Capitulo 6

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Quien era ese tipo?—preguntó Gaara, cuando el auto continuó el trayecto.

—No lo se, yo nunca antes lo había visto, pero...—la joven lo pensó por unos segundos, antes de continuar—Era muy apuesto, su mirada me dejó casi sin aliento—confesó sin poder borrar el atractivo rostro del extraño.

—Pues parecía conocerte—le dijo Gaara, pensando en lo que Hinata acababa de confesar. Ella nunca antes se mostró interesada en ningún chico y el hombre del cementerio, no era precisamente un chico, dado que su aspecto era de un hombre con mayor edad que ellos.

El celular de la ojiperla vibró anunciando la entrada de un mensaje de texto. Ella lo abrió y no pudo evitar sonreír.

—¿Que pasa?—cuestiono el pelirrojo.

—Es un mensaje del señor Shikaku, para informarme que ya realizó la transferencia a la cuenta de los Uchihas. Ahora me siento mucho más cómoda, sabiendo que pague por todo lo que gastaron en mí—le contó con alegría impresa en su rostro.

—¿No crees, que esto pueda acarear disgusto en ese hombre?—por lo que ella misma les contó, el Uchiha era de armas tomar, cuando le llevaban la contraria.

—No lo se, pero tampoco me pondré a pensar en ello—ella tenía muchas cosas mas importantes en que pensar, que en el disgusto de ese hombre.

—En ese caso...¿que tal si vamos a comer unos dangos? Unos de los trabajadores, llevaron unos, realmente deliciosos a la oficina y me recomendaron el lugar.

—¿Y también venderán rollos de canela?—el pelirrojo sonrió sabiendo que si quería ir. Le indico la dirección al chofer y en poco tiempo estuvieron el el sitio.

Lo primero que los recibió fue el agradable olor a pan recién horneado, aunque el aroma a café también predominaba.

Se sentaron en una de las mesas frente a la ventana, después de pedir sus órdenes y continuaron conversando acerca de los trabajos de cada uno de ellos. La ojiperla le comentó a Gaara, sobre la enfermera del plantel estudiantil, la chica llamada Karin y el pelirrojo, por su parte también le contó sobre como le estaba yendo en la empresa.

Los dos agradecieron a la mesera que les trajo la comida y se dispusieron a probar.

—Tenias razón...esto está increíble—afirmó Hinata, mientras probó de todo, incluido una rebanada de pastel de chocolate—¿Sabes? Mokoto-san, me enseño el proceso para preparar los dangos, pero dentro del internado, no tuve acceso a las cocinas y ahora no se si me queden bien, como le quedaban a ella—comentó emocionada, recordando los días felices, en los que Itachi y ella, comían toda la comida dulce.

—No se diga mas...mañana yo te ayudaré a prepararlos y se los damos a Kankuro, así si se indigesta, sabremos que no lo hicimos bien y podemos seguir practicando.

—¡Gaara!—lo reprendió por querer usar a su hermano, como conejillo de indias. El chico se echó a reír, por la expresión de Hinata.

—No lo puedo creer—una persona se acero a la mesa de los dos chicos—Gaara ¿eres tu?—el mencionado se puso de pie para encararlo.

—Mucho tiempo sin vernos Naruto—la ojiperla se sorprendió al escuchar ese nombre y no creía que hubiera otra persona, que se llamara igual que el rubio.

Ambos hombres se saludaron, sonrientes. Ellos se conocían desde niños, debido a los negocios de sus padres, aunque Gaara, era un poco menor que Naruto, los dos se llevaron muy bien desde que se conocieron. Naruto giró su rostro y enfocó a la persona que también se hallaba en la misma mesa.

—¡Hinata!—la chica se sonrojó, pues si antes el chico le pareció apuesto ahora, no tuvo dudas—Que gusto verte...ven aquí—sin ninguna vergüenza, el rubio estiro a la Hyuga y la abrazó fuerte—Que agradable sorpresa ¿como es que ustedes se conocen?—les pregunto a ambos.

—E-estuvimos estudiando juntos, los últimos años—respondió Hinata, sin dejar el sonrojo.

—Hina, no has cambiado, aún te sigues poniendo roja, de la nada—Naruto le tocó la frente a la ojiperla y Gaara, no tuvo otro remedio que intervenir, de lo contrario, ella terminaría desmayada.

—Todo bien, Naruto, es solo por el café caliente—el rubio, lo pensó por un momento y sonrió rascándose la mejilla, avergonzado por lo linda que se veía la pequeña, hermana del teme.

Los tres se sentaron y comenzaron a contar todo, sobre los últimos años. El Uzumaki, les contó que asistió a la academia de policía, siguiendo los pasos de Hashirama y ahora trabajaba junto a el, como uno de los novatos recién graduados.

—¿Y viniste aquí tu solo?—preguntó Gaara, al ver hacia las otras mesas a dos personas que los veían, en especial a Naruto.

—¡Eh!—el rubio pareció recordar que no estaba solo en el restaurante—No, estoy con dos, de mis compañeros...Ashura, Kakashi, vengan aquí, les presentaré a unos amigos—el chico gritó, sin importarle que todos los clientes voltearan a mirarlo. Los mencionados, negaron con la cabeza y se pusieron de pie para acercarse a ellos.

—Trata de ser más discreto Naruto—lo reprendió un corpulento y apuesto castaño.

—Ashura, tiene razón, atraes todas las miradas—añadió el otro compañero del Uzumaki, un atlético hombre con cabello plateado, que usaba una máscara para cubrir su boca, dejando un aire misterioso. Las miradas de todas las féminas estaban puestas en los dos caballeros y la ojiperla de inmediato reconoció al enmascarado.

—Kakashi-san—el peli-plata, la miro detenidamente y sonrió bajo la máscara.

—Cord...Hinata, que gusto verte—dijo acercándose a ella—Mira como has crecido...estas preciosa. El despistado de Obito no me comentó nada, sobre tu regreso—la chica se tensó y de nuevo se sintió aprensiva al escuchar el nombre de Obito. El, siempre la hacía reír y lograba animarla, cuando caía en la tristeza, ademas era muy sobre protector con ella, logrando que se sintiera segura.

—El no sabe que estoy de regreso, aun no veo a ninguno de ellos—Kakashi, sabía la historia de la chica y hasta estuvo a punto de llamarla corderito, como lo hacían los Uchihas, en el pasado. Pero al ver la tristeza en sus orbes, optó por ya no interrogarla. Pues ya no era una niña, ahora ella podía tomar sus propias decisiones, y si decidió no avisar sobre su llegada, sus razones tenía.

—¿Entonces, el teme, tampoco sabe sobre tu regreso?—pregunto Naruto, sin poder creerlo.

—Aun no—las orbes de Hinata se encontraron con las del apuesto castaño, que también estaba, frente a ellos y que aún no presentaban.

—Ashura Otsutsuki, es un placer conocerlos—el Otsutsuki, se tuvo que presentar solo debido a que Naruto todavía se hallaba pensando en en que Sasuke no sabía nada sobre Hinata.

—Gaara Sabaku, para servirle—el pelirrojo estrecho la mano de Ashura, como también la se Kakashi.

—¡Otsutsuki!—murmuro Hinata, recordando el pasado.

—Hina ¿recuerdas a Toneri?—cuestiono el rubio, al escuchar el murmullo de la ojiperla. Ella asintió—Ashura es tío de Toneri.

—¿Conocen a Toneri?—pregunto Ashura, con una sonrisa en el rostro.

—Solo ella—se apresuró a responder Gaara. Luego de hablar por un momento, todos se despidieron y los menores se marcharon hacia su hogar, no sin antes intercambiar números con Naruto.

[...]

Indra entró en sus terrenos a toda prisa, con un solo pensamiento en su cerebro y ese era; la niña, que se acababa de encontrar en el cementerio.

—¿Para que me necesita?—preguntó Zetsu al ser requerido en el despacho del Otsutsuki.

—La encontré Zetsu...encontré la niña Hyuga, que estuve buscando por tantos años—afirmó emocionado, como hacía mucho tiempo no lo estaba.

—¿Y donde esta ella?—Zetsu, miro en todas las direcciones, esperando encontrar algo de la mocosa, pero no vislumbró nada.

—Es para eso que los necesito—aclaro el joven con los ojos brillantes de emociones—La encontré en el cementerio, pero se fue antes que pudiera hablarle, ahora quiero que la busques, lo antes posible...Empieza por su nombre y con esto, no te será difícil acceder a ella.

—¿Y está seguro que es ella?—preguntó Zetsu, tratando de esconder su disgusto, por dicha petición. Tanto el como Danzo, tenían esperanzas de que esa chiquilla, nunca se encontrará, ya que ese tema, hacía que Indra, se desconcentrara en los negocios y a su vez perdían mucho capital, solo por ese molesto afán de reivindicarse con la mujer que amo, en el pasado.

—Completamente seguro, tendrías que verla, es preciosa, tan parecida a Hikari, pero con unos pequeños cambios y entre ellos, el mas hermoso de todos...Sus ojos, sus ojos, no son como los de su madre, sino...—Indra se quedó callado suspirando sin olvidar la forma en que también ella lo veía a el.

—¡Entiendo! La chica debe tener los exóticos ojos de los miembros Hyuga—declaró Zetsu, mirando como el azabache suspiraba, mientras se mantenía perdido en sus pensamientos y eso para nada, podía ser algo bueno.

Indra, no dudó en memorizar el horario y día exacto en que la acababa de ver, para regresar, en caso de no tener suerte, en dar con su paradero.

—¿Que desea que hagamos, en caso de encontrarla?—Zetsu estaba seguro que se le ordenaría raptarla, como lo intentó con la madre y ella misma, años atrás.

—Nada, solo mantenerme informado...No cometeré los errores que cometí en el pasado, esta vez lo haré diferente—el azabache, no mentía, pues no quería asustarla, como lo hizo con la madre.

[...]

—¡Bingo!—las miradas de los Uchihas, se dirigieron hacia Obito, cuando exclamó la palabra. El era uno de los mejores hackers y después de tomar la computadora de Madara, comenzó con un meticuloso rastreo de los últimos envíos bancarios que realizó Hinata, dando con el más reciente, el cual se realizó desde Konoha, apenas unas 48 horas atrás.

—¿Encontraste algo?—pregunto Itachi.

—Estas hablando con el mejor de los Uchihas, claro que encontré algo—todos rodaron los ojos ante la declaración de Obito—Miren esto—Madara fue el primero en acercarse a la pantalla de la computadora y se quedó atónito con lo que miró.

—Esto es demasiado, es equivalente a todo lo que cobró el internado por la estancia de Hinata durante los diez años—el azabache continuó leyendo y dio con el nombre del banco, que realizó tal depósito.

—Así es, y esto quiere decir que el corderito se encuentra en Konoha, o muy cerca —añadió Obito.

—¿Y que estamos esperando?—Sasuke se puso de pie, para salir a visitar el banco y obligarlos a darle  información, lo antes posible. Seguramente a eso se debía la llamada que anteriormente le hizo, el padre de Shikamaru a sus padres. El también debió darse cuenta del depósito, dado que ellos eran los encargados de custodiar el capital Hyuga.

—Espera Sasuke, primero tenemos que pensar en la situación. Debemos plantear la probabilidad, que quizás ella no quiera saber nada de nosotros—sugirió Itachi—Si Hinata quisiera vernos, ya lo hubiera hecho, teniendo, la dirección, le era fácil conseguir nuestros números  y hasta ahora no sabíamos nada de ella...incluso regresó todo, como si no quisiera tener nada que ver con nosotros—tanto Obito, como Izuna y Shisui, se tensaron al escuchar lo que dijo Itachi y en automático, todas las miradas se fueron hacia Madara, en forma de reproche.

Madara los ignoro, puesto que su cerebro era un completo caos ¿como fue capaz de regresarle todo lo que gastó en ella? El no lo hizo con esa intención, sino por el contrario, su interés solo fue mantenerla a salvo. Para ellos el dinero no era un problema, pero luego recordó, lo que ella escribió en la carta. La niña le dijo que le pagaría todo. Ahora mas que nunca, necesitaba verla.

—Ella es demasiado dulce, como para no querer vernos, ademas quería mucho a mi tía—señaló Shisui—¡A menos que...!—el chico miró directamente a Madara—¿Que fue lo que le dijiste la última vez que hablaste con ella? ¿Porqué alguien como el corderito, está tomando esa actitud?—el mayor, los miro a todos al igual que ellos a el.

—Yo debía alejarla, a cualquier precio—los chicos reaccionaron—Le hice ver que ella no pertenecía a este lugar y que ya había estado mas tiempo del que podríamos tenerla con nosotros...También le dije que así como metió a Sasuke en problemas, también los metería a ustedes—concluyó el azabache.

—Era solo una niña de ocho años ¿como fuiste capaz de decirle todo ese?—reclamo Izuna—Hinata perdió a su familia y tu la trajiste con nosotros, para luego hacerle perder todo una segunda vez...ahora entiendo el porque de su  comportamiento hacia nosotros.

—Tienes surte, que mis tíos, no pudieran regresar el día acordado, de ese modo tenemos mas tiempo de buscarla—añadió Obito, abandonando el despacho de Madara, seguido por los otros, quedando solo Itachi con el mayor.

—Estoy seguro de poder encontrarla, ahora que sabemos sobre la transferencia, pero...—Itachi lo pensó por un momento antes de continuar—Si ella no quiere vernos, no permitiré que intentes algo para forzarla, no, después de que tú mismo eres el responsable de alejarla—advirtió el chico y sin esperar respuesta, salió dejando a Madara completamente solo, con sus culpas.

...

Itachi, estaba analizando la situación y supo que Hinata, debía estar visitando el cementerio, para ver la última morada de sus padres, también el otro sitio posible era la residencia Hyuga, en esos dos lugares es por donde empezaría la búsqueda.

[...]

En cuanto Mikoto y Fugaku, regresaron del viaje, los más jóvenes acordaron, no decirle nada a la fémina, o de lo contrario, se pondría aún más inestable. En su lugar, hablaron con Fugaku y este a su vez, de inmediato puso manos a la obra, pidiendo una conferencia con Shikaku Nara. Algo le decía que es por ese lugar es, que debería empezar a buscar.

Dos días mas tarde, ingreso al edificio, acompañado por Madara, el cual no quizo quedarse a esperar y optó por también estar en la reunión.

—Anuncié a Nara-san, que Fugaku y Madara Uchiha, llegaron para la cita—la secretaria, asintió y se dirigió a la oficina de su jefe para dar aviso.

—Pueden pasar—les indico sosteniendo la puerta de madera, para que los azabaches entraran.

—Supongo que sabes el motivo de nuestra visita—afirmó Fugaku.

—Supones bien, así que pregúntame lo que deseas saber sobre ella.

—¿Ella estuvo aquí?—la imponente voz de Madara  se impuso en la oficina, adelantándose a Fugaku.

—Si, Hinata, estuvo aquí la semana pasada—declaró el Nara y antes que el sorprendido azabache, hiciera otra pregunta, Shikaku se adelantó—Ella no me buscó, fue mi hijo quien dio con ella en un antro, por casualidad y al intercambiar teléfonos, la contacto para traerla aquí.

—¿En un antro? ¿Con quien estaba?—Madara se estaba poniendo mas y mas ansioso.

—No conozco muy bien los detalles, pero por lo que me contó Shikamaru, se que llegó a Konoha, hace casi cuatro meses, con unas personas que conoció en el internado y ahora vive con ellos, considerándolos su familia—Fugaku negó con la cabeza, sintiéndose culpable por no imponerse ante Madara en el pasado.

—¿Pero ella está bien?—inquirió el Uchiha mayor.

El Nara suspiró, recordando lo frágil que le pareció la joven—Físicamente está bien, pero creo que los recuerdos del pasado le pesan demasiado—declaró pensativo.

—¿Porque regresó el monto que cobró el internado? ¿Y que piensa hacer ahora?—cuestiono Madara.

El Nara, les contó todo lo que habló con la chica y como ella parecía estar muy dolida con Madara por haberla encerrado durante tantos años. Y si era sincero consigo mismo, Shikaku, tenía que admitir, lo mucho que disfruto ver la reacción de Madara, ante lo que les informo. Ese engreído se lo merecía por desentenderse de Hinata por tanto tiempo. Eso no hubiera sido, lo que Hiashi y Hikari deseaban para su pequeña hija.

—Quiero saber donde la puedo encontrar ¿tiene su dirección?—preguntó furioso, sin dejar su arrogancia de lado. Fugaku, se limitó a tomarse el puente de la nariz con frustración, ante la actitud de Madara.

—No la tengo...Hinata no me la dio, lo único que se es que está trabajando en una escuela, como maestra de kinder—informó el Nara—Y con todo, respeto, en caso de que la tuviera, no se la proporcionaría—el Uchiha lo fulminó con su famosa mirada asesina, pero el Nara, ni siquiera se intimidó y continuó con su postura.

—¿No entiende que ella puede estar en peligro? Recuerde porqué decidieron cambiar su nombre—argumentó el Uchiha muy molesto.

—¿No cree que es un poco tarde para pensar en el bienestar de la chica? Me refiero a que ella tiene cuatro meses viviendo aquí y usted su "protector" ni siquiera lo sabia, de no ser porque ella misma le regresó todo—respondió Shikaku con tono sarcástico hacia Madara.

—Shikaku tiene razón Madara...Será mejor que nos marchemos—sin mas que decir a su favor, ambos se marcharon, sin obtener mas información por parte del Nara.

...

—¿Que se supone que debo hacer para dar con ella?—soltó Madara frustrado, por no conseguir lo que quería. Fugaku lo miro de reojo y después de pensarlo se dispuso a dar su opinión.

—Piensa un poco Madara...¿que harías tu, si regresaras a la cuidad donde viviste y donde se encuentran las tumbas de tus padres?—el azabache de largo cabello oscuro, se quedó pensando por un momento, para luego hacer una mueca de sonrisa, hacia el mayor.

—¡El cementerio!—exclamo con seguridad—¡Claro! ¿Como no lo había pensado?—pregunto para si mismo.

—Ahora ya sabes, que las flores frescas que vez, no solo son de Indra—aclaró Fugaku, dejando a Madara, con un frío que le llegó hasta la columna vertebral. Eso solo quería decir, que quizás Indra, ya la hubiera encontrado, ya que aunque le costara reconocerlo, el bastardo ese, iba mucho mas seguido al cementerio que el.

—Pondre vigilancia, desde hoy mismo y también yo visitaré el lugar a diario...Tengo que dar con ella, antes que lo haga Indra—el mayor asintió y cada uno se marchó a diferentes lugares.

...

A partir de esa reunión, Madara asistió diariamente al cementerio. Se quedaba ahí por un rato y al marcharse, dejó, a uno de sus hombres, vigilando, haciéndose pasar por el velador del lugar.

El Sábado por la mañana, se hallaba desayunando, mientras leía el periódico, cuando su celular sonó anunciando un mensaje de texto...Ella está aquí. Solo eran tres palabras, pero fueron, lo suficientemente convincentes, para hacerlo dejar todo y salir corriendo hasta el lugar donde finalmente se vería la cara con ella.

[...]

Los días continuaron su curso habitual. Temari habiendo entendido todo lo referente a Hinata, le ofreció su apoyo incondicional, al igual que Kankuro. También le propusieron que cuando ella quisiera ir a visitar la casa de su niñez, ellos podían acompañarla, para que no le resultara tan difícil, dar ese paso.

La presencia de Shikamaru, en la casa de los hermanos Sabaku, se había hecho cada vez más frecuente. Aunque no lo admitió abiertamente, Temari, se sentía muy atraída hacia el muchacho y viceversa.

Kankuro, pronto comenzó a salir con una chica, que trabajaba en la empresa, mientras que Gaara, se preparaba con más estudios, para estar al nivel esperado dentro de la empresa familiar.

Hinata se acercó mucho a Karin, dado que ambas eran casi de la misma edad, a comparación, con sus compañeros de la escuela. Ya era habitual verlas juntas, en los recesos, para comer.

La ojiperla, se sintió más aprensiva con el paso de los días, respecto a los Uchihas, especialmente pensando en la matriarca. Por alguna razón, sentía que era ella la única que podía darle el apoyo, para enfrentar sus fantasmas del pasado, como entrar a la casa de sus padres. También quería que se sintiera orgullosa de ella y de sus pequeños logros, demostrarle lo mucho que su amor, marco su vida. Pero con todo y el anhelo que se imponía en su pecho, no tenía el valor para buscarla, e imponerle su presencia arriesgando a la dama a ser reprendida por su hermano.

Por mas que la misma Karin, le sugirió buscarla, no lo hizo ¿que debo hacer? Murmuro, subiendo a un taxi que llamó para dirigirse al cementerio, como lo hacía semanalmente, aunque después del encuentro con los Nara, le parecía mejor ir en Sábado y no en Viernes después de trabajo, como lo hacía antes. Tenía pensado dirigirse a más lugares, así que se vistió, con jeans, de mezclilla y zapatillas deportivas, combinado con una Jersey en color negro que la hacía ver encantadora, por la manera en que marco, su estilizada figura. Por último, se dejó el cabello suelto, y uso poco maquillaje, solo en los labios.

Llegó, minutos después y conforme avanzaba, pudo vislumbrar a alguien parado Justo en las lápidas de sus padres.

—B-buenos días—saludó con respecto, a la persona que posiblemente, conoció a sus padres. El hombre se giró para encararla con una sonrisa encantadora en el perfecto rostro. Ella se sonrojó de inmediato al ver el mismo moreno de la semana anterior.

Indra, apenas podía creer que la tenía frente a el de nuevo. Había pedido buscarla, pero sus hombres no dieron con ningún Hyuga, por todo Konoha, así que optó por hacer, lo que se había planteado, asistir al cementerio y esperar a que la suerte le sonriera. Su melodiosa voz, lo dejó embrujado y no pudo evitar sonreír, como un tonto adolescente. Se veía tan linda sonrojada y nerviosa por el.

—Tu  debes ser Hinata Hyuga ¿no es así?—le preguntó, mirando la sorpresa en el perfecto rostro de la joven.

—¿U-usted me conoce?—cuestionó con sorpresa.

—No, pero conocía a tú madre...Indra Otsutsuki, para servirte  señorita Hyuga—ella finalmente se relajó y sonrió genuinamente, recordando al castaño llamado Ashura, que conoció una semana atrás. Seguramente debían estar relacionados.

—El gusto es todo mío Otsutsuki-san—la ojiperla hizo una elegante reverencia, dejando el corazón de Indra con los latidos irregulares, ante la similitud con Hikari. El azabache tomó la pequeña mano y depositó un casto beso, en ella, mientras la Hyuga luchaba para no desmayarse.

—Me da mucho gusto, conocerte...Eres tan parecida a ella—la niña sonrió y el sonrojo se hizo más intenso, ante la penetrante mirada del apuesto moreno. Sin embargo, a pesar de lo nerviosa que se puso, se sintió muy cómoda junto a el. No sabía, si se debió a que el conoció a su madre, o otra razón, pero la presencia de Indra le gustó, al igual que la primera vez que lo miro.

—MALDITO BASTARDO...ALÉJATE DE ELLA—una voz que mas bien parecía un rugido, rompió el lindo momento que vivían Indra y la ojiperla.

Hinata enfocó a un enfurecido y enorme hombre, con cabello largo, que caminaba hacia ellos dando grandes zancadas, como si de un depredador se tratara. Su aura era atemorizante y entre mas se acercaba, ella pudo ver con claridad de quien se trataba.

...

Madara llegó al cementerio y sin perder el tiempo, se apresuró a buscar a Hinata, pero lo que miró, lo lleno de ira. Estaba seguro que era la misma chica, que divisó tiempo atrás y junto a ella se encontraba ese maldito.

Luciendo simplemente encantadora, le sonreía a Indra, mientras que el Otsutsuki le besaba la mano. Segado por la rabia le ordenó que se alejara. Estaba dispuesto a matar a Indra, de ser necesario.

Indra soltó la mano de la ojiperla con la misma delicadeza con que la tomó y sin perder los estribos, encaró a Madara.

—¿Que te pasa Madara?—cuestiono sin levantar la voz. De pronto su pecho se calentó, lleno de euforia, cuando sintió a la niña, refugiandose tras el, para buscar escapar del Uchiha. No queriendo asustarla, continuó calmando, a fin de cuentas ella no parecía temerle.

—Aléjate de ella, o de lo contrario lo lamentarás—en segundos y como si de un deja vu, se tratara, aparecieron varios hombres con armas. Hinata se asustó mucho, estaba segura que algo malo sucedería, al igual que aquella horrible noche, donde murieron sus padres. Sin darse cuenta, comenzó a llorar aferrandose a la camisa de Indra, como su único escudó.

—¡Basta Madara! No estas viendo que asustas a la señorita Hinata—el Uchiha enfureció mas, por la actitud de Hinata. Esto no podía estar pasando ¿como podía ella preferir al asesino de sus padres que a el? Por otro lado, verla llena de miedo y con el rostro bañado en lágrimas, ante la caótica situación, lo hizo reflexionar en su modo de proceder frente a ella.

—¡Ven conmigo Hinata!—le ordenó, apaciguando un poco la ira. Ella estaba aterrada, que ni siquiera se movió de donde se escondía. Temió que si daba un paso, los hombres armados dispararían hacia ella.

Indra se molestó al percatarse, que Madara sabía quien era ella y no le gustó la forma en que se dirigió hacia la joven como si estuviera muy familiarizado con ella.

—Tranquila pequeña, nada malo te pasará...Me encargare de eso, no temas—la ojiluna, no respondió, pues el recuerdo del pasado y el miedo, la tenían presa en su mente. Con un movimiento de cabeza, los hombres de Indra, guardaron las armas y se alejaron de la presencia de Hinata. Madara hizo lo mismo, quedando solo ellos tres.

—¡Niña...!—Madara la llamó de nuevo, pero la ojiperla ya se hallaba muy asustada, como para reaccionar, ademas la postura del Uchiha, no ayudaba en lo mas mínimo, mientras Indra, se comportaba con ternura, Madara ordenaba con un semblante aterrador para alguien con traumas pasados, como lo era el caso de la Hyuga.

—No temas, no tienes que ir con el, yo puedo llevarte a tu casa, o a donde tú quieras—le indico Indra inclinandose  hasta su altura.

Ella no sabía que hacer, por un lado Madara y por otro, el Otsutsuki. Pero no podía moverse. Pensó que sufriría un ataque de pánico y cuando creyó que sucumbiría a toda esa locura, una reconfortante voz, se infiltró en sus oídos. De inmediato salio de su letargo y reconoció a un joven, con el cual iría hasta el fin del mundo.

—¡Hinata ven conmigo!—Itachi le tendió la mano y sin pensarlo dos veces, avanzó hacia el y se lanzó a sus brazos. El siempre fue muy confiable para ella, y la ojiperla no ponía en duda sus intenciones. Era como su hermano mayor, el mas sensato de todos.

—Sácame de aquí por favor...Tengo miedo Itachi-kun—el Uchiha la incitó a caminar con el y sin que los dos rivales pudieran hacer nada, se la llevó con el fuera del lugar. Itachi, había estado yendo al cementerio y haciendo preguntas al conserje, logró averiguar, que una chica con la descripción de Hinata, asistía semanalmente a las mismas lápidas, así que no tuvo problemas en ir el Viernes y también el Sábado. Agradeció su suerte cuando logró llegar, para sacar a Hinata de todo el caos que esos dos causaron en ella.

...

—No te vuelvas a acercar a ella—amenazó Madara, furioso.

—No recibió órdenes tuyas Uchiha, así, que ahórrate tus demandas—dicho lo último, el Otsutsuki, se dirigió hacia la salida con calma y pensando en lo que acababa de suceder.


[...]

Mikoto, se hallaba en la cocina, encargándose de la comida. Había preguntado si había noticias sobre Hinata, pero los varones aún no obtenían nada.

—¡Madre!—la voz de su primogénito, la sacó de sus pensamientos.

—Por aquí...Estoy en la cocina—la dama Uchiha, se limpió las manos en el delantal que llevaba puesto y giró para encarar a Itachi, pero el muchacho no se encontraba solo—¡Por todos los cielos! Mi niña—Mikoto corrió hacia la morena, para envolverla en un material abrazó, que hacía muchos años quería dar.

Poco a poco, el miedo de la ojiperla, se disipó, solo con sentir el calor de esa mujer. Sus brazos parecían haberla sanando de todo los malos recuerdos...Soñó tanto con ese momento, que temía se tratase de eso, de un sueño, pero luego se vio rodeada por mas personas sonrientes y supo que no lo era, que de verdad, estaba en el lugar que más quería estar. En los brazos de su segunda madre.

Continuara.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top