Capítulo XVII
Inu No Taisho le seguía el rastro al joven que huía de él. Cada vez que se acercaba a su escondite, el muchacho se las arreglaba para escabullirse nuevamente. Se recorrieron casi todo el palacio, el mayor podía jurar que en algún momento escuchó la risa de Sesshomaru.
Esto le parecía bastante nuevo y divertido, no le importaría seguir jugando. Jugar a perseguirse.
Coincidieron en un pasillo, Sesshomaru casi chocó con él. Inmediatamente volteó sobre sus talones para ir por lado contrario. Cuando Inu No Taisho se había decidió por tomarlo al fin un carraspeó lo detuvo.
─ Señor Inu No Taisho.
Dirigió su mirada hacia la dueña de esa voz, la médica bruja Fukuro.
─ Ya no estoy para estos trotes. ─ suspiró cansada, dando a entender que ha estado siguiéndolo. ─ Quién diría que te comportarías a la altura de un cachorro.
─ Estoy sumamente ocupado, así que si tienes algo que decirme que sea rápido.
─ Por supuesto, es sobre ese chico. Sesshomaru.
─ Si... ¿Qué tiene?
─ Lamento si esto lo desilusiona pero debido a su condición actual y la medicina que le receté, no podrá consumir otro tipo de... ─ buscó la palabra adecuada mientras el Lord la miraba impaciente ─ medicamento. A menos que quiera verlo morir por una sobredosis.
─ Entiendo. ¿Algo más?
─ Si, que ya estoy muy vieja y cansada para enmendar lo que rompes. Así que se cuidadoso con él.
Inu No Taisho no tuvo otra opción más que reírse de eso. No era mentira, la única a quien le confiaba la salud de su mascota era a ella.
Se alejó en busca de su presa, siguiendo su rastro, no fue difícil hallarlo. Lo sentía, estaba cerca.
Salió al patio central, un hermoso jardín grande y espacioso, rápidamente pudo divisar una figura fuera de lo normal. Aquella que se ocultó en un pilar al fondo del lugar.
Ahí fue cuando ya no se escabulló más. Como si esperara ser encontrado.
Inu No Taisho caminó sin prisa hacia él, sus pasos fueron cada vez más lentos hasta detenerse cuando vio que se asomaba. Con un aura de timidez y sumisión, los ojos pálidos de Sesshomaru lo miraron como si pidieran clemencia. ¿Acaso estuvo haciendo un puchero? El mayor apretó sus puños. ¿Porqué estaba siendo lindo? ¿Porqué se sentía tan conmovido?
Por supuesto, sabe que no sólo un castigo le espera a Sesshomaru, quizás busque ser perdonado. ¿Verdad? No, necesitaba su castigo, pero quizás podría considerar no ser tan duro con él. Al menos eso pensó Inu No Taisho cuando ya lo tuvo frente a Sesshomaru y acarició su mejilla.
...
Un golpe. Seguido de otro. Otro, y otro. La gran mano de Inu No Taisho ardía como una leña consumida por el fuego, pero las nalgas del pobre chico ardían mucho más. Al rojo vivo.
Sesshomaru apenas podía respirar, no sólo por el dolor, si no porque de nuevo tenía un collar y este le apretaba bastante. Asfixiante.
Con su otra mano, alzó la cadena que unía el collar, obligando a su esclavo a levantar la cabeza.
Estaba de cuatro patas en la cama de la habitación donde anteriormente se alojaba. Casi temblando. Con algunas lágrimas que amenazaban con salir.
─ Es para que aprendas, cachorro. No puedes estar sin tu collar. ─ el mayor acarició ese rostro, limpio aquellas lágrimas antes de que resbalaran por sus mejillas. ─ Que estés fingiendo ser el hermano de Inuyasha no quiere decir que puedes pretender ocultar quien eres en realidad. ─ Al terminar esa frase, le dio una nalgada. ─ Eres mío.
─ Si, amo. ─ Dijo en un susurro, con las mejillas rojas, el sudor cayendo por su frente y los ojos vidriados.
─ Tú castigo por el collar y tu ropa terminó. Pero ahora debes responder por tus provocaciones.
...
De ahí perdió la cuenta de cuantas veces lo hicieron a lo largo de los días. Solo sabe que se corrió hasta quedar seco. Quizás probaron todas las posiciones existentes. Sin esa droga de por medio, se sentia tan perdido como si estuviera drogado.
Sabe que se desmayó más de una vez por no poder seguirle el ritmo.
Incluso despertó en más de una ocasión con el hombre mayor aún moviéndose sobre él.
Siempre tuvo presente la diferencia entre ellos, por alguna razón esa última vez Inu No Taisho se veía aún más grande. Sesshomaru estaba de boca abajo siendo embestido por atrás. El caliente pecho de su amo sobre su espalda, y su respiración errática cerca de su oídos. Ya se había corrido, sin embargo el calor volvió acumularse en su interior. Gemía por lo bajo, a la par de los profundos gemidos de Inu No Taisho.
Los musculosos brazos de Inu No Taisho le hacían de soporte a sus costados, el menor era lo suficientemente pequeño como para estar refugiado de bajo de él.
Realmente no supo si su cerebro funcionaba correctamente pero le pareció buena idea posar su mano sobre la mano derecha de su amo. La misma que hizo que sus nalgas sufrieran al principio. Estaba tan cálido, la acarició con mucha suavidad. Esto llamó la atención de un imparable Inu No Taisho.
Solo se tomó un momento para voltear a su mascota para que lo mirara de frente. Estaba tan cegado por la pasión que volvió a meter su miembro en el interior de Sesshomaru, mientras que el más joven gemia por la intromisión, sus manos volvieron a encontrarse.
El cruel Lord del Oeste hacia mucho tiempo que no se sentía tan bien en una cama...
Asaltó los labios ajenos con tanta necesidad de la que no era consciente, fue correspondido de inmediato. Sus lenguas se encontraron y tuvieron una larga danza antes de separarse para poder respirar. Ya estaban cerca. De llegar al clímax juntos. No podía entender porque se sentía tan bien, tan bien.
─ Mmnn... ah. Quiero más. ─ Dijo el menor suspirando, al mismo tiempo que dejaba tiernos besos por la cara de su amo. El cual fue correspondido.
No tardaron en tener otra ronda.
...
Al último día, ni siquiera podía sentir del todo sus piernas. Se sentía lleno, muy lleno. También revitalizado de energía, a diferencia de hacia una semana. Solo que ahora sufría en silencio por el dolor en sus caderas. Y eso no le sorprendía en lo absoluto.
Fueron muy salvajes. Ni siquiera recuerda haberse detenido para comer. Entonces, supone que su amo había dejado en su interior su esencia para que su cuerpo pudiera alimentarse de su energía. Eso explicaba su bienestar. ¿A qué costo?
Ahora no podía caminar.
...
Ya estaba cayendo la tarde cuando la caravana que traía al príncipe de vuelta a su hogar llegaba al palacio. Inuyasha llegaba de mucho mejor humor que cuando se fue. Ansioso por ver de nuevo a su verdadera familia.
Grande fue sorpresa cuando en sala volvió a ver a su hermano, con un collar y vestido nuevo. Junto a su padre que parecía no importarle en lo absoluto.
─ Bienvenido Inuyasha.
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