Capitulo 17
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Pasen—Shion se hizo a un lado para dejar pasar a Danzo y a Zetsu. Los dos hombre llegaron a su apartamento, tal como ella les había indicado. Estaba dispuesta a lo que fuera necesario para quitar a esa mocosa de su camino.
—¡Bien...! Ya estamos aquí, usted dirá—soltó Zetsu con curiosidad, aunque de sobra sabían lo que la fémina planeaba.
—Ustedes y yo tenemos algo en común—Danzo le dio un sorbo a su bebida, mientras Shion caminaba de un lugar a otro con el ceño fruncido—los tres deseamos quitar de en medio a Hinata Hyuga y si nos unimos, estoy segura que lo lograremos sin dejar huella que puedan evidenciarnos con Indra—Danzo sonrió pensando en lo peligroso que puede llegar a ser una mujer despechada.
—¿Ya tiene un plan en menté?—preguntó el mayor.
—Conozco a muchas personas sin escrúpulos, que estarían complacidos de dañar a Indra y a Madara Uchiha donde más les duela—los dos hombre sonrieron al entenderla. Gracias al éxito de ambas familias, iban dejando muchos enemigos atrás y estos harían lo que fuera, para vengarse de quienes les quitaban las oportunidades de ganar más capital.
—Eso sería la oportunidad perfecta para deshacernos de Madara—repuso Zetsu—si ella muere, quedara tan vulnerable que nos será fácil tomarlo desprevenido... Será como matar dos pájaros de un solo tiro.
—Les proporcionaré una lista con los nombres y números telefónicos de todos los sujetos interesados en ver sufrir a los dos ex amigos. Ustedes solo deben encargarse de buscar a alguien que se ponga en contacto con ellos, para que si algo sale mal, no puedan vincularnos con nada—definitivamente, esa mujer había pensado en todo y era evidente que no iba descansar hasta quitar de en medio a la joven de ojos color luna, no obstante, debían irse con mucho cuidado, porque si Indra se llegaba a enterar, no dudaría en darles una lenta y dolorosa muerte, además estaba el Uchiha, el cual era considerado un salvaje.
—Estaremos en contacto—los varones se retiraron y dejaron sola a la chica. Esa noche iba poder dormir tranquila sabiendo que muy pronto, se desharía de esa mujer que nunca debió haber aparecido en su camino y cuando Indra se calmara, lo haría regresar con ella para estar juntos como antes, incluso podían casarse, después de todo y por mas que tratara, no podía amar a otro que no fuera él. No sabía que era lo que tenía ese hombre, pero la tenía totalmente a sus pies.
[...]
Durante todo el tiempo que la ojiluna estuvo narrando la vida que tuvo junto a sus padres, el anciano no había dejado de llorar. En parte por el tierno rostro de su nieta, que parecía perdida en un lugar del pasado, pues de vez en cuando sonreía y en parte, por la culpa, los remordimientos y el dolor que acarrearon sus malas decisiones.
Hizashi también derramó algunas lágrimas pero nada comparado con el mayor, que entre más veía a su nieta, más lágrimas insistían en aparecer.
Lo que la joven describió era una familia llena de armonía ayudándose mutuamente para darle una vida digna a la hija que ya tenían como a el bebé que venía en camino, pero a partir del momento en que recordó el embarazo de su madre, el semblante nostálgico y soñador que mostró Hinata, se transformó en uno lleno de tristeza y dolor. Neji quiso persuadirla para que no continuara, pero ella se empeñó en seguir.
Hiroshi sintió que lo apuñalaban lenta y dolorosamente. Primero las remembranzas llenas de felicidad y después la desgracia, la amargura, el dolor y la soledad a la única persona que quedó con vida y que tendría que recordar el peor día de su vida por el resto de su existencia.
Hizashi se acercó a Hinata y sin decir ni una palabra, la tomó en sus brazos al mismo tiempo que también él, derramaba más lágrimas por ella y por la triste vida que le tocó vivir.
—¿Y que pasó contigo después de sus muertes?
—¡Padre!—Hizashi lo nombró en un intento de silenciarlo. La niña se había puesto mal y no creía que debiera continuar con su relato, al menos por el momento.
—Está bien, yo puedo continuar—lentamente se separó del hermano de su padre y respirando hondo, se limpió las lágrimas para seguir. Si él quería saberlo, ella se lo diría, después de todo, no viajo desde tan lejos para sentir cobardía—Madara Uchiha, llegó después que me quedé con mi madre muerta y él se encargó de llevarme a su casa donde toda su familia me recibió con los brazos abiertos y me trataron como a un miembro mas... La señora Mikoto, me trataba como su hija y vivi dos años en su casa, hasta que me Madara decidió que debía irme de Konoha por mi propia seguridad—ella les explico todo desde que llegó al internado, hasta el día en que regresó.
—¿Los Uchiha hicieron todo eso por ti?—pregunto Hiroshi con sorpresa. Conocía la fama de esa familia, aunque nunca los miró personalmente y le resultó increíble que ella hubiera estado con ellos y que incluso, aún lo estuviera.
—Así es y no sólo me cuidaron, sino que también me dieron su nombre... yo dejé de ser Hyuga, para convertirme en Uchiha como ellos—declaró con orgullo y no pudo evitar pensar en Madara y en lo mucho que lo extrañaba para que le brindara el apoyo y la seguridad que sólo podía sentir en sus fuertes y cálidos brazos.
—¿Pero no te gustaría volver a ser Hyuga?—el anciano se sintió peor de lo que ya se sentía al saber esa información. Hizashi, no le había dicho nada y por ende, todo fue sorpresivo para él.
—No tendría ningún caso—añadió Neji, que hasta ese momento había permanecido en silencio—Madara Uchiha me confesó, que está enamorado de Hinata y ellos son pareja—el castaño evitó decir todo lo que dijo el Uchiha en cuanto a casarse con su prima, pues quizás ella aún no lo sabía y no quería arruinar la sorpresa.
—¿El mismo Uchiha que te llevó con su familia?—ella asintió—Pero debe ser mayor para ti...—un nuevo ataque de tos hizo que el anciano se silenciará para tomar oxígeno.
—¿Se encuentra bien?—la ojiperla no pudo evitar preguntar con preocupación al ver como el enfermo hombre parecía ahogarse. En ese momento, lamentó haber continuado contando todo y no parar cuando su tío se lo pidió.
—No es nada—aseguró con dificultad para tratar de calmarla. No había hipocresía en su pregunta, ella en realidad se preocupó al ver su estado y ese hecho lo lleno de tristeza ya que no lo merecía.
—Quizás ya debe descansar... mañana cuando se sienta bien, puedo regresar—la morena no quería que algo le pasara ahora que estaba con él.
—No, no por favor no te vayas... tal vez mañana sea demasiado tarde—Neji negó con la cabeza, al ver como lo dicho, afecto significativamente a Hinata—¿Me darías un abrazo?—el pedido que le hizo su abuelo, la rompió de nuevo. La cantidad de sentimientos que se hallaban en esos cansados ojos lunas, tan iguales a los de su padre, eran muchos y muy precisos. Quizás se debía a que ya sentía la muerte, o tal vez, a la emoción de conocer el único vínculo que quedaba de su hijo fallecido, pero el viejo realmente necesitaba ese abrazo.
Hizashi no sabía si ella aceptaría, puesto que a pesar de compartir la misma sangre, ella debía guardarle rencor por como se comportó con sus padres, por mas buena que fuera la hija de su hermano, no creyó que pudiera acceder al pedido, sin embargo, todas sus dudas desaparecieron, cuando la miró levantarse y avanzar lentamente, después de buscar la aprobación de Neji.
—¡Perdóname...!—aún con todos los equipos médicos de por medio, se permitió tomar a su nieta entre sus brazos. Hubiera dado cualquier cosa para volver el tiempo atrás y haberse portado diferente con su hijo. De haber hecho las cosas deferentes, hubiera tenido el privilegio de abrazar y sentir la paz que irradiaba de esa criatura—Por favor perdóname—la escena fue tan conmovedora, incluso para Neji. Abuelo y nieta se abrazaron entre lágrimas de perdón y arrepentimiento, dando paso a la sanacion.
Hinata hizo a un lado cualquier rencor, angustia o dolor y le otorgó de nuevo el perdón que su abuelo le pedía. Se dejó llevar por sus propias emociones y también ella se permitió ser consolada, por el cansado y tembloroso cuerpo del mayor. Ese día, luego de lo sucedido, Hinata sintió que le daba un cierre a un doloroso capítulo de su vida. El anciano agradeció haber tenido la suerte de conocerla aunque fuera, en el ocaso de su vida.
Cuando lograron calmarse, el abuelo le dijo que toda la herencia de su padre, podía pasar a sus manos y de nuevo su nieta le daba una lección de humildad.
—Se lo agradezco mucho, pero no es necesario... Mis padres lograron dejarme un futuro asegurado y cuando murieron, el socio se encargó de hacer crecer su capital para cuando yo quisiera disponer de todo incluyendo la casa, sin embargo, preferí que el señor Nara continuara manejándolo... por suerte, yo tengo mi carrera y trabajo en lo que me gusta—repuso con orgullo.
—Estoy por morir y quiero dejar todo en orden, como siempre debió ser—aunque ella no quisiera, debía de aceptar. Hiroshi apenas podía creerlo, dado que cuando sus parientes cercanos supieron sobre su existencia, aseguraron que si llegaba a buscarlo, sería sólo por su dinero. Otra equivocación y a su vez, otro motivo de felicidad para el anciano, puesto que ella acudió hasta él, sin ningún interés monetario, sólo fue a otorgarle el perdón.
Luego de estar con su abuelo, Hinata y Neji salieron. La chica estaba mentalmente agotada y apenas llegó a la habitación que dispusieron para ella, se recostó y de inmediato se quedó dormida.
Hizashi y Neji, no se quedaron quietos y se ocuparon en realizar lo dispuesto por el anciano. La parte de la herencia que le correspondía a Hiashi, quedaría a nombre de Hinata. Obviamente no faltaron los conflictos y los reclamos de las personas que querían quedarse con ese capital, no obstante, Hizashi no permitió que nadie hablara mal de su sobrina.
...
Llevaba tres días alejada de su amado y por las noches hablaba con él, no obstante, los dos se quedaban con ganas de más. Aunque Madara estaba como alma que lleva el diablo, no le demostró a ella su verdadera naturaleza, haciéndole más llevadera la separación y la tristeza que mostraba cuando le contaba acerca de su abuelo.
Desde el día en que su abuelo y ella se abrazaron sanándose mutuamente, pasaba gran parte del día en su habitación. Ese era ya el cuarto día con ellos y Hizashi le facilitó una caja con álbumes familiares, donde aparecía su padre desde pequeño, hasta que se veía muy similar a como ella lo recordaba. Neji y su tío también se unieron a ellos para mirar las fotografías.
El abuelo se permitió sonreír, como hacía muchos años no lo hacía, aunque a decir verdad, Neji jamás apreció una sonrisa sincera de su parte.
—Gracias pequeño ángel... te agradezco que trajeras luz a mi oscuridad, ahora que estoy en el ocaso de mi existencia—ella se acercó y él le besó la mano. Hinata sonrió y se acercó un poco más para darle un abrazo y un beso en la mejilla, sin embargo, apenas se incorporó, las máquinas comenzaron a sonar. Su abuelo se negó a ponerse la máscara y con una sonrisa en los labios cerró los ojos.
—Ire por los enfermeros —Neji salió corriendo y Hinata comenzó a llorar. Las circunstancias no eran las mismas, pero hubiera hecho cualquier cosa por no mirar a nadie más morir frente a ella.
—Tranquila cariño... mi padre murió en paz y todo fue gracias a ti—Hizashi parecía resignado, pero cuando miró el estado de Hinata, fue hacia ella para consolarla—como él mismo te lo dijo, le trajiste luz en los momentos en que la oscuridad lo consumía... no tengo como agradecerte por haberle dado tu perdón y la paz a su alma—los enfermeros entraron en la habitación y ellos salieron. Su tío logró darle tranquilidad y en minutos ya se encontraba más tranquila junto a Tenten, quien la visitaba a diario.
[...]
La primera noche que Madara pasó sin Hinata, apenas pudo dormir. El aroma de su cuerpo aún se sentía entre las sábanas de su cama y estuvo fantaseando con ella y lo que haría cuando estuvieran juntos.
El día siguiente, la miró por la videollamada y tenía los ojos hinchados. Evitó llorar frente a él, pero Madara sabía que su frágil y bondadoso corazón, sentían empatía por el anciano que despreció a sus padres. Era de esperarse y no podía estar molesto con ella dado que también a él, lo perdono después de alejarla por tantos años y no sólo se gano su perdón, también se gana su amor. Los guardias que mandó, le informaron que ella no había salido a ningún sitio desde que entró en la mansión Hyuga. Esa información lo tranquilizó y trató de dedicarse a sus obligaciones, no obstante, sólo había una idea en su mente y cada vez ganaba más y más fuerza. Quería que fuera su esposa.
Tal vez era muy prematuro pensar en casarse apenas regresará, pero ¿para que esperar? Ambos se amaban y tardé o temprano pasaría de todos modos, ademas, una vez casados, a Indra le resultaría mas difícil acercarse a ella, pues era una de las reglas de la organización, aunque ese bastardo, no se detenía por las reglas, no le iba resultar fácil.
...
—¿Hablaste con el corderito?—el Uchiha mayor asintió a la pregunta de Shisui cuando se reunieron a cenar en casa de Mikoto—¿Y como esta?
—¿Cuando regresa?—Obito lanzó la pregunta, aun sin que pudiera responderle a Shisui.
—La noto triste, pero no me dice nada y los guardias dicen que esta todo en orden—les respondió—y sólo le di una semana para regresar, así que, no le queda mucho tiempo—en realidad, moría por que los días pasarán con rapidez para tenerla de regreso.
—Yo hablé con ella y me dijo que su abuelo le pidió perdón, pero se que estaba llorando—añadió Mikoto.
—Creó que es normal—repuso Itachi—estar con la familia de su padre, debe traerle muchos recuerdos, tanto felices, como tristes y considerando la personalidad de Hinata, debe resentir todas y cada una de las emociones ¿Se imaginan lo que sintió al ver al gemelo de su padre? Mirar por ella misma como se vería, si no lo hubieran asesinado—no había mucho que decir, Itachi tenía razón.
—Estoy de acuerdo contigo, por eso mismo, sigo pensando que uno de nosotros debió acompañarla, es un trago amargo y nadie mejor que su familia para darle apoyo... No comprendo porque no fuiste tú quien la acompaño en vez de mandar a guardias que ni siquiera conoce—Madara sintió como si le arrojaran un balde de agua fría, ya que no era la primera vez que su familia sugería, lo que acababa de sugerir Izuna.
—Era un riesgo muy alto el que se tomaría, si Madara hubiese sido quien la acompañara... no olviden que ya ha sufrido varios atentados y un viaje en línea comercial, lo haría vulnerable a cualquier infiltrado—repuso Fugaku, exponiendo la verdadera razón por la cual, no se aventuró a ir con ella tan repentinamente.
—También quise darle espacio y lo hecho, hecho esta, así que no es el momento de lamentaciones—respondió secó aunque por dentro su pecho ardía—y como ya dije antes, solo le di una semana, la cual esta por terminar y quiero darle una sorpresa para cuando regrese—todas la miradas se dirigieron a Madara en espera de lo que iba decir—Quiero que sea algo digno de ella, algo que realmente deseé.
—Tienes razón ya se acerca su cumpleaños—les dijo Mikoto sonriendo.
—¿Que creen que le guste?—cuestionó Obito con el rostro pensativo.
—Cuando era niña, lo único que pidió fue...—Sasuke guardó silencio por la interrupción de Madara.
—Lo se y voy a necesitar tu ayuda para conseguirlo—Sasuke asintió y el celular de Madara sonó, dejando a la familia con preguntas acerca del regalo.
Madara se levantó para poder escuchar a la persona que hablaba del otro lado de la línea—¿Sucedió algo?—estaba preocupado y no era para menos, ya que la llamada venia de uno de los guardias que mandó para cuidar de Hinata y solo llamarían en caso de una emergencia—¿La señorita esta bien?
—Físicamente, ella esta bien señor, pero la vimos muy afectada—Madara se desesperó y los que estaban en la mesa lo notaron—el Hyuga mayor acaba de morir y estamos a la espera de sus órdenes—el azabache se sorprendió con la información y sin pensarlo dos veces respondió.
—Permanezcan cuidándola, ahora mismo arreglaré todo para ir en su encuentro—el guardia estuvo de acuerdo y la llamada finalizó.
—¿Que pasa Madara? ¿A donde se supone que vas?—cuestionó Mikoto preocupada.
—El abuelo de Hinata acaba de morir y no puedo dejarla sola en esto—nadie cuestionó su decisión.
—Me encargaré del boleto—aseguró Obito ya con el teléfono en mano para acceder lo más rápido posible.
—Y yo me ocuparé de los guardias que viajarán contigo—añadió Izuna. Madara les agradeció y se fue a su casa para preparar su equipaje y su pasaporte. De ninguna manera dejaría a su pequeña, pasar por todos los trámites funerarios sola. Para eso lo tenía a él, para dar la cara por ella y para cuidarla como a los más preciado que había en su vida.
—Mi pobre niña—se lamentó Mikoto pensando en todo lo que debía estar sintiendo en ese momento.
—Tranquila madre, con la llegada de Madara, se sentirá mucho mejor y en pocos días ya la tendremos de regreso—Sasuke trató de tranquilizar a su madre, de lo contrario, era capaz de querer ir con Madara.
Dos horas más tarde, Madara ya estaba sentado en el avión con dos de sus guardias acompañándolo por petición de Fugaku. El viaje sería largo y no le aviso nada a Hinata, su intención era molestarla lo menos posible. Estaba seguro que aún sin merecerlo, el abuelo había logrado entrar en su enorme corazón y por ende, su muerte debe haberla afectado.
...
Luego de horas en el avión, Madara finalmente arribó a su destino al día siguiente, debido a la hora que tomó el avión y la distancia entre ambos sitios, no obstante aún era temprano y tendría todo el resto del día para pasarlo a su lado y apenas se repusiera, regresarían juntos a Konoha.
En el mismo aeropuerto, tomaron los autos de renta que previamente Obito había rentado para su llegada, al igual que los cuartos del hotel donde se hospedarían durante su estancia.
Sin querer perder un minuto más, puso el navegador con la dirección que los guardias que la cuidaban le habían enviado, así que no tuvo problemas para llegar.
...
Hinata estaba recostada en su habitación. Se había duchado desde muy temprano, ya que el día anterior, lo pasó saludando personas que no tenía ni idea que existían y para colmo, no parecían estar ahí por la muerte de su abuelo, sino por conocerla a ella. La llenaron de cuestionamientos sobre su estancia y lo que habló con su abuelo antes de morir. Ella se dedicó a ser amable aunque sentía que su presencia no les resultaba agradable y lo comprobó, cuándo Neji llegó luego de haberse ausentado realizando trámites para el funeral y apenas los miró sobre ella, los invito a marcharse, aunque no fue grosero, tampoco parecía muy amable.
Les exigió que no se le volvieran acercar y que algunas personas, sólo parecían aves carroñeras. Su tío literalmente, hizo lo mismo que Neji. La ojiperla, les agradeció, dado que ya no se sentía con ánimos de nada y cuando llegó a su habitación, se tiró en la cama y se quedó dormida.
—¡Hinata!—la puerta de su habitación sonó y su tío la estaba llamando. Se levantó y fue abrir—¿Te desperté?—cuestionó cuando abrió.
—No, a decir verdad, hace mucho que desperté, no se preocupe—el mayor asintió.
—En la sala hay alguien que te busca—pensando que de nuevo se trataba de parientes curiosos e ignorando la pequeña sonrisa de su tío, le dio las gracias y se fue hasta donde la esperaban para satisfacer la curiosidad y el morbo de todos.
Cuando bajo las escaleras y se fue acercando, miró una imponente figura y se tuvo que tallar los ojos para comprobar que no se equivocaba. Aunque estaba de espaldas a ella, no había margen de error, era él, era su Madara.
Madara caminaba de un lado al otro mientras esperaba a su amada niña. Había respondido todas y cada una de las preguntas del Hyuga mayor, el padre de Neji y cuando quedó satisfecho, se fue a buscarla.
—¡Madara...!—de inmediato se giró para verla y sus pies avanzaron hacia ella. La tomó entre sus brazos y la sintió temblando—No sabe lo mucho que lo he necesitado y me alegro que ya esté conmigo—el azabache se derritió con su confesión y se alegraba inmensamente de haber viajado tan rápido para vivir ese momento.
—Con sólo una palabra tuya pidiendo que viniera contigo y nada ni nadie, me detendría—la apretó más contra su pecho, embriagándose de su relajante aroma. Estuvieron así por un largo rato, hasta que Neji les avisó que en media hora partirían a la funeraria, que estaba cerca del cementerio.
...
Hinata llegó a la funeraria con Hizashi y Neji, ya que Madara se había ido al hotel para cambiarse y dejar su equipaje. No iba demorar mucho y la ojiperla estaba mas tranquila.
—Si alguien te molesta, sólo tienes que decírmelo ¿de acuerdo?—Neji ya imaginaba a los buitres volando y queriendo atacar a su prima, por envidia.
El funeral terminó rápido y todos pasaron al cementerio. Las miradas de muchos, estaban puestas en Hinata. Algunos con curiosidad y otros con desagrado. Se decía que la Hyuga perdida sólo había venido para recibir la herencia y no por conocer a sus familiares, mientras que otros decían lo mucho que había ayudado al patriarca la visita de su nieta. Su tío Tenten y Neji, no podían estar con ella en todo momento y la tristeza la golpeaba, cuando escuchaba lo que murmuraban de ella, sin embargo, ella ya no estaba sola y el mismo azabache, con sólo una mirada de advertencia, hizo silenciar a quienes hablaban.
—Tu tío me advirtió que esto estaba pasando y tu no me dijiste nada—le reprocho Madara cuando llegó, mostrando toda su imponente presencia. Hinata debía aprender a defenderse, nadie debía humillarla. Ya hablaría con Itchi cuando regresaran a Konoha, aunque conociendo a Obito, él se iba a auto invitar para ser el encargado.
—No es algo que valga la pena tomar en cuenta, no se preocupe por ellos—era claro que estaba tratando de restarle importancia, para que no hiciera nada en contra de los parientes lejanos de su abuelo.
—Lo dejaré pasar sólo por esta vez—ella le apretó la mano en agradecimiento. La cantidad de personas que se hicieron presentes en el cementerio, fue muy grande. Algunos le dieron sus condolencias con sinceridad y otros prefirieron no acercarse, dado que Madara no se apartó de su lado y parecía un depredador, listo para atacar a cualquiera que osara molestarla.
Mas tarde, todo termino y los últimos en marcharse, fueron Hizashi, Neji, Madara y Hinata. El Hyuga mayor le dio las gracias a Madara por cuidar de Hinata y le contó como ella logró hacer más llevadera la agonía del anciano. También le pidió dejarlo mantener el contacto con ella. El azabache, no tuvo la intención de negarse y prácticamente accedió a casi todo... casi, ya que invitaron a su amada a quedarse un tiempo con ellos y fue entonces, que surgió la negativa.
Dos días después, Hinata se despidió de su primo y de su tío, puesto que regresaba a Konoha con Madara.
—Gracias por todo cariño—Hizashi abrazo a la morena y ella le correspondió—como no te veremos para tu cumpleaños, te felicito por adelantado—el clima era muy frío, pero el corazón de Hinata se calentó con la felicitación de Hizashi.
—Te voy a extrañar mucho—ahora fue el turno de Neji—pero estaremos viajando a Konoha para seguir estando en contacto contigo—se abrazaron y el castaño recibió un beso en la mejilla.
—Hasta pronto... también te voy a extrañar—Tenten, llegó para despedirse de ella. Durante la estancia de la ojiperla en casa de los Hyugas, Tenten se encargó de darle calma y apoyo, cuando no podía evitar llorar por los recuerdos del pasado.
—¿Estas lista?—Madara llegó a la mansión Hyuga y le colocó un abrigo sobre sus hombros para protegerla del cruel clima. Aunque la nieve era muy bonita en los caminos y los jardines de las residencias, Hinata no disfrutaba de esa temporada y todo se debía, a la noche en que murieron sus padres, irónicamente, su cumpleaños coincidía con los días de las primeras nevadas. Durante los años en el internado no miro nevar en Konoha, pero ese año, le tocaría estar presente cuando se cumpliera un año más de ser una huérfana.
—Si... vamos—subieron al auto y se dirigieron al aeropuerto, con los guardias siguiéndoles de cerca.
Hinata se durmió la mayor parte del vuelo. No había descansado lo suficiente, ni física ni mentalmente y el cansancio finalmente le pasó la factura. Madara se dedicó a velar su sueño y pudo dormir un par de horas antes de la llegada a Konoha, donde Izuna y Obito, ya los esperaban.
—¡Bonita...!—las perlas se abrieron lentamente, para encontrar la mejor imagen que pudiera haber pensado... el rostro sonriente de Madara—Debes haber dormido muy poco, porque dormiste casi todas las horas del vuelo—ella se recompuso rápidamente para colocarse el cinturón de seguridad, como lo ordenaba la azafata y se sintió renovada, no obstante, aún tenía sueño.
—Yo... sólo cerré los ojos, no creí que me iba quedar dormida—lo dijo inflando las mejillas y Madara las apretó con su mano, al no poder resistir la tentación. Se veía tan adorable.
Minutos mas tarde ambos caminaban por el aeropuerto y cuando salieron, los coches ya estaban frente a ellos, con los dos Uchihas sonrientes.
—¡Corderito!—Obito la levantó desde el piso para darle una muestra de aprecio. Él siempre fue el más impulsivo de todos. Izuna también le dio un abrazo, pero menos escandaloso—Vamos, no es buena idea estar aquí tan expuestos, ademas la tía Mikoto, nos advirtió llevarte pronto—los guardias subieron en uno de los vehículos y ellos en el otro que era conducido por Izuna.
Durante el trayecto, le hicieron preguntas acerca de lo vivido y ella les fue contando todo lo que pasó, hasta la llegada de Madara.
...
—¡Mi niña!—Mikoto se fue hacía ella y la tomó en un maternal abrazo que tanta falta le había hecho. Muy a su pesar, Madara la tuvo que dejar ir para que su hermana hablara con ella acerca de lo sucedido con los Hyugas.
—Ahora que se fue el cordero, debo decirte, que durante todo el trayecto un auto negro nos estuvo siguiendo—reveló Izuna cuándo entraron en la oficina de Fugaku.
—¿Estas seguro?—preguntó Fugaku con preocupación.
—Completamente—remarcó el azabache. Al principio pensó que se trataba de una coincidencia, pero conforme avanzaba, noto que el vehículo, no se perdía y le siguió de cerca sin aproximarse mucho.
—No me sorprende, ya les había dicho que me siento observado, pero no había logrado ver a nadie—aseguró Madara con molestia. Estaba completamente seguro que se trataba de Indra, queriendo quitarlo del camino, no obstante, esta vez no les importó ocultarse. Se preguntó, si se trataría de lo mismo, o si por el contrario, estaban tras su Hinata. Lo único a su favor, era que aunque le doliera reconocerlo, Indra no sería capaz de dañarla físicamente, sin embargo, tampoco quiso hacerlo con Hikari y las cosas se salieron de control, por eso mismo no podía bajar la guardia.
—En ese caso, reforzare la vigilancia y también contrataré más personal de seguridad—Fugaku, no se tomaba nada a la ligera y al igual que Madara, estaba pensando en que el objetivo esta vez, era Hinata, aunque no tenía como probarlo y tampoco lo diría frente a su esposa.
Itachi,Shisui y Sasuke, llegaron más tarde y después de ver a Hinata, Sasuke se dirigió hacia Madara para mostrar unas fotografías en su celular—¿Que te parecen?—el mayor observo detenidamente cada una de ellas y apuntó una.
—¡Quiero este...! ¿Crees que lo tengan listo para ese día?—cuestionó sin dejar de mirar la foto.
—Por supuesto—afirmó un tanto ofendido por la duda de Madara—y respecto a la idea de mi madre, ya me puse en contacto con sus amigos y con Ino, ella se encargará de avísales a todos.
—Yo había pensado en algo más íntimo—al mayor no le hizo mucha gracia la idea, pero ya no podía protestar o de lo contrario, se echaría encima a toda la familia.
—Nada de eso, yo ya le avisé a Kakashi—Obito se acercó a intervenir en la conversación, haciendo que Sasuke rodara los ojos.
—Se suponía que yo era el encargado—reprochó molesto.
—Hay algo mas que necesito—los más jóvenes voltearon a mirar hacia Madara—Durante estos últimos días, he estado pensando en que Hinata debe recibir clases en defensa personal y también quiero que aprenda a disparar.
—Es muy buena idea, ya que estando con nosotros y dado su situación, nunca se sabe cuándo puede necesitar defenderse—repuso Fugaku antes de salir de su oficina para encargarse de unas llamadas.
—Me gustaría que fueras el encargado—Itachi de inmediato asintió.
—Pero ¿porque él? Yo también puedo encargarme—tal como lo imaginaba, el impulsivo de Obito iba protestar por no ser él a quien se le encomendó la labor.
—Lo harán los dos—Itachi asintió queriendo reírse de su primo y Obito cruzó los brazos pensativo.
—Tu busca a alguien para que le de clases en defensa y yo le enseñaré a disparar—el primo mayor sonrió creyendo que había ganado, sin percibir que tanto Madara, como Itachi, ya habían anticipado su reacción.
—Eres tan predecible—Shisui le dio unas palmadas en el hombro y salió con Itachi, dejando a su hermano confundido.
...
El día siguiente, Temari, Gaara y Kankuro, llegaron a los terrenos Uchiha. Mikoto les aviso que Hinata ya estaba de regreso y ellos habían estado hablando con ella y ya sabían sobre el abuelo. La ojiperla, los recibió con los brazos abiertos y feliz de contar con ellos en los momentos buenos, como en los malos. Mas tarde, Karin y Shikamaru también se les unieron. Pasaron un agradable día, aunque dentro de la mansión debido al frío.
—Bueno nos dio mucho gusto pasar el día contigo—le dijo Gaara despidiéndose de ella y los demás también hicieron lo mismo.
—Y fue bueno hacerlo hoy, porque mañana debemos salir a cerrar un contrato fuera de la ciudad—afirmó Temari desinteresada.
—Yo iré con ellos—añadió Karin sonriendo hacia Gaara, mientras que Shikamaru suspiró con las manos en los bolsillos dando a entender que también él iría.
La ojiperla sintió ganas de llorar, dado que el día siguiente era su cumpleaños y ellos lo habían estado pasando con ella los últimos años y ahora parecían haberlo olvidado. No podía culparlos, pues las múltiples obligaciones que tenían ahora, no dejaban margen para cosas como esas.
—¿Pasa algo Hina? Te pusiste muy pensativa— inquirió Kankuro. Ella negó y fingió una sonrisa para no hacerlos sentir culpables.
Luego de despedir a sus amigos, pasó por el comedor y alcanzó a escuchar a Shisui diciendo que al día siguiente debían salir fuera de Konoha, para solucionar conflictos relacionados con las empresas Uchiha. Se marchó sin ser vista y se perdió en su habitación para esperar la llamada de Madara. Él todas las noches, la llamaba para darle las buenas noches.
[...]
—Esto no es precisamente lo que yo tenía planeado—reprochó Mikoto a su familia.
—Tranquila... ya verás que es una excelente idea—aseguró Izuna—Tu sólo cumple tu parte y nosotros haremos el resto.
—Mas les vale que sea cierto, de lo contrario, aténgase a las consecuencias—la dama Uchiha se retiró con una bandeja donde llevaba el desayuno para Hinata.
Tocó la puerta y escuchó su voz pidiendo pasar y cuando lo hizo, sintió ganas de golpear a todos los Uchihas, excluyendo a su esposo. Hinata se veía triste y evitaba verla directamente al rostro y sabía que la culpa había sido de Madara, por no ser el primero en llegar a verla.
—¡Feliz cumpleaños mi niña!—Mikoto colocó la bandeja en la pequeña mesa que había en la habitación y acogió a la ojiperla en un abrazo.
—Gracias—se limitó agradecer, con un nudo en la garganta. Madara no la llamó la noche anterior y no se acordó de su cumpleaños después de la única vez que lo hizo.
—Es un día perfecto, no hace tanto frío y quiero que me acompañes al centro comercial y al salón de belleza... Ninguno de los hombres están aquí, así que, tu y yo nos pondremos bellas para nosotras mientras—la morena no podía negarle nada a Mikoto y después de ducharse y ponerse ropa abrigada, bajo las escaleras con la esperanza de que Madara estuviera ahí, pero sus esperanzas murieron al no verlo. Seguramente también tuvo que irse con los otros.
Pasaron mucho tiempo en el centro comercial y fingió estar feliz, incluso cuando Mikoto la convenció de probarse un llamativo vestido negro que llegaba a media pierna y unas botas de fino tacón, las cuales le llegaban mas arriba de la rodilla.
Cuando pensaba desvestirse para usar la ropa que traía, Mikoto le pidió que no lo hiciera y que se dejara el bonito atuendo. De todos modos ya había pagado todo y cuando salieran del salón de belleza, llevaba un abrigo largo para que le cubriera el frío.
Cuando por fin salieron, ya eran casi las seis de la tarde y no había recibido ninguna llamada. No es que estuviera acostumbrada, pues encerrada en el internado, no tenía contacto con muchas personas. Mientras iban en el auto, se llevó la mano al dije que Madara le había regalado y sintió ganas de llorar ¿Se habría arrepentido de estar con ella? ¿Así sería su vida con él?
—Parece que aún no regresan—le dijo Mikoto cuando arribaron y no se veía ninguno de los autos.
—Eso parece—murmuró con el nudo en la garganta. No dejaba de pensar en Neji y su tío, quizás, con ellos no se sentiría tan triste.
—Olvidé mi celular en el auto... Pasa y espérame en la sala para tomarnos un té—Hinata obedeció. Abrió la puerta. Se quitó el abrigo, mirando que todo estaba en completo silencio, al igual que en la mañana, sin embargo, cuando entró en la sala y encendió la luz, su corazón casi se le sale del pecho.
—¡SORPRESA... FELIZ CUMPLEAÑOS HINATA!—la sala estaba llena de personas a quien ella conocía, como Temari, Gaara, Naruto Ino y Sakura, entre muchos mas. El lugar estaba decorado con globos, adornando un gran cartón donde se leía Feliz cumpleaños, seguido de su nombre y dos globos grandes en forma de número, formando el diecinueve. Todo era perfecto y muy bonito, como nunca lo había tenido.
—¿Pensaste que nos olvidaríamos de tu cumpleaños corderito?—Shisui la abrazo y se sintió mal, al verla con el rostro bañado en lágrimas.
—Creí, yo creía que no era importante—el joven le dio unas palmas tratando de calmarla, mientras que Mikoto apretaba los puños lanzando miradas asesinas hacia ellos, por haberla hecho llorar. Su idea era de una fiesta feliz y ellos arruinaron todo.
—No, no por favor no llores—suplicaron Izuna y Sasuke—Madara nos amenazó con torturarnos si derramabas una sola lágrima—instantáneamente dejó de sollozar y cuando levantó el rostro, lo miró caminar hacia ella.
—Felicidades bonita—el dolor que sintió durante todo el día, se fue—Nunca debi dejarme convencer por esos idiotas y sus sorpresas—con los ojos cerrados, lo apretó y se sintió feliz, después de todo, sus brazos eran su lugar favorito.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por las posibles faltas de ortografía, luego las corregiré 💕😊
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