Capítulo XXXVIII
Cenizas, cenizas, hora de bajar.
...
─ Estoy tan cansado...
─ Mmn.
─ No podré dormir si me sigues manoseando.
─ Escuché que contenías tus gemidos. Además, es mucho pedir que mis manos estén quietas, contigo aquí en mi lecho.
Esas manos que solían ser bestiales, ahora las usaba para acariciar ese pequeño cuerpo. Como también lo incitaba a caer en la tentación y el calor. A este punto, era casi imposible no ceder.
Sesshomaru no tuvo otra opción más que interrumpir esos toques para sentarse un momento, mientras era cautelosamente observado. Sin prisa alguna, aflojó la cinta de sus prendas, para que aquellas telas se deslizaran por sus hombros. Aquellos movimientos lograban crear un caos en el otro, en especial en su entrepierna.
Podía oler la excitación.
Se recostó nuevamente, para terminar de quitarse completamente la ropa. Dejando expuesta su naturaleza, era la cena perfecta para un depredador como Inu No Taisho.
Imposible no relamerse los labios ante semejante manjar. No necesitó permiso para posicionarse sobre su pequeño amante. Tener contacto directo con aquella cálida piel... suave como el algodón.
Atacó en específico sus pezones, pequeños y suaves. Casi sonrosados.
Es así como lograba arrancarle suspiros y a veces uno que otro gemido. Sesshomaru era tan sensible ahí. Sabía cómo hacía que tuviera esa corriente de excitación cuando apretaba aquellos botones, los estiraba o cuando los lamia.
Su cabeza era acariciada por su pequeño amante mientras continuaba con la labor de lamer y chupar. Podía sentir la dureza del otro. Así como la suya propia.
Aquel sello no es suficiente marca para hacerle saber que le pertenece. Inu No Taisho acarició aquel kanji tatuado en su piel, siempre presente el hecho de que, gracias a él, Sesshomaru pudo ser suyo. Ahora necesita marcarlo, todas las veces, con mordidas y moretones. Con un significado más pasional y por supuesto, personal.
─ Dejame~ dejame tocarme. ─ Sesshomaru pidió, suplicante.
─ No lo creo. ─ El mayor encontró muy divertido el hecho de hacerlo esperar.
Y para evitarlo, tomó ambas muñecas del joven y las aprisionó sobre la cabeza de este , necesitando solo la fuerza de su propio brazo para ello.
─ Necesitas esforzarte para convencerme...
Puede que sea eso, buscaba nuevamente ser necesitado, deseado, que Sesshomaru volviera a suplicarle. Pero esta vez ha de ser diferente, nada antes visto. Que saliera de las penumbras, que dejara la timidez, el pudor, que gritara con las ganas, prendido en llamas. Que demuestre tal salvajismo que contagiase de la excitación. Como así lograrán llegar juntos a esa cúspide, aún más alto. Siempre apuntando hacia el cielo.
El pequeño amante demostró poseer las energías suficientes para seguir el ritmo de su perverso amo, a pesar de haber dicho estar agotado. Y era cierto. Pero cuando llegaba la pasión, no habria cansancio que valga.
Incluso después de la primera ronda, Sesshomaru no había caído rendido ante el sueño. En cambio, invirtió sus últimas energías para aferrarse a su amo, luego de que este lo liberara. Tanteó el terreno, lamió, y también chupó el cuello de Inu No Taisho.
Una mordida. Sus colmillos habían perdido la extraordinaria fuerza y filo que los hacía reconocidos. Pero todavía eran funcionales para dejar huellas.
Era exactamente lo que buscaba. Marcarlo. Inu No Taisho quedó paralizado por instantes, procesandolo. Luego, dejó que su pequeño amante continuara.
Inu No Taisho solía dejar marcas en Sesshomaru en casi todos sus encuentros. Ya se traten de mordidas, moretones o inlcuso marcas de las ajustadas cuerdas, siempre dejaba evidencia en su piel. Era su forma de satisfacer su instinto, que lo hizo, lo hizo suyo.
Si Sesshomaru tenía el mismo objetivo, esta vez lo dejaría pasar.
Podía intuir sus motivos.
Además, de que su piel se regeneraría en cuestión de horas.
...
Cheri y Tsuin no volvieron a separarse de Inuyasha y no hubo nadie que pudiera convencerlos. Les gustase o no, no permitirían que otro incidente volviera ocurrir.
No querían pensar en cuál podría ser la posible y mala reacción de parte del padre del chico. Al menos Cheri sabía que no habría represalias. O en todo caso asumiría la responsabilidad por los dos.
─ Convoqué a todos en esta reunión... debido a que tengo un... anuncio muy importante que darles.─ Habló la viuda de Hasuno.
Y como bien mencionó, en el salón principal de aquella gran casa presentes se encontraban los pocos miembros de la familia humana, sirvientes cercanos y por supuesto, Inuyasha y sus escoltas.
─ Ante la muerte de mi esposo, he de nombrar al nuevo patrón responsable de todos nosotros. ─ aquellas palabras fueron difíciles de pronunciar para la mujer.
Oh cuanto deseaba mandar todo al carajos, gritar, sacar de su interior la euforia y el odio que le provocaba. Una vez más se veia obligada a obedecer a Inu No taisho.
Como cuando tuvo que entregar a su hija...
Y ahora, debía de entregar sus tierras.
No tenía otra salida. Y la mirada filosa de ese demonio llamado Cheri era un vivo recordatorio.
─ No fue así como lo planeamos, al no tener ningún otro sucesor, he de nombrar... a nuestro único descendiente, Inuyasha.
─ Vaya, que sorpresa. ─ Susurró Tsuin.
─ No es cierto... ─ Inuyasha quería maldecir.
─ ¡Tía! ─ Un hombre humano se levantó en objeción. ─ ¡Dime que se trata de una mala broma!
─ Rura, vuelve a sentarte. ─ pidió la mujer. Temblando por la ansiedad.
─ ¡Que me siente! ¡Al diablo todo y todos! ¡¿Dejar nuestro destino en manos del asesino de mi tío?!
Tensión.
Nunca se había visto a Inuyasha ponerse tan serio como lo estaba. Posiblemente ocultaba sus verdaderos sentimientos en aquella fachada. Al menos así lo intuía Tsuin, que tranquilamente sentía el nerviosismo de su majestad. Mientras Cheri contaba los segundos que le restaban para irse.
¿Cuanto más tendrían que aguantar?
─ ¡Explíquenme ustedes por qué tenemos que seguir con esto! ─ el hombre llamado Rura apuntó con el dedo mientras caminaba hacia Inuyasha. ─ ¡Desde hace días -! ¡No! ¡Desde hace años que ruegas por no volver a este lugar! ¿Qué te cuesta decirle a tu padre la verdad? ¿Qué pretende Inu No Taisho lanzandote a nosotros como un costal? ¡Una carga de la que debemos hacernos responsables! ¿No estas cómodo con los demonios como tú?
¡Ah por supuesto! ¡Tampoco eres un demonio por completo!
Mucha más tensión.
─ Padre, por favor, no sigas. ─ la voz de un joven se escuchó a sus espaldas pero el hombre lo ignoró.
─ ¡Rura!
─ ¡Déjenme! ¡Vamos a morir de todos modos a manos de esta deshonra! ¡Aprovecharé ahora para decirlo todo!
La espada de Cheri se desenvainó.
Su reflejo dejó cegados a más de uno. Todos los presentes quedaron congelados y temerosos por el demonio armado, apuntando hacia el sobrino de la viuda Hasuno.
─ Será mejor que mida sus palabras, señor Rura. ─ la advertencia que vino de parte de Tsuin.
─ No me digas que los demonios son tan sensibles que necesitan que les hablen de forma pasiva. ─ masculló, sarcastico. ─ ¡No nos quiere y nosotros tampoco! ¡¿Por qué seguimos forzando a sostener esta relación?!
─ ¡Rura, Cállate! ¡Cállate! ─ aquellos gritos de desesperación vinieron de parte de la abuela de Inuyasha.
Quien se arrastró casi a tropezones hacia el hombre, quien era su sobrino, y lograr silenciarlo.
Cada palabra escritas en ese maldito papel, las ordenes que debía de obedecer, las advertencias, las amenazas... pero no de cualquiera, de parte de Inu No Taisho aseguraban el infierno mismo antes de la muerte y cosas tan horripilantes, indescriptibles... sin dios que los salve, sin roca donde esconderse. El comienzo del fin.
─ ¡Por favor ya no más!
─ Cheri, Tsuin, se acabó. ─ Todas las miradas fueron a Inuyasha. ─ Esto apesta. ¡Me largo!
Si dejara ir a esa cosa a que le contará a su malvado padre como lo trataron...
─ ¡Inuyasha! ¡No te vayas! Escucha, escuchame a mi... ─ Su abuela suplicó. ─ Esto no fue como lo planeamos, sé que tuvimos muchas diferencias... fuimos tan estúpidos. ¡Vivimos todo este tiempo consumidos por el odio! Nunca tuvimos una sola noche de paz. Nunca nuestra mesa estuvo llena, ni con todos los alimentos, si nos faltaba alguien de nuestra familia. Es muy tarde para arrepentimientos. Sé que no fui la mejor abuela contigo... no fuimos buenos. ¡No merecemos tu perdón! ¡Pero! ¡Por favor te suplicó aceptes esta ofrenda de redención! Es todo lo que nos queda...
─ Pero...
─ ¡Por favor hazlo por la paz en nuestras almas! ¡Dejanos ir al otro mundo sin culpas!
...
─ ¿Ya terminaste?
─ En verdad, no.
─ Insaciable.
─ Eres tu, al parecer, cruel y sádico que no me complace.
─ ¡¿Cómo dices?!
Sesshomaru rió. Luego rió con más intensidad en cuanto su amo se abalanzó contra él y lo atacó, con cosquillas y besos. Caricias y manoseada.
─ ¿Entonces, que te sucedió? Creí que lo hiciste a propósito.
─ Sesshomaru, estás jugando con fuego. ─ Inu No Taisho gruñó en su oído.
─ Amo, ha dejado a este pobre esclavo sin su cena por tanto tiempo que se siente, que han pasado varias noches. Está hambriento.
─ Fueron dos, además en realidad tú estabas enojado.
─ Por tu culpa. Creo que aún sigo molesto.
Un beso. Un beso suave, y lento, que poco a poco, sube y baja su intensidad. La conexión adecuada entre dos amantes fogosos.
─ Ya no aguanto... si me complaces esta noche, te perdonaré.
Era un trato que estaba dispuesto aceptar, sin pensarlo dos veces. O pensarlo, siquiera. Contenerse no era una palabra muy requerida en su diccionario.
Entonces comenzaría a olisquearlo, antes de lamer, por donde estuviera al alcance. Huele bien, sabe bien.
─ Pero... tienes que hacerlo bien. ¿Quieres ser perdonado?
─ Dime ¿Cuales son tus requisitos?
─ Nada imposible para el amo. No pido nada del otro mundo. Incluso, creo que mi amo lo disfrutaría tanto como yo.
Tensión. Pero no una conflictiva, en verdad. Hay un magnetismo en sus miradas. Deseaba unir sus cuerpos nuevamente y consumarse, consumirse completamente. Quedando demostrado así en un nuevo beso, pero esta vez es apasionado, es salvaje. Hasta dejaron de respirar con tal de que sus lenguas siguieran con su danza. Y con ello, los suspiros, los gemidos, los roces entre ambos cuerpos.
Si fuera por Inu No Taisho, hubieran pasado el resto de la noche asi. Además de necesitar respirar, Sesshomaru aún tenía cosas que anunciar.
─ Ah~ ... Quiero que me folles. Quiero que me des tanto que ni siquiera tenga fuerzas para suplicar por más. Sé rudo, follame, follame y hazme olvidar hasta mi propio nombre. Dame tanto hasta que me desmaye. Llename, llename por completo ~...
─ Oh~ Cachorro.
─ No me llames cachorro.
─ ¿Seguro de lo que pides? Porque no me detendre.
─ No te detengas aunque grite por piedad. Follame como si estuvieras en celo... no me hagas esperar más.
Sesshomaru había desatado un enorme caos y estaba consciente de aquello. No estaba medicado, ebrio o de nuevo sufriendo síntomas de celo.
Posiblemente sea la calentura del momento, sin embargo, se trataban de sus más puros deseos. El poder.
No sólo las paredes escucharon sus gritos de placer.
Del odio al amor, treinta años de diferencia.
...
─ Uh. Este... ¿Gran señor? ─ Jaken se asomo con cautela en la oficina de Inu No Taisho.
Ya era pasado el medio día después del incendio. Inu No Taisho ya estaba devuelta atendiendo sus asuntos, aunque se veía algo diferente. Distraído quizás.
Jaken lo notó inmediatamente. La mirada de un hombre completamente embobado y feliz.
Sin mencionar los evidentes moretones y mordidas en su cuello, totalmente expuesto.
─ Parece que pasó una buena noche. ─ hizo el comentario en voz baja, más para si mismo.
─ ¿Necesitas algo, Jaken?
Al oír su nombre, casi se orina del susto. Se paró firme cual soldado y se anunció.
─ ¡Con su permiso, señor! Me enviaron para avisarle que el conjunto de criadas quieren solicitar una reunión urgente con usted.
─ Está bien, diles que vengan.
─ Ya estamos aquí. ─ se anunció Kuriku, la líder de las doncellas.
Quien ya estaba ingresando a la oficina, en compañía de las demás. Vistiendo de luto.
─ Las escucho.
─ Mi señor, se trata sobre el incendio y el deceso de nuestra compañera, Buran. Queríamos saber ¿Qué sucederá con el caso? ¿Qué le pasará al joven Sesshomaru? Necesitamos saberlo y-
─ Alto. ¿Qué tiene que ver Sesshomaru?
Las chicas se vieron entre sí, nerviosas. La líder se armo de valor para continuar.
─ Señor, sé que, quizás usted piense que la vida de una sierva es insignificante y que posiblemente para mañana ya encuentre un reemplazo. Pero era nuestra compañera y amiga. Para poder despedirla correctamente, esclarecer el asunto para que su alma pueda descansar en paz.
─ Escuché que su muerte fue a causa de su propia torpeza. No quisiera involucrar a Sesshomaru, pero salió herido de ese accidente.
─ No fue un accidente... ─ Kuriku aseguró. ─ Por eso vinimos a solicitar una la investigación. Tenemos motivos para creer que no fue un accidente. Primeramente, Buran, no era bebedora. Y nunca antes se habían reportado faltas.
Entonces, no queda otra posibilidad más que Sesshomaru fue quien estaba bebiendo.
─ Falso. No detecte alcohol en su aliento al momento de reunirme con él.
Silencio tan incómodo que parecer ser mortal. Entonces, la amiga más cercana de la fallecida se armó de valor para ser la primera en romper el silencio.
─ Entonces si ninguno de los dos bebían ¿Qué hacía el vino afuera? Siendo que guardamos todo. ¿No lo hace más macabro? El joven Sesshomaru se lo habrá pedido, para usar el alcohol y causar el incendio.
Aquella hipótesis tiene algo de sentido, aunque lastimosamente sin evidencia en concreto. Inu No Taisho poco a poco vuelve a pensar en frío. Entonces busca ¿Cual sería el motivo que empujara a Sesshomaru a esto?
La picazón de sus mordidas. El Lord del Oeste se acarició sutilmente, recordando cada momento de la noche anterior. Era una posibilidad que se esclarecida en su mente. le daba explicación al comportamiento de su esclavo.
─ Esa pequeña zorra se meneaba demasiado. ¿Puede ser que...? ─ Inu No Taisho comenzó hablar consigo en pensamientos ─ ¿Sesshomaru lo haya malinterpretado? ¿Puede que... haya estado celoso? Lo explica todo ¿Cómo no lo noté antes?
Aquella conclusión tenía mucho sentido para él.
─ ¿Señor, está escuchando?
─ No tiene sentido alguno. ¿Por qué lo haría? Sesshomaru no es ningun estúpido. Además de que lo conozco bien... no le gusta perder el tiempo en tonterías. Es que ¿Planificar la muerte de una sirviente sin motivos? Espero no se ofendan, es una tontería. Es todo, me retiraré.
...
Inu No Taisho dio una ronda de supervisión en cada rincón de su territorio. A lo último, visitó la cocina que de inmediato estaba siendo reconstruida. Pensando en aquel hecho que, a propósito o no, había ignorado.
─ ¿De verdad estaba celoso por esa nimiedad?
...
Distintas voces intercambiaban sus comentarios llenos de indignación.
─ Cuando los guardias nocturnos me dijeron que había actividad en la habitación del señor ¡No lo quise creer! Pero luego de ver esas desvergonzadas marcas...
─ Está vendido. El muy maldito...
─ Pero, no pudo ser... él. Es su hijo.
─ Casi olvido que eres nueva aquí. No tienes idea de lo que vimos antes de que llegaras.
─ Se lo folló para salirse con la suya.
─ ¿Tienes que usar esa palabra?
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