Capitulo 9

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Las personas levantaban sus números en busca de ganar una de las pinturas que se subastaban. Comenzaron con las menos elaboradas y terminarían con las de los pintores que tenían más experiencia en el arte.

—¡Vendido!—era lo que se escuchaba después de numerosas ofertas. De pronto Hinata miró entre las pinturas a un joven de tes blanca y ojos negros, como los de Sasuke, pero no fue el, quien llamó su atención, sino la rubia que lo acompañaba, no estaba segura, pero le pareció que se trataba de Ino Yamanaka.

—Mikoto-san...¿ la chica rubia que esta con el joven en seguida de los cuadros, es Ino?—Mikoto, miró en dirección a donde le preguntó Hinata y sonrió.

—Si, y el joven a su derecha es uno de los mejores pintores y también amigo de ella, fue así que nos dono sus obras, por la intersection de Ino—respondió acercándose a ella, para que pudiera escucharla—El pelirrojo del lado izquierdo, también es un, muy talentoso artista, su nombre es Sasori, sus obras son realmente hermosas y con su prestigio y el de Sai, estoy segura que lograremos la meta que nos fijamos y a su vez, los nuevos talentos también tienen la oportunidad de darse a conocer.

—Eso es realmente generoso por parte de todos, los que contribuyen a este evento—afirmó llena de admiración, por tan noble gesto.

—Y lo más satisfactorio de todo, es ver los adelantos que se pueden lograr dentro del orfelinato...con las ganancias del año pasado, se logró renovar los dormitorios y sobro  un poco, para comprar columpios y resbaladeros de buena calidad, para que aguanten por muchos años—declaró mirando como mas y más obras eran subastadas.

—Me gustaría ayudar a recaudar fondos en el futuro—la azabache lo pensó y una idea le vino a la mente, pero por el momento no diría nada, hasta pensarlo detenidamente.

—No esperaba menos de ti, mi pequeña—le dijo, abrazándola, para darle un beso en la frente. Se sintió tan orgullosa de Hinata, su niña a pesar de haber pasado por pruebas tan duras, no perdió su bondad,

—La siguiente obra, consiste en un hermoso paisaje desértico—anunció el locutor y Temari quedó fascinada, con ella.

—¡La quiero!—anuncio, dispuesta a llevarla con ella antes de regresar a su hogar. La pintura era de las últimas y debido a ese detalle, las ofertas subieron considerablemente.

—Es una excelente elección—añadió Mikoto, complacida por la atención de la chica en el evento.

Por sugerencia de la dama Uchiha, Temari, no ofertó de inmediato, en su lugar, dejó que se abrieran las ofertas, para comenzar a ofrecer un poco mas y así tener más probabilidad de ganarla.

—¿Alguien ofrece más?—preguto el locutor.

—Ahora—la rubia escuchó la llamada de Mikoto y levantó su número, para lanzar la oferta. En el otro lado del salón, alguien mas ofreció un poco mas, logrando la atención de la rubia. Estuvieron así por tres ofertas mas, hasta que Temari se enfureció y decidió que no la dejaría.

—Temari, quizás las otras obras también te gusten—Hinata trató de interceder, notando lo molesta y desafiante que se veía su amiga, contra la otra chica que también era rubia y era la que ofertaba.

—De ninguna manera, Hina, esto ahora es personal...no me importa trabajar extra los fines de semana, ella no ganará—Shikamaru, se tomo el puente de la nariz, pues el sabía el porqué de la competencia, entre las dos rubias. La chica que también ofertaba, había estado saliendo con el, pero nunca pasó a algo serio. El problema fue, que Shiho, interpretó, todo de manera diferente y se considero su novia. Después de meses de no salir juntos, la chica no había dejado de insistir en acercarse a el, claro que Temari, no sabía nada de lo contrario no sabía que podía hacer, con el temperamento tan volátil que poseía.

—En verdad que Shiho es obstinada—murmuro Mikoto, siendo testigo que la joven, lo hacía por ganarle la partida a la amiga de Hinata.

—¿La conoce?—pregunto Hinata, mirando en dirección a donde ofertaba la otra rubia, encontrándose son las oscuras orbes de Indra, clavadas en ella, lo que logró sonrojarla y regresó sus perlas a la seguridad del mantel.

—Si, y nunca antes se había portado como lo esta haciendo, es como si conociera a Temari—la ojiperla lo pensó, pero no encontró recuerdos de alguien así, esto debía ser otra cosa, porque estaba segura, que Temari no la conocía.

La atención de todos, estaba en los dos lugares donde se hallaban las dos rubias. Algunos lo encontraron divertido y otros lo consideraron vulgar.

—Pero que de mal gusto, no saber perder—soltó Mei, con despreció hacia donde estaba Temari—Ahora veo porque Hinata se porto tan arrogante y altanera contigo...Deben ser unos malcriados—el ya molesto Uchiha dejo de ver a Indra, para fulminarla, con la mirada, enviando mensaje de permanecer callada—¿Que? ¿Acaso no viste como te ignoro, después de todo lo que hiciste por ella? Es una malagradecida, eso es lo que es—sentenció elevando la voz.

—Otro comentario como ese, en contra de ella y te regresaré a tu apartamento, en un taxi—amenazó con tono bajo pero peligroso—No sabes nada de Hinata, así que abstente de opinar sobre ella—la pelirroja apretó la mandíbula, sumamente molesta, por la actitud de Madara. No pudo continuar argumentando, porque lo conocía bien y sabía que de continuar, era capaz de cumplir con su amenaza.

—Vendido a la persona, con el número quince—anunció el locutor. Temari se puso de pie, cuando todos comenzaron a aplaudir por ganar la acalorada y reñida subasta.

—¡Es mío!—exclamo en dirección a donde se encontraba la otra rubia.

—¿Ahora estás contenta?—pregunto Gaara, negando con la cabeza, por la terquedad de su hermana.

—Sabes que si, no se para que lo preguntas—le respondió, sabiendo que quizás si se excedió un poco, al no rendirse, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

...

La subasta continuó y ya sólo quedaban tres pinturas, una de ellas era del joven llamado Sai y las otras dos eran de Sasori. La primera en salir fue la de Sai.

—La siguiente obra, también fue donada por el talentoso artista, Sai. En ella, captura a la perfección, la belleza de un campo de girasoles y a lo lejos se aprecia una pequeña niña, corriendo con su cachorro...Se abren las ofertas—Hinata se llevó las manos al pecho y los ojos le comenzaron a picar, por las remembranzas del pasado, apreciando que, el cuadro era precioso, ese joven realmente, era muy talentoso.

—¿Que te pasa? ¿Porque lloras?—Itachi la abrazó y le limpió las mejillas. El joven la observó temblorosa, al momento de anunciar la pintura y recordó que ella tenía un cachorro, antes de la muerte de sus padres y para hacer mas grande la coincidencia, las flores favoritas del corderito, eran los girasoles.

—Yo-yo, recordé mi infancia, cuando...—ocultó su dolor, lo mas pronto que pudo, no quería que nadie viera su debilidad, aparte de Itachi, que ya la había visto.

—¿Te gusta el cuadro?—Mikoto presto atención a lo que pregunto Itachi, ella ya se había percatado de lo sentimental que se había puesto Hinata.

—Si, es muy bello—respondió sin pensarlo.

—Entonces, lo ganaré para ti—declaró el apuesto joven, dispuesto a obtener un premio para Hinata, como lo hacían en el pasado y el, era el único que lograba ganar los peluches más cotizados en los carnavales, solo por verla sonriendo.

—Te lo agradezco mucho...pero no se si podría verlo todos los días, sin recordar lo doloroso que fue todo—tenía que persuadirlo para que no pasara, lo mismo que pasó con Temari. Itachi la abrazó de nuevo y le dio un beso en la coronilla, sin llamar la atención de Gaara y Temari, sin embargo el incidente no pasó desapercibido para los Uchihas, especialmente para Madara.

Las ofertas se elevaron drásticamente. Hinata solo observó en silencio, pensando quien se quedaría con tan hermosa obra. El locutor estaba por venderlo, cuando Madara ofreció una cantidad mas alta y después de unos segundos de silencio, nadie mas ofreció, quedándose el azabache con la obra de Sai. Sus orbes y las de Hinata, se encontraron por unos segundos, sin parpadear, hasta que ella rompió el contacto y volvió su atención a los dos últimos cuadros.

—¿Se puede saber para que quieres esa pintura?—cuestiono Mei, ya que también se dio cuenta, de la intención de Itachi, al querer comprarla para la chiquilla.

—Es algo que no tiene porque importarte, a fin de cuentas, tú obtuviste el que querías—respondió secó.

—El que compraste para mi, no costo nada, a comparación de lo que acabas de pagar por ese—se quejó, pero el Uchiha, la ignoro y se dedico a observar por completo a Hinata. Estaba tan cerca de ella, que podía percibir su aroma. Apenas podía creer, lo cambiada que estaba, era muy parecida a Hikari, para la mayoría de quienes la conocieron, pero para alguien como el, que se grabó esos rostros a la perfección, no pasaron desapercibidas las  diferencias, comenzando con el color de ojos y muchos de los gestos faciales. Hinata tenía un toque de inocencia, que no perdió a pesar de los años, aunque se había podido dar cuenta, que también era muy orgullosa, cuando se sentía defraudada, como le ocurría con el. Sin saberlo la subasta terminó y el, ni siquiera miró los últimos cuadros, por estar hipnotizado mirando a la chica.

Eso estaba mal, el no debía de verla de manera diferente a como lo hacía, diez años atrás, solo debía de protegerla, de Indra, pero entonces ¿porque su corazón latía mas rápido cuando la tenía cerca? ¿Porque sentía la necesidad de mirarla en todo momento? ¿Que era esa sensación en el pecho cuando la veía cerca de Indra? No era el instinto protector, de un padre, hermano o tío, no, esto era algo diferente, algo que a pesar de querer hundirlo, no podía conseguirlo. Todo parecía repetirse, eso fue lo que comprobó, al ver en dirección a Indra, ese bastardo estaba igual que el, sin poder ver a otro lado, que no fuera en dirección a ella.

...

Sasuke, aún continuaba con Sakura a su lado y cuando pensó que nada podía empeorar, visualizo a Naruto caminando hacia ellos, con Karin acompañándolo. Eso solo empeoraría su mal humor. Antes de que llegaran se puso de pie como muchas de las personas, que se disponían a bailar o servir un trago.

—Que poca, decencia Teme, me quitaste a Sakura, con tus melosos textos, ni siquiera yo, soy tan romántico, eso es jugar sucio—el moreno rodo los ojos y escribió una nota mental, de asesinar a sus parientes, cuando tuviera oportunidad. Para su sorpresa, Karin, se pasó de largo sin voltear a verlo y se acercó a Hinata, como si se conocieran.
Minutos después, también Ino se acercaba hacia ellos. Esto debe ser el infierno, pensó el joven Uchiha, mientras continuaba escuchando las protestas de Naruto y las risas de Izuna y Obito.

—¡Karin!—Hinata se puso de pie para acercarse a su amiga y de una vez presentarla con sus amigos—Este es Gaara—Karin extendió la mano y el pelirrojo sonrió con amabilidad.

—Encantado de conocerla señorita...Hinata, me ha hablado mucho de usted—la chica se sonrojó ante esos encantadores ojos, sin dejar de lado, la seductora voz del joven. Gaara también se quedó mirando sin darse cuenta, que todavía continuaban con las manos unidas, hasta que Hinata se aclaró la garganta.

—Ella es Temari y el es Kankuro—la ojiperla, sonrió divertida por el comportamiento que mostraron los dos pelirrojos, fue claro, que hubo química entre ellos. Se levantó de la silla para dejar a Karin en su lugar y de ese modo pudiera interactuar mas con Gaara.

—Hina...que gusto volva verte—la ojiperla casi se cae al ser abrazada por Ino—Te mire desde lo lejos y supe que eras tu...la frentona me lo acaba de confirmar—Hinata sonrió feliz por verla de nuevo, después de tanto tiempo—Ven, vamos por algo de beber—no espero respuesta y se fueron juntas hacia el bar, donde estaban Sasori y Sai—Miren chicos ella es Hinata, mi amiga desde la infancia—los jóvenes saludaron y las invitaron a sentarse con ellos, mientras les servían sus bebidas.

—¿Que te pareció la subasta?—pregunto Sasori, directamente a la Hyuga.

—No se mucho de esto, pero en mi opinión, es muy noble lo que ustedes hacen, junto a todas las personas que organizaron todo—les dijo con sinceridad—Las pinturas que donaron fueron muy bellas

—¿De verdad lo crees?—ella asintió y Sasori, no podía dejar de verla, como si estuviera evaluándola—¿Que dirías si te propongo posar para mí?—la pregunta la tomo desprevenida y se sonrojó, por lo directo que fue el joven frente a ella—No temas Sai, ya hizo un retrato de Ino y cuando yo miro a alguien, con una belleza tan natural como la tuya, no puedo evitar querer inmortalizarlo en un lienzo.

—Claro Hina, no temas, Sasori es un profesional, solo que Sai se le adelantó conmigo—el mencionado continuo sonriendo—Y no te preocupes no es desnuda—la ojiperla se sintió avergonzada por desconfiar del joven, pero en realidad, eso era algo nuevo para ella.

—¿Y bien? ¿Me harás el honor?—el pelirrojo pregunto de nuevo, ya que nunca antes miró ese exótico color de ojos, debía de tenerla como modelo de una pintura, antes que Deidara o cualquier otro se adelantara.

—Esta bien...sera todo un honor que alguien con su talento, me tome en cuenta, para algo así—se dieron la mano y quedaron de ponerse en contacto, mas adelante.

Las dos chicas regresaban a sus lugares, cuando Toneri y Ashura se encontrón  con ellas. Ino conocía muy bien, a Toneri pues ella y Sakura, asistían a la misma universidad médica que el, sin embargo, había tratado muy poco a Ashura y con solo sentir su mirada, lograba ponerla nerviosa. El hombre le parecía sumamente atractivo.

—¡Buenas noches señoritas!—saludo Ashura, con tono seductor y sin dejar de ver a la Yamanaka, ambas respondieron con cortesía.

—¿Me concederías esta pieza?—la ojiperla, no pudo negarse, al pedido del peli-plata, ya que, en eso habían quedado, antes de la subasta.

Ino estaba por regresar a sentarse con Sakura, cuando miro la varonil mano de Ashura, extendidas hacia ella—¿Bailamos?—la rubia no respondió con palabras, porque temía decir algo fuera de lugar y solo se dispuso a tomar la mano del castaño.

Las dos parejas se unieron a los demás, que también bailaban, atrayendo la atención de muchos.

...

—¿Quien es la chica con la que baila Toneri?—pregunto Shion, con curiosidad. Kaguya dirigió su vista hasta donde bailaba el chico y al reconocer a la joven arqueo una ceja, mirando a Indra, este a su vez, chasqueó la lengua molestó. La mayor recordó que esa joven estaba con Mikoto esa misma tarde en el salón de belleza, pero en ese momento no le puso atención, puesto que la discusión con la insípida ocupó todo su interés, pero ahora pudo comprobar, que era la chiquilla, que su sobrino buscó durante tanto tiempo.

—Ven tía bailemos también—Shion se quedó pasmada al ser ignorada por completo, su amante se había estado comportando muy raro desde que llegaron y no sabía cual era el motivo.

Indra se levantó con una idea en mente y no pensaba dejar pasar la oportunidad. Lentamente se fueron acercando, hasta quedar a muy poca distancia de la Hyuga y de Toneri. Kaguya sonrió entendiendo, la intención del joven y se prestó para ayudarlo.

—¿Donde has estado durante todos estos años?—preguntó Toneri, muy cerca de su oído, causando que Hinata se estremeciera.

—Es una larga historia, creo que en otro momento, tendremos la oportunidad de conversar—le respondió, mirando como los chicos la veían con desaprobación, especialmente Sasuke, tal y como sucedió en el pasado. Eso quería decir que los conflictos entre ellos continuaban.

La pieza terminó y la ojiperla, no sabía como decirle que debía regresar, ya que Toneri, se estaba comportando muy amable con ella y le resultaba difícil, ser cortante con el. Cuando la música comenzó de nuevo, alguien llamó al peli-blanco.

—Toneri baila conmigo esta melodía—el joven no tuvo tiempo de protestar, debido a que Kaguya lo estiro del brazo y comenzó a bailar con el, mientras que Indra se acercó hasta Hinata, como lo había planeado.

—¿Me concederías este baile?—la Hyuga casi gritó al verlo con la mano extendida hacia ella, como si fuera un principe. Tomo su mano y se dejó llevar por el corpulento y galante hombre.

...

—¿Que hace mi niña con Indra?—Mikoto entró en pánico cuando miró a Hinata sonriendo con timidez hacia el varón—No se queden ahí...hagan algo—los reprendió a todos, especialmente a Madara. El azabache, estaba que se lo llevaba el diablo desde que la miró con Toneri y todo se hizo peor, cuando Indra la invito para bailar, mientras ponía sus sucias manos sobre ella ¿y ella? ¿Que hacia Hinata sonriéndole como si le gustara? Se puso de pie con la intención de golpear a ese maldito, cuando Itachi intervino.

—¡Espera tío! No hagas nada, ella lo hará por nosotros—el joven apuntó en dirección a una enfurecida Shion, que se acercaba peligrosamente hacia la pareja.

—De todos modos iré por la niña, no quiero que salga lastimada, ni que se burlen de ella—ni las protestas de Mei, ni el avanzar sin pareja, persuadió a Madara de esperar sentado mirando lo que pasaría frente a todos.

—Tes vez preciosa...eres la mas linda de todo el lugar—la música era lenta y ellos estaban muy juntos, de manera que la ojiperla escondió el rostro con su flequillo, causando la ternura en él y en respuesta la abrazó sintiéndose completo con ella en sus brazos. Lentamente le levantó la barbilla con los dedos y ambas orbes quedaron conectadas. Hinata no se resistió, era como si el mundo hubiera desaparecido y solo estuvieron ellos dos, todo parecía un hermoso sueño, Indra era perfecto y estaba cada vez más cerca de sus labios, iba a recibir su primer beso y por instinto cerro los ojos, esperando la magia del momento. Eso fue lo que creyó que sucedería, hasta que la jalaron abruptamente, del lado del azabache, haciéndole ver, que no estaban solos y que todos los ojos estaban puestos en ellos.

—¿Que te pasa niña? ¿No te enseñaron a no manosear los hombres que ya tienen dueña?—le reclamó la fémina frente a ella, atrayendo la atención de mas personas. La ojiperla miró al Otsutsuki, luego a la chica y se sintió tonta, por dejarse llevar. Era evidente que un hombre como el ya tenía una mujer a su lado y no se iba a fijar en su persona . Seguramente el solo trató de ser amable, por conocer a su madre y fue ella quien confundió las cosas, debido a su falta de experiencia.

—L-lo siento mucho...yo, no tenía idea—habló bajo debido a la opresión y la pena.

—¿Que demonios te pasa Shion?— cuestiono Indra muy molesto.

—¿Que que me pasa? Apenas unas horas atrás, me besas a mi con pasión y ahora terminas  casi besando a esta—los ojos de la Hyuga comenzaron a brillar, llenándose de líquido, al sentirse tan avergonzada, nunca antes había estado en una situación tan bochornosa como lo estaba ahora, sin saber que hacer, se dispuso a salir afuera, donde nadie la viera, pero apenas dio la vuelta y se vio envuelta en unos fuertes brazos.

—Ven conmigo, te sacaré de aquí—el Uchiha se la llevo hacia afuera, donde ya lo esperaba un joven con las llaves de su auto. Se aseguró de subir a Hinata, para subir también y conducir hacia los terrenos Uchiha. Sin hablar nada durante el trayecto, debido a la rabia que tenía el azabache, por presenciar, como ella se iba dejar besar por Indra, eso debía ser una mala broma.

Madara estacionó en su casa y le tendió la mano a la chica para que bajara, ella la tomo sin pensarlo y lo siguió adentro, no estaba segura de lo que hacía con él, pero cualquier cosa era mejor que permanecer siendo observada por todas esas personas, a las que ni conocía y que ya se habían formado una falsa opinión de ella.

El azabache, la guió hasta una amplia habitación donde la sentó en un sofá y él, se dirigió hacia la cocina, para traerle algo de beber. Hinata por su parte, se quedó pensando en lo que sucedió, ella no tenía idea que Indra ya tenía a alguien, de lo contrario, no hubiera aceptado dejarse llevar, hasta el punto de permitir, que casi la besara. Debió tener más compostura ¿como pudo llegar a esto con alguien a quien no conocía bien? ¿Porque tenía tantas ganas de llorar pensando que fue su culpa?

—Toma esto, te sentirás mejor—Madara le acercó una taza con un té.

—Gracias—fue lo único que pudo decir, luego de recibir la humeante taza. Madara se sentó frente a ella, sin dejar de verla. La chica no levantaba la vista para encararlo, y tampoco puso atención a la taza, estaba pensativa y no se daba cuenta del escrutinio del Uchiha.

—¡Anda niña tomate el té, antes que se enfríe!—la ojiperla finalmente lo encaró.

—Con todo el respeto que me merece, Madara-sama...no vuelva a llamarme niña, estoy a menos de dos meses de cumplir diecinueve años—le pidió molesta—Si no recuerda mi nombre, puede optar por llamarme Hyuga, quizás le sea mas fácil de recordar—concluyó y se puso de pie. No sabía como fue que se dejó llevar hasta su casa, aunque le agradeció por ayudarla, ya no tenía que continuar con él, ya era momento de regresar a su hogar. Instintivamente buscó el celular en su bolso, pero no traía ninguna de las dos cosas, seguramente las dejó sobre la mesa dentro del salón.

El azabache se quedó sin palabras, por unos momentos, apenas podía creer, que la dulce niña que acuno en sus brazos, le hubiera hablado con tanta autoridad.

—Esta bien me disculpo—también él, se puso de pie y se acercó a ella—Pero debes escucharme, por favor no te niegues—ella miró en todas direcciones, tratando de esquivar la mirada oscura y algo sobre la elegante madera de la chimenea, capturó toda su atención. Camino lentamente hasta llegar y tomar el marco, donde estaba una fotografía, de su madre y de ella. Nunca antes la había mirado, era diferente a la que Mikoto le regaló. El peso de todo, finalmente la derrumbó y comenzó a llorar, ya no le importaba si Madara la veía y la seguía considerando niña...mas lo que sucedió, fue algo que no se esperaba. El Uchiha la abrazó con ternura y al igual que ella, también él, se sintió afectado.

—Aun me duele no tenerlos conmigo—le dijo, aferrandose a la camisa del Uchiha—Todos estos años de soledad, me he preguntado ¿porque? ¿Porque tuve que perderlos? ¿Porque no morí con ellos, para no tener que vivir en esa soledad, que por las noches me consumía?—el corazón de Madara se estrujó al escucharla y sentir todo el dolor que soportaba, su pequeña y que él, logro hacer mas grande.

—Shh...no digas eso, ellos hubieran querido que sobrevivieras, para continuar con su legado—le dijo tratando de no sucumbir al dolor que tenía la ojiperla. Ella temblaba entre sus brazos y su llanto solo se intensificaba. A Hinata, ya no le importaba mostrarse débil y vulnerable, habían sido muy pocas las veces que lloró de la manera que lo estaba haciendo.

—Gracias a usted, conocí personas que poco a poco, lograron aminorar mi dolor, pero también fue gracias a usted, que los perdí, quedando de nuevo a la deriva, sin saber que fue lo que hice para ser encerrada en ese lugar—el azabache se tensó al escucharla—Todos los niños, eran recogidos por su familia en las vacaciones y fechas importantes, como navidades y cumpleaños, yo era la única a quien nadie visitaba, la unica a quien todos llamaban huérfana olvidada, de no ser por mis amigos, que también estaban igual que yo, no se que hubiera hecho durante todos esos años—en ese momento, el mundo cayó sobre los hombros del Uchiha. Nunca se puso a pensar en ella, en lo duro que debió ser todo, en un país extranjero, con idioma y costumbres diferentes, sumado a estar completamente sola sin conocer a nadie.

—Perdóname, mi inmadurez, no me dejó pensar con claridad, yo solo quería protegerte de todos los peligros, que había a tu alrededor y termine empeorando las cosas—hablaba con tristeza, mientras le acariciaba la espalda con ternura.

Hinata lloro aún mas, debido a que no creyó nada, de lo que dijo el Uchiha, sin embargo continuó abrazada a él, liberando un poco de dolor a través de las lágrimas. Madara la guió hasta la cama donde se sentó con ella en su regazo, como el día en que la llevó a ese mismo lugar por primera vez. Con cariño la acuno, dándole pequeñas palmadas, como a una niña. Continuaron así por largo rato, hasta que la respiración de la joven se hizo más pausada. El azabache la miró y comprobó que se había quedado dormida, con la fotografía, pegada en su pecho. Sin querer perturbarla, se levantó y la colocó sobre la cama, luego la arropó con las sábanas, no sin antes,  retirarle las elaboradas sandalias de tacón, que llevaba puestas.

Antes de salir se dedicó a observarla por un momento. Tenía las pestañas húmedas y el rastro de lágrimas, era visible en las sonrojadas mejillas, pero ni siquiera eso, logró aminorar la perfección de los delicados rasgos que poseía la linda niña. Se preguntó ¿como pudo ser tan cruel con ella?

—Dare mi vida sin pensarlo, para que no vuelvas a sufrir mi pequeña perla—le dijo cerca del rostro y le dio un beso en la frente. Debía avisarle a todos, que la tenía con él, o de lo contrario, Mikoto era capaz de llamar a la guardia nacional y también a sus contactos para dar con ella.


[...]

A la mañana siguiente, la ojiperla despertó sintiéndose extraña, se sentó en la enorme cama y comprobó que no se encontraba en su habitación, dentro de las mancion Sabaku ¿Donde estoy? Se preguntó en voz alta y la fotografía de su madre con ella, cayó en sus piernas, fue en ese momento, que recondo los eventos del la noche anterior, de como hizo el ridiculo, frente a todas esas personas y lo peor, de como mostró su debilidad frente a ese hombre, el mismo que la alejó con aquellas duras palabras, las cuales aunque se lo propusiera, no lograban abandonar sus recuerdos más dolorosos.

Sabiendo que no tenía celular, se levantó de la cama aun vistiendo la misma ropa de la noche, no quería encontrarse con Madara, así que debía darse prisa para buscar un teléfono y llamar un taxi.

Mirando los alrededores de la habitación, comprobó que pertenecía al mismísimo Uchiha, al que deseaba evitar. Si bien es cierto, que se conmovió por la forma en que la consoló, cuando encontró la foto, también era consciente que lo dicho por el, acerca de ponerla a salvo, le resultó muy poco creíble ¿de que se supone que quería protegerla? Al continuar mirando, encontró otra fotografía, la misma que también ella tenía ¿porque ese hombre conservaba sus fotos? Sin querer continuar hurgando salió lentamente luego de ponerse las sandalias y lavarse el rostro, arreglándose el cabello, lo mejor que pudo.

Aun no amanecía por completo y al entrar en la cocina encontró el teléfono de casa, donde lo recordaba de años atrás. Hizo la llamada y después de dar la dirección, salió de la mansión de Madara, para llegar hasta la entrada de los terrenos Uchihas, de ese modo el taxista, no tenía que entrar diciendo que alguien lo había llamado.

Media hora paso, antes de finalmente poder subir dentro del taxi. Se encargó de hablar con Gaara para que la esperara y pudiera pagar la cuota del taxi, ya que no sabía donde había quedado su bolso.

[...]

Itachi, Mikoto y Shisui, llegaron a casa de Madara, para ver como estaba Hinata. Izuna abrió la puerta, tallándose los ojos, por el desvelo de la noche, donde Obito y él, se fueron con dos chicas a continuar la fiesta en las camas de un hotel cercano.

—¿Que pasa? ¿Porque vienen a esta hora?—Mikoto lo paso de largo buscando a Hinata dentro de las habitaciones.

—¿Donde esta el corderito?—pregunto Shisui.

—Supongo que en una de las habitaciones, donde Madara la colocó—respondió restándole importancia.

—¿Que sucede?—cuestionó Madara. Él estaba recién bañado y salió al escuchar las voces. Su intención fue ir en busca de Hinata antes de darse un baño, pero prefirió dejarla dormir por mas tiempo, pensaba aprovechar el acercamiento que le permitió, para ganarse su confianza y de ese modo le sería mas fácil cuidar de ella. Le podía explicar, el porqué debía mantenerse lejos de Indra, aunque con lo sucedido durante la subasta, dudaba, que ese bastardo, pudiera volver a acercarse a ella como el galán mediocre y fracasado que era.

—¿Donde está Hinata? No la encontré, en la habitación de huéspedes—le preguntó Itachi.

—La acomode en mi habitación, y yo dormí en una de las vacías—Mikoto se dirigió hacia el lugar mencionado, llamando a la ojiperla. Todo estaba en perfecto orden y no había rastro de ella.

—Ella no esta, Madara ¿que fue lo paso? ¿A donde se fue sin que nadie la viera?—Madara se apresuró hacia la habitación y comprobó, que lo único que quedaba de ella, era su dulce aroma. Realizó una llamada a los guardias que vigilaban y ellos le confirmaron, que la chica salió, para subir en un taxi, que la esperó en las afueras de los terrenos, cuando todavía no amanecía por completo.

—Lo que sucedió anoche, no puede volver a suceder, ya los chicos me contaron todo y se que mi niña, se siente atraída por Indra, debo hablar con ella, tengo que convencerla de venir a vivir con nosotros—declaró Mikoto. Ella no estaba dispuesta a permitir que su niña cayera en las manos de los Otsutsukis, preferiría traerla a la cueva de los lobos, el lugar, donde aunque irónico, era el mas seguro para ella.

—Ahora también deberá cuidarse de Shion...tienes razón tía, lo mejor es que ella venga a vivir con nosotros—añadió Shisui.

—Entonces, formemos un plan para convencerla de venir—sugirió Obito, que entró en la sala comiendo unos dangos que robó de Itachi, cuando pasó primero por la casa de su tía.

—¡Itachi!—Sasuke entró corriendo, muy irritado—Ese zopenco, robo todos tus dangos—el menor de los Uchihas, apuntó a Obito.

—Bien hecho—Izuna se acercó y recibió la mitad de los recién hechos dangos, que recibía Itachi, los Domingos de su panadería favorita. Madara y Mikoto, se llevaron los dedos al puente de la nariz, esperando el caos que se avecinaba. Itachi, era el mas sensato de todos, pero cuando se trataba de sus dangos, no se podía predecir su reacción.

Risas, gritos y objetos quebrándose, se escucharon, antes que dos Uchihas, salieran corriendo, escapando de un vengativo Itachi.

Continuara.

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