36. Minho

Minho se agachó junto al cuerpo sin vida del Lacerador. Ninguno dijo nada, incluso tratábamos de no hacer ruido al respirar por miedo a que pudiera despertar.

- ¿Qué es esto? - preguntó él sacando un aparato de metal con luces.

- Parece un transmisor.

- El Lacerador estaba tomando datos y mandándolos a algún centro de control - le expliqué.

- ¿Cómo sabes eso?

- No... no lo sé - respondí.

Y era la verdad, no tenía ni idea de cómo podía saberlo y cuando intenté pensar un poco en ello me dolió la cabeza.

- Ey - dijo cogiéndome la mano - No pasa nada. Es un buen punto de partida.

- Minho, no tengo un buen presentimiento sobre esto.

En ese momento, un rugido escalofriante recorrió el laberinto. Los dos nos miramos, sabíamos perfectamente qué era eso. Llegaban más.

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