Capítulo XXXIII
Ojos en el premio
Pensaste que la cereza sería mejor que el pastel.
Te gusta eso, te gusta eso, eso, te gusta eso
Esa es tu muerte
Sí, me abrazas como si quisieras tocarme los muslos
Demasiado rápido, demasiado rápido, rápido, demasiado rápido.
. . .
─ Realmente es maravilloso como se ha desempeñado esta etapa, mi joven señor. ─ Tsuin sonrió a Inuyasha de forma sincera.
Estaba en la biblioteca de forma rutinaria. Apenas había vuelto de uno de sus viajes junto a su hermano. Al regresar se topo con varias sorpresas, sin poder definirlas como buenas o amargas.
Si era sincero, y vaya que siempre lo era, diría que era inquietante el saber que aquel maestro Chimoru había desaparecido sin antes despedirse adecuadamente de él y su hermano Cheri. Había escuchado el rumor, por su parte no sabía cómo reaccionar. Pero sabía que su hermano estaba sumamente molesto e indignado.
─ ¿No crees esa ridiculez o si? ¡Ha cruzado el límite de los descaros! ¡Por favor! Es obvio que el gran señor Inu No Taisho no lo ha perdonado por arte de magia. ¡Sesshomaru lo acuso directamente de traición!
─ No sabemos si fue el joven Sesshomaru quien hizo la acusación.
─ No me quedan dudas, yo creo firmemente que fue él. Tres décadas sin que suceda nada, aparece él y esto es un caos.
─ ...
─ ¿Crees que exagero? Él es una amenaza. Hermano...
─ Sabes que no me gustan las suposiciones. No son mentiras ni verdades. No me gusta que quieras creer algo sin tener la verdad en las manos.
─ Tsuin, a veces eres tan, tan, tan. ─ el gemelo busco la palabra.
─ Dilo, hermano.
─ ... Blando. Si, esa es la palabra. No deberías y no quiero que te dejes llevar por las apariencias. No es confiable.
─ Escucharé tu consejo, hermano. A cambio, te pido que te guíes por la verdad y la justicia. La que predicó nuestra familia por generaciones.
─ Es un pacto entonces.
Del otro lado, apareció la figura, el tema de conversación, el tema de debate. Sesshomaru luce impecable como se acostumbra. Nada raro en él esta vez. Realmente se ha tomado su papel enserio como el maestro del príncipe.
No confía en esa mirada serena. Sabe que detrás de esos ojos dorados hay un precipicio que baja a un abismo de oscuridad y secretos. Sin embargo, tampoco quiere juzgarlo tan temprano, sin saber que hay exactamente detrás. Teme que planee algo malvado, como su hermano supone. Teme juzgar. No tiene el derecho ni la altivez para hacer una cosa así. La humildad siempre fue arraigada en su ser.
Algo poco común para un demonio.
Era un demonio con honor.
...
Cheri no tardó en aparecer en escena una o dos horas después. Todo un calculador, alerta y escéptico, todo lo que su peligrosa profesión requería.
Inuyasha había aprovechado su momento de descanso por ir corriendo a la cocina a robar algún bocadillo. Dejando a solas a Sesshomaru con la presencia de los Gemelos.
Cheri intento morderse la lengua. Difícilmente podría retractarse si algo escapaba de su boca, su incapacidad por mentir a veces le jugaba en contra. Sus expresiones faciales también lo delataban.
─ Desde aquí puedo oír tus gruñidos de advertencia. ─ Sesshomaru dejó los cuadernos en orden mientras se tomaba el tiempo para alzar su mirada a Cheri. ─ ¿El honorable Cheri tiene algo que decirme?
─ De hecho, tengo mucho que decirle.
─ Si quieres ser breve...
─ Jum, se te nota muy bien luego de la partida de Chimoru. Tu tez se ve más saludable que la última vez.
─ ¿Acaso usted no sabe hablar de cosas con más relevancia?
─ Deja de hacerte el idiota. Juega con quien quieras. Pero yo no te creo.
─ Mm, el que juega aquí eres tú. ¿Son las adivinanzas o este es un nuevo código de lenguaje moderno? ¿Me perdí de tanto en mi ausencia? ─ bromeó. ─ Por qué no entiendo ni una de tus palabras. ¿Es a propósito? ¿Quieres confundirme o algo así? Por si no lo sabías, no poseo la habilidad de leer mentes. O de entender idiotas.
─ ¡Tú! ─ ante la ofensa, no lo pensó antes de desenvainar su espada.
─ ¡Cheri! ¡Detente! ─ Tsuin, quien no había intervenido hasta el momento, inmovilizó el brazo de su gemelo.
─ Mejor deja que continúe con lo que pensaba hacer. ─ Sesshomaru descanso su rostro sobre su palma. ─ A ver si sucede algo interesante.
Cheri horrorizado guardó su espada. Miró a su hermano. Exactamente a eso temía. Se sintió un gran estúpido.
─ ¿Me acusarias con tu padre?
─ Sé ordenar mis asuntos por mi cuenta. No soy de molestar a otros con tonterías.
─ Cómo acusaste infame a Chimoru.
─ Oh, te equivocas, no hice tal cosa. Fue Inuyasha, pero fue de manera muy indirecta, el gran señor Inu No Taisho sacó sus conclusiones. Todo fue un mal entendido. Se habrán enterado, todo pudo resolverse. El señor Chimoru se fue a casa. ¿Esas eran sus dudas?
─ ¿Afirmas no tener nada que ver con el asunto? ─ esta vez fue turno de Tsuin en preguntar.
─ Solo fui un espectador. Nada que llamara mi atención realmente, el proceso fue muy aburrido. ─ rodeó los ojos.
Cheri vio en ellos la burla y la malicia. No cree en sus palabras, ni que estuviera loco. Sabe que nada terminó allí. Se siente tan vomitivo.
En cambio su hermano prefiere conformarse con aquellas declaraciones, después de todo, la culpa caía en el mentiroso. No quiere indagar más en el asunto, aún si todo le hace ruido... realmente no quería meterse en problemas. Cheri era todo un temperamental. Tendría que mantenerlo relajado.
─ Creo que es hora de retirarnos. ─ Tsuin susurró.
De nuevo, Cheri tuvo que aceptar de mala gana. Ocultando su más bajo deseo de querer golpear a Sesshomaru hasta borrar la burla en su mirada discreta. Sabe que algo malo pasó con el ex profesor, lo ve en esos dilatados ojos.
Sesshomaru ha sido todo un centro de atención, toda su vida. Ahora que había regresado, ha sido de lo más extraño. Pero es un secreto a voces. Siempre se creyó muerto de algun tiempo. Oh los rumores, muchos aseguraban sobre sus torturas pasaban del límite de la moral. Liderando la humillación hasta tocar lo sexual. Es tan enfermizo que cuido ambos, tanto él como su gemelo de oír tales atrocidades. Ahora frente a él, en su mente vuelan miles de posibilidades y certezas no confirmadas.
Pero que gritan, aquí estoy. ¿No puedes verme?
El collar, su deteriorada salud, los ataques de pánico. El estrés post traumatico, es claro cómo el agua de un manantial. Hasta un ciego lo podría ver.
─ Marica. ─ gruñó con tal de ser escuchado, yendo detrás de Tsuin, siendo regañado por él al salir.
Sesshomaru permaneció serio hasta un largo rato de estar en soledad. Solo, con sus pensamientos. Luego una pequeña sonrisa. La que creció, oh están absurdo. Es gracioso. Rió luego de procesar aquel comentario.
De nuevo el gozo de sentir que todo sale a pedir de boca. Que todo se alinea para resultar a su favor.
Cheri es la siguiente presa.
...
─ ¿Por qué tardaste tanto, Inuyasha?
─ Lo siento ¡Es que fui a buscar a papá! Recordé un asunto muy importante, y no lo encontré.
─ ¿Es algo en lo que yo te pueda ayudar?
─ ... No lo creo.
─ ¿No?
─ Es un asunto privado. Bueno si podrías ayudarme, pero no te puedo explicar por qué.
Inuyasha cenó bastante temprano aquella tarde. El sol todavía estaba presente en el cielo. La pequeña bestia estaba algo inquieta, ansiosa. Y no quería decirle por qué. Llamaba su atención, aunque no iría a presionarlo. Tarde o temprano se enteraría.
─ ¿Qué puede hacer tu padre que yo no puedo? ─ se animó a preguntar.
─ Yo... maldición. Se hace muy tarde. ─ ignoró la pregunta de su hermano, su preocupación era más grande. ─ Iré a la habitación de papá. Y me quedaré ahí. Si lo ves ¡Dile que lo estaré esperando! ─ se anunció antes de huir a toda prisa.
Sesshomaru había perdido su habilidad para moverse y acortar distancias en un solo segundo, así que solo tuvo que caminar con prisa mientras la espalda de Inuyasha desaparecía cada vez. Era inútil llamarlo, no escuchaba. No se perdió en el camino, conocía la llegada a los aposentos de su amo muy bien.
─ Inuyasha, Detente. Es mi último llamado.
La pequeña bestia por poco lograba cruzar el otro lado de la puerta. Sus orejas se pegaron a su cabeza, sabía que estaba siendo regañado. Pero no quería desperdiciar un minuto más.
─ ¡Así me siento yo cuando no me haces caso! ─ intento desviar el tema con ese comentario.
─ Recuerda que no debes atreverte a levantarme la voz, Inuyasha.
─ ...
─ Exijo que me des una explicación coherente a este comportamiento. Esta no es tu habitación asignada, no puedes estar aquí sin permiso. Volvamos a tu habitación.
─ No, no lo entiendes. Yo, es una ocasión especial. ─ buscó la manera de explicarlo, se sintió tan avergonzado. ─ y en esas ocasiones yo duermo con mi padre.
─ ¿Qué?
El chispazo, el corto circuito en su cabeza. ¿Qué es lo que acababa de escuchar? Su rostro se contorsionó en una mala cara tratando de procesar lo que había escuchado. Por supuesto, debío de escuchar mal. O su pequeña bestia estaba algo confundida. ¿Verdad? Oh no, no, no de trata de eso. O vomitaría ahí mismo.
─ Ya sé que suena raro a veces ni siquiera duermo. ¡Solo pasamos la noche juntos! Pero lo siento por ti, no es algo que me guste hacer pero no puedo invitarte a pasar. Solo seremos yo y él.
¿Un trio? No, no, que asquerosa imagen se produjo en su mente, siente su estómago retorcerse. ¡No se está refiriendo a eso! Lo peor de todo, es que no duda que Inu No Taisho algun día pudiera ser capaz de... no...
─ El burro por delante. ─ masculló─ Primero que nada se dice él y yo. Segundo, no, me rehuso totalmente. Además, yo ya tenía un asunto pendiente del que tratar con tu padre está noche. Vete a tu habitación. ─ Sesshomaru ordenó.
─ Pero, pero. Es luna nueva. ─ Susurró, por si acaso así podría hacerle entender.
─ ¿Y?
─ Sucede un fenómeno natural en particular esta noche. ─ Inu No Taisho hizo otra gran aparición. ─ Cuando la luna llena se alza en el cielo, mucho de nuestros poderes se potencian. Por eso alabamos a los dioses provenientes de la luna. ─ explicó. ─ Entonces, a veces, sucede el efecto contrario cuando no hay luna.
─ ¡Ya era hora de que aparecieras! ─ Inuyasha lo regañó, mientras que sus hombros se relajaban por fin.
El efecto contrario de potenciar los poderes. Sesshomaru entendió al instante. ¿Acaso eso quería decir que Inuyasha... ?
─ Al ser mitad humano, tu cuerpo necesita descansar de todo el peso de nuestra sangre. Para poder seguir tolerandola correr por tus venas. Con una sola noche basta. ─ el hombre mayor acarició la cabeza de su cachorro, a ver si con eso lograba tranquilizarlo.
─ Odio esto. ─ el menor murmuró.
─ ¿Eso era lo que no me podías decir? ¿Crees que no sé lo que sucede con los mitad bestia?
─ Puede que Inuyasha prefiera mantenerlo oculto, no se puede dar el lujo de andar anunciandolo por ahí a los cuatro vientos. ─ Inu No Taisho interfirió. En tono de ironía ─ Hasta él sabe ser discreto. Pasará la noche aquí.
─ Es un chico grande. ¿No sabe pasar una noche solo? ¿Qué hará el día en que necesite valerse por sí mismo?
─ Sesshomaru, me sorprende esta reacción de tu parte.
─ Además, teníamos un asunto que atender. ─ dejó salir el aire.
La tensión en el ambiente era fuerte, un tanto Incomoda, rara pero no peligrosa. Inuyasha quedó atrapado en medio de ese debate de miradas entre ellos. El menor no entendía que estaba pasando.
─ He estado tan ocupado que había olvidado por completo los dos asuntos esta noche. Me temo que el de Inuyasha es más urgente, esta vez.
─ ¿Me vas a dejar solo?
Esa era una buena pregunta. Estaban tan sumergidos en el papel de familia normal que casi cae.
Sesshomaru es su esclavo, su pequeño amante. Y no podía dejarlo sin la debida supervision. Además, ese asunto era uno de esos prohibidos que sólo le conciernen a los adultos. Claramente no podrían hacerlo en la misma habitación donde estuviera Inuyasha... que dilema.
─ No será necesario. ¡Estaremos juntos!
─ ¿Qué? ─ Inuyasha se horrorizó.
─ No creo que sea buena idea. ─ Sesshomaru pronto se negó.
─ Pues que lastima, por que ya lo decidí. ─ Inuyasha y Sesshomaru no fueron rivales para los grandes y fuertes brazos de su padre, quien los aplastó contra su pecho en un abrazo.
. . .
─ Hijo relajate, estás con tu familia.
─ No quiero que me vea con esta apariencia. ¡Déjenme tranquilo! ─ La voz de Inuyasha se escuchó, oculto bajo las gruesas mantas de la cama de Inu No Taisho.
Sesshomaru no necesitaba verlo para saber que su transformación humana ya estaba completa. De todos modos le daba igual verlo o no. No era precisamente lo que llamase su atención. Sin embargo, su amo parecía disfrutar molestar al ahora pequeño humano.
¿Cuando Inu No Taisho no disfrutaría del sufrimiento de los demás?
Por otro lado, no sabe que puede ocurrir de ahora en adelante. Realmente su amo ¿podría cruzar una vez más los límites? ¿Era demasiado tonto pensar que lo dejaría libre esta vez?
Aun cuando la situación fue esclarecida, sintió las secuelas del revuelto en su estómago. Pensar lo peor fue una horrible experiencia. Ya no confía en la moral inexistente de su amo, al menos se siente más tranquilo por estar presente. No se atrevería. Inu No Taisho había demostrado amar de la forma más sana posible a esa bestia. Más que a cualquier otra persona...
Recordó el calor de esos brazos cuando fue atrapado por... su padre antes de encerrarse en aquella habitación. El ambiente tan ameno, tan familiar. Es una nostalgia muy extraña. Sintió su pecho dar un vuelco.
No tiene que olvidar que todo es una mentira, una farsa. Solo una vil fachada.
Es curioso pensar que Inuyasha es el ser híbrido más afortunado y desgraciado al mismo tiempo.
Todavía no tiene su plena confianza en sus manos como pudo pensar. A la pequeña bestia le costó contarle sobre su delicada situación. No era buena señal. Necesita acercarse un poco más.
─ Creo que Inuyasha ya esta dormido. ─ Inu No Taisho susurró.
Estaba demasiado cerca, ocupándose de mantener su nariz sobre la blanca piel recién descubierta. Abrazandolo. Tocandolo.
─ Dejemos esto para después.
─ Parecías muy desesperado por pasar la noche conmigo, cachorro. ─ el mayor sonrió.
─ Imaginabas cosas. ─ escapó de su agarre.
Usaría a Inuyasha de escudo una vez más.
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