Capítulo LII
Deja entrar a todos sus amigos, el presente del enemigo.
No piensan demasiado en tu frágil corazón.
Comen de la mesa que pones, así que te mueres de hambre.
Deja de respirar, no, no dejes que te vean.
Encuentran cualquier manera solo para hacerte quedar
Justo donde te quieren, en sus juegos cubiertos de orina.
...
La histeria. O la euforia. La impulsiva necesidad de destruir algo o alguien, lo que sea. Sesshomaru gritó hasta quedar afónico. Cuando se dio por vencido, dejó de moverse y emitir sonido alguno. Las cuerdas estaban lo suficientemente apretadas como para poder desatarse por su cuenta. Sin embargo, también estaban lejos de ser un torniquete tortuoso como solía ser. ¿Un detalle delicado de parte del amo? ¿Él? ¿Siendo considerado?
Una bestia impredecible que Sesshomaru debe domar. Ese es el objetivo de toda esta mierda. Por eso él está aquí. Se lo recordó una y otra vez como una mantra mientras el sol caía en el horizonte del Oeste, para dar paso a la oscura noche.
...
Dejando el bullicio de la primera noche atrás, Inu No Taisho recorrió los pasillos de su palacio sin prisas, con una sonrisa familiar colgada en su rostro. Hacía tiempo que no sentía las ganas de reír en un ambiente tan ameno, gracias a la manada de lobos que estaba de visita. El sentirse de buen humor era agradable y abrazaba el sentimiento, un alivio al estrés.
Llevaba consigo una suerte de bento cuyo contenido eran trozos y trozos de la gran carne asada que se festejo en el patio principal. Esta comida era especialmente para Sesshomaru, ya que él por desgracia no pudo asistir.
Al abrir las puertas fue recibido por el silencio y la oscuridad de la noche. Como si nadie estuviera descansando en su cama. Con el chasquido de sus dedos la habitación se iluminó bajo las llamas de los faroles. Esperaba no despertar de manera brusca al bello durmiente que posaba exactamente donde lo había dejado por última vez.
Inu No Taisho dejó la caja de bento sobre una mesita antes de acercarse a su tesoro.
Las sabanas desparramadas eran una clara señal de todo el movimiento que hubo antes de que su preciado Sesshomaru cayera rendido. El olor a excitación es muy tenue, eso le decía que no hubo mucha diversión en su ausencia. El juguete que estaba a unos centímetros de su costado, abandonado le confirmaba sus sospechas.
Con mucha delicadeza procedió a desatarlo y acomodar sus ropas. Unos suaves quejidos salieron de los labios de Sesshomaru, más no fue suficiente para despertarlo.
El lord pasó su brazo por debajo de la espalda del menor, levantandolo levemente. Inu No Taisho sabía que su propia fuerza a veces era difícil de controlar, por eso iba tan lento como un caracol.
Aún recuerda cuando de un estirón le dislocó el brazo izquierdo, por accidente, por supuesto.
No quiere repetir ningún accidente más.
Meció suavemente ese cuerpo dormido, llamándolo en susurros, juntando todo lo que le queda de paciencia.
El joven responde al reaccionar con gestos que gritan 》No quiero despertar 《 y murmullos molestos.
- Sesshomaru. - Inu No Taisho llama una vez más.
- Mngh. - respondió.
- Sesshomaru, es hora de comer. Despierta.
No tuvo más opción que ceder ante la orden, e ir abriendo los ojos de a poco. No parece estar en el mejor de los estados. Somnoliento y cansado como si hubiera trabajado todo el día.
No hubieron más palabras en el medio, aunque el joven le hubiera gustado decirle que se vaya a la mierda, él y su estúpida carne.
No hay escapatoria ni excusa que lo salve, Sesshomaru fue obligado a comer todo lo que el lord del ofreció.
Aunque tuviera que dársela él mismo, esperar intervalos de largos minutos mientras masticado con mucha dificultad.
- Es por tu bien. -Inu No Taisho aseguró al besar la cien de su querido cuando terminaron.
Sesshomaru no estaba bien incluso antes de empezar a comer, el mayor lo sabía. Acomodó un par de almohadas para él. Sesshomaru parecía un muñeco de papel mojado, sin intenciones de mover un solo músculo.
-Tengo frío. -el joven confesó en un murmullo, con la voz ronca casi inentendible.
- Iré a buscar a Fukuro. ¿Esta bien? No me tardaré.
...
Muéstrame hasta donde llega la obsesión.
...
Se mantuvo despierto hasta donde pudo escuchar los murmullos acercándose por los pasillos junto al ruido de la madera.
Inu No Taisho es una bestia de más de dos metros y quién sabe cuantos kilos. No es de extrañar que haga resonar aún la más resistente madera en su andar.
¿Cuanto costaría arrastrar su cadáver?
La puerta se deslizó de un golpe. La anciana Fukuro ingresó a la habitación encendiendo las velas con su sola presencia. Encontrando a su paciente estrella postrado en la cama como el lord había asegurado.
- Realmente está aquí. Entonces debe ser cierto, está muy enfermo como para escapar.
El chiste de mal gusto no le hizo gracia alguna al gran señor pero aún así no pudo evitar sonreír por lo ridículo que sonaba la idea. ¿Sesshomaru, a donde podría huir? Y si estuviera en las mejores condiciones ¿Qué le haría creer que podría hacer una cosa tan estúpida?
No recuerda la última vez que intentó algo así... de verdad esa etapa había terminado que incluso los recuerdos de la mazmorra se sienten lejanos. Inu No Taisho no dijo ni una sola palabra mientras la bruja Fukuro realizaba las primeras revisiones. Temperatura, ojos y colmillos. Nada parece estar fuera de lugar.
- No puedo creer que no me llamaras de inmediato.
- Él estaba tan bien que ni siquiera se me cruzó por la cabeza. Sano como una manzana.
- Precisamente por eso, claramente se trataba de una lucidez inicial gracias a la última transfusión de energía directa. Ahora que se agotó, volvió a su estado anémico usual. - la bruja rodó los ojos a espaldas del gran señor mientras rechistaba. - Hubiera sido el momento perfecto para experimentar con la medicina que estuve preparando, para prolongar su estado activo por más tiempo.
Tomó un poco más de tiempo para dar con un diagnóstico más certero.
- De todos modos, no quiero arriesgarme a más jodidos efectos secundarios. Te conseguiré un conejillo de indias. Hablas de experimentar con él a la ligera como si fuera tan simple, después de todo lo que pasó.
- Soy la única médica que conoce su estado confidencial. ¿Quién más haría este trabajo de mierda para solucionar tus decisiones de mierda?
- ... Quiero una salida alternativa. Al menos por ahora.
- Bien, con alimentos aptos para el consumo humano, para evitar envenenamientos. Que su peso coincida con su altura para que no muera desmayado. Por supuesto que irá acompañado de la medicina de hierbas naturales para cumplir un ciclo de sueño de ocho horas. Y luego veremos que pasa.
Fukuro suspiró, esta vez creyó que podría ser finalmente despedida. Con la cara de perro desesperado del lord solo le decía que seguramente debía estar a su servicio otros treinta y tantos años más. Vio en los ojos de Inu No Taisho un pequeño temor desconocido. Por supuesto, no le había gustado nada de lo que dijo, pero estaba resignado aceptarlo.
¿Estaba siendo testigo de una pesadilla real para este maldito desgraciado?
Fukuro era una espectadora de primera fila y no era para nada agradable.
Su mano arrugada acarició la sien del bello durmiente, esta ocasión solo era otra noche de verlo en los brazos de la inconsciencia. Por lo menos, podía estar segura de que el peligro había pasado, si hablar del coma se refería. Por qué el verdadero peligro tenía nombre y estaba justo detrás suyo. Quizás si tenían algo de suerte, podría tener la gracia de verlo despierto la mañana siguiente, y si tuviera aun más suerte, podría hablar con él a solas.
- Se le nota cansado... - comentó.
- Se ha movido bastante estos días. - Inu No Taisho respondió sin pensar mucho en sus palabras.
Hasta que la anciana volteó para verlo de mala manera.
- Oh espera, no es por eso. Él ha estado encargándose de la limpieza del castillo.
- Ve a mentirle a tu abuela, cabeza hueca.
- Pero~
- Shh. Lo despertaras.- Lo interrumpió -Mejor salgamos. ...
Jugando a la casita para distraerme. Es obvio lo que estás buscando.
...
Al dar por terminada la reunión, Inu No Taisho se prepara para meterse a la cama con su querido, a quien escucha dar sutiles ronquidos, señales de su profundo sueño. Procura ser extremadamente cuidadoso al meter a la cama para no despertarlo, su misión resulta ser exitosa. El lecho toma calor rápidamente, especial para combatir el frío de la habitación.
Con todas las luces apagadas, Inu No Taisho está listo para descansar junto a Sesshomaru.
Gozando la dicha de tenerlo a salvo entre sus brazos, durmiendo como un angelito.
Ya habrá tiempo para el placer carnal, al menos puede sentirse tranquilo en ese aspecto. Sabe que Sesshomaru se quedó esperando por él. Y sinceramente, no está seguro si él ya se lo perdonó, rogaba a los cielos que así fuera.
...
Miroku realmente se había convertido en su amigo. Era un chico tan transparente y despreocupado que hacía que Inuyasha se sintiera cómodo... por primera vez tratándose de un humano. No era como los demás, aquellos que lo miraban con temor o aveces asco. A Miroku no le importaba. Por lo menos, no parecía importarle averiguar quien era él en realidad.
O Inuyasha era un verdadero maestro del disfraz. Si, brillante. Absolutamente.
A medida que pasaba el tiempo, la vocecilla de su conciencia le recordaba que debía volver a la mansión Hasuno si no quería tener problemas. Ush, justo cuando lo estaba pasando tan bien. Como también el malestar de estómago pensar que esas ratas le han hecho mucho daño a la comunidad siendo que Miroku era un buen chico. Podía olerlo, podía sentirlo, su buena intuición le decía que podía empezar a considerar la idea de confiar en él.
O tal vez esperar, tampoco ha olvidado la jugarreta que le hizo el día que lo conoció. Si, tal vez Miroku tuvo una buen motivo para hacerlo pero no quería decir que estuviera del todo bien.
Inuyasha quería confiar en él, quería conseguir por fin un amigo de verdad.
- Este... Rokudo ¿Estás bien?
El silencio prolongado del joven forastero sumado a su vista clavada en una piedra al azar del suelo hizo dudar al humano en seguir con su conversación.
- ¿Eh? - reaccionó luego de ver la mano del otro agitándose frente a sus narices. - No, digo, si. Solo que... creo que ya debería irme.
- Está bien... oye, si quieres puedes pasar la noche aquí.
- Me gustaría pero no podré dormir tranquilo si sé que me están esperando. - suspiró mientras se puso de pie de un salto. - Supongo que hasta aquí llegó mi diversión. - se lamentó. - Este...
- ¿Qué pasa? ¿Quieres decirme algo?
- Yo. Eh, si. - el sonrojo se subió a su rostro a medida que tropezaba con sus palabras bajo la vista de Miroku. - Yo quería decirte que yo quisiera regresar aquí. ¡En cuanto tenga la crema de la vieja Fukuro! Si, voy a volver para eso.
El chico pestañeo varias veces, casi incrédulo. Pero luego esa neblina de incertidumbre se despejó para dar paso a los rayos de luz que nacían de su sonrisa.
- Sería un honor recibirte de nuevo la próxima vez Rokudo. Dalo por hecho.
...
El sol apenas se estaba asomando por el horizonte. Aún quedaban rastros del invierno en aquellos últimos días de tan difícil estación. Todos estaban ansiosos por la bienvenida a la primavera.
- Koga no dormiste en toda la noche.
- ¿¡Cómo puedes tener tanta energía a estas horas?!
Hinta y Hakaku se quejaron casi en conjunto frente a su joven jefe. Dormitados y estirandose en aquella madrugada.
- Callense, mejor no hubieran venido. - Él joven heredero los regañó mientras buscaban el lugar perfecto para comenzar su entrenamiento.
- ¡¡Pero si tú nos arrastraste hasta aquí por la fuerza!!- gritaron indignados, al unísono.
En cuanto detectaron una presencia inesperada a sus espaldas, fueron veloces para reaccionar y posicionarse, detrás del joven Koga.
- Es-es el señor Inu No Taisho.
El trío había quedado congelado en su lugar. Como si hubieran hecho algo malo. ¿Ser ruidosos quizás? ¡Error de novato!
- Veo que son madrugadores. - Él lord habló calmadamente con una sonrisa, si aquello ayudase a tranquilizar a los cachorros.
A veces se le olvidaba que su sola mención era terrorífica. A veces se le olvidaba su gran reputación, era natural aquella reacción de parte de los más jóvenes. El silencio y esas tres miradas fijas le decían que aún no entraban en confianza.
- ¿Hay algo en... lo que pueda ayudarles?
- Señor Inu No Taisho. - Koga sacudió sus hombros para deshacerse del agarre de sus miedosos amigos. Estaba frente a un gran guerrero y él, comportándose como un mocoso cualquiera. Así que de recompuso de inmediato. - Nosotros estábamos buscando un lugar para entrenar.
- Es verdad, les prometí un espacio para que pudieran hacer sus actividades. Déjenme guiarlos al Dojo.
Sin esperar confirmación el Lord comenzó a caminar esperando que naturalmente los chicos lo siguieran y así fue. A una considerable distancia a sus espaldas.
Solo eran unos niños, como Inuyasha. Tal vez puedan volverse sus amigos si se dieran la oportunidad. Inu No Taisho ya lo visualizaba.
Hakaku se adelantó para caminar junto a su joven líder y le dio un codazo.
- ¿¡Qué te pasa!? - regañó entre dientes, evitando alzar la voz.
- Es tu oportunidad. - susurró su compañero. - ¿Ya se te olvidó?
- ¿De qué mierda hablas?
- ¿No vas a preguntarle? - Hinta se unió a la conversación. - Sobre la princesa. - susurró aun más bajo.
Ah, eso.
- Bueno, yo. - tartamudeo, dudoso. - ¿No creen que es atrevido pensar en eso ahora?
- ¡¿Tienes vergüenza?! - Hakaku se aguanto las ganas de carcajear.
- Cachorros. - la voz del mayor los hizo casi saltar de sus lugares. - ¿Todo en orden ahí atrás? - volteó a verlos de la forma más amable que pudo. Para nada era su intención asustarlos.
- Eh... ¡Si!
Cuando la vista de Inu No Taisho volvió al frente, las cabezas de Hakaku y Hinta sufrieron las consecuencias al recibir los puños de Koga.
- ¡Si les parece tan fácil vayan a preguntarle ustedes!
- Pero, pero.
- A nosotros no nos interesa.
- Ya llegamos. - Inu No Taisho se detuvo. - Por cierto. ¿Qué quieren preguntarme?
El trío de lobos quedaron congelados. ¿Cómo pudieron creer que podrían tener una conversación privada a solo unos pasos del Lord Del Oeste? Del cual seguramente tenía un oído tan agudo como el de ellos. O incluso mucho más avanzado.
Realmente este hombre los ha recibido con los brazos abiertos, refugio, comida, confort. Y encima pedir información sobre una joven por su propio interés se le hacía bastante atrevido y pesado de su parte. Por esa razón, Koga no encontraba cara para siquiera preguntar por curiosidad.
- Chicos saben que pueden confiarme lo que sea. - el mayor aseguró.
Él sonaba tan amable y tranquilo que cualquier tonto lo confesaria de inmediato. Pero no a este joven heredero, no pueden arrancarle un pedazo de carne así de fácil. No sin luchar primero.
- Ah, no es nada-
- ¡Mi amigo quiere saber algo señor! - Hakaku levantó la mano.
- ¡Si, pero es muy tímido!- Hinta concordó.
-¿¡¡QUE ESTÁN HACIENDO!!? - Koga no pudo evitar escandalizar, hasta los pelos de todo su cuerpo se pusieron de punta.
Inu No Taisho no hizo más que reír por lo bajo, mientras veía al dúo correr para escapar del heredero. ¡Que agradable y renovado se siente estar entre jóvenes tan energéticos!
Ignorando la pequeña presencia que se esforzaba para llegar hasta sus pies.
- Mi gran señor. - Jaken habló entre respiros.
- Qué sorpresa, renacuajo. ¿Donde has estado? - Inu No Taisho lo ignoró a la vez que hacía notar su molestia en su voz.
- ¡Mi señor! ¡Lamento no responder a su pregunta! ¡Por qué tengo un comunicado urgente! ¡Se trata de la médica Bruja Fukuro que llama con prisa de su majestuosa presencia! Se trata sobre... el paciente.
Jaken no necesitó decir más para convencer al amo de acudir al llamado. No sin antes permitir la entrada de los jóvenes al Dojo.
- Dejaré que hagan uso de este lugar y sus herramientas. Pero debo de advertirles que no se les permite excederse y causar accidentes. No quisiéramos darles problemas a sus padres. ¿Entendido?
- ¡Si, señor! - el trío asintió al unísono.
- Por favor, no se corten una extremidad o se quiten los ojos. Hablo de forma literal.
- Le aseguro que estaremos bien. - Koga prometió.
Cuando terminó de dar sus instrucciones, Inu No Taisho saltó los tejados para ir directamente a su habitación, donde su querido lo esperaba.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top