Capitulo 12

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Neji llega Konoha y después de conseguir un taxi, llegó hasta un hotel, junto a Tenten.

La idea era darse una ducha y comer algo, para salir ese mismo día, a comenzar con la búsqueda, pero en su lugar, se dedicó a indagar con la computadora portátil, acerca de las direcciones. Para cuando terminó ya había caído la noche y decidió ir en busca de un buen lugar para cenar y de paso recorrer las avenidas de las cuidad. Algo le decía que la búsqueda llevaría más días de los que pensaba.

No es que tuviera prisa por regresar, ya que dejó todos los pendientes a cargo de su padre y con la computadora, como con vídeo llamadas, podía ayudarlo en caso de ser necesario. El problema era su abuelo, al que no le quedaba mucho tiempo de vida.

Francamente, debía aceptar que no le remordía la conciencia, el dejarlo morir sin que conociera a su nieta, dado que el mismo se buscó esa suerte, pero cuando recordaba a su tío, sus sentimientos se ablandaban. Tenía tanta curiosidad, sobre como era el aspecto de su prima, su personalidad ¿Sería arrogante y fría como todos los miembros de su familia? Esa probabilidad era latente, con un abuelo como ese y encima, si llegaba a encontrarla, tenía también que convencerla de acompañarlo y si ella no accedía, no habría nada que el pudiera hacer.

—¿Que averiguaste?—le preguntó a Tenten, mientras esperaban por la cena que ordenaron en el restaurante, frente al hotel.

—Solo la dirección de la residencia Hyuga, como la del cementerio...pero fuera de esas dos cosas no hay ninguna pista de jóvenes en esa edad, que coincidan con ella. De hecho, no hay ningún Hyuga, que asistiera a escuelas o internados en todo el país. Aunque estoy en espera, del nombre de la persona que se encargó de la residencia, durante todos estos años, ya que aún pertenece a la familia Hyuga...Quizás ellos sepan que pasó con la niña—respondió la castaña decepcionada por no poder ayudarlo más.

—Es un buen comienzo—respondió el varón con un deje de esperanza. Era cierto, quizás ellos sabían algo de Hinata, o lo podían encaminar en el camino correcto para dar con ella.

Neji tenía planeado, prácticamente lo mismo que sin saberlo, planeó Itachi... ir al cementerio y preguntar al vigilante, quienes visitaban las lápidas, de sobra sabía que sus ojos, no eran comunes y si alguien en Konoha conocía a su prima, de inmediato la relacionarían con el. No era mucho, pero por el momento, eso era lo único con lo que contaban, para encontrarla, o por lo menos saber, si estaba con vida.


[...]

Hinata lentamente abrió los ojos, sintiéndose satisfecha con la noche de sueño. Estaba tan cómoda a pesar de dormir con ropa de vestir. Su corazón dio un vuelco al moverse ligeramente y sentir que no estaba sola. Bajo la mirada hacia el brazo que la mantenía pegada a un cálido cuerpo. No estaba usando almohada, ya que su cabeza descansaba en otro brazo...¡Madara-sama! Pensó al recordar los eventos de la noche anterior. Sus mejillas se calentaron, seguidas por todo su rostro.

¡Por todos los cielos...! Se había besado con Madara y como si eso no fuera suficiente, se quedó dormida en sus brazos. El estaba muy pasado de tragos, lo mas probable, era que no iba a recordar nada, así que lo mejor fue dejarlo solo, antes que despertara. La respiración del moreno era pausada, clara señal de que aún dormía profundamente.

Cuando se removió, muy lento tratando de retirar el brazo de su cintura, este la atrajo mas hacia el, sin embargo, era una reacción involuntaria, dado que seguía dormido. Estaba tratando de moverse, cuando la puerta de la habitación, se abrió sin ceremonias.

—Oye Mad...—Izuna dio un paso atrás cuando encontró a Hinata en la cama y en los brazos de su hermano mayor. Entró en su habitación, porque Sasuke, le avisó lo sucedido la noche anterior y quizo asegurarse que estuviera bien, pero ni en sus sueños más extraños, hubiera podido imaginar, semejante escena. Habría podido golpear a su hermano, si no se hubiera percatado que Hinata, todavía usaba ropa de vestir, lo que quería decir, que su hermano, no se había aprovechado de ella—Perdón corderito, no sabía que estabas aquí—la Hyuga enrojeció, cuando Izuna sonrió con picardía y hasta le guiñó un ojo en complicidad.

—I-Izuna-san... no es lo que usted cree... yo—pensaba explicar, pero al mismo tiempo, no quería despertar a Madara.

—No te preocupes, yo me voy a la cocina—Izuna se marchó, todavía sonriendo y mas con la expresión de horror que mostró la niña al verse descubierta, como los niños cuando los atrapan tomando las galletas escondidas en el jarrón.

Su hermano, debe haber tenido la mejor noche de toda su vida, solo por tenerla junto a el, pues desde que miró a Hinata, no pudo ocultar su interés en ella. Ni siquiera por Hikari, llegó a mostrarse así, a pesar de haber sido tan joven, con ella se portó muy correcto. En cambio con el cordero, se portaba impredecible, posesivo dispuesto hacer el ridiculo y en gran parte celoso. Hinata se metió en su sangre y que se pusiera tan ebrio, sin preocuparse de nada, lo dejaba muy en claro.

La ojiperla, quería llorar de la vergüenza. Se deslizó lentamente y pudo quedar liberada del posesivo agarré sobre ella. Una vez parada en el piso, se permitió mirarlo por unos momentos y cuando comenzó a moverse, tomó sus botas y se apresuró a salir, lo mas rápido posible, antes que despertara y la viera con el.

Apenas salió de uno de los baños y estuvo en el pasillo, se dirigió en busca de Izuna, no quería que pensara algo que no era. Lo encontró en la cocina tratando de preparar café.

—Izuna-san... quiero explicar todo—el mencionado, se giró para verla, pero no pudo evitar sonreír de nuevo y en un impulso la acercó a el y le dio un abrazo, como lo hacía cuando era niña.

—No te preocupes—le palmeo la espalda para calmarla—Sasuke, me contó, lo que hizo Madara y te agradezco mucho, que lo ayudaras a llegar hasta aquí, ademas yo no pretendo juzgarte—Hinata se relajo, sabiendo que ya Sasuke, había informado, de ese modo, nadie pensaría algo equivocado y con un poco de suerte, Madara no recordaría nada, especialmente el beso—Acompáñame a desayunar, aunque no soy muy bueno preparando comida y tengo mucha hambre.

—Si me da unos minutos, yo lo haré, solo dígame, que le gusta—Izuna, ni siquiera se resistió, ni argumentó para que ella no hiciera nada, sino todo lo contrario, con toda confianza, enumeró sus platillos favoritos, incluyendo los dangos. Hinata sonrió y comenzó recogiendo su cabello, para luego buscar un delantal en uno de los muchos cajones y por último lavo sus manos, para empezar con todo.

Izuna se sentó en los bancos frente a la barra de la cocina y desde ahí veía a la chica moverse con agilidad, mientras preparaba todo, al mismo tiempo que mantenían una conversación, sobre los días en el internado. Unos minutos después, Obito llegó como si fuera su propia casa y después de también abrazar a la ojiperla, se unió a ellos, ya con el estómago protestando por comida. Con el olor que lleno el ambiente, a todos se les despertó mas el apetito.

...

Madara abrió los ojos y una intensa punzada en la cabeza, le recordó la borrachera que se puso. Se masajeó las sienes, tratando de obtener alivio, cuando se vio sólo en su cama, sin embargo, el aroma dulce y tranquilizante todavía se hallaba impregnado en su cuerpo, sin olvidar el sabor en sus labios, luego de probar, la más refinada y exótica miel, que poseían los labios de Hinata. Aún con el punzante dolor, se permitió sonreír, cuando los recuerdos llegaron uno a uno, como eventos de una película.

El estuvo con muchas mujeres, después de aminorar el dolor por la muerte de Hikari, pero nunca se sintió apegado con ninguna, ni siquiera con Mei, que fue la que más duro junto a el. Lo que sintió dentro de su ser, cuando volvió a ver a Hinata, fue algo indescriptible.

Estaba consiente que no debía verla de esa manera, pero prácticamente enloqueció y no creía poder encontrar su juicio. Dormir abrazado a ella, era casi como tocar el cielo, aunque también fue un gran sacrificio, no poder tenerla toda suya, como comenzó a imaginarla en las largas noches de insomnio, donde se trataba de engañar diciéndose a si mismo que la imaginaba involuntariamente.

La manera en que se portó con ella y la forma en que lo atendió, lo dejó con la imagen de estar siempre así... Hinata como su dueña y también el siendo su único dueño, sin embargo, el miedo a dañarla de alguna manera, lo aterró. Estuvo en un dilema, cuando ella se quedó dormida entre la seguridad de sus brazos. La decisión, era mantenerse alejado y cuidarla desde las sombras, o arriesgarse a conquistarla y tenerla solo, para él, mostrándole como era su vida y la de todos, los Uchihas. Se golpeó mentalmente, por planear algo que todavía no era concreto, dado que apenas empezaban a derretir el grueso hielo, que la rodeaba alejándola de él.

Si bien es cierto, que avanzó mucho la noche anterior, aun le faltaba unos tramos mas, para romper las barreras.

No podía olvidar la forma en que ella le correspondía mientras la besaba y estuvo seguro que le entregó su primer beso a él. "Maldicion" pensó y quedó sentado en la cama. No tenía nada que pensar, esta vez sería egoísta y se dedicaría a conquistarla, para quedarse con ella, ni Indra ni ninguno de esos mocosos que mencionaron Izuna y sus sobrinos, se la quitarían y se encargaría de mantenerla protegida, estando dispuesto a morir por ella. Pero primero tenía que saber donde se había metido.

Se levantó y se dispuso a buscarla, temía que se hubiera marchado como la mañana luego de la subasta y no podría verla después del beso que compartieron, pero apenas salió de la habitación, lo recibió el delicioso aroma a comida. Se acercó y pudo escuchar, risas y voces que provenían de la cocina. No pudo evitar sonreír de nuevo, cuando la miró, vestida como estaba en la noche, pero con el cabello hacía arriba y usando un delantal.

—¡Buenos días!—los tres voltearon a mirarlo, dos de ellos sonriendo y la única chica con evidente nerviosismo—Que bien huele—se acercó hasta quedar tras ella donde revolvía algo en una de las ollas. La chica tembló al sentir el calor corporal, que la mantuvo cálida toda la noche y las sonrisas de Izuna y Obito, no ayudaban a disminuir sus nervios ¿Acaso ellos no veían mal que ellos dos estuvieran juntos en algo que no era precisamente familiar? ¿Entonces solo ella se reprendía?

—B-buenos días Madara-sama—saludo sin poder evitar tartamudear—¿Quiere desayunar?—Izuna y Obito, ya se encontraban bebiendo café y estaban listos para comer todo lo que la joven preparó.

—Claro, no me perdería esto por nada del mundo—le dijo muy cerca del oído. Quería provocarla, para ver, hasta donde lo dejaba acercarse a ella y para su satisfacción, la miró temblando y no era de miedo, ni de frío.

Hinata colocó los platos, en el comedor y los varones ayudaron llevando lo demás. En minutos, los cuatro desayunaban.

—Cocinas delicioso corderito—soltó Obito, mientras comía los dangos—Estos dangos son mejores, que los que robamos de Itachi—Hinata se sorprendió y comenzó a reír, por lo que dijo el azabache.

—No me lo recuerdes, aun tengo quemaduras en los dedos, por todos los que no obligó a preparar—Madara se permitió un momento de genuina alegría, al verla reírse con las payasadas que esos dos le contaban. Hinata lucía encantadora, con el cabello hacia arriba, mostrando el delicado y níveo cuello, mientras echo la cabeza hacia atrás riendo mas fuerte.

Estuvieron conversando cerca de media hora, después de haber terminado de comer. Madara sabía que debían hablar con Hinata acerca de la muerte de sus padres y del mismo Indra, así que decidió planear todo ese mismo día, antes que se marchara, pues también ese era el punto a tratar, el no la quería dejar ir sola, pero la persuadiría de regresar esa misma noche.

—Ustedes dos—se dirigió a sus dos familiares—necesitó que le avisen a todos, que tendremos junta esta noche y que Hinata estará presente—la chica se puso tensa, pensando en que tenía que hacer ella en una junta familiar—¿Contamos contigo para que vengas aquí a las ocho en punto?—cuestiono mirándola fijamente.

—¿De que se trata la junta? ¿Porque debo estar yo?—algo la puso en alerta y temía, lo que pudieran revelar.

—¿Recuerdas que te dije, que pronto sabrías porque te mande lejos?—ella asintió—de eso y de temas relacionados, es de lo que hablaremos y es de suma importancia, que nos acompañes.

—Esta bien... cuente conmigo—afirmó aun con la opresión en el pecho que le advertía acerca de algo, que no sabía si quería escuchar.

Los dos menores salieron dejándola sola con Madara.

Apenas se escuchó la puerta y el azabache la rodeó de la cintura, como si ella ya le perteneciera, pero quería saber, si le era o no indiferente—No temas, nadie te dañará mientras yo viva—ella se armó de valor y lo encaró muy conmovida por la afirmación. Sin pensarlo se abrazó a el, tratando de buscar su protección.

—Gracias—atinó a responder aún abrazándolo. Madara sabía que estaba muy asustada e insegura y supo como cambiar ese entorno con solo una pregunta.

—¿Te gusto el beso de anoche tanto como a mí?—y como por arte de magia, la chica pasó del miedo y la inseguridad, a la vergüenza, puesto que creyó, no se tocaría el tema.

—Lo siento mucho, usted estaba tomado y yo no debía...—el azabache no la dejó continuar, pues le colocó su dedo índice en los rosados y carnosos labios.

—Tranquila, tu no hiciste nada malo... Fui yo quien inició todo y no me arrepiento—la satisfacción de Madara fue notable al verla sonrojada debido a su cercanía.

Las orbes de ambos quedaron conectadas, obsidiana con perla. Hinata sentía cosas muy cálidas dentro de su pecho, con solo estar presa de esos encantadores ojos. Estaba totalmente segura, que si él, decidía besarla, ella no solo, se lo permitiría, sino que también lo seguiría.

Madara tuvo que hacer un gran esfuerzo, para no aprovecharse del momento, ya que su mayor deseo era morder esos encantadores labios. Sin embargo el tema a tratar esa noche iba ser algo muy doloroso para ella y no creyó conveniente confundirla.

De alguna manera, temía que ella lo juzgara por ser quien es y quizás en esta ocasión, ya no querrá verlos, ni a él, ni a ningún otro Uchiha.

—¡Vamos...! Te llevaré a tu casa—ella en cierta forma la ojiluna se decepcionó, dado que llegó a pensar, que la besaría de nuevo, quizás para él, no fue tan importante, como lo fue para ella y por ese motivo, no quiso repetir.

Hinata, no dijo nada, solo asintió y luego de terminar la limpieza de la cocina, salió con el azabache sin decir nada, hasta que su celular, rompió el silencio.

—¡Hinata Hyuga!—hablo la persona del otro lado de la línea.

—Si... ¿quien es usted?—Madara se puso en alerta, pensando en el bastardo de Indra y pensó que logró conseguir su número.

—Es Sasori ¿me recuerdas? La noche de la subasta, el pintor...—aclaró el joven.

—¡Sasori-san! Por su puesto que lo recuerdo—se alegro la ojiluna al saber de quien se trataba.

—Me gustaría que nos reunamos, para concretar los detalles acerca de el cuadro ¿que te parece si te invito a comer mañana?

—Claro, usted solo dígame donde y yo estaré ahí—el Uchiha apretó el volante ¿quien demonios es Sasori?

—De ninguna manera... yo mismo pasaré por ti, solo mándame tu dirección por un texto—ella se mordió el labio pensando y finalmente acepto.

—Esta bien, entonces lo espero mañana al mediodía—la chica sonreía perdida en la conversación y se olvido que no estaba a solas, hasta que el Uchiha chasqueó la lengua molesto—¿Pasa algo Madara-sama?—cuestiono preocupada.

—No ¿porque había de ocurrir?—respondió sarcástico, pero ella no se dio cuenta, así que se quedó confiada sabiendo que no le pasaba nada. Madara quería preguntar, pero no sabía si era buena idea y esperó a poder averiguarlo mas tarde.

—Gracias por traerme—agradeció Hinata, cuando el auto de Madara estacionó frente a la residencia Sabaku.

—Al contrario, gracias a ti, por todo lo que hiciste por mi—el azabache le besó la mano, antes de permitirle marcharse—Me voy, pero regresaré por ti a las siete y media—Hinata no tuvo tiempo de argumentar, porque el Uchiha, se marchó, dando por hecho que ella aceptaría.

[...]

Indra se encontraba en su despacho, reprimido el coraje y la frustración de no poder acceder a Hinata, sus hombres le informaron que la vieron con Madara y eso le hizo hervir la sangre. Tenía la idea que mandando seguir al Uchiha, daría con ella y no se equivocó, sin embargo, aun no tenía la dirección exacta del domicilio donde vivía, puesto que el desgraciado se la llevó directamente a los terrenos Uchiha y eso lo cabreo mas de lo que ya estaba.

Que Madara le estuviera ganando terreno, no le había gustado y no se iba dejar ganar por él.

Primero muerto que dejársela a él y por lo que pudo apreciar la noche de la subasta, su ex amigo también estaba muy interesado en ella. Los Uchihas eran sus principales rivales en el negocio y si lograba asesinar a Madara, sería como un premio doble, ya que los dejaba en desventaja, sin el principal líder de la organización y lo que mas le importaba últimamente... lograría alejarlo de ella, para poder tenerla solo para él, sin ningún estorbo.

Los últimos días, tuvo que sacarse la frustración sexual con otras mujeres, dado que se rehusó a ir con Shion. Ella lo había buscando en repetidas ocasiones, pero en todas se negó a verla o de lo contrario, terminaría asesinándola por alejar a Hinata de su alcance y arrojarla directamente con ese maldito.

Shion por su parte, estaba llena de despecho, por ser reemplazada por la mocosa. Intento buscar información, acerca de ella, pero no apareció nada, era como si esa Hyuga, no existiera. No se iba a rendir, nadie alejaría a Indra de su lado. Llevaba mucho tiempo queriéndolo y cuando estaba mas cerca de amarrarlo, llega esa estupida y estropea todo con su insignificante presencia.

[...]

—Lo tengo—anuncio Tenten sonriendo por poder conseguir el nombre de la persona con quien se había asociado Hiashi Hyuga y el cual hasta ese día, se encargó del mantenimiento de la residencia Hyuga—Tengo el nombre que buscaba, el fue socio de su tío y su nombre es Shikaku Nara—Neji sonrió complacido.

—Bien hecho... ahora solo debemos concretar una cita con el—añadió el joven castaño, sintiendo que estaba mas cerca de encontrar el paradero de su prima, ya fuera, viva o muerta, aunque la segunda opción, lo llenaba de tristeza, era mejor saberlo, que mantener una falsa esperanza.

—Ya lo hice y a pesar de ser Sábado, nos espera en su oficina en una hora—el castaño se acercó a la chica y le dio una palmada de agradecimiento, sobre el hombro, logrando que la pobre Tenten, casi se desmaye.

—Eres la mejor... sabía que no me había equivocado contigo—los dos salieron del hotel, para buscar el lugar donde se encontrarían con el empresario Nara. Tenten, no dio información acerca de la identidad de Neji, solo se limitó a decir que el asunto era de vital importancia y que se trataba de la familia Hyuga, que vivía en Londres.

...

Llegaron a la empresa antes de la hora pactada. Si algo caracterizaba a Neji, era su puntualidad, entre otras virtudes.

Las personas trabajaban el Sábado, solo hasta el medio día y afortunadamente para ellos consiguieron esa reunión.

La secretaria de Shikaku, los hizo pasar al despacho y la sorpresa del mayor al ver a Neji, fue muy evidente, incluso para Tenten.

—¡Bien...! Ustedes me dirán ¿en que puedo ayudarlos?—Shikaku, se fue directamente al grano, puesto que apenas miro al joven y supo, de que familia provenía. Era muy parecido a Hiashi, cuando se conocieron.

Luego de las presentaciones, Neji también se fue directamente a lo que le importaba.

—El motivo de nuestra visita, se trata de el último deseó de mi abuelo, el padre de Hiashi y su gemelo Hizashi, mi padre—el Nara escuchó sin interrumpir—Mi abuelo esta al borde de la muerte y a pesar de haberse portado como un miserable con mi tío y su esposa... quiere que busque a su nieta, a Hinata Hyuga—el castaño se sintió avergonzado, pues era evidente que el hombre frente a ellos, sabía parte de la historia—Antes que nada, quiero aclarar, que esto lo hago por la memoria de mi tío y no por mi abuelo.

—¿Y para que la requiere su abuelo?—pregunto el mayor, con desconfianza.

—Quiere darle lo que por derecho le correspondió a mi tío... pero mas que nada, quiere su perdón, por la manera tan ruin, que se portó con su propio hijo—confesó Neji—Sólo quiero saber, si ella vive y de ser así, no pienso forzarla a nada, si ella no quiere ver a mi abuelo, lo cual sería lo más lógico, no voy a insistir, pero el capital y las propiedades de mi tío, son para ella.

—Solo porque usted, me recuerda a Hiashi, le aclararé, que en efecto...Hinata está viva—tanto Neji como Tenten, mostraron genuinas sonrisas—Pero, todavía no puedo informarle sobre su paradero, quizás para el Lunes, le tenga algunos datos—el Nara no podía precipitarse y darles toda la información, no podía olvidar todo lo que esa familia, le hizo a Hiashi. Así que primero, se encargaría de investigar al joven y por su puesto, de avisar a los Uchihas.

—Claro, yo espero... No sabe cuanto se lo agradezco, era muy triste, pensar en que todo de esas personas se había perdido—el Nara pudo apreciar que el chico no mentía, en verdad se veía feliz por la noticia.

Salieron de las empresas Nara y Neji decidió ir en busca de unos grandes arreglos florales, para visitar por primera vez, la tumba de sus tíos. Ahora se sentía a un paso de dar con la única descendiente directa que le quedaba y haría que valiera la pena para ella, sin importar, si era una fría Hyuga, o no, el de todos modos ya se sentía ligado, a esa joven.

[...]

Gaara pasó todo el día con Hinata. Ambos se contaron todo los detalles sobre sus salidas, aunque Hinata omitió el beso y también el cómo pasó la noche, en brazos de Madara, pero si le informo, sobre la cita con Sasori.

Gaara le contó, lo mucho que el y Karin, se habían estado entendiendo, a ella le pareció muy bien, teniendo en cuenta, lo reservado que era el joven y lo impulsiva que era Karin, sin embargo, esa combinación, parecía equilibrarse a la perfección cuando estaban juntos.

Temari y Kankuro, se unieron a ellos y la ojiperla les informó, que los Uchihas, la esperaban para una junta con ella. La rubia de inmediato, se apresuró a prepararle una pequeña mochila, donde guardó ropa como para unos tres días. Ella sabía bien de que se iba a hablar y le dio mucha pena, lo que su casi hermana menor, sufriría.

—¿Para que debo llevar esto?—la ojiperla no entendió el propósito de llevar ropa y artículos personales para una simple junta.

—Ya son dos veces que te quedas con ellos y supongo que es incómodo dormir en ropa de vestir, así que es mejor que lo dejes en casa de Mikoto-san, para cuando lo necesites—Temari le restó importancia y la ojiperla, como los varones, creyeron todo.

[...]

Mikoto daba vueltas de un lugar a otro, preparando la cena y todo lo necesario para la llegada de su niña. Aunque sabía lo mucho que iba a sufrir con toda la verdad, era mejor así, para conseguir tenerla con ellos y lejos de las garras de Indra.

Estuvo tentada a golpear a Madara, cuando Izuna llegó y les contó todo, lo que sucedió. Sin embargo, era de esperarse. Su hermano ya no se portaba igual, desde que volvió a ver a Hinata y por mas que a ella, no le agradaba la idea, estaba segura que su hermano la mantendría a salvo y pensando con egoísmo, a ella le convenía, ya que de ese modo, siempre estaría cerca de la niña.

—Madre... tómalo con calma—Itachi, se acercó y le dio un casto beso en la mejilla. Su madre fue la que más inquieta se veía, por todo lo que estaba por suceder. La idea era cenar primero, luego pasar al salón de juntas, donde discutían los futuros planes sobre las impresas y los negocios ilícitos.

Aunque no lo demostraban, todos estaban inquietos, incluso Obito, quien no perdía oportunidad para molestar, ahora se mantenía callado.

Madara, se había marchado en busca de Hinata y era cuestión de minutos, para que llegarán. Lo único gracioso de todo el entorno, fue las preguntas que estuvo haciendo Madara, acerca de Sasori, asegurando que ese imbecil, cito al cordero para comer con ella al día siguiente. Su tío estaba celoso y no podía ocultarlo.

Obito de inmediato, accedió a las redes sociales y obtuvo las mejores fotografías de Sasori, para mostrárselas a Madara. Era evidente la burla y la satisfacción, que marco su rostro, cuando su tío apreció el aspecto del pelirrojo.

...

Hinata salió, cuando le avisaron que habían llegado por ella. Durante el día, se mantuvo entretenida con Gaara, luego con sus hermanos y gracias a eso, no tuvo mucho tiempo de pensar en Madara y en lo que sucedió entre ellos durante la noche en la que durmieron juntos.

Se despidió de Kankuro, que era el único que aún no salía y se dirigió hacia el Uchiha. El corazón le latió irregular, cuando lo visualizó, parado esperando por ella, para abrirle la puerta. Era imposible, no verlo, ese hombre era increíblemente apuesto, con todo y ese aire hostil y de matón a sueldo, Madara Uchiha, era un hombre extremadamente sensual.

Vistiendo ropa informal, como pantalón de mezclilla y camiseta negra ajustada al abdomen el atractivo del varón, no disminuyó en nada y para la joven Hyuga, fue aún más guapo.

—Buenas noches—la ojiperla, saludó tratando de romper el embelesamiento, que tuvo mientras llegaba hacia él.

—¿Estas lista bonita?—le pregunto, mirándola de arriba abajo, sin reparos. Ella se veía como un ángel, luciendo ese vestido blanco, que para su tortura, se ajustaba perfectamente a las hermosas curvas. La prenda, ni siquiera, mostraba casi nada de piel, era la forma en que ella la portaba.

Se apresuró a quitarle la mochila de la mano, apenas la miró y la colocó en el asiento trasero.

El transcurso hacia los terrenos Uchiha, fue silencioso. El Uchiha estaba lleno de curiosidad, por saber, que se traía ese tal Sasori con ella, pero de nuevo, se mordió la lengua para evitar indagar.

Llegaron a su destino y Madara se bajo para ir hacia ella. Le tendió la mano y sin dificultad, apego el pequeño cuerpo contra el suyo. Debía aprovechar, tenerla con él, porque una vez adentro, Mikoto no lo dejaría estar cerca y mucho menos tocarla, al menos no, frente a ella.


Continuara.

Me disculpo, por la demora y por los posibles errores de ortografía, ya mas adelante los iré corriendo. 😊💕

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