Capitulo 8
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Fugaku condujo el auto siguiendo la dirección que le dio la chica, mientras que Mikoto se subió con Hinata en el asiento trasero para continuar hablando y a la vez estar el mayor tiempo posible con ella.
—Shikaku me entregó las llaves de la residencia de mis padres—confesó la chica—Pero no tengo el valor para entrar en ella... Me gustaría que me acompañara a dar ese difícil paso, desde que recibí esas llaves pensé que usted es la única que me puede transmitir seguridad.
—Claro que si—respondió de inmediato y miró a Fugaku por el espejo retrovisor. Él le envío una pequeña sonrisa—El día que tú quieras iremos juntas.
—¡Gracias!—ambas se abrazaron y el auto se detuvo frente a la mansión de los hermanos Sabaku.
—Parece que ya te esperan—comentó Fugaku, mirando a tres chicos saliendo de la mansión.
—Creo que los preocupe—Hinata y Mikoto bajaron del auto, al mismo tiempo que lo hizo Fugaku.
—Nos tenías asustados, creímos que te había pasado algo Hinata—Temari se acercó hasta quedar a pocos pasos de ella y los dos extraños.
—Lo siento mucho, puse en celular en silencio y lo olvidé... Pero déjame que les presente a las personas que cuidaron de mí cuando murieron mis padres—los hermanos sonrieron y se acercaron, intuyendo de quienes se trataba—Estas encantadoras personas son Fugaku y Mikoto Uchiha, ellos fueron como mis padres—los chicos saludaron con un apretón de manos y también se presentaron.
—¡Vamos adentro!—los invitó Kankuro y los Uchiha los siguieron. Tenían que saber con quienes vivía Hinata, eso era lo que Mikoto tenía en mente para aliarse con ellos y hacer que ella regresara a vivir a su hogar.
—Entonces ¿te encontraste con ellos?—pregunto Gaara ya en la sala donde una de las empleadas les sirvió el té.
—Algo así...bueno, fue Itachi quien me encontró y me llevo con ellos— respondió la ojiperla, omitiendo todo lo que pasó entre Indra y Madara.
—¿Ustedes son los hijos de Rasa?—pregunto Fugaku, recordando que el adinerado empresario falleció años atrás, dejando a sus hijos huérfanos.
—Si, él era nuestro padre—afirmó Temari—al quedar huérfanos, mi tío no pudo cuidar de nosotros y terminamos recluidos en el mismo internado donde se hallaba Hina... Desde entonces, nos hicimos muy cercanos, al punto de considerarla como nuestra hermana menor—remarcó con carácter y orgullo.
—Ustedes son unos ángeles, no saben como les agradezco que cuidaran tan bien a mi niña—agradeció Mikoto, dirigiéndose a los tres con una mirada maternal.
—Hina se da a querer, no tiene nada que agradecer—añadió Kankuro, nervioso por la amabilidad de la elegante dama.
Continuaron conversando durante un rato, aclarando que no estaban dispuestos a dejar ir a la Hyuga, mientras Mikoto afirmaba sutilmente que no descansaría hasta lograr llevarla con ella. Incluso insinuó que si tenía que llevarlos a ellos también, lo haría sin pensarlo.
...
—Ahora que lo recuerdo—soltó Mikoto antes de marcharse—en una semana se llevará a cabo una subasta a beneficencia del orfelinato de Konoha, donde se subastarán hermosos cuadros de nuevos talentos, los cuales fueron donados para recaudar la mayor cantidad monetaria y así hacer las mejoras necesarias... luego de la subasta seguirá un baile.
—Shikamaru me comentó algo acerca de esa subasta. Dijo que su madre es una de las organizadoras—agregó la rubia.
—Así es, ella, Kushina y yo, somos las organizadoras, lo que me lleva a pedirles que me haría muy feliz verlos a los cuatro en el evento... Es una gran oportunidad de conocer mas personas con sus mismos intereses laborales, o simplemente pasar una bonita velada ¿que les parece?—les pregunto sabiendo de ante mano, que no podrían decirle que no.
—¡Porque no! De todos modos Shikamaru ya me había invitado ¿ustedes que opinan?—cuestiono y los tres estuvieron de acuerdo.
—!Perfecto! Les reservaré una mesa y durante la semana, vendré por ustedes cuando salgan del trabajo para que me acompañen a buscar un vestido—lo dijo dirigiéndose a Hinata—Lo que pasa es que no tengo a nadie que me ayude—la ojiperla se conmovió y de inmediato aceptó acompañarla, mientras que Temari negó con sutileza debido a que pensaba salir con Shikamaru. Aunque por otro lado, entendiendo el plan de la Uchiha. A decir verdad, la mujer era muy amable y ahora que la conocía entendía porque Hinata la quería tanto. Le alegro que finalmente se encontraran y trataran de recuperar el tiempo perdido.
[...]
Indra miraba el techo mientras estuvo recostado en la cama. Shion yacía a su lado después del agitado encuentro sexual que mantuvieron, momentos atrás. Sin embargo, el Otsutsuki, no podía dejar de pensar en Hinata. Era tan linda, tan perfecta y lo que mas le llenó de satisfacción, fue el hecho de saber, que no le era indiferente. Pero algo empañaba su alegría y sin duda alguna, fue saber que ella y los Uchihas, ya se conocían. No era tonto y pronto dedujo, que seguramente ellos la mantuvieron lejos de su alcance, durante todos esos años, que el paso buscándola.
Ese maldito de Madara, se dirigió a ella, como si tuviera derechos y terminó asustándola. Estaba seguro que de no ser por Itachi, Hinata se hubiera ido con el y de ese modo, podía averiguar, donde vivía.
Al día siguiente, llamaría a Zetsu, para que la buscaran y una vez que diera con ella, empezaría a cortejarla, enviándole flores y propiciando, encuentros casuales, para invitarla a cenar.
—¿Que te pasa mi amor? Estas muy pensativo—pregunto Shion refregándose contra el.
Indra, se molestó, por interrumpir sus pensamientos, pero apenas la miró y se imaginó a la ojiperla, desnuda sobre su pecho. No se suponía que la mirara, como a una mujer, pues hasta hacía muy poco tiempo atrás, pensaba en ella como una niña, pero como poder resistirse a semejante belleza. Pensando en ella tuvo otra ronda de sexo, con su amante, la cual gimió fuerte y complacida, por la pasión que le mostró el,azabache.
[...]
Con los días, Hinata le contó a Karin, sobre el encuentro con los Uchihas y la pelirroja, se alegró mucho, por ella. También hablaron, sobre la subasta y Karin, le contó que también asistiría.
—Me alegro, porque finalmente, podré presentar a mis amigos contigo—habló emocionada la ojiperla.
—Te confieso que tengo mucha curiosidad, por conocerlos...estoy segura que me agradarán—confesó Karin. Las dos continuaron hablando y haciendo planes para los próximos días. Hinata pudo darse cuenta, que a su amiga, le atraía Sasuke y no hacía mucho, por disimularlo, causándole risa. En verdad que la ojiperla, envidiaba su seguridad y su ánimo.
...
Dos dias antes de la subasta, Mikoto la llamó, para avisar, que esa tarde pasaría por ella y juntas irían de compras. Durante toda la semana, se mantuvieron en contacto, pero no lograron verse debido a lo ocupada que estaba la Uchiha, planeando todos los detalles del evento.
[...]
—¿Piensas salir?—pregunto Madara a su hermana. Fue a verla para que le diera la dirección de Hinata, pero al igual que los días anteriores, ella no se la quizo dar, argumentando, que solo alteraría a su niña y echaría por tierra, todos sus planes para traerla por ella misma. Su hermana, no sabía nada acerca de Indra, porque entre todos los varones, acordaron, que lo mejor era mantener esa información oculta para no preocuparla, al menos por el momento.
—Así es, ire a recoger a Hinata, para que me acompañe a realizar unas compras—respondió sonriendo.
—¿Como esta ella?—cuestiono, sorprendido y se dispuso a tratar de obtener mas información.
—Por ahora está bien, los chicos con los que vive, la adoran y se preocupan por ella...Es como si de verdad, fueran familia. La conocieron dentro del internado y gracias a ellos, mi niña no se sintió tan sola todos esos años, en que la alejaste de mí.
Madara se quedó callado, sintiéndose culpable por lo que dijo su hermana. Seguramente la niña, guardaba mucho resentimiento hacia el, por haberla alejado y a eso, se debía su cambio de actitud hacia el. En el pasado, la pequeña era obediente y no cuestionaba, ninguna de sus órdenes, en cambio el día que la miró y pidió hablar con ella, se negó, mostrando toda su hostilidad hacia el.
—De verdad Mikoto, necesito hablar con ella—el azabache, trató de nuevo, convencer a su hermana, ya que desde que la miró aferrada a Indra, no podía concentrarse en nada que no fuera esa imagen. También, la información que propinó Itachi, era muy alarmante ¿que pasaba si Indra ya conocía su dirección? ¿Y si la convence de irse con el? O peor aun ¿y si se la lleva a la fuerza? Su sobrino contó que Indra estaba prácticamente deslumbrado por ella ¿y si los dos se atraían y terminaban enamorados? Eso no podía pasar, tenía que explicarle, hacerla entender.
—Lo siento Madara, pero de verdad, tengo prisa y debo recogerla, en su trabajo, no quiero que espere sola, por mucho tiempo—sin decir nada mas la fémina salió hacia el auto donde el chofer ya la esperaba, dejando al azabache frustrado. Tuvo la intención de seguir a Mikoto y aparecer frente a la chica, para obligarla a escucharlo, pero sabía que todos sus familiares, se pondrían en su contra y nada garantizaba, que ella entendiera sus argumentos.
[...]
Hinata le dio su opinión a varios vestidos que Mikoto, le mostró y en cuestión de minutos, ya había terminado con su atuendo.
—¡Ahora escojámoos, un vestido para ti!—le dijo, mas que emocionada, pues en realidad, ella ni siquiera necesitaba vestido, la intención de llevar a Hinata, ademas de verla, era comprarle un lindo atuendo, para que luciera preciosa la noche del evento.
—Pero, yo no creo que...—la Uchiha la interrumpió.
—Dime ¿ya tienes un vestido?
—No—respondió Hinata.
—Entonces vamos y te ayudaré a escoger uno—la chica, no pudo argumentar y se dejó guiar, por la Uchiha, la cual, no perdió tiempo y escogió todos, los que le parecieron lindos para la ojiperla.
—Son muchos—repuso la joven, al entrar en el vestidor.
—Si, y espero que todos te queden para elegir uno, para la subasta—Hinata asintió, con poco ánimo, pero hizo todo, lo que Mikoto le pidió.
Mikoto espero sentada afuera del vestidor, donde se hallaban grandes espejos. Después de unos minutos frunció el ceño, pues Hinata no salía y tampoco pedía ayuda.
—¿Esta todo bien?—se acercó a tocar la puerta y esta se abrió lentamente, mostrando a la sonrojada joven luciendo un escotado vestido negro, con piedras rojas a lo largo del escote y las mangas.
—C-creo que este no es para mí—la Uchiha se quedó maravillada, con lo bonita que se veía su pequeña.
—¡Estas preciosa Hinata! Déjame verte—la azabache la saco del vestidor para que se mirara en los espejos. El vestido era largo, ajustado en la cintura y la cadera. Las mangas caían dejando ver los hombros y un poco del nacimiento de los grandes senos, aunque para Hinata era demasiado, lo que mostraba—No me equivoqué al elegirlo, sabía que te verías hermosa—la chica se probó todos los demás y a la dama Uchiha, le parecieron perfectos, así que aviso que los llevaría todos, junto a los accesorios que mejor le iban a cada uno de ellos.
Hinata miró como los finos vestidos, le dejaban mucha piel al descubierto, o se ajustaba, como segunda piel. Quizo argumentar diciendo que solo necesitaba uno, pero Mikoto le dijo que asistiría a muchos eventos con ella y era mejor, estar preparada. La ojiperla saco, su tarjeta bancaria para pagar, pero la Uchiha, se la regresó y pidió pagar por todo.
—No me niegues el gusto de comprar para ti, lo que no compré durante los años que no estuvimos juntas—de nuevo la Hyuga, se derritió y no pudo negarle nada.
Ambas féminas, salieron del centro comercial y fueron a cenar, hasta que finalmente, la Uchiha, tuvo que dejar a su niña en la mansión Sabaku, quedando de enviar a su chofer el Sábado por la mañana, para llevarlas a ella y a Temari, al salón de belleza, para arreglarse las tres. Tenía que ganarse a la rubia, para que le permitiera llevarse a Hinata en el futuro, con su aprobación.
[...]
La subasta, daría comienzo a las ocho en punto y prácticamente, toda la alta sociedad de Konoha, asistiría para contribuir, incluyendo a los Otsutsukis.
Kaguya, no pensaba perder la oportunidad, de verse hermosa, para ser el centro de atención, como lo era siempre, entre todos los varones, aunque el que mas le interesaba, era Fugaku Uchiha. Ese era el único hombre que luego de desearlo tanto, nunca lo había podido tener en su cama y todo por la desabrida de Mikoto, que ni siquiera le llegaba a los talones.
Suspiro molesta por recordar a ese estupida. Se bajo del coche con ayuda de su chofer y entró en el salón de belleza, para lucir mas hermosa. Su ceño se frunció al pasar a la silla donde la arreglarían.
—¡Mikoto!
—¡Kaguya!—la Otsutsuki, miro a su rival, sentada en seguida de ella y Mikoto se tensó al ver a esa bruja precisamente en el mismo lugar que escogió para arreglarse, con las dos chicas.
—Pero que desagradable coincidencia...Aunque supongo, que las feas, necesitan esforzarse de mas, para tratar de lucir a mi altura—soltó Kaguya, con sorna.
Temari arqueo una ceja y miró hacia Hinata, quien se quedó pasmada, observando a la bella, mujer que insulto a Mikoto.
—Querida ¿acaso tus conjuros en el caldero, no funcionaron esta vez? ¿O tu escoba no voló alto y te llevó a buscar mas sapos, para tus mascarillas rejuvenecedoras?—la ojiperla se llevó las manos a la boca y Temari también, evitando reírse—Supongo, que no, porque te vez más vieja y terminaste viniendo a donde nos arreglamos las humanas sin poderes y sin verrugas, como las de tu especie—Kaguya, apretó los puños molesta y no pudo responder otra cosa, ya que Mikoto se levantó guiada por una joven que la llevó hacia el area de manicura.
...
—Mikoto-san, tiene usted toda mi admiración, por poner en su lugar a esa mujer—afirmó Temari, todavía impresionada, por la forma en que la elegante dama, contraatacó a quien llegó insultándola.
—Esa bruja, se lo merecía—concluyó la Uchiha, sonriendo y mirando a las chicas, a las cuales logró impresionar. Hinata aunque no dijo nada, también estaba muy admirada.
Media hora mas tarde las tres estuvieron listas.
—¡Temari! Te vez preciosa—la ojiperla, admiro a la hermosa rubia. La habían maquillado y peinado, como si se tratara de una estrella de cine.
—Ambas se ven preciosas—la Uchiha, las volteó, para quedar de frente al espejo y las chicas, quedaron sin habla. En verdad, las habían dejado mas lindas, como modelos de revistas—Les garantizo, que crearan revuelo entre los varones, esta noche—afirmo la azabache, sonriendo.
Las tres salieron del salón, para ir a sus hogares y terminar con su arreglo, quedando de verse en el lugar de la subasta.
[...]
—¿Obras de arte? Eso mas bien parece hecho por un niño de dos años—se quejó Obito, cuando llegó al salon del hotel, donde se celebraba la subasta. Estaba molesto, odiaba asistir a esa clase de eventos y pronto terminaba haciendo, lo que mejor sabía hacer, molestar a alguien, para disminuir su aburrimiento.
—Tu no sabes nada, sobre arte, así que mejor ahórrate tu opinión—lo reprendió Sasuke, quien también estaba molesto, por asistir a esos lugares, el al igual que sus primos, preferían estar en medio de una balacera, que estar rodeados de pingüinos, como llamaba Obito, a quienes se veían gordos y usaban smoking.
—Entonces, imaginó...—los primos iban a comenzar con sus discusiones, cuando llegó Mikoto, con Fugaku. Ambos les enviaron una mirada de amenaza, que les fue imposible ignorar. Obito se frustró y en ese momento, Izuna le dio un codazo, para que mirara por debajo hacia sus manos, donde tomo el celular de Sasuke, sin que este lo notara.
Como el experto que era en acceder a los dispositivos, Obito con avidez, accedió y buscó entre los contactos, encontrando lo que quería. Pronto envió el mensaje de texto y con la misma audacia que Izuna lo tomó, asi mismo lo colocaron en el mismo lugar donde lo dejó el menor de los Uchihas.
Sasuke sin notar nada, guardó el teléfono, dentro de su saco y los dos azabaches mayores, chocaron los puños en señal de triunfo.
Mas y mas personas, comenzaron a llegar, entre ellas, los Senjus, como los Namikaze y Uzumakis. Todos, encabezados por el jefe de la policía, Hashirama y su esposa Mito. Tobirama, los seguía, acompañado de Tsunade, Jiraya, Minato, Kushina, Karin y Naruto. Todos ocuparon las mesas apartadas para ellos.
Yoshino, Mikoto y Kushina, se dirigieron hacia el encargado de llevar a cabo la subasta, para dar los últimos arreglos, antes de regresar a ocupar sus asientos.
—Estoy segura que recaudaremos mas fondos, que el año pasado—aseguró Kushina, mirando como el lugar se iba llenando de personas.
—También lo creó—la respaldó Yoshino.
—En verdad...—Mikoto puso los ojos en blanco, cuando miró entrar a los Otsutsukis. Kaguya, sin ningún reparo, paso frente a Fugaku y le guiñó un ojo, para luego observar, la reacción de la esposa—¡Bruja!—soltó Mikoto y las dos amigas, solo observaron, sin decir nada, pues para nadie era secreto, que esas dos damas se odiaban.
Cuando regresaron a sus lugares, el humor de la dama Uchiha, se volvió más hostil, al mirar a Madara, llegando con Mei, para sentarse en su misma mesa. Supuso que Mito, no soportaba a Mei y por ese motivo, no se sentaron juntos. Ahora ella tendría que lidiar con esa odiosa mujer.
—¡Amor! ¿Porque no ocupamos esa mesa, para estar a solas, sin estorbos?—pregunto Mei, al darse cuenta, que había una mesa vacía, frente a ellos. Odiaba a los Uchihas, especialmente a Mikoto y se sentiría mejor, al estar sola con Madara.
—No estamos aquí, para estar a solas Mei, así que dedícate a observar la subasta, que para eso, me pediste venir—soltó Madara molesto. No estaba de humor, para soportar malcriadeces y menos después de ver a Indra sentado, con sus familiares y con la amante que llevaba todos lados.
—Buenas noches a todos—los Uchihas, voltearon a mirar, la chica que los saludo.
—¡Sakura! Que gusto verte—Mikoto se dirigió a la joven y la saludo, seguida, por todos, los que estaban en la mesa. Sasuke puso los ojos en blanco, antes de que la chica se acercara a el. Pero lo que no esperaba, fue que ella se acercará hasta quedar frente a frente con el, para luego lanzarse a sus brazos y llenarlo de besos.
—Estoy tan feliz Sasuke-kun y te aseguro que no me alejare de ti en toda la noche, tal y como me lo pediste—Itachi y Shisui, se miraron entré si, sin entender nada, al igual que Fugaku y Mikoto.
—¿De que estás hablando Sakura?—pregunto, el azabache enfadado.
—Del mensaje, que me enviaste—la chica saco su celular y le mostró el "mensaje"
Sakura, mi hermosa diosa, Sakura...¿me harías el honor, de estar conmigo, durante toda la noche? Por favor, no te niegues, de lo contrario, mi corazón sufrirá...Por siempre tuyo, Sasuke Uchiha ❤️❤️❤️❤️
El joven miró con horror, que dicho mensaje de texto, fue enviado por su celular. Lo miró y no había duda, porque aún estaba en su último texto ¿pero como? De pronto su mente se aclaró y miró hacia Izuna y hacia Obito, ambos veían los cuadros que se subastarían, como si ellos no fueran culpables de nada. Cualquiera que no los conocía, podía caer fácilmente en su actuación, pero para el no, dado que no era la primera vez, que hacían algo similar.
La chica se sentó y se aferró a su brazo, sin que el chico pudiera hacer nada mas que maldecir a esos dos tarados.
Madara negó con la cabeza, por el comportamiento de Izuna y de Obito. Ellos eran los mas grandes de edad y se comportaban como niños. Miró a su hermana y esta no le puso atención, en su lugar, se levantó sonriendo y se dirigió hacia la entrada. Sus orbes al igual que las de los otros, siguieron los pasos de la matriarca, hasta que se detuvo, frente a un grupo de personas, donde se hallaba Shikamaru Nara.
Al acercarse más, pudo apreciar quien estaba entre el grupo. Era ella era Hinata y se veía divina.
[...]
—¡Ustedes se ven preciosas!—exclamó Kankuro cuando miró a su hermana y a Hinata. Temari usaba un vestido azul, hasta los tobillos, combinado, con zapatillas y accesorios dorados, haciéndole lucir encantadora.
El vestido de Hinata era el negro con detalles rojos, que escogió Mikoto, junto a las altas zapatillas y accesorios, en color rojo. El cabello lo uso en un trenzado lateral, tal como las dejaron en el salón.
—Gracias Kankuro, ustedes también, se ven muy apuestos—agradeció la ojiperla. Los dos varones, se vistieron con trajes hechos a la medida, luciendo muy atractivos. Temari, se iría con Shikamaru y ellos, pasarían por la vivienda de Yume, la chica con la que empezó a salir Kankuro.
...
Todos llegaron al mismo tiempo, al salón. Temari camino del brazo de Shikamaru, seguidos por Kankuro, también del brazo de la Yume y por último Gaara sostenía el brazo de Hinata.
El lugar era muy grande y elegante. Ninguno de ellos había estado en un evento como ese y no tenían idea de como era, hasta esa noche.
Shikamaru le dijo al guardia de la puerta que todos estaban juntos y el los condujo hacia entrada. Entre tantas personas Hinata no conocía a nadie y comenzó a sonrojarse por el escrutinio que todos les estaban dando. De pronto entre todas las personas, visualizó a Mikoto que venía hacia ellos con su siempre amable sonrisa. Solo eso bastó, para que la ojiperla se olvidara de quienes los veían.
—Que bueno que ya están aquí—saludo a todos y los condujo a la mesa que separó para ellos, obviamente junto a ella.
—Iremos a saludar a mis padres...ustedes sigan—aviso Shikamaru, a los otros cuatro.
Los jóvenes siguieron a la dama Uchiha, hasta que llegaron, a donde se hallaban todos.
—¡Bueno familia! Estos galantes jóvenes, son los amigos de mi niña—los Uchihas se pusieron de pie, para saludar—Ellos son los hermanos Sabaku—uno a uno se presentaron, excluyendo a Madara y a Mei, quienes, no se levantaron, por el momento.
—Hinata ¿eres tu? No lo puedo creer—Sakura se puso de pie y con rapidez rodeó la mesa, para llegar a la Hyuga.
—¡Sakura! Que gusto verte—ambas chicas se abrazaron y sonrieron, como cuando eran niñas.
—Ino se pondrá feliz, cuando te vea, no debe tardar en llegar—Hinata sonrió, también ella estaría feliz de mirar de nuevo a la rubia.
Los cuatro chicos tomaron sus asientos en la mesa que Mikoto le separó y esperaron a que regresara Temari, para que también conociera, a la otra familia de Hinata.
...
Madara se quedó sin palabras, cuando Hinata se acercó a ellos. La chica lucía simplemente hermosa. Aún conservaba sus rasgos y seguía mirándose inocente, pero eso solo la hacía más encantadora ¿que cuerpo es ese? Se preguntó mentalmente, sin poder creer, lo provocativa que se veía. Sin ser consiente siguió cada uno de sus movimientos, quería continuar viéndola solo a ella, a sus hermosos ojos, tan exóticos tan atrayentes. El encanto terminó, cuando su brazo fue sacudido, por su acompañante.
—¿Que te pasa Madara? Llevó un rato llamándote y no me respondes—se quejó Mei molesta, al ver a la chica que llegó y que pronto dedujo quien era. Todo esté tiempo, estuvo pensando en ella como en una niña y ahora que la conocía, comprobó, que la arrimada, no tenía nada de niña y lo peor fue, la manera en que Madara se quedó hipnotizado. Eso no le gustó nada.
—¿Que?—pregunto molesto.
—Ella, es a quien le envíe regalos...¡Vamos a saludarla!—sin esperar respuesta Mei se puso de pie y estiró el brazo del azabache, para quedar en la mesa de los Sabaku.
—Hola a todos—los ocupantes de la mesa se pusieron de pie, apenas escucharon el saludo—Soy Mei, la novia de Madara, es un gusto conocerlos, especialmente a ti linda—Mei abrazo a Hinata—Me han hablado tanto de ti, que creo que ya te conozco—Hinata sonrió con amabilidad—Madara me pidió que fuera yo quien te enviara los regalos porque el no tenía tiempo, para ese tipo de cosas, espero que te hayan gustado—las perlas se llenaron de más decepción hacia el azabache, con la revelación que hizo Mei.
—Si lo fueron, gracias por su tiempo—las orbes perladas, encontraron las oscuras de Madara—Grasias también a usted Uchiha-sama, pero no debió molestar a su novia, con cosas sin importancia, como regalos para alguien que no pertenece...—la ojiperla no terminó de hablar porqué Mikoto la interrumpió, antes de que la situación se saliera de control, estaba segura que Mei, dijo todo, con la intención de molestar a Hinata.
—Ven mi niña, acompáñame al tocador—la Hyuga hizo una reverencia, hacia Mei y también hacia Madara. Observó a Gaara, conversando con Itachi y con Shisui, así que se fue mas tranquila.
Las dos entraron en el baño, en el mismo momento que se anunció, el comienzo de la subasta. Hinata miró a Mikoto y la animó a ir .
—Adelántese, yo la sigo apenas terminé—la Uchiha salió, no muy convencida, pero a Hinata solo le faltaba secarse las manos, así que se adelantó.
...
La ojiperla salió del baño y se dirigió hacia la mesa, desde lejos vio que Temari ya estaba con ellos.
—¡Hinata! No lo puedo creer—la morena se sonrojó al ver al peli-plata frente a ella. El joven había cambiado, para bien, pues lucía muy apuesto—No sabía que estabas de regreso—le dijo sonriendo.
—Toneri-san, que gusto verlo se nuevo—el joven, quedó fascinado con la pequeña. Si antes le parecía linda, ahora simplemente era hermosa—Debo regresar a mi mesa, de lo contrario, vendrán por mi—apuntó donde estaban todos los Uchihas.
—Esta bien, pero ¿me concederías una pieza de baile, cuando empiece?—fue tan amable y caballeroso, como era de niño, que ella no se pudo negar.
Toneri, la acompañó hasta dejarla cerca. Ella camino sola el trayecto restante, siendo observada, por dos pares de ojos. Sin que ella lo notara, Indra había seguido, todos y cada uno de sus movimientos, desde que llegó. Lo único que esperaba, era deshacerse de Shion, para encontrar el momento adecuado y así poder acercarse a ella, de manera casual.
Madara apretó los puños, al notar la forma en que Indra la veía. Ya no tenía dudas, Indra la quería para el, cómo quizo a Hikari. En un pequeño momento, las perlas sintieron el escrutinio de Indra y el azabache, pudo notar de primera mano, como ese bastardo, logró alterarla, dejándola sonriendo y sonrojada. Luego lo miró a el y la sonrisa, se desvaneció, como también el sonrojó, dejando paso a indiferencia, solo eso sentía Hinata hacia el...indiferencia, aunque muy, muy en el fondo, el Uchiha, pudo persistir algo mas, algo, como fuego, que solo debía de ser despertado, para tomar todo el control. Estaba seguro, que si lograba iniciar el fuego, en ella, lograría derrumbar, todas las barreras de indiferencia.
La subasta continuaba, con personas levantando el número, ofreciendo más por los cuadros, pero ellos tres, parecían ajenos a todo el ruido y el bullicio.
Continuara.
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