admirar?
Es algo tarde, hace horas el sol se había escondido, la noche busco su lugar en el firmamento.
Un ser como Jaken no necesitaba precisamente mucha luz para desplazarse en un lugar tan oscuro como el palacio del Oeste, especialmente en aquella época, careciendo de vida activa en el lugar. Solo los señores. Por alguna razón, sentía extraño ser el único ahí. Merodeando. Buscando algo interesante para cazar.
¿Donde estaba su gran jefe? Sabía ya de estar algún tiempo a su servicio que no debía de molestar donde no lo llamaban.
O tal vez, Inu No Taisho aun no confiaba en él como un verdadero asistente leal. Y lo más natural sería que, viviera pegado a él como una mosca a un pastel por el resto de su vida. El rol de un sirviente era estar siempre pendiente a su amo.
Tal vez, Jaken debía de esforzarse un poco más.
Sabía que los humanos aprovechaban la noche para descansar, por lo contrario, la noche era el horario para los demonios.
Jaken caminó suavemente mientras se dirigía a los aposentos del Señor. Solo para corroborar que todo está bien. Nadie lo castigará por eso. ¿Verdad?
Ya estando lo suficiente cerca, comenzó a detectar movimientos dentro del lugar. ¿Estaría preparándose para dormir?
Inu No Taisho no dejaba de sorprenderlo.
A pesar de su intermitente miedo a morir, como el flaquear de sus piernas, Jaken no se detuvo a pesar de gritar internamente. Suavemente se puso de rodillas y comenzó a desplazarse. Como si aquello ayudara a ocultar su presencia.
Comenzó a escuchar jadeos y golpes continuos. Una tenue rayo de luz se coló entre la oscuridad, la puerta principal descuidadamente abierta.
Definitivamente, Inu No Taisho no está solo.
─ ¡Ah! ¡Ahh! ~
¿Esos son gemidos? Ahora, el Kappa tenía buenas razones para querer morir. ¿¡Por qué estaba obligado a esto!? Es tan vergonzoso. Como también, irrumpir en un asunto tan privado era imperdonable.
─ Mmn~ Estoy tan cerca. ─ la voz gutural del señor, indicaba que estaba del otro lado del biombo que separaba el interior de la habitación con la salida.
Mientras que el pequeño espía estaba a punto de ingresar. Debía hacerlo, debía asomar su maldita cabeza y verlo por sí mismo. No por morbo o perversión. Habia algo más grande detrás de todo. Por otro lado, el temor ha ser descubierto también era gigantesco, en caso de escapar, debía de hacerlo sin ser detectado.
Hasta ahora, era ignorado por buenas razones.
─ ¿Tan~ pronto? R-resiste un poco más. ─ fue la primera vez que oyó esa voz.
¿A quien le pertenece? Suave, elegante, delicada. Eso animo a Jaken acercarse un poco más, con el mentón de la oscuridad de su lado.
─ Oh~ insaciable. ─ respondió el lord, inmediatamente, se escucharon ruidos de besos entre gemidos. ─ Se siente tan bien en tu interior, está tan apretado. ~─ después de esa declaración, los ruidos de golpes volvieron a reinar.
Los gemidos de ese misterioso amante volvieron, aún más ruidosos. Esos golpes en realidad se trataban del ruido de las pieles chocando.
Jaken estaba rojo del pudor mientras escuchaba todo el acto.
Un ruido en seco captó su atención, cuando levantó la vista, notó que, por lo menos, uno de los dos estaba en el suelo ahora.
El único que se dejaba ver, era el misterio a punto de descubrirse. Por lo menos la cabeza y sus clavícula. De espaldas contra el suelo. Cabello sedoso, blanco y desparramado. Inquieto por las sacudidas.
Hermoso.
Un perfil meticulosamente perfecto, como si hubiera sido tallado a mano. Una nariz respingada, tapizada de una piel de porcelana sonrojada. Una boca tentadora, al menos ahora que esta se encontraba abierta y húmeda, dejando salir sonidos de placer. Finas cejas fruncidas, demostrando así la satisfacción del acto, estimulante, suciamente caliente. Toda una obra maestra.
─ Ahh, ah, ahí, es ahí.
Hacía que el corazón de Jaken parecía estar a punto de estallar.
Indescriptible primera impresión.
Era demasiado para una pobre criatura como él, sí bien, no era precisamente excitación lo que sentía, si seguía viendo más, podría morir por un derrame nasal. ¡Es tan vergonzoso y pervertido!
Tal vez, ya ha visto y escuchado demasiado. Luchó contra sus nervios paralizados para retroceder, de a poco.
Su cabeza echaba humo por el calor.
─ ¿Escuchaste eso?
─ No, no. No importa, no te detengas. ~
Jaken logró ponerse de pie a una distancia prudente y volvió por donde vino, su vida literalmente dependía de eso.
No fue visto al durante todo el día siguiente.
...
Mientras el sol se elevaba con su luz cálida, las nubes se hacían a un lado para permitir llegar los rayos del sol. Que poco a poco lograban derretir la nieve.
La primavera está tan próxima.
Un despierto Sesshomaru admiraba el paisaje desde la ventana de la habitación donde había pasado toda la noche. ¿Dormir? No necesitaba descanso, energía tenía de sobra.
Contemplar el amanecer se había vuelto una rutina terapéutica para él. En silencio, en paz. Cubierto únicamente con el haori de su señor, el cual le queda como si vistiera un par de sabanas.
Mientras el gran señor estaba dormido a sus espaldas, desnudo, y sin fuerzas. ¿Qué fuerzas le quedarían luego de tener relaciones toda la maldita noche? Hasta un poderoso demonio como él conoce el agotamiento.
Del otro lado, los solitarios pasillos hacia los aposentos donde se encontraban, fueron visitados nuevamente aunque esta vez con alguien diferente.
Goruden Tsuin.
Caminó con cautela, dejando que su energía anunciará su llegada sin llegar a ser invasivo. Al no obtener respuesta, se aventuró a continuar hasta llegar a la puerta. Siempre con una distancia prudente.
Se supone que las cartas de su señor debían ser enviadas a la medianoche anterior. No ha recibido noticias y eso preocupó al mensajero dorado.
Cuando consideró tocar la puerta se detuvo al escuchar movimientos dentro del lugar. La puerta se deslizó cinco centímetros de un golpe.
Inu No Taisho siempre es intimidante, incluso sin su gran armadura que le da esa aura de grandeza. Respirar cerca de él es respirar cerca del peligro.
─ Gran Señor.-
─ Vete a preparar un baño caliente para nosotros, ahora. ─ gruñó. No esperó respuesta alguna antes de volver a cerrar la puerta.
Dejando plantado a un impresionado Tsuin con las palabras colgando de su boca.
...
Oh, nadie puede irse una vez que se fusionan
Oh, nadie puede irse una vez que se fusionan
Me estoy escondiendo del enemigo
Deseo no ser percibido
No pedí esta visibilidad peligrosa.
Me siento demasiado asustado para dormir
Gran bocado, primero licurás el interior.
Luego envolverlos bien, asegurando su lugar en la telaraña.
Despiertos toda la noche, atados a su adicción.
Ojos sin vida, mueren en el hoyo de la telaraña.
...
Tsuin jamás desobedecería una orden directa como esa. Aun si no era el trabajo que precisamente le correspondía.
Quizás aún estaba anonadado por lo rápido que ocurrió todo. Tal vez, solo estaba procesando el impacto, el olor a intimidad que desprendía el lugar al abrir la puerta era demasiado para un joven inexperto como el labrador. Como también, se sintió intimidado ante su jefe, como si Tsuin representara una amenaza por solo existir.
O solo son ideas suyas. Porque, quien sea que estuviese con su señor, no era para nada su asunto. Debía de olvidarlo. No entrometerse.
Se repetía aquello como una manera mientras preparaba el agua caliente. Si bien, en sus propios aposentos acostumbraba a que los sirvientes se encargaran de todo, los últimos meses ambos Gemelos habían aprendido hacer muchas cosas por sí mismos. Recordar a su hermano Cheri, ayudaba al mensajero a diluir los pensamientos intrusivos de su mente.
Pensamientos que fueron congelados cuando Sesshomaru llegó.
Aquel joven belleza era un desastre en cuanto pulcritud se tratase. El cabello enredado y no llevando más que un haori desacomodado. Era igual a verlo en ropa interior.
─ Joven Sesshomaru. ─ alcanzó a reverenciar. ─ Discúlpeme, el baño está listo. Me retiro.
─ No vayas muy lejos. ─ la voz del otro sonaba cómo si no la hubiera usado en días.
El aroma del Lord del Oeste estaba impregnado fuertemente en el joven, demasiado fuerte para una nariz como la de Tsuin. No llegaba al punto de asqueroso, pero lograba hacerlo sentir rechazado.
Era demasiado procesar. Y no se debía de ser un genio para notar lo que es tan evidente. Cuando Cheri se molestaba llamando al joven Sesshomaru despectivamente como un marica... ¿Se estaba refiriendo a esto? ¿Así era como Tsuin se negaba a ver? Lo más oscuro del asunto, hasta donde se sabía, todo el mundo lo sabía, ese chico que alguna vez fue el príncipe se trataba de nada menos que el primogénito de Inu No Taisho.
Entonces ¿Por qué...? ¿Por qué ellos...?
No podría ser sorpresa mayor en el mundo de los demonios cuando asquerosidades peores son el pan de cada día. Hasta en cierto punto el incesto solía ser una práctica común para una especie al borde la extinción. Por decir un ejemplo. Pero, pero, esta relación ya era algo perturbador y mórbido. Sesshomaru había estado ausente durante tres décadas.
¿Donde ha estado todo este tiempo?
¿Cómo hubo lugar para que esta relación llegue hasta este punto?
Lejos de la opinión personal de Tsuin, por lo menos, consideraba al Joven Sesshomaru como lo que era; muy joven.
Hasta para su gran señor Inu No Taisho.
Es algo enfermizo para que una mente tan noble como la del mensajero pudiera procesar afuera del cuarto de baño, mientras Sesshomaru lo está ocupando.
─ Tsuin. Tsuin. ─ volviendo a la realidad, oyó escuchar su nombre provenir de adentro.
─ Si, aquí estoy. ─ Confirmó.
─ Olvidé las toallas. ¿Serías tan amable de alcanzarlas para mi?
Tsuin trago saliva antes de deslizar la puerta e ingresar. Sus manos estaban ligeramente temblando. No, no quería ingresar al lugar. No quería hacer el papel de sirviente. Al menos, no con aquella revelación tan fresca.
─ No es tu asunto, no es tu asunto. ─ Se repitió mentalmente.
Tomó las toallas blancas y perfectamente dobladas. Tranquilizadose mentalmente. Si tanto él como su hermano seguían ahí, era por la enorme confianza que Inu No Taisho les tenía. Razón suficiente para dejar de pensar en lo terrible que es estar viviendo en este palacio. Solo debía de ser ojos ciegos y oídos sordos a todo, como los últimos años.
Nada como desear ser ciego en ese momento, donde cruzó en otro lado del biombo, dónde la tina caliente protegía el delgado cuerpo de ese joven.
El cabello recogido en una suerte de moño, goteando ligeramente sobre su frente, y mas abajo, La piel pálida pintada con chupones y mordidas. ¿Cómo un ser que no puede de mentir podrá mantenerse sereno ante lo que está bien? Si es honesto, como siempre lo fue, diría libremente lo vomitivo que le resulta. Siente tanta pero tanta pena por el chico.
Y eso que no se ha enterado de toda la verdad.
Se apresuró en acercarse lo suficiente para dejar las toallas en alguna cómoda cercana donde Sesshomaru pudiera disponerlas.
─ Espera. ─ la voz paralizó a Tsuin en su sitio, justo donde iba a poner las cosas.
Segundos de silencio que parecieron eternos.
─ ¿Qué te sucede? ─ Preguntó de una forma tan natural.
Como si fueran amigos casuales.
─ Oh, no debe de sucederme nada. ─ fue la respuesta automática del mensajero. ─ Lamento mi torpeza, no soy un sirviente que sepa hacer este trabajo, puede ser, que este algo incómodo con mi incompetencia en el asunto.
─ No me refiero a eso, y lo sabes.
─ ...
─ Solo dime una cosa. ¿Estabas merodeando por los pasillos de la habitación del amo anoche?
─ ¿Cómo? Por supuesto que no.
─ ¿Dónde estabas?
─ Afuera en las puertas, en la espera de las ordenes del señor. Se supone que debía hacer unas entregas, por esa razón, pase toda la noche en guardia. Luego, me tomé el atrevimiento de acercarme para saber alguna noticia. ─ se explicó.
Sesshomaru sabía que cada palabra de Tsuin era genuina debido a que este ser, como su gemelo, no podían en lo absoluto mentir. Entonces, el merodeador era alguien más.
─ Bueno, me tranquiliza saber que eres alguien honesto, aunque sea a la fuerza. Sin embargo, notó que la honestidad fluye natural en ti. Eres sensato. Pocos gozan ese privilegio. No deberías de arruinarlo.
─ ¿A qué se refiere exactamente?
─ Yo se que eres uno de esos tipos perfeccionistas que sueñan con un mundo perfecto y justo. Nada más lejos que la realidad. Si quieres ayudar hacer las cosas menos feas de las que ya son, comienza con dejar de verme con lástima.
─ ¡!
─ Es lo peor que puedes hacer. ¿Qué te he hecho yo para merecer semejante falta de respeto?
─ ¡Ruego me disculpes! Nunca fue mi intención.
─ Lo sé, por eso pensé, y te lo dije. Quizás, ahora puedas verme como algo más que un pobrecito.
...
Al salir, Sesshomaru estaba envuelto hasta la cabeza. Fresco como nunca antes. Una sonrisa suave adornando su lavado rostro.
─ El amo está roncando como un búfalo, así que tendrás que ir a buscarlo para que se bañe. ─ aconsejó al labrador, antes de retirarse.
A su propia cueva por supuesto. Luego de días sin arreglarse adecuadamente, ansiaba poder dedicarse tiempo para si mismo por fin. Debía de embellecerse mucho si quería mantener al gran señor alejado de sus asuntos y con el foco puesto en él. Para poder follar durante toda la quincena. Tiene tanto que recuperar. E Inu No Taisho, no puede estar más feliz con su compañía a pesar de sus precarios intentos de disimularlos.
Los afrodisíacos escondidos en la casona de Fukuro habían resultado de gran ayuda.
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