Capitulo 11
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Madara bajo del auto y de inmediato, se fue hacia la chica para que bajara. Le tendió el brazo, esperando no ser rechazado y se alegró, cuando ella se dejó ayudar, dándole su pequeña y delicada mano.
—¿Que me respondes? ¿Me dejarás acercarme a ti?—se negó a soltarle la mano, con la cuál le ayudó a bajar y en su lugar también tomó la otra. Se hallaban uno frente al otro tomados de las manos y mirándose fijamente, como si fueran un par de enamorados.
—No lo se—murmuró mirando hacia abajo. El azabache soltó una de las manos, para levantarle la barbilla con suavidad, logrando que sus orbes se encontrarán.
De nuevo esos hipnóticos ojos negros, que no la dejaban ver hacia otro lugar, se clavaron en los suyos, diciendo tantas cosas. El se mantuvo tan cerca, podía fácilmente percibir su varonil aroma ¿porque se estaba sintiendo así? ¿Porque ya no podía rechazarlo como pensó hacerlo en el pasado?
—¿Tanto desconfías de mí? ¿Piensas que te haré daño?—ella negó con la cabeza y no dejo escapar el toque de tristeza que se filtró en las oscuras orbes al momento de cuestionar—¿Entonces porque no me das la oportunidad?
—Esta bien, veámoos como marcha todo a partir de hoy—aún dudando de haber hecho lo correcto ella, desvió la mirada y en ese momento, se desorientó a verse presa de los fornidos brazos masculinos ¿Madara la estaba abrazando?
El Uchiha se desconocía a si mismo ¿que se supone que le pasa? ¿Porque se porta así cuando está cerca de ella?
—Se que no lo haremos hoy, pero tenemos mucho de que hablar—la ojiluna asintió—Mikoto estará feliz de verte y si nos visitas, podemos ir aclarando todo, lo que necesitas saber—sin decir mas se despidieron y el azabache se quedó afuera, viendo como entraba, para poder irse mas tranquilo.
Se fue directamente hacia los terrenos Uchiha, para contarle a Mikoto y Fugaku, acerca de su avance con Hinata. Se podía decir que había dado un gran paso hacia ella, pero aún le faltaba mucho por andar.
Hinata entró y se fue a su habitación. Estaba confundida, no sabía si había hecho bien en darle un acercamiento a la persona que más resentimiento le guardó, mientras estuvo encerrada. Por otro lado, estando tan cerca de el, le fue imposible negarse, era como si Madara, ejerciera un poder invisible sobre ella, que nunca antes había sentido, ni siquiera con Indra.
Guardó sus artículos y preparó todo para el día siguiente de trabajo, en un intento de mantener la mente ocupada en algo mas, pero de nuevo se quedaba quieta imaginando el perfecto rostro de Madara unido a toda esa gran anatomía, compuesta de duros músculos. Con razón Karin le dijo, que siempre se la pasaba rodeado de mujeres.
Se regañó mentalmente por estar pensando así de el ¿que diría Mikoto si supiera? Si bien es cierto, que Madara, era el que menos familia consideraba, no podía albergar nada mas que respetó hacia el. Eso era lo correcto o terminaría decepcionado a todos los chicos, a los que si consideraba como hermanos, especialmente a Itachi, el más correcto de todos.
Su celular vibró anunciando mensaje de texto y era de Ino. Intercambiaron los números la noche de la subasta y aún no se habían llamado.
—El Viernes en la noche ¿estás libre?—cuestiono la rubia.
—Si, creo que no haré nada—le respondió encogiéndose de hombros, como si la pudiera ver.
—No se diga más... nos vamos a bailar todos—Hinata sonrió, Ino no cambiaba.
—¿Puedo llevar a mis amigos?—se atrevió a preguntar, pues a Karin le encantaría ir, sin olvidar a los hermanos Sabaku.
—Claro que si... en los próximos días, te mando la dirección—la conversación terminó y la ojiperla soltó un suspiro. Le haría bien, salir con sus amigos y olvidarse un poco de sus alborotados pensamientos.
[...]
Los días continuaron y era Viernes, algunos de los Uchihas, ya se hallaban dentro de la empresa familiar.
—¿Que mosca te pico a ti? No es normal verte de buen humor—cuestionó Obito, a Madara, cuando lo miró dentro de la sala de juntas, donde se reunieron para la junta semanal, que tanto le fastidiaba.
—Que el corderito, ya le dirige la palabra y no lo trata como a un despiadado criminal—interfirió Izuna recibiendo la fulminante mirada de su hermano mayor.
—Ya veo—murmuro Obito, con una cínica sonrisa, adornando su perfecto rostro.
—Hablando de ella—atrajo la atención Sasuke, quien ese día pudo asistir a la junta debido a que no tenía clases—Ino Naruto y los demás, me avisaron que esta noche, nos reuniremos en un antro y ella también estará ahí—les contó para que estuvieran al tanto.
—Me parece bien, ella necesita codearse con jóvenes de su mismo grupo y edades, quizás así, se olvide de Indra—soltó Shisui sin reparos y sin percatarse de, como las expresiones de Madara cambiaron drásticamente. Su sobrino tenía razón, Hinata merecía alguien como ella, sin delitos, sin un pasado oscuro...Pero para eso, necesitaba que Indra no estuviera libre, de lo contrario, le haría lo mismo que hizo con sus padres en el pasado.
Continuó escuchando, como todos mencionaban posibles candidatos para ella y aunque sabía que eran buenos chicos, no pudo evitar que su pecho se estrujara, al saberla en los brazos de alguien que no fuera...¿Que no fuera quien? Se preguntó mentalmente ¿acaso estaba aceptando que la quería para el? ¿Era eso? ¿Pretendía quedársela? No podía, eso no debería estar en su cerebro ¿que lo diferenciaba de Indra? Sin embargo, ni todos los argumentos, de su monólogo interno, lograron arrancar esa sensación de posesión que sentía hacia ella.
—Me parece muy bien, que esté cerca de Naruto y de todos, los que siguen las leyes, de ese modo, estará mejor cuidada—añadió Itachi, sin dejar de evaluar a su tío—Además supe que Ino, empezó a salir con Ashura y con el cerca, Indra no hará nada para intentar llevársela.
—También yo puedo cuidarla ¿porque creen que accedí a ir con el grupo?—Sasuke se molesto, cuándo mencionaron a Naruto y también a Ashura, restándole importancia a el.
—¿Tu?—Izuna sonrió divertido—Supongo que tu obligación es escribir poemas románticos a Sakura, como te dijo Naruto y así... querido Romeo... no se puede—Sasuke, fulminó con la mirada a los dos revoltosos parientes, que no perdían la oportunidad de molestarlo.
—Pagarán por eso tarados, ya encontraré la manera de vengarme por lo que hicieron—los amenazó.
—Realmente, no sabemos de que hablas Sasuke. Al parecer el amor, te está dañando las neuronas—los dos tenían el rostro ofendido por las acusaciones lanzadas hacia ellos.
En otro momento, Madara se hubiera molestado con el comportamiento de esos tres, pero ahora, no podía dejar de pensar en dicho por Shisui, acerca de Hinata y en como debía estar con personas de su mismo grupo y edad. No se iba poder concentrar en la junta, así que mejor optó por dejarle a Fugaku los documentos.
—¿A donde irás tu?—cuestiono Izuna, cuando lo miró levantarse de su lugar.
—Debo irme, tengo una reunión con Hashirama—no dijo mas y salió dispuesto a llamar a su amigo. Debía ahogar ese sentimiento y también tenía que deshacerse definitivamente de Mai, ya no la quería cerca, no dejaría que volviera molestar a Hinata, no a ella.
...
Mientras conducía, Madara tuvo la sensación de ser observado, sin embargo, con los días, lo fue descartado, dado que nadie de los guardias dijo nada.
Llamó a Hashirama y este le dijo, que no lo podía ver por el momento, pero mas tarde podían verse en algún bar para tomar unos tragos y así, ya no estaría en servicio. Entonces condujo hacia el apartamento de Mei.
...
—¡Madara! Que sorpresa—la fémina, se le fue encima intentando provocarlo, como lo hacía en cada encuentro, pero esta vez, el la tomo de los brazos antes de poder completar su cometido.
—Necesitamos hablar—ella sintió el tono más serio de lo común y un mal presentimiento se apoderó de ella—¡Escucha! Esta será la última vez que nos veamos, lo nuestro nunca tuvo un futuro y la llama, que mantuvimos en el pasado, poco a poco, se fue extinguiendo—la pelirroja frunció el ceño y le dio la espalda, por unos momentos.
—¿Me estas dejando? ¿Me estás desechando como basura? Y todo es por la mocosa esa—la mujer comenzó a gritar.
—Esa mocosa, tiene nombre y a ella no la involucres en esto, lo nuestro se terminó hace tiempo, pero ambos preferimos dejarlo pasar—trataba de no molestarse, dado que sabía lo orgullosa y vanidosa que era Mei, por lo tanto el rompimiento la debía haber cabreado mas, por su orgullo, que por otra cosa.
—Todo entre nosotros cambio, apenas llegó ella... es solo una niña Madara ¿como puedes estar tan enfermo para pensar en quedarte con ella? Podría ser tu hija—le gritó furiosa, por estarla botando después de haber compartido tanto juntos.
Con una increíble rapidez, la estrujó contra la pared, sin llegar a lastimarla, pero visiblemente furioso por lo que acababa de decir. Mei se arrepintió de lo dicho, al verlo de esa forma, Madara podía ser aterrador si se lo proponía—Pero no lo es... Hinata no es mi hija y que te quede claro... no soy ningún enfermo—lo dijo, mas para el, que para ella. La soltó de golpe y se dirigió a la salida—Por tu propio bien, mantente lejos de ella—el azabache, salió sin decir nada mas, dejando a una furiosa y despechada mujer.
[...]
Hinata y Temari, se veían en el espejo, antes que Shikamaru llegara por ellas. Gaara declinó la invitación debido a que Karin y el, saldrían a pasear a solas al cine.
—Lucimos hermosas Hina—aduló Temari a ambas, haciendo que la Hyuga soltara la risa por sus ocurrencias—¿Que? ¿No lo crees?—la rubia también se reía. Estaba feliz, porque el Nara, le había pedido ser su novia y ella aceptó. Esta era la primera salida como pareja que darían y por tal motivo, se esmeró en su arreglo. Se puso un provocar vestido negro hasta la rodilla con pequeños tirantes y completo con elaboradas zapatillas de fino tacón, también en color negro. Se soltó las coletas, luciendo el cabello suelto y el maquillaje remarcó sus hermosos ojos.
Hinata por su parte, se vistió con pantalones negros ajustados, combinados con botas de tacón hasta la rodilla y blusa en tipo suéter ajustada que mostraba algo del escote frontal. Ambas se veían muy bellas.
Tocaron el timbre y las dos tomaron los bolsos para no hacer esperar al Nara. Bajaron y Kankuro las despidió sonriendo, el tampoco las acompañó debido a que su novia estaba por llegar, para cenar a solas.
—Pórtate bien y no olvides, hacerlo solo en tu habitación, no quiero ver manchas de amor por todos lados—ordenó la rubia despreocupada, logrando avergonzar a su hermano.
—¡Temari!—la reprendió Hinata al también estar abochornada por lo dicho.
—Es mejor prevenir que lamentar Hina, con dos hermanos en edades hormonales, no puedo bajar la guardia—la ojiperla le dio una mirada de disculpa a Kankuro y salió junto a Temari.
...
Media hora mas tarde, ya estaban entrando en el abarrotado lugar. Sasuke se acercó y acompañó a la ojiperla. Los idiotas de sus parientes lo amenazaron, diciendo que si algo le pasaba o alguien la molestaba, le darían su merecido. Aunque no lo hacía por eso, ya que según el, no les tenía miedo, sino porque también, quería verla a salvo y de paso, escabullirse de Sakura.
—Que bueno que llegaron—Ino se acercó a ellas y las saludo. También ella se veía deslúmbrate y todo su arreglo se debía a Ashura. Ellos ya habían salido tres veces y la rubia lo invito a unirse esa noche, aunque la última llamada que le hizo, le contó que estaba cenando con Hashirama y alguien más. La chica se puso triste pensando que quizás no podría despedirse de los compañeros y llegar con ella.
Entre todos los jóvenes, ocupaban dos mesas, que habían reservado días antes. Los recién llegados, saludaron a Naruto, quien logró escapar temprano de su trabajo, también a Kiba y Nomi, la castaña que conoció tiempo atrás y que ahora se veía muy acaramelada con el Inuzuka, Shino, Sakura y Matsuri.
—¿Que quieres tomar?—le preguntó Sasuke a Hinata, cuando la dejó en una de las sillas y se iba hacia el bar.
—Lo que tomes tú—el joven se alejó directamente al bar, antes de caer en los brazos de alguna conquista que sus parientes le impusieran.
Sakura conversaba con Ino, también con la ojiperla y de pronto Naruto se la llevó arrastrando a bailar. La chica trataba de objetar, pero Naruto, estaba más animado que en otras ocasiones y se la llevó antes que el Uchiha se la ganara.
Desde el lugar donde estaban, se podía ver el bar como la pista de baile, dónde bailaban Shikamaru y Temari, junto con Naruto y Sakura.
La mayoría de los chicos se dispersaron entre la barra, la pista y algunos rincones hablando con alguna posible conquista, como era el caso de Sasuke. En la mesa sólo estaban Ino y la ojiperla, cuando llegaron dos apuestos hombres para invitarlas a bailar. Las dos aceptaron. Ino había estado triste, pero con los tragos, se fue relajando, a Hinata le sucedió igual, así que ambas se divirtieron con sus parejas de baile.
[...]
Madara saludo a Hashirama, pero este se hallaba con Ashura. No le desagrado, sino por el contrario, el Otsutsuki le caía bien, era una persona honesta y confiable.
—Acompáñanos a cenar Madara, luego vamos por los tragos—le pidió el Senju y el azabache accedió a quedarse, aunque no comió nada.
Ashura no dejaba de mandar mensajes en su celular y cada vez que lo hacía, no podía evitar sonreír.
—¿Vienes Ashura?—cuestiono Madara al Otsutsuki cuando terminaron de cenar.
—¿Ya saben a dónde irán?—ambos negaron, pues el lugar era lo de menos, Madara sólo necesitaba desahogarse con el alcohol—Entonces síganme, los llevaré a un buen lugar—ellos lo siguieron, cada uno en su auto, hasta que llegaron.
Los tres entraron y tomaron asiento en la barra, pero el Otsutsuki, miraba a todos lados, como si buscara a alguien. De repente se veía muy molesto y bebía como si fuera agua. Ninguno de los dos amigos, se atrevió a cuestionar nada, simplemente lo secundaron, bebiendo a la par, al menos Madara, que también lo necesitaba.
Madara giró el banco en el que estaba sentado, hacia donde veía Ashura y se dio cuenta que sus orbes permanecían en la pista de baile, en la pareja de una rubia y un castaño bailando, fue entonces que recordó lo dicho por Itachi, la chica Yamanaka, estaba saliendo con Ashura y ahora ella bailaba con otro. Pero luego giró en todas las direcciones, sintiendo que su corazón saldría de su pecho.
Encontró a Naruto, bailando con Sakura, también vislumbró a la rubia, amiga de Hinata. Entonces la encontró... ella también bailaba con un hombre, que la comía con la mirada, estaba seguro, en lo que pensaba ese bastardo. No les quito los ojos de encima, dispuesto a intervenir, si se propasaban con ella, sin embargo, ella estaba divertida y se veía contenta. Las palabras de Shisui, lo golpearon de nuevo.
Minutos después, pasaron a un lugar más privado, no muy lejos de la barra, el cual contaba con una mesa y cuatro cómodos sofás. Se sentó en uno de ellos y Madara, pidió la botella, esa noche no quería pensar.
Hashirama, se sentía fuera de lugar, puesto que sus amigos, no dejaban de mirar hacia la pista y ni siquiera conversaban, así que discretamente les informó, que se iba, a fin de cuentas ni lo echarían de menos.
...
Las dos amigas, se despidieron de los jóvenes y regresaron a su mesa, ninguno de los chicos estaba y ambas se hallaban sedientas.
—Vamos a la barra Hina, quiero algo de beber o me quemare—la ojiperla la siguió. Ella no acostumbraba bebidas alcohólicas y con las que ya se había tomado, se sentía muy alegre.
—Dos de estás por favor—Ino pidió para las dos y cuando pensaban pagar, alguien mas, colocó un billete sobre la barra.
—Yo invitó—ambas voltearon y se encontraron con el castaño Otsutsuki. La rubia sonrió y no pudo evitar morderse el labio.
—Que gusto verlo--la Yamanaka le dio un beso en la mejilla, envalentonada por los tragos.
—Llegue hace mucho, pero tú estabas muy divertida bailando—lo decía riendo, pero se veía molesto—¡Hola!—saludo a la morena y ella, respondió, con una sonrisa y con la clara intención de retirarse a su mesa para darles privacidad.
—Pensé que no vendría—añadió Ino.
—Llegue con unos amigos—Ashura, recordó a Madara—Miren ahí esta el—el castaño apuntó en dirección al Uchiha, el cual se veía pasado de copas y parecía no tener la intención de parar. Los tres caminaron hacia el, aunque Hinata no estaba segura de hacerlo.
El azabache al sentirse observado, volteó en dirección a ellos y sonrió alegre.
—¡HINATA!—grito cuando estuvo cerca de el. La Hyuga se desconcertó extrañada de verlo en ese estado—Ven siéntate conmigo—el Uchiha, saludó a Ino y no le dio tiempo a la ojiperla de responder, cuanto la estiró del brazo y la sentó junto a el.
Ino y Ashura, pronto se enfrascaron en una íntima conversación y antes que se dieran cuenta, ya no estaban con ellos.
Madara apenas se reconocía y la cercanía con ella, no estaba ayudando a que pensara con claridad. Todo su juicio se nublo y encima, estaba celoso por el sujeto con el que se divertía Hinata.
—¿Se siente bien?—le preguntó al verlo con la mirada perdida, entre el vaso y la botella.
—Ahora que estás segura conmigo, si—ella sonrió—¿Te diviertes bailando?—cuestiono cuando se dio cuenta que veía la pista. Quizás quería que el tipo con el que andaba momentos atrás, viniera por ella. Estaban tan cerca el uno del otro, que cuando ella volteó para responder, quedaron a centímetros de distancia.
Ella rompió el contacto y alcanzó a sentir el cálido aliento de Madara contra su mejilla.
—Si, aunque no lo hago bien—respondió aún agitada, por la cercanía.
—Pienso que lo haces mas que bien—las miradas de ambos se conectaron de nuevo, con mucha intensidad. El estado de Hinata era divertido, por la poca cantidad de alcohol, mientras que el de Madara era serio y ambos pensaban en que pasaría si se acercaban más ¿que se sentiría besarla? Se preguntaba Madara.
—¡Te encontré! Llevó mucho rato buscándote—Sasuke, se paró frente a ellos y su rostro era de alivio, pensó lo peor al no mirarla por ningún lado, hasta que Ino, le indicó donde se había quedado, pero no se imaginó con quien—No pensé encontrarte aquí tío—se dirigió a Madara.
—Es una coincidencia y terminé cuidándola, mientras tu te bajabas la calentura—soltó sin expresiones—¿Que dirían los otros si se enteran? Estoy seguro que te castrarian—comento para divertirse con sus reacciones, mientras que la joven se asustó por la surte de Sasuke.
—Pero sólo la deje de ver por un momento, no creo que nadie tenga porque enterarse—se defendió el menor—A menos, que tu les lleves el chisme.
—Fue mi culpa, porque no te avisé nada, Sasuke también tiene su vida, no tiene porque estar al pendiente de la mía—explicó directamente a Madara para que le entendiera.
El menor sonrió hacia su tío y se encogió de hombros—Shikamaru y Temari ya se fueron, les dije que yo me encargaría de ti—Hinata asintió—Creo que algo tarde y mañana tengo que ir a presentar un examen—Sasuke se preparaba para marcharse pero el mayor intervino.
—Ella esta conmigo y nadie mas que yo, seré quien la lleve—Sasuke giró en todas las direcciones buscando alguien con quien estuviera Madara, pero no encontró a nadie y llegó a la conclusión, que ese insensato estaba solo, ademas ebrio. Ahora no era Hinata quien le preocupaba, sino su tío, dado que en esas condiciones, era blanco fácil del enemigo.
—¿Me harás el favor de llevar a este niño a su casa?—sostuvo las manos de Hinata en forma de súplica—Esta sólo y cualquiera puede sacar provecho de el, ademas no debe conducir, es mejor llamar un taxi, pero te dará la contraria, de verdad, Hina... Madara se pone como un niño cuando se pasa de copas—la ojiluna volteó en dirección de Madara y se dio cuenta que Sasuke tenía razón, el estaba solo y seguramente, se empeñaría en conducir. De ser así podía pasarle algo malo ¿que tal si sufre un accidente? Se estremeció con solo pensarlo y de inmediato aceptó—Gracias, te veo mañana—le dio un beso en la frente y se dirigió hacia los guardias de Madara, les informó la situación. Ellos podían llevarlo, pero no quería que su tío montara un berrinche y asustara al cordero.
Mas tarde, el azabache no dejaba de beber, incluso pidió otra botella. Hinata dejó su trago en cuanto se fue Sasuke, debido a que quería estar sobria para poder llevarse a Madara, pero si lo dejaba continuar, no podría hacerlo.
—¡Madara-sama!—el Uchiha sonrió y la abrazó acercándola mas a el—Debemos irnos, usted ha bebió mucho y no se si podré llevarlo sin que...—el azabache la interrumpió
—Me gusta como se escucha mi nombre en tu boquita—Hinata se sonrojó—Dilo de nuevo, di mi nombre una vez mas.
—Madara-sama, por favor,este no es el momento, debemos irnos—para la sorpresa de la ojiperla, el moreno se puso de pie, sin ningún problema y a continuación la ayudó a ella a levantarse—Llamaré un taxi—anunció ella, dispuesta a marcar el número.
—Nada de taxis, iremos en mi auto—la Hyuga no estaba dispuesta a subir con el en ese estado, no era seguro para nadie.
—No subiré si usted conduce, prefiero esperar un taxi—ella cruzó los brazos y se negó a mirarlo.
—¡Hinata!—ella se negó a mirarlo. El azabache dejó escapar un gruñido de impotencia y le hizo una seña a uno de sus hombres, para que condujera por el—¿Estas contenta?—preguntó cuando ambos entraron en el asiento trasero.
—Así es mas seguro, de lo contrario puede sufrir un accidente—respondió rápido con el corazón latiendo acelerando por la cercanía del Uchiha, el cual prácticamente estaba sobre ella.
—¿Te dolería si me pasa algo?—le levantó el rostro para que lo mirara, definitivamente Madara, se estaba portando como un niño que quiere atención.
—Si, usted es mi responsabilidad y mi deber es que llegue a salvo—el azabache soltó un resoplido de decepción.
Enfrascados en la conversación, no se dieron cuenta que el guardia condujo hacia los terrenos Uchiha y no al hogar de Hinata, El azabache sonrió cuando miró su casa y se negó a dejarla irse.
El auto se estacionó y el guardia se fue, por orden del Uchiha. Tenía planeado no dejarla ir, nunca antes estuvo tan cerca de ella y no le importaba si lo consideraba un ebrio escandaloso, si con eso la retenía por mas tiempo.
—Tengo sueño—le dijo cuando ella lo animaba a bajar.
—Esta bien, yo lo ayudare a llegar a su cama y después me ire a mi casa—bajaron juntos y ella lo ayudaba sosteniendo su brazo que la rodeaba por los hombros, era el quien la guiaba a ella, pero fingía lo contrario—Con cuidado—le dijo ella con dulzura, cuando lo ayudó a acomodarse en su cama, la misma en la que ella durmió. Lo ayudó a taparse, pero el estaba completamente vestido y no tuvo otra opción que ayudarlo a desvestirse, al menos del calzado y el saco del traje negro—Ahora ya esta a salvo—antes de levantarse, lo miró acostado y le limpió el rostro del cabello que le cubría parte del ojo. Se veía tan calmo, que lo observó por mas tiempo del necesario, hasta que se dispuso a marcharse.
Apenas se giró para salir, cuando lo escuchó hablarle—¡Tengo hambre!—ella lo encaró y no pudo evitar reírse, al verlo sentado haciendo muecas con la boca. Era como un niño malcriado y eso la hizo reír más—¿Te estas burlando de mí?—ella se reía más fuerte, nunca hubiera imaginado, tal comportamiento, de un hombre como el.
—Le prepararé algo para que coma—la ojiperla se dirigió hacia la cocina, no podía dejarlo solo, en ese estado y encima con hambre, seguramente no había comido en muchas horas. Encontró todo lo disponible para arroz frito y eso fue lo que preparó. En veinte minutos, ya estaba de regreso en la habitación del Uchiha, con una bandeja.
El azabache, ya se había quitado la camisa de vestir y los pantalones, ahora vestía una camiseta negra ajustada, con pantalones de entrenamiento, también negros. La boca de Hinata se secó al verlo, era increíblemente guapo, varonil y muy, muy tentador, hasta se veía más joven con esa ropa. Madara sonrió sabiendo que logró turbarla y disfrutó, de la forma en que ella lo veía.
—¿Pasa algo Hinata?—preguntó fingiendo preocupación.
—L-la comida e-esta lista— se reprendido a si misma por tartamudear.
—Gracias... ven siéntate conmigo, me siento triste cuando como yo solo—le extendió la mano para que se sentara con el en la cama y ella lo hizo—Es delicioso—los ojos de Madara brillaron cuando empezó a degustar el platillo—Pruébalo—sin esperar respuesta, le llevó la cuchara a la boca de la ojiperla y ella no pudo negarse, dejando arroces pegados en el rostro debido al mal tacto del azabache.
—Ahora si debo irme—la morena puso todo en la bandeja, que dejó sobre la mesa de dos sillas dentro de la misma habitación, luego se acercó a el, para ayudarlo a recostarse y de esa forma se pudiera dormir tranquilo.
—Es muy tarde ¿te quedarías conmigo? No se donde esta Izuna y no quiero estar sólo. Tampoco quiero que andes sola a esta hora—la morena trató de argumentar—Por favor quédate conmigo—la cercanía entre ambos era inquietante y en un movimiento del azabache, acercó su boca hacia el rostro de Hinata, para retirarle los granos de arroz. Ella jadeó de la impresión y sucedió lo inevitable, los labios de ambos se encontraron en un suave beso, que los estremeció a los dos. Madara cerró los ojos y la atrajo mas a el tomándola de la nuca y con el otro brazo la rodeó de la cintura, mientras la iba acomodando en su regazo. Apenas podía creer que la estuviera besando.
Hinata se dejó llevar ante la increíble sensación, estaba recibiendo su primer beso y nada mas y nada menos que de los labios de Madara Uchiha. Colocó sus manos en el pecho masculino y también cerró los ojos sintiendo la demandante lengua masculina dominar la suya, al momento que exploraba cada rincón, nunca explorado de su cavidad bucal.
Sin dejar de besarse los dos se recostaron. Ella ya se había se quitado las botas y ambos pegaron las frentes con las respiraciones aceleradas. Ella recobró la cordura y de inmediato, intento levantarse pero el no la soltó—¡Tranquila! No lo haré de nuevo... solo descansa—le dio la vuelta y la abrazó contra el, mientras disfrutaba del aroma de su cabello. En pocos minutos, el cansancio los venció y terminaron durmiendo. Ella siendo abrazada por el, como si fueran una pareja.
Continuara.
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