Capitulo LV
Estrangula el miedo a decidir. ¿Quién merece ahogarse?
...
Para ser sinceros, el joven príncipe parecía tan nervioso como un testigo falso. Por supuesto que tenía algo que estaba ocultando.
Pero.
No era el trabajo ni el interés del médico en averiguarlo. Aunque levemente temía por su propia seguridad.
Meterse en problemas por un mitad demonio... era lo último en sus planes.
Así que sin más opciones recomendó a Inuyasha llevarse al paciente lo más pronto posible. Aún si no había despertado, y, que la suerte los acompañe.
Maldición. Salir con un cuerpo desmayado no sería fácil. O por lo menos, no serían indetectables a plena luz del día y con todo el alboroto reciente.
La viuda Hasuno estaba desaparecida.
Cero era el interés de Inuyasha en el asunto, él y solo él sabía la verdad sobre lo que ocurrió anoche. Y podía fingir perfectamente lo poco que le importaba el paradero de su abuela. Y nadie cuestionaría su actitud, claro que no. Es bien sabido de parte de los humanos lo frío y maldito que puede ser un ser de su clase.
Es el mismísimo hijo del diablo. De tal palo, tal astilla. ¿Qué se podía esperar?
Los guardias prosiguieron a examinar habitación por habitación dentro de la residencia. Y dar la alerta a toda la aldea aledaña. Nadie la había visto desde el día anterior.
Ese tipo de noticias vuelan como un gorrión y la duda crecía como una bola de nieve en picada. Cheri no solía dar presencia durante el día, pero con tal noticia, pocas eran sus opciones.
Exigió la inmediata apertura de las puertas del castillo y poder pasar, formalmente por las buenas. Una vez dentro los olores dispersos por el lugar eran una guía paso a paso de todo lo que había ocurrido noches atrás. Y la última vez donde fue vista la señora, los guardias no pudieron ni mencionarlo antes de que el mensajero dorado caminara hacia la escena principal.
- ¡Señor Goruden! ¿C-como supo que este lugar fue la última vez donde fue vista la señora? ¿Alguien se lo dijo? Ese detalle era un confidencial secreto.
- No estás tratando con un ser humano. Mucho menos con alguien a quien puedes ocultarle cosas como los de tu clase. Veo mucho más allá de lo que verán ustedes el resto de su existencia.
La señora Hasuno nunca salió de este lugar.
- ¿Cómo dice?
- ¿Qué?
- ¿Cómo lo sabe?
Los presentes temieron lo peor. Aunque fueron órdenes directas, dejar sola a una indefensa anciana fue un terrible error.
Como al mismo tiempo estaban horrorizados ante los poderes sobre naturales del sirviente de Inu No Taisho.
Acordaron no revelar los planes secretos de la viuda Hasuno, y, están seguros que nadie tuvo el tiempo de decírselo al recién llegado. Obligados abrirle la puerta por temor a las más terribles maldiciones, el temor humano a lo desconocido y al aplastante sentimiento de ser simples hormigas viviendo de las migajas de los demonios.
- Estuvieron aquí anoche. No tienen que hacerse los desentendidos. El fin del misterio lo encontrarán al abrir las puertas de ese Anagama.
El ambiente habi cambiado por completo. Helados hasta los huesos no tuvieron de otra que enfrentar la realidad y el peor de sus temores. ¿Acaso hubo una equivocación y ... quemaron a su señora por accidente?
Al abrir las puertas arrastraron las cenizas para encontrar cualquier indicio que pudiera confirmarles si acaso el cadáver que incineraron pertenecía a la señora.
Pero ¿Cómo podría ser posible? ¿Cómo pudo cometerse tal error?
- Es ella. Aún si fue quemada, su olor sigue presente. - Cheri aseguró.
Entre ellos se miraron desconfiados. Una sola pregunta en común en sus cabezas.
¿Quién de ellos metió la camilla al horno sin asegurarse que fuera el cadáver correcto?
- ¡Saisho tu fuiste el primero en venir! ¡Seguramente fuiste tú gran idiota!
- ¿¡Estás loco!? ¿Cómo te atreves acusarme? ¡Ya se estaba quemando cuando llegue!
- No podemos creerlo, ¡Asesinaste a la señora!
- ¡¡Te digo que yo no fui!! ¡ALGUIEN LO HIZO ANTES DE QUE LLEGARA!
- Un momento, Saisho, Banme, si está es la señora. ¡¡¿Qué pasó con el-?!! - un tercero quiso gritar lo más evidente.
Su objetivo de la noche era deshacerse del cuerpo del mocoso que la viuda Hasuno mandó a cazar. Si volvieron un jarrón a la señora ¿Donde quedó el cuerpo de ese desgraciado?
- ¡¡Busquen mejor dentro del Anagama!!
- Si no encuentran nada más, eso quiere decir...
- Fue él, sin dudas.
- Presten atención humanos inútiles. - Cheri alzó la voz. Molesto por la actitud de aquellos seres inferiores tratando de limpiar sus trapos sucios como si no estuviera presente. - Exijo en este instante me digan dónde está su alteza Inuyasha.
...
La belleza demoníaca siempre fue caracterizada por ser caótica y exótica.
Si, eran palabras que describirían perfectamente a Sesshomaru, al menos a los ojos de Jaken.
Verlo hacer cosas domésticas también eran un espectáculo imposible de perderse. Es decir. ¿Vería a Sesshomaru lavar los trastes todos los días a partir de ahora? Era como ver a un cerdo volar.
Pero, no quería decir que no fuera majestuoso aún así. Sus movimientos tan precisos. Como si fuera un experto. Y Jaken sabía que lo era. Por dios, tenía unas manos perfectas. Se notaba a leguas que esas manos no conocían el lodo ni el trabajo duro.
Si Sesshomaru era tan especial. ¿Por qué hacía estas labores domésticas? Era una pregunta que se respondía sola si recapitulara los acontecimientos apenas llegó al palacio.
Unas sirvientes lo envenenaron y por esa razón Inu No Taisho había decidido aislar el palacio para no repetir el incidente.
Aunque Sesshomaru sea muy pulcro y todo lo demás, nunca podría encargarse solo de todas las labores.
Afuera hay trabajos bastante repugnantes para un señorito como él.
Hay tantas cosas que tenían confundido a Jaken y casi no encontraría lógica a nada. Al menos no por ahora y no con esta familia.
La tarde cayó en un abrir y cerrar de ojos.
El tiempo pasa volando cuando tu vista está completamente entretenida. Por alguna razón, verlo es adictivo. ¡Carajo! No puede dejar de verlo porque es jodidamente perfecto. Mire por donde mire. Tanta obsesión por las noches por fin puede tenerlo en frente, ¿que otra cosa podría hacer más que... disfrutarlo?
Jaken siente cosas que no puede explicar.
Sesshomaru esta callado, sin alguna emoción pintada en su rostro, no hay enojo, molestia, angustia o alegría. Nada de nada, nada. Como una marioneta moviéndose por qué se lo ordenan mientras el joven terminaba de doblar las últimas sábanas en la habitación del amo.
Cuatro facetas.
- Imaginé que estarían aquí. - la voz de Inu No Taisho los hizo voltear a verlos a ambos.
- ¡Gran señor! - Jaken saludó.
- Iré al grano. Cambio de planes, Sesshomaru, no quiero que prepares la cena para esta noche. Solo se echaría a perder por que no tengo hambre, y he de suponer que no tienes ánimos para eso. A menos que me equivoque.
El joven negó con la cabeza dándole la razón.
No comer esa insípida comida de humanos sonaba cómo un alivio. Aunque por otro lado era alarmante ese cambio de parecer. El amo estaba decidido rellenarlo como pavo de año nuevo. ¿Por qué cambiar de idea tan repentinamente?
- Sé lo que piensas, reanudarás tu dieta mañana. ¿Sabes? Fukuro recomendó que empezarás poco a poco para lograr adaptarte de buena manera. - fue la breve explicación que dio antes de recaer su vista en Jaken. - En cuanto a ti, enano, quiero decirte un par de cosas. Sígueme.
...
Por alguna razón todos los guardias y sirvientes se estaban amontonando hacia el área de los trabajadores. Y si se atrevía a mirar un poco para atrás notaria que corrían desesperados hacia la casa de Alfarería.
Bien, tal vez era un poco obvio que esto pasaría y muy pronto. El pecho de Inuyasha se oprimió, no es que estuviera arrepentido de haberlo hecho, pero no era un placer tampoco. Odió lo que hizo, pero odió más a su maldita abuela humana. Fue su culpa.
Por otro lado, era la oportunidad para escapar sin ser visto. Luego se las arreglaría para zafar de este problema.
Su padre... no va castigarlo por esto.
Es lo que más desea.
Con Miroku aun dormido en su espalda, saltó de tejado en tejado hasta salir de la propiedad. Ocultandolo con su haori rojo al menos para que se mantuviera fuera de la simple vista de quien pudiera verlos.
Al menos escucharlo respirar era un alivio a toda la mierda que estaba sintiendo. Alejándolo de su principal preocupación. ¿Qué sucede si no despierta?
Su sangre hierve de solo pensar en cómo fue apaleado por esos malditos hombres, todos contra él. Cómo le gustaría darles su merecido a cada uno de esos bastardos.
- ¿Qué murmuras entre dientes?
- ¡Cheri! - el príncipe se exaltó por la repentina presencia.
No pudo percatarse de la llegada de Cheri hasta que escuchó su voz a sus espaldas. Si, atrapado con las garras en la masa. O algo así era la frase.
- Si me deja ser sincero, como siempre, le diré que no encuentro las palabras adecuadas para expresar... todo esto. Y tengo una pregunta con su respuesta, pero, solo quiero escucharla de tu boca. Inuyasha ¿Qué está pasando? Y piensa muy bien en lo que vas a decir porque pones en juego nuestra confianza. ¿Recuerdas tu promesa?
El príncipe tampoco tenía palabras, al menos no en ese instante. Con el mensajero a sólo un metro de distancia y con sus ojos acusatorios, lo suficientemente imponentes como para hacer temblar a cualquiera. No a Inuyasha, en vez de temblar, sus orejas se pegaron a su cabeza, instintivamente.
Era todo un cachorro regañado y Cheri supo en ese momento que, como venía suponiendo, Inuyasha tenía algo que ver con lo sucedido esa noche.
- Puedo, puedo explicarlo. Todo. Empezando por él, Miroku. - lo señaló con la mirada. - está herido y si no lo llevó a su casa podría morir.
- Llevando a un humano personalmente ¿Por qué no se lo pediste algún sirviente?
- Eso es parte de la explicación. Quiero decírtelo todo pero de verdad necesita ver a un médico. ¡Y llevarlo a la mansión Hasuno no es posible por que me costo mucho trabajo rescatarlo de ahí!
La situación no le agrada para nada a Cheri. En lo absoluto, si fuera por él, a quien deba morir solo debía dejarlo ser. Aquel humano que calculaba ni siquiera llegaba adulto debía de ser de verdadero interés para el príncipe para ponerlo en esta posición. ¿Rescatarlo de que o por qué? No sonaba muy limpio tampoco.
En cuanto Cheri habia llegado a la escena del crimen anteriormente, detectó con su olfato perfectamente la presencia de los guardias humanos, la abuela, Inuyasha y por supuesto del joven desmayado. Detrás de la sangre y cenizas hay una historia que debe conocer. Y enviarle de inmediato a Inu No Taisho las noticias precisas.
- Bien. Te escoltaré, a cambio me dirás toda la verdad con lujo de detalles. ¿Entendido? - Cheri condicionó antes de acceder apoyar a su príncipe.
......
Voy a montarlo, hacerlo tal como a ti te gusta.
Esta noche y después de eso.
Hagámoslo una vez más.~
.....
Si el amo le ordenó no comer, sólo puede esperarse alguna actividad que requiera mantener su estómago fuerte o por lo menos sin nada que vomitar.
Sesshomaru lo sabe, además de ser muy obvio. Por lo menos, últimamente ese ser grotesco es un poco más predecible de lo que era antes.
Inu No Taisho no dijo nada más, tampoco sonaba a que sugirieron algo más, por lo menos su rostro no lo demostró. En el fondo, el joven demonio sabía que debía de estar más que preparado, alistándose en la privacidad de su habitación, sin la vista chismosa de ese kappa encima.
Ponerse el uniforme para su labor de prostituta.
Medias hasta arriba, un corset endemoniadamente ajustado y un deslumbrante maquillaje. Hasta transformarse en algo que no es, pero lo es cuando es necesario. Esta vez dejaría su cabello suelto y vestiría ropa sencilla, con tal de ocultar su erótico interior.
Oh, cómo podría faltar el accesorio principal, ese maldito y encantador collar estrangulando su cuello, gritándole al mundo que le pertenecía a alguien más. Y por primeras veces, se siente cómodo con esta tortura.
Unos toques de perfume sirven para finalizar la rutina de transformación. Irreconocible al espejo, está vez no estrellara su cabeza contra él. Tal vez no pase de nuevo.
Él luce perfectamente como su amo espera. Luce cómo si no fuera él, luce cómo un ella.
Cuando estás amaestrando, la clave del éxito es recompensar al perro cada vez que obedece correctamente a las peticiones de su dueño. Y querrá ser recompensado siempre, por el resto de su vida, por supuesto.
- Jaken, déjame a solas con Sesshomaru. Ya fue suficiente de ver tu espantosa cara junto a él. Asegúrate de estar lejos y no molestar. Por lo menos, hasta el amanecer.
- Si, amo Inu No Taisho.
...
...
La última vez que estuvieron solos en el gran salón fue incluso antes de conocer a Inuyasha como el príncipe de este palacio. Los cambios eran tan radicales que parecían un mal sueño. Y hay más de una razón para odiar ese lugar especialmente tan especifico. Puedes pintar las paredes, cambiar las cortinas, mover tu trono de lugar. Pero... no pueden cambiar los hechos. Nunca nada podrán arrancarlos de su maldita cabeza.
La nariz de Sesshomaru se mueve involuntariamente de tan solo, solo, solo recordarlo por un milisegundo. No tiene más remedio que cubrirse el rostro con sus largas mangas.
Ha llegado tan lejos como para arruinarlo ahora.
- ¿Sesshomaru?
- ¿Ah?
- ¿Te sucede algo? - Inu Taisho habló recordandole su presencia a su lado.
- ¿A mi? - Por el lado positivo, sus habilidades para transformar su rostro habían mejorado. - Yo- Yo estoy algo mareado, creo que, me pasé con las fragancias.
- Jum. Es verdad, pero solo estaba ignorando eso. ¿Sabes? Podrías estar en una isla desierta a miles de kilómetros de aquí y podría seguir este rastro con tanta facilidad. Me preguntaba ¿Quieres convertirte en una especie de flor?
Sesshomaru rió por lo bajo, sus mejillas inflándose de dulzura. Parecía tan alegre como si no tuviera esos pensamientos asquerosamente intrusivos en su mente.
- Aunque me tomé un meticuloso baño, temía que el olor a suciedad siguiera... impregnado en mi.
- Pareces una flor. Una flor roja. -agregó, luego de notar el exagerado rubor en su rostro. - Vives con el rostro colorado.
- Pero- es que... si dices esas cosas, yo no puedo controlarlo.
- Imagina si también bebieras, ya no serías una flor, si no, el fruto de un cerezo andante. ¿Realmente yo te provoco esto? ¿No se trata realmente de tu maquillaje?
- Ya me has visto... varias veces la cara lavada.
- Es cierto, en especial las noches.
- ...
- Ahora pareces un charco de sangre. Me preocupas, Sesshomaru. ¿Estas enfermo? Por que no creo que estés tan tímido ahora cuando recuerdo perfectamente esa noche cuando tú~
- ¡Detente por favor!~ Ya deja de decir esas cosas.
- Sé que puede ayudarte a relajarte.
Luego de eso, Inu No Taisho había conseguido para su querido Sesshomaru su propio lugar al lado del trono real. Invitado especialmente a tomar asiento mientras el amo servía él mismo dos recipientes de sake. O por lo menos parecía ser sake. La bebida alcohólica tradicional. ¿Calmar sus nervios? El efecto era todo lo contrario.
Esto es lo que quiere Inu No Taisho.
Es una trampa.
- No recuerdo si alguna vez has probado el alcohol antes, si es tu primera vez, te recomiendo que lo tomes con calma.
Sesshomaru no podría negarse a no aceptar la bebida cuando su amo se la está ofreciendo personalmente. No puede rechazarlo.
Inu No Taisho dejó caer el peso de cuerpo en el trono y bebió de un tiro el líquido servido. Como si se tratara de agua mineral. Aunque pareciese disfrutar del sabor picando en su garganta. De reojo, estaba esperando que Sesshomaru lo acompañara en esto.
Con sus mangas realzadas y como su alteza que era bebió un pequeño sorbo para degustar.
Que asquerosidad.
Era algo que sabía esperar puesto que su solo olor era una señal de que, se trataba de una maldita bebida fuerte. No envenenada o alterada, al menos no lo detectó. De por si el paladar canino es delicado ante sabores fuertes, solo los más fuertes de su especie los pueden tolerar sin rechistar.
- Te vez hermoso incluso bebiendo por primera vez. Siendo sincero, tomaré directamente de la botella porque la copa no es suficiente para mi.
Borracho asqueroso.
- Tienes razón. - sonrió. - Deberían de fabricar un juego más grande, hecho a tu medida.
- Nunca me gustaron estas formalidades, sin embargo son las costumbres, una disciplina, en especial cuando tengo invitados. Un día, Inuyasha aprenderá también.
- Es muy joven para beber.
- Lo es, pero no podrá negarse hacerlo si un mayor se lo pide. Puedo ser su padre, pero no quiero que tenga malos modales. En especial cuando no está preparado para pelear con un emperador como yo.
Sesshomaru lo sabía y era lo que estaba sucediendo en ese lugar. Si un ente superior a ti en edad y poder, te invitara a beber, negarse significaba una gran falta de respeto en la cultura de esas tierras. Negarse era rebelarse y para hacerlo se debía de tener un gran poder para no morir de la forma más deshonrosa.
El honor era algo que Inu No Taisho no tenía ni naciendo en mil vidas más podrá tener alguna vez. ¿Qué tonterías está diciendo? ¿Quiere que su bastardo hijo sea digno de honor?
Borracho ridículo.
- Si me permites decirlo, no creo que nadie se atreva a invitarlo a beber, en primer lugar. Al menos no por ahora. Y cuando llegue el momento en el que se convierta en adulto... será... como tú. ¿No es así? Le enseñarás cuál es su lugar. Podrá aceptar o negarse como le plazca.
- Tienes razón. - Inu No Taisho sonrió y asintió complacido. - No tiene caso preocuparse por algo así. Nunca tendrá la necesidad de agachar la cabeza ante nadie. Mucho menos mientras yo viva. ¡Brindemos por él! Anda, bebe, apenas has tomado algo. ¡Casi me acabo la botella! ¡salud!
- Salud.
...
Bebe, bebe, bebe.
Un trago más. Ya casi. Ya casi caes.
¿No serías capaz de desperdiciar tan buena bebida, verdad? Bebe un poco más.
...
Déjame oírte decir
¡Por favor!
Déjame oírte suplicarme.
¡Por favor!
Complaceme cariño.
Déjame oírte decir
...
En la oscuridad de la media noche, iluminado únicamente por tenues antorchas de fuego fatuo, las únicas que pueden soportar tan imponente aura, Inu No Taisho arrastró el cuerpo casi desmayado de su querido Sesshomaru, aquel que estaba a punto de perder la conciencia. Nada había terminado aún, solo los trasladaba a un lugar más cómodo para seguir con su amena conversación.
El hipo y el hecho de que apenas Sesshomaru podía sostenerse a sí mismo eran las señales de que había quebrado ya en embriaguez.
- Ya te tengo.- Inu No Taisho tarareo. - Estás en un estado imposible de enmascarar, Sesshomaru. Tu condición no te permite mermar el alcohol en tu sangre, lo que te deja en completo estado de embriaguez sin poder hacer nada contra ello. Y estoy seguro de que ni siquiera eres capaz de entenderlo.
- ¿Uh,uh?
- Estás a mi merced. Todavía tenemos mucho de qué hablar. Con tu verdadera personalidad. - el mayor susurró oído mientras intensificaba su agarre.
Tan cerca estaba cien por ciento seguro por lo flojo que estaba aquel cuerpo. Tembloroso y sin control alguno. Su aliento alcohol era tan intenso que no le quedaban dudas. Este no podría ser un Sesshomaru capaz de actuar cuando a visto con sus propios ojos beber y beber. Sin oportunidad alguna de hacer trampa. Hay algunas preguntas de las que Inu No Taisho quiere respuestas. Por más tentador que fuese Sesshomaru para usarlo y follarlo al indefenso, su lado serio estaba al mando y cansado de caer en los juegos de esta putita.
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