Capítulo XXIX
La cama permaneció caliente con el pasar de las horas. Aun cuando la noche terminó. Se escuchó en la lejanía a los pájaros recibir el amanecer.
Es como flotar en tibias nubes. Relajamiento absoluto. Aún cuando su angelical rostro es invadido por los besos mañaneros, no perturban su tranquilidad.
Inu No Taisho notó a Sesshomaru como un ser renovado. Sin poder evitar sentirse orgulloso por eso. Siente que parcialmente ha logrado aquel objetivo. Quiso regocijarse, celebrar su victoria. Despertarlo y hacerlo una vez más, antes de salir a continuar con sus deberes.
Es un error planear cosas como estas, usualmente ocurre algo que lo impide. Como los golpes de la gran puerta. Inu No Taisho gruñó en advertencia.
─ L-lamento mucho interrumpirlo, gran señor. ─ reconoció la voz de Jaken, su nuevo sirviente. ─ Me obligaron, nadie más quiso acercarse a sus aposentos. Mientras me arriesgo a que me corte la cabeza, le diré que me mandaron a buscar a un tal Sesshomaru. Que no se presentó aún con el joven Inuyasha. El príncipe me dijo que podía estar con usted-
─ ¡Qué espere! ¡Ahora largate!
Solo los pasos alejándose fue la respuesta.
Para cuando el Lord quiso continuar con esa ronda de besos, su pequeño amante se había refugiado bajo las sabanas.
─ ¿Estabas despierto? Vaya, vaya. Así que ahora tienes un deber. Hacerte el dormido no te librará de tu responsabilidad. ~
─ Mmn.
─ ¿Cómo sucedió eso?
─ ¿Cómo sucedió qué?
─ Ahora Inuyasha es tu alumno. ¿Cómo fue que le quitaste el trabajo a Chimoru?
─ ... ¿Inuyasha no te ha contado lo que pasó en verdad? ─ aún con la voz somnolienta, Sesshomaru se destapó para continuar con esa conversación.
─ Me temo que no me dio detalles.
─ Me odiará por esto, supongo que me veo obligado a informarte, de todos modos. ¿O eres cómplice también? ─ ante esa última pregunta, Sesshomaru lo miró acusatoriamente.
─ Primero explicame la situación.
─ ¿Sabías que ese hombre maltrataba a tu hijo?
─ Si te refieres a los castigos a causa de la mala voluntad de Inuyasha-
─ No. Por mucho tiempo ha estado intimidandolo y humillandolo verbalmente. ¿Sabías esto? Cuando se supone que debería formarlo, lo deforma como no tienes idea. Dime ahora mismo. ¿Está es tu intención? ¿Quieres hundirlo, también? Creí que te importaba seriamente. ─ es increíble el contraste en su voz y en su mirada, de amanecer sereno a acusar con odio.
─ No, Sesshomaru, no digas estupideces. Inuyasha me importa. ¡No sabes cuanto daría para que mejorara su coeficiente!
─ ¡Entonces abre los ojos! ─ se sentó en la cama de un solo movimiento ─ Tu hijo estuvo a cargo de alguien que no solo no lo ayudó avanzar, lo retrasó vilmente, bajo la excusa de que, por su condición de media sangre no está a la altura para aprender. ¡Cuando conmigo... !
El mismo Sesshomaru abrió los ojos de sorpresa con sus palabras en medio de su discurso. La cara de Inu No Taisho se oscureció al captar el mensaje. Entonces por instantes de silencio se miraron directamente a los ojos, aunque el calor de la discusión bajó de repente, tuvieron que estar silenciosamente de acuerdo en una cosa. Sesshomaru esperaba ser escuchado y creído.
Mientras que Inu No Taisho proceso todo aquello, pasó muy rápido. Sesshomaru se tomó la molestia de ocupar un lugar tan importante para la vida de Inuyasha, al ver esa injusticia y enojarse en su nombre. Acababa de encontrar sentimientos y quería sentirse cómodo. ¿Sesshomaru genuinamente le importaba Inuyasha?
─... Conmigo, en cuestión de días no tuvo ningún problema. Por qué no es él el problema. ─ continuó con la voz más baja. ─ Chimoru ha estado saboteandolo. ─ afirma, como si todo tuviera sentido ─ Por la simple razón de que no le gusta que un mitad humano ocupe el lugar tan importante como el de ser tu heredero. Se dio a entender con sus palabras, se las dijo a Inuyasha.
Por echarle más leña al fuego, Sesshomaru terminó por quemar el bosque entero. La rabia en Inu No Taisho era una sentencia de algo peor que la muerte. Lo había vivido. Lo había visto. De primera mano. Peligro en letras mayúsculas. Sesshomaru procuró en verse angustiado ante la situación para luego traspasar a su aura de seguridad.
─ Lo resolveré. ─ el mayor afirmó. ─ Pero algo que me sorprende es tu interés en mi hijo. Te tomaste la molestia de desenmascarar a un impostor, salvar su trasero librandolo de él y también haciendo el trabajo que debió hacer en primer lugar. ¿Qué traes entre manos?
─ ... ─ las mejillas se pintaron de rosa, mientras que juntaba sus rodillas y apoyó su cabeza en ellas. ─ Todo fue casualidad. Una tarde estaba aburrido y decidí acompañarlos. Fue Chimoru quien pretendió echarme por qué según él, yo era una distracción.
─ Eres una distracción. ─ afirmó. ─ Luego de saber todo esto, al final, fuiste tu quien terminó echándole.
─ Inuyasha dijo que necesitaba mi ayuda. Yo... no pude negarme.
Inu No Taisho sonrió al escuchar esas palabras, la expresión corporal de ese chico realmente querían decir que si fue idea suya ayudarlo. De nuevo ese sentimiento de comodidad. No pudo negar que amaba ese sentimiento, que su pequeño amante se interesara en la educación de su cachorro, que fuera su voluntad, sin compromiso previo. Sin tener que obligarlo. Le nacía hacerlo. ¡Era maravilloso!
─ Bien, ya estuvimos mucho tiempo procrastinando. ¡A levantarse! ─ De un salto, salió de esa gran cama, quitando el dosel de su camino.
Fue cuestión de minutos de espaldas cuando escuchó un sonido de peso muerto chocar con el suelo. Al volver, Sesshomaru estaba tirado, intentando pararse, aferrado a la cama.
─ ... No puedo caminar. ─ confesó.
...
Entonces, el desamparado Inuyasha tuvo que valerse por sí mismo y continuar con aquella tarea, solo.
Su padre había mandado a informarle que Sesshomaru estaba indispuesto y que no podría asistirle.
No lo creyó. De nuevo, estaba tan preocupado por él. No le cabia duda que algo andaba mal entre su padre y su hermano.
Al menos, tenía más tiempo para terminar con su tarea. Al final de cuentas no pudo elegir a un solo demonio, entonces, creyó que sería buena idea hacer el informe de más de uno. ¡La mejor parte era realizar el dibujo de cada uno!
...
El reloj avanzó hasta dar con la hora de la cena. Para cuando Inuyasha llegó, su padre ya estaba sentado en su respectivo lugar. Su sorpresa fue grande cuando vio a su hermano sentado ahí.
Con unos almohadones sospechosamente grandes y suaves.
Uno de sus pensamientos por toda la tarde era sobre si su padre era quien obligaba a Sesshomaru a vestirse como una mujer, claro, a modo de castigo como lo era el collar. Y quizás pensaba que a eso Sesshomaru le tenía miedo. Cuando lo vio sentado allí, para su gran alivio vestía normal. Con un atuendo veridicamente masculino.
Aunque lo extraño con ellos nunca terminaba. Un invasor sobre su cabeza. ¿Por que demonios tenía una tiara?
─ Inuyasha, llegaste en el momento adecuado. ─ su padre habló antes que él pudiera hacer preguntas. ─ Necesito que hablemos sobre un asunto.
─ No rompí nada. ─ se defendió al instante, en lo que fue a sentarse a su lugar.
─ Jaja, tan gracioso como siempre.
Inuyasha lo ignoró, su atención estaba clavada en su hermano al cual no había visto en todo el santo día y cuando lo hacía, parecía una estatua de piedra con una corona.
─ Inuyasha, me temo que el asunto te concierne, así que ponte serio. Me gustaría escuchar de tu boca qué es lo que sucedió con tu maestro.
─ Mm... ─ dudó, hasta las orejas se bajaron por la inseguridad, el temor de ser regañado. ─ Ya te lo dije. Se cansó de mi.
─ Continúa.
─ No sé que más quieres que te diga, es todo. Luego de tantos intentos simplemente se rindió.
─ ¿Porqué?
─ ¡Por qué soy un desastre! ─ rugió. ─ ¿Porqué me estas torturando? ¡Ya lo sabes! ¡No soy como los demás! ¡No soy perfecto! ¡Porqué soy un híbrido!
El silencio fue brutal luego de eso, el sonido de la respiración agitada del más joven y el olor a sal. Por impulso se recostó en la mesa y se cubrió con las mangas. Se sintió tan estúpido y vulnerable por ponerse a llorar ante ese sentimiento crudo y ese nudo en su garganta.
Ante esto, era evidente para Inu No Taisho que aquel había jugado con la autoestima de su hijo. Solo necesitaba su confirmación para ir a la caza de su cabeza. Intentó aguardar la calma, la necesitaba.
Mientras tanto, Sesshomaru se levantó de su asiento, se acercó a esa pequeña bestia que en cualquier momento parecía estallar.
─ Esa no es la manera de sentarte en una mesa, Inuyasha.
─ No me molestes. ─ murmuró.
─ ¿Esa es la forma en la que le hablas a tu maestro? ─ su padre preguntó.
─ Hermano. ─ Sesshomaru corrigió. ─ Soy su hermano.
Aquella frase impacto a ambos. No se sabria decir cual de los dos resultó más tocado. Lo cierto es que logró hacer que Inuyasha se levantara de nuevo, sintiéndose protegido. Primeramente intentó secar esas lágrimas con su manga.
─ No uses las mangas. Usa un pañuelo. ─ Sesshomaru habló severamente al mismo tiempo que le ofrecía dicha tela a esa pequeña bestia.
Quien la aceptó. No se atrevió a ver a los ojos de ninguno de sus mayores, solo miró un punto fijo de cualquier lugar, frunciendo su ceño.
─ Bien, ahora, me gustaría saber de donde sacaste todo eso que me Acabas de contar. No es así como te enseñe que deberías dirigirte a ti mismo. Jamás te enseñé esa palabra. ¿Quién fue? Dime ¿Quién ha osado insinuar que no eres capaz? ¿Quien ha osado a condenar tu sangre?
─ ...
─ Tu padre pregunta quien es el que te ha metido a la cabeza la idea de que eres inferior ─ Sesshomaru simplificó.
─ Ah. Bueno, el señor Chimoru-
El sonido del vidrio rompiéndose lo interrumpió, fue el vaso de la bebida de su padre, aún derramandose en su mano.
─ Continúa. No dije que pares.
─ El señor Chimoru siempre me recuerda que yo nunca llegaré a ser como... Sesshomaru. Que soy un caso perdido.
─ Eso es todo. ─ Inu No Taisho sentenció. ─ Todo lo que necesitaba escuchar.
La reacción de su padre no presagiaba nada bueno, Inuyasha lo intuyó. Miró a su hermano como si se tratara de un soplón. Sesshomaru de nuevo estana en su asiento, con esa mirada imperturbable de piedra.
─ No mires así a Sesshomaru. ─ regañó.
─ ¿No vas a matar al señor Chimoru por mi culpa, verdad?
─ Las decisiones que tome no deben de preocuparte.
─ ¡Pero, papá!
─ No lo hará. ─ Sesshomaru interrumpió. ─ Antes de continuar con esta conversación, Siéntate derecho. No alces la voz, no estamos sordos.
Cuando fue obedecido, Sesshomaru continuó.
─ Voy a sugerir que tomemos la situación con calma. No veo necesario acudir a los gritos y la agresividad. Me parece que lo adecuado es que tengamos una charla con el señor Chimoru para llegar a la resolución de este conflicto.
─ ¿Una charla? ─ Inu No Taisho quiso reírse.
─ Con el fin de que nadie matará a tu antiguo profesor ... por tu culpa. ─ Sesshomaru citó aquellas palabras en un tono sugerente, el cual el mayor de todos tardó en captar.
─ Oh si, ese tipo de charlas.
─ ¿De qué están hablando? ─ Inuyasha no podía estar más confundido.
─ Nada que te preocupe. ─ su padre aseguró. ─ Bien, entoces. Creo que con eso podemos comenzar a cenar.
...
Solo alguien como Sesshomaru podría superar los obstáculos. Tan simple y preciso. Y precioso.
Inu No Taisho quedó encantado como en menos de cinco minutos lo tenía todo en orden. Con solo mirar a su cachorro lo mantuvo a raya en lo que a modales respecta.
Ya comprendía por qué su cachorro lo tomaba mucho más en serio esta vez. También le fascinó la manera en cómo evitó un berrinche en Inuyasha. Obviamente se encargaría de que ese bastardo se arrepienta por lo que ha hecho, insultar a sí a su hijo y a él mismo. Era claro que no quedaría impune. Y de paso, Sesshomaru logró tranquilizar a su cachorro y quitarle la culpa de los hombros.
En su lugar, posiblemente le haya causado un trauma que le pesaría con el tiempo. Sabía muy bien que tan peligroso podría ser mostrar su verdadera y sangrienta personalidad. Por ello, ha mantenido ocultas todas y cada una de sus más oscuras hazañas.
Aunque su alarma de supervivencia no le permitía simplemente relajarse aunque quisiera. Hay un motivo que mueve a su esclavo y quiere descubrir porqué.
La jornada nocturna es la perfecta para los demonios. Aunque él se acostumbró al horario diurno por la crianza de su cachorro menor.
Se encargó de la papelería importante. En especial con escribirle a su queridisimo socio Tochi Meiyo su agradecimiento por tan valiosa y útil información. Más el envío de la retribución. Asegurando devolver todo en su próxima visita.
Al terminar, solo quedó recordando lo bien que acabaron la noche anterior. Había logrado dominar la histeria de Sesshomaru. Podría asegurar que quedó satisfecho por las atenciones que le brindó.
Rememoró el sabor de su piel, lo sintió en sus labios. Sus colmillos picaban por la necesidad de marcar esa piel, otra vez. Sentía que empezaban a entenderse, en especial en la cama.
No podría estar más contento.
Otra vez el sonido de la puerta siendo tocada. Un día de estos prohibirá esa acción.
─ Te dije que no quiero verte, Jaken.
─ Soy yo. ¿No me reconoces? ─ la puerta se deslizó para dejar ver al protagonista de sus pensamientos.
─ Sesshomaru. ─ Inu No Taisho sacudió su cabeza. ─ Creo que estuve distraído. En fin. ¿Qué necesitas?
─ Inuyasha ya está dormido, en su habitación. ─ mencionó, mientras deslizaba la puerta para cerrarla, detrás de sí.
Inu No Taisho se dio cuenta que si podría estar más contento, cuando ese pecado andante se entregó a sí mismo a sus brazos. Sentado en su regazo. Sin necesidad de palabras, sólo besos y caricias atrevidas.
─ Es a mi amo a quien necesito. ─ murmuró en el oído del mayor.
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