Capitulo 22

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Shion ingirió la fuerte bebida ignorando por completo a los dos varones. Tanto Danzo, como Zetsu, se reunieron con ella para informarle sobre el ofrecimiento que realizó Indra y ella se quedó en silencio analizando los últimos eventos. No dejó cabos sueltos, nadie podía vincularla con ese incidente, así que no veía el motivo por el cual preocuparse, de todos modos, si ella caía, lo harían ellos primero, por lo tanto, debían ocuparse de evitarlo a como diera lugar. Lo que mas le había molestado, fue el hecho de saberla con vida y ya recuperandose en casa del líder Uchiha.

--¿Escuchó lo que le contamos?—cuestionó Zetsu cansado de la extraña actitud de esa mujer. Danzo lo miró y no pudo evitar negar con la cabeza. Definitivamente había sido un grave error hacer tratos con una mujer despechada e irracional como ella.

—Ya, dejen el drama, nadie puede sospechar de nosotros, ademas, no complete mi cometido y cómo ya lo saben, mi intención es liquidar a esa maldita mocosa—las expectativas por tenerla en sus manos le causaban euforia, ahora no sólo quería asesinarla sin que la Hyuga supiera quien lo hizo, no, ahora su intención había cambiado a una mucho mas oscura. Quería verla muriendo día a día, ver cómo sus esperanzas se iban extinguiendo hasta quebrarla psicológicamente y al final, ella misma rogaría por morir.

—¡Pero señorita!—exclamó Danzo en tono de reproche—Pensé que usted querría irse por un tiempo, al menos hasta que las cosas se calmaran—Zetsu asintió de acuerdo con su compañero. Shion hizo una mueca de fastidio ante la estupida sugerencia.

—Pensé que eran de los mejores elementos con los que cuenta Indra, pero su actitud me está demostrando que sólo son un par de cobardes—de no ser por el poder que tenía esa mujer, ambos hombres la hubieran torturado por el insulto que recibieron y que nunca antes habían recibido. No era extraño que el líder Otsutsuki se hubiera deshecho de ella. La mujer era una engreída, una malcriada acostumbraba a obtener cualquier cosa que quisiera y aparentemente, Indra lideraba su lista de deseos, tanto se había obsesionado con él, que ni siquiera le importaba morir con tal de llevarse a la joven Hyuga por delante, la cual seguía en la lista de sus enfermizas obsesiones.

—Entonces no hay nada más de que hablar—añadió Zetsu preparándose para marcharse.

—Si, es lo mejor, después de todo no son mas que un par de inútiles y recuerden mantenerme a salvo, de lo contrario, serán ustedes quienes pagarán por el intento de asesinato... Como pueden ver, los tres somos cómplices y no podrán negarse a cumplir mis futuras órdenes ¿está claro?—cuestionó de forma retórica.

—Lo está—respondió Danzo sintiéndose un imbecil por haberse asociado y doblegado ante esa caprichosa mujer.

Salieron furiosos y una vez que subieron al auto, Zetsu golpeó el volante con frustración ¿como pudieron enredarse la soga al cuello? Si Indra llegaba a sospechar de ellos, estaba seguro que obtendrían una muerte lenta y muy dolorosa, mientras que la autora intelectual, se daba el tiempo suficiente de escapar.

—¿Que demonios haremos? Estamos en sus manos y para colmo continuaremos obligados ayudarla con sus locuras—Danzo buscaba una posibilidad de desaparecer a esa mujer, sin embargo, no encontraba una manera segura de hacerlo sin salir involucrados con ella.

[...]

Hizashi se derrumbó frente a la última morada de su gemelo y la que fue su cuñada. Las tumbas estaban bien cuidadas y tenían flores aún frescas. Seguramente Hinata fue quien las había colocado. Las lágrimas del Hyuga empañaron su visión y los recuerdos de ambos gemelos jugando, creciendo y conviviendo juntos invadieron todos sus pensamientos.

Neji lo veía desde lejos, el joven quiso darle un poco de privacidad, no obstante, en poco tiempo pensaba intervenir, ya que su padre se veía muy consternado.

—Perdóname Nii-san por no haber enfrentado a nuestro padre y abandonarlos—se limpió el rostro y miró ambas tumbas con determinación—Pero te juró que no haré lo mismo con Hinata, ella es lo único que me quedó de ti y luchare por su bienestar, como no supe hacerlo con ustedes—tomando valor, colocó las flores y se puso de pie con la certeza de cumplir su promesa. Su sobrina era quien más había sufrido en todos esos años, así que ayudaría en todo a los Uchihas para mantenerla a salvo.

—¿Está todo bien?—Neji le dio una palmada en el hombro.

—Ahora si—respondió lanzando un suspiro antes de marcharse. Esa tarde tenían una reunión con Sikaku Nara, quien apenas supo sobre su presencia en Konoha, los llamó para reunirse. Posiblemente quería ponerlos al tanto del capital de la familia Hyuga y Hizashi pensaba agradecerles por haber hecho tanto por su hermano y por Hinata. En definitiva, su sobrina tuvo mucha suerte de encontrarse con buenas personas, las cuales no se aprovecharon de la desgracia, como hubieran hecho fácilmente de haberlo deseado.

—Entonces vamos, aún debemos pasar por la mansión Hyuga antes de reunirnos con los Nara—Tenten se había quedado en la mansión y la dama Uchiha se encargó de mandar a las empleadas que ofreció. Los tres estuvieron muy cómodos en la bonita casa, sin embargo, apenas entraron y se percataron del porque Hinata tenía dificultades para estar ahí, ya que las fotografías familiares y el gusto de la pareja al decorar, se veía estampado por todo el lugar.

—Claro, también debemos recoger a mi nuera—Neji fulminó a su padre, quien sonrió restándole importancia. La eficiente asistente personal de Neji, se veía muy enamorada de él y aunque trataba de ocultarlo, su hijo había comenzado a prestarle mas atención. No era extraño escuchar su nombre en la mayoría de las conversaciones y ni que decir de las miradas indiscretas que ambos se lanzaban cuando se hallaban cerca.

—Ella es mi asistente y si te escucha decir eso, posiblemente se sentirá muy incómoda—el chico trataba de despistar a su padre, pero lo cierto era que en dos ocasiones, la guapa castaña y él, estuvieron a punto de tener relaciones sexuales. El alcohol había jugado un papel importante en los eventos, no obstante, debía admitir la creciente atracción que se había formado entre los dos, aún sin que la embriaguez estuviese de por medio.

—Si, puedo imaginarlo—replicó Hizashi ante la reprendida de su hijo—aunque no tendría nada de malo involucrarse con ella.

—¡Padre!—de nuevo el chico se incómodo.

—Esta bien, ya no diré nada—el mayor quiso sonreír, pero lo evitó de todas las maneras posibles, pues Neji ya se veía molesto por sus sentimientos expuestos, cosa que nunca le había sucedido y por ende, no sabía como reaccionar.

[...]

—¿Y como esta la herida?—cuestionó Gaara, quien se encontraba en la gran sala de la mansión perteneciente a Madara. Habían pasado unos días desde que Hinata fue dada de alta y desde que lo hizo, el pelirrojo la fue a visitar a diario.

—Mucho mejor, ya casi ni me duele y poco a poco he ido tomando mis obligaciones, por ejemplo atenderlos a ellos, pues ni Chiyo, ni mucho menos Madara me permiten hacer nada en la casa—Gaara sonrió al verla inflando las mejillas con frustración.

—Hina... tuviste mucha suerte de haber sufrido solo un rozon y tu prometido como todos quienes te queremos, nos asustamos mucho—al ser de la misma edad, ellos siempre fueron muy cercanos y por lo tanto, el chico se preocupaba por ella, al igual que la joven de él.

—¡Gaara...!—la ojiperla se puso de pie y se fue hasta el pelirrojo dónde fue recibida por un fraternal abrazo. No es que Temari y Kankuro no la hubieran ido a visitar, ya que también estaban al pendiente y para ellos, era como su hermana menor, no obstante, los menores parecían entenderse mejor—No te preocupes tanto, estoy bien y te prometo que tendré mas cuidado ¿de acuerdo?—el chico asintió y como lo había hecho los días anteriores, se despidió de la Hyuga, no sin antes pedirle que se cuidara mucho y que obedeciera a su prometido. Ella lo acompañó hasta la puerta y suspiró antes de cerrar la puerta. El día no era muy frío y quería salir a pasear, ya que llevaba mucho tiempo sin salir de los terrenos Uchiha y desde que los Hyuga se encontraban en la residencia Hyuga, no hacía mas que pensar en ir a estar con ellos. Si bien es cierto que la visitaban a diario, quería ir mientras aún se hospedaban en esa casa, de lo contrario no lo haría.

—¿Te sientes bien señorita?—Hinata le había pedido a Chiyo tutearla y llamarla por su nombre, sin embargo, la anciana sólo cumplió uno de sus pedidos.

—Físicamente si, pero estoy un poco ansiosa, quiero salir, me siento aburrida de estar aquí sin hacer nada—confesó sin reservas, dado que en el poco tiempo de convivir con Chiyo, le tomó mucha confianza.

—Extrañas a Madara ¿no es cierto?—la joven se ruborizó al saber que la anciana tenía razón. El día anterior el azabache se había tenido que ir fuera de la cuidad y no regresaría hasta la mañana siguiente, sin embargo, dejó prácticamente a todos sus guardias a su cuidado y ni que decir de Izuna y Obito, que fueron los únicos en quedarse, ademas de Mikoto y Fugaku.

—Si, pero no es sólo eso... la verdad, quiero ir a ver a mí familia ahora que se están quedando en esa casa--la anciana entendió, pero no podía hacer nada por ayudarla, puesto que Madara fue muy claro en cuanto a vigilarla para que no hiciera locuras.

—Lamentó ser tan vieja y no poder tener un buen auto deportivo para ayudarte—ambas sonrieron y fueron interrumpidas al escuchar voces.

--¿Cómo estas Corderito?--Obito se acercó a ella sonriendo y siendo seguido por Izuna, que también sonreía.

—Estoy mucho mejor y creo que ya es tiempo de continuar mi vida como antes--ellos la miraron con suspicacia—Ino me revisó y dijo que ya estoy casi sanada y yo, bueno, yo...—Obito negó con la cabeza al verla uniendo los dedos uno con otro, Hinata siempre hacía eso cuando se ponía nerviosa.

—Que quieres pedir ¿eh?—le cuestionó Izuna acercándose hasta el mismo lugar que ocupaba la chica.

—Quiero ir a la residencia Hyuga ahora que mi tío y Neji la están ocupando—ellos se miraron el uno al otro. Madara fue muy claro al decir que no la perdieran de vista y que no le permitieran ponerse en riesgo—Por favor, les prometo que no tardaré mucho.

—No hagas eso Hinata—ordenó Obito intentando reprenderla.

--¿Hacer que?--cuestionó la ojiperla sin entender.

—Tu lo sabes--Izuna se quedó en silencio y Chiyo se alejó sabiendo cuál sería el resultado final—no podemos resistir esa mirada llena de súplica  y si te pasa algo mientras estás afuera, el tío Madara es capaz de descuartizarnos vivos--confesó con preocupación, aunque no por lo que les podía hacer Madara, sino por ella, ya que lo sucedido los asustó mucho y no querían pasar por lo mismo nunca más.

--Si ustedes están conmigo nada malo puede pasarme, además, como ya les dije, sólo será por un corto tiempo, Madara no tiene porque enterarse—con los ojos brillantes y las manos unidas a la altura del pecho en forma de ruego, los dos Uchiha supieron que habían perdido ante ella.

...

Una hora después, Hinata, sus perros y los dos Uchiha estacionaron en la residencia Hyuga. La ojiperla ya había estado ahí y de no ser por Madara, no sabía cuanto tiempo se hubiera perdido en la tristeza y el dolor, pero ahora el lugar estaba habitado por su familia y lo mas importante, una parte de la familia que la aceptó como una de ellos, también la acompañaron. Estando con sus cachorros, los Uchiha y los Hyuga, no tenía tanto miedo como lo tuvo en el pasado.

—¿Estas segura de esto?—Izuna le tomó ambas manos y la miró con seriedad apenas bajaron del auto. Obito se ocupó de sostener las correas de los dos perros dado que se pusieron eufóricos por bajar a explorar el nuevo entorno—No me perdonaría que te pusieras mal por revivir los hechos del pasado—le dijo antes de dejarla tocar la puerta.

—No se preocupe, estando con ustedes dos, nada malo puede suceder, ademas, aquí están ellos—la joven apuntó sus perros—y por supuesto, mi tío Hizashi, Neji y Tenten—Izuna se sintió mas tranquilo y finalmente la animó a caminar hasta la puerta, siendo él quien tocó.

La puerta fue abierta por Tenten, quien no pudo evitar la sorpresa que le causó ver a Hinata luego de las constantes órdenes de su prometido sobre no abandonar los terrenos Uchiha.

--¡Hina!—la chica miró a los dos Uchiha y estos se encogieron de hombros. Tenten le indicó a una de las empleadas llamar a los dos Hyuga y cuando ya se hallaban sentados en la sala, llegó Hizashi seguido de Neji.

--¿Estas bien cariño?--el mayor saludo a los dos varones, luego se concentró por completo en su sobrina. Ella veía todo el entorno con el rostro sereno. Shikaku Nara les contó todo lo que no sabían en torno a las muertes y los bienes monetarios de la familia Hyuga, también les informo sobre el estado en el que quedó la residencia en la que vivió su hermano con su familia. Él le había dado las llaves a Hinata, pero ella no optó por vivir ahí.

—Ahora lo estoy—ella se dejó dar un paternal abrazo y en minutos les mostró a su tío cómo vivían en esa casa y también el lugar exacto donde murieron sus padres. Aunque derramó algunas lágrimas, las constantes llamadas de Obito a sus cachorros lograron distraerla, sin olvidar las voces de personas unido al característico aroma que despide un hogar y no sólo una simple casa desolada, fría, vacía... muy lejana de los días felices que se vivieron en ella.

Por primera vez en años, la ojiperla se sentó en la mesa del comedor a compartir una comida con la familia. Quizás el ambiente pudo ser nostálgico, no obstante, las continúas riñas y bromas entre los Uchiha, le dieron el toque necesario para que aquello se asemejara a una comida normal. Si bien es cierto que la Hyuga nunca podría volver a vivir en esa propiedad, también era cierto que a partir de ese día, le sería mas sencillo visitarla, especialmente con los rumores que logró obtener de Tenten, en cuanto a las propuestas hechas a Hizashi. Al parecer, Shikaku y Fugaku le propusieron una asociación difícil de rechazar y desde que su tío llegó a Konoha, dijo sentirse mucho mas cerca de los recuerdos en torno a su gemelo, como también a Hinata, dejando claro que de llegar a un arreglo, se mudarían permanentemente a Japón. De todos modos, en Londres no tenían familiares que valieran la pena, sólo eran buitres en busca de una oportunidad para quedarse con la fortuna de la familia.

De concretarse la asociación, Hizashi pensaba comenzar con los trámites para mudar todos los negocios y sólo dejaría una sucursal al mando de personal que contaba con su entera confianza. La ojiluna no lo podía creer y se sintió eufórica por dicha información, aunque no podía preguntar directamente, ya que Tenten le pidió esperar con discreción, hasta que fueran ellos quienes se lo dijeran.

Casi al anochecer, regresaron a los terrenos Uchiha sin haber tenido ningún contratiempo. Los tres bajaron sonriendo mientras los perros corrían por los jardines aún fríos y cuando entraron a la mansión de Madara se encontraron con Chiyo y Mikoto. Ambas féminas sabían a dónde habían ido, por lo tanto no podían estar molestas, al menos eso pensaban y la sonrisa en el rostro de Mikoto lo dejó mas que claro ¿entonces porque veían a Hinata sonriendo?

—Por fin llegaron...—la fémina se acercó a la ojiluna y le dio un abrazo seguido de un beso en la frente—Madara mandó algo para ti—la joven sonrió y sintió su corazón acelerado por su regreso el día siguiente. Estaba tan absorta en sus pensamientos, que no supo en que momento, Mikoto la llevó frente a un hermoso piano—Y bien ¿que te parece?—sin poder creerlo, se llevó las manos a la boca y los recuerdos llegaron a ella cómo si se tratase de una película.

—Toca algo Corderito—Obito la tomó de los hombros y prácticamente la sentó en el banco. La chica pasó sus manos por las teclas sintiéndose en el pasado, en los días en que el mismo Madara le prohibió volver a tocar. Continuó evaluando el bonito instrumento sin atreverse a formar sonido.

—¿Que pasa cordero? ¿No te gustó el regalo de mi hermano?—cuestiono  Izuna y ella se apresuró asentir—Entonces toca algo para nosotros.

Hinata se acomodó en el banco y como si nunca hubiera dejado de hacerlo, sus dedos comenzaron a encontrar las teclas, las cuales en segundos comenzaron a formar la melodía que su madre tocaba para ella. Cerró los ojos y continuó tocando, mientras los Uchiha y Chiyo se deleitaban con las bonitas notas.

—Cariño... lo haces tan bien como lo hacía tú madre—la joven sonrió con melancolía y antes de poder decir algo, su celular sonó.

—Será mejor que nos vayamos, estoy seguro que es el empalagoso de tu prometido—soltó Obito y al igual que él, todos se fueron dándole privacidad. La chica se sonrojó y sintió mariposas en su vientre antes de responder.

Diga—sabía que era su amado, pero no acató a responder de otra manera. El azabache había tenido que ausentarse y desde días atrás tenía encargado el piano para ella. Él mismo le prohibió tocarlo por la gran tristeza que le traía a su alma, sin embargo, desde que ella estaba en su vida, las heridas pasadas quedaron justamente ahí, en el pasado y por lo tanto, quiso regresarle un poco de alegría, tal como lo hizo con el perro.

—¿Te gusto tu regalo bonita?—era increíble que con sólo escuchar esa varonil voz, su cuerpo se sintiera en llamas. Apenas tenía dos noches sin dormir con él y su cuerpo como su corazón, ya lo extrañaban.

Si, es precioso, muchas gracias—lo escuchó suspirar—¿Y como va todo? Quiero decir... bueno ¿regresará mañana?—Madara sonrió ante la inseguridad que escuchaba en ella. Aún sin verla, podía jurar que estaba ruborizada.

¿Ya tienes ganas de verme? ¿Me has extrañado?

—Si—ella no se anduvo con rodeos, lo extrañaba mucho y temía que estando lejos, algo les pudiera suceder a todos... especialmente a él.

De no ser por tu herida te hubiera traído conmigo... ¡me haces mucha falta mi niña!—la chica volvió a sentirse eufórica al escucharlo—Todo salió bien, así que mañana temprano estaremos juntos... No tienes idea de las ganas que tengo de hacerte el amor hasta el amanecer. Quiero sentir tu cuerpo sobre el mío cuando lleguen los primeros rayos del sol—sólo eso bastó para que la joven sintiera que su feminidad se mojaba. Aunque nunca se atrevería a decirlo en voz alta, ella deseaba lo mismo.

La llamada concluyó, luego de innumerables sugerencias por parte del Uchiha, sobre lo que le haría apenas la tuviera entre sus brazos.

[...]

Indra llegó a la jefatura de policía donde su hermano lo llamó para firmar su declaración, como también para saber si la policía había logrado averiguar algo que sus hombres no hubieran captado. Con los días habían llegado muchas pruebas, lamentablemente ninguna de ellas había logrado dar con el perpetrador. Lo único que lograron encontrar fue el auto, no obstante, estaba limpio sin número de registro, sin placas y sin ninguna huella digital, así que lo tuvieron que dejar a los detectives y sus forenses.

—Disculpe—Indra levantó el rostro pensativo al chocar el hombro con alguien, mientras esperaba a ser recibido por Ashura. Uno de los hombres fue quien se disculpo en seguida y el Otsutsuki asintió, sin embargo, apenas enfocó las perladas orbes de ambos hombres y se percató de quienes eran, dado que a uno de ellos ya lo había visto con Hinata y a juzgar por la apariencia del mayor, debía tratarse del hermano gemelo de Hiashi Hyuga... el padre de Hinata, el mismo hombre que mandó asesinar.

—Siento la demora Indra, pero nos han llegado muchas pistas sobre el atentado de Hinata y aunque muchas de ellas no conducen a ningún lado, la que llegó ayer fue muy prometedora—Neji y su padre escucharon la conversación y en ese momento Ashura los enfocó a ambos y no tardó en saludarlos luego de presentarse a si mismo y a su hermano. El Otsutsuki mayor sintió que su corazón se aceleraba ante la expectativa de tener entre sus manos a la persona responsable de atentar contra la niña.

—Bien, pero primero atiéndelos a ellos, creo que llevan mas tiempo esperando—aunque Indra nunca tuvo consciencia, desde que se enamoró de Hinata, todos los errores del pasado lo consumían y al estar cerca de esas personas, los remordimientos aumentaban.

—Usted fue quien ayudó a mi sobrina ¿no es cierto?—Hizashi reaccionó apenas escuchó el nombre de Indra.

—Así es, Indra fue con quien se hallaba Hinata al momento en que le dispararon y fue él, quien la llevó al hospital—añadió Hashirama, quien llegó para atender a los Hyuga.

—Gracias por ayudar a mi prima, ella ya nos contó un poco de lo que recuerda y de no ser por usted, quizás hubiera sido mas complicada la recuperación debido a la pérdida de sangre—aun con la seriedad, Neji no evitó agradecer.

—Mi hijo tiene razón, de no ser por su rápida reacción, quizás la hubiéramos perdido a ella, tal como perdimos a sus padres—ambos Hyuga le hablaban de todo corazón, sin embargo, Indra sintió que lo apuñalaban en el pecho. Él era el único responsable de todas las desgracias de Hinata y ahora ellos le agradecían.

—Ella es muy preciada para mí y haría cualquier cosa por saberla a salvo—las palabras le salieron sin siquiera pensarlas, apenas logró salir del pasmo en el que quedó luego de los agradecimientos. Ambos Hyuga entendieron a la perfección el significado de lo dicho, pues el Otsutsuki dejaba muy claro que al igual a Madara, él también amaba a Hinata.

Tanto los Hyuga, como el Otsutsuki estaban ahí por la misma razón, todos entraron a la oficina de Ashura, donde Hashirama les informó sobre la última pista. Alguien había encontrado una bolsa donde se encontraba una peluca y unos guantes. En la peluca encontraron dos cabellos y tenían la esperanza de obtener ADN que diera coincidencia con los que ya tenían registrados.

Con otro agradecimiento de Hizashi al Otsutsuki, todos se retiraron en espera de los resultados de ADN.

[...]

Con las piernas colocadas sobre los hombros del líder Uchiha y sus fuertes brazos sosteniéndolas mientras él con su lengua se encargaba de provocar un sin fin de placenteras sensaciones, Hinata se aferraba a la cabecera de la cama que compartía con su prometido. Verlo tan concentrado, tan hambriento por su intimidad la dejaba al punto del delirio, sin importarle la sensación de escozor debido a la creciente barba.

Madara casi no le dio tiempo de nada, pues apenas había terminado de ducharse, decidió que quería verse bonita para él, entonces  se esmeró con la ropa, el maquillaje y las cremas humectantes que iba a usar. Salió de la ducha y cuando se aplicaba sus cremas, sintió los fuertes brazos de su amado rodeándola desde atrás. Debido al susto, la toalla inevitablemente cayó al piso y sin palabras la giró hasta dejarla frente a frente con él.

Con apasionados besos y caricias, pronto el azabache tenía a su mujer justo donde la quería... rendida y necesitada bajo su cuerpo. La escuchó gemir mientras le chupaba los pezones y sin desvestirse por completo, bajo con desespero hasta la feminidad de su chica. Quería provocarla, hacerla gritar por tenerlo dentro, sin embargo, le resultó mas doloroso a él, de lo que fue para ella. No logrando esperar, comenzó a lamerla y de inmediato se sintió en el paraíso. La había deseado tanto durante su viaje y lo único que quería era regresar lo antes posible para cuidar de ella. De no ser por qué en verdad se requería su presencia, no hubiera ido a ningún lado, dado que no confiaba en su hermano y en Obito para cuidarla bien en su ausencia. Lamentablemente, ellos fueron los únicos que se quedaron sin ir y por ende, los dejó al cuidado de su prometida. Lo único bueno, fue que también se quedaron Fugaku y Mikoto, en quienes si confiaba.

Esa mañana hizo los arreglos con rapidez y todos se reunieron en el helicóptero que los regresaría a Konoha. Llegaron con dos horas de anticipación y no le aviso para sorprenderla, tal como lo hizo.

—¡Madara!—la escuchó llamarlo y por unos segundos, detuvo sus movimientos para mirarla, encontrándose con la imagen que tanto lograba exitarlo. Su perfecto y pequeño cuerpo se retorcía de placer y antes de que ella lo pillara observándola, regresó a su objetivo con mas ímpetu—Ahhh—Hinata soltó un fuerte gemido cuando el éxtasis la abordó. Sin fuerzas, soltó el respaldo de la cama y sintió como su prometido le ayudaba a bajar las piernas. Suspiro cansada y cuando logró tranquilizarse intentó levantarse para atenderlo a él, como tanto le gustaba hacerlo, ya que amaba escucharlo jadear.

—Será después bonita—la volvió a recostar sobre la cama y sin demora, la envistió de golpe sacándole un gemido de sorpresa y dolor, no obstante, disminuyó muy rápido dándole paso al verdadero placer—Ponte en cuatro—ella obedeció sin demora. Todas las formas en que Madara la tomaba, la llevaban al límite, por lo tanto se abandonaba como una sumisa a todos y cada uno de los deseos masculinos del Uchiha.

Madara se permitió apreciar la imagen y suspiró antes de hundiese por completo en el apretado interior de su ojiperla. Además de amar a Hinata con todo su ser, se sentía totalmente atado a ella, a su forma de entregarse, de abandonarse confiando ciegamente en él. La tomó de la cintura y la levantó sin dejar de envestirla. En ese momento, la espalda de la chica se encontraba pegada al pecho masculino, mientras las intimidades de ambos continuaban unidas al igual que las bocas.

—Te extrañe mucho Madara... te amo—las arremetidas aumentaron cuando la escuchó diciendo que lo amaba sin tratarlo de usted.

—Repítelo mi niña—le pidió aunque sonaba como una orden, la cual ella obedeció.

—Te extrañe, te amo Madara, te a-amo ahhh—gimió fuerte al sentir las manos de Madara sobre sus senos. El azabache la sintió correrse sobre su pene y pronto también él llegó a la cima.

El azabache quedó sin fuerzas durante unos momentos, no obstante, se recostó en la cama y la colocó sobre su pecho, como deseó hacerlo las dos noches lejos de ella.

—¿Te lastime?—la misma pregunta que le hacía luego de tomarla. Hinata no podía creer como podía ser tan apasionado y demandante durante las entregas y tan tierno cuando terminaban satisfechos.

—No, nunca lo hace—de nuevo lo volvió a tratar de usted, sin embargo, el Uchiha lo dejó pasar, pues que ya lo hubiera empezado a tutear mientras le hacía el amor, era un avance.

—¿Y como te portaste en mi ausencia? ¿No tuviste problemas con los idiotas?—la verdad era que Madara hubiera preferido dejar a Itachi y a Shisui, pues a pesar de ser mas jóvenes, eran mucho mas maduros que los otros dos.

—To-todo bien... digo, igual que siempre, aunque el piano no fue algo que yo me esperara y me hizo muy feliz—lo último lo dijo tratando de desviar el tema sobre lo que hicieron en su ausencia. Ella no miró la ceja alzada del azabache, pues no le creyó pero aún así, lo dejó pasar, ya se enteraría de lo que le estaba ocultando. La joven se sintió mal por mentir y mejor optó por levantarse para prepararle el desayuno, pues estaba segura que él no había comido nada. El intento de irse se vio frustrado por los brazos que la mantenían rodeada.

—A menos que pienses en ducharnos juntos, de esta cama no te vas a levantar... te dejé claro desde anoche todo lo que iba hacerte cuando te tuviera así y tú estuviste de acuerdo ¿acaso ya lo olvidaste?—él tenía razón, puesto que en eso quedaron durante la última llamada.

—Pero debemos comer algo, ademas ¿que van a decir su hermano, Chiyo y Obito?

—Chiyo tiene el día libre, los otros dos tienen trabajo que hacer en la empresa y la comida la mandaré pedir. Hoy sólo nos preocuparemos de nosotros, de complacernos y demostrarnos cuanto nos amamos—su voz era tan sensual, la forma en que la miró cuando se lo dijo y por último, la avidez con la que se sentó con ella sobre su regazo, lograron que lo deseara de nueva cuenta dentro de ella—¿estás de acuerdo?

—S-si, si—respondió moviéndose sobre él en un intento de unir sus sexos.

—¿Si?—preguntó sonriendo—¿Si que bonita? ¿Que quieres que haga?—sabía que la estaba llevando a su límite, pero la estaba castigando por mentirle, aunque también le fascinaba verla así.

—Hazme el amor, quiero ser tuya, te necesito—le rogó besándolo en el cuello, el pecho y la boca con mucha desesperación.

—Como ordené mi futura esposa—le dijo sonriendo antes de elevarla un poco para acomodar su hinchada ereccion en el lugar correcto. Disfrutó mucho al escucharla gimiendo  al mismo tiempo que frunció el ceño manteniendo los ojos cerrados y la cabeza echaba hacia atrás. Madara se percató de como fue ella quien comenzó a moverse de arriba abajo sobre su miembro, dejándolo hipnotizado con el movimiento de ambos senos—¡Mi diosa!—la nombró al momento de recobrar el control, ya que no pudo seguir viéndola sin contribuir.

Continuara.

Aquí está otro de los pocos capítulos. Creo que ya sólo restan dos, ademas del epílogo. Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin verlas, apenas las encuentre y las iré corrigiendo 😊💕

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