Capitulo 1

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



En el departamento de policía situado en Konoha, se hizo oficialmente el nombramiento del  que sería el próximo jefe de todo el sistema...Hashirama Senju.

El joven de apenas veintidós años de edad, adquiría la posición mas alta, grasias a su esmero y dedicación. Todos sus amigos y familiares asistieron a tal celebración incluyendo al mejor amigo de Hashirama, Madara Uchiha.

Ellos fueron amigos desde niños y juntos, continuarían con lo que sus parientes venían haciendo desde mucho tiempo atrás. Pues días antes, también se nombró a Madara, como sucesor y futuro líder del negocio familiar, el cual era todo lo opuesto al nombramiento de Hashirama, dado que los Uchihas, eran parte de una de las organizaciones criminales mas poderosas y temidas de Konoha. Ellos y los Otsutsukis se unieron décadas atrás y también ellos nombraron a su sucesor, el otro amigo de Madara, Indra Otsutsuki. Juntos se encargarían de continuar con el legado familiar, que hasta esos días había sido exitoso y en particular, se lo debían a la colaboración de los amigos y familiares dentro del ámbito legal, ya que días atrás, también el hermano menor de Indra, fue nombrado para formar parte del equipo de Hashirama dentro del departamento policíaco.

Aunque la relación resultaba rara para algunos, para otros era muy normal, puesto que los crimínales, rara vez infringieron la ley, al menos ante los ojos del público, porque siempre se encargaron de no dejar cabos sueltos y cuando lo hacían, los amigos se encargaban de ocultarlos, viviendo así, en una relativa paz, pues los Uchihas y los Otsutsukis, eran los mayores donadores en obras públicas, encargadas de ayudar a los más necesitados, ganando el respeto de toda la ciudad, quienes los veían como a verdaderos héroes.

Para Ashura, como para Hashirama, lo que los otros dos hacían, no era algo que ellos aprobaban, sin embargo, siempre tuvieron una regla y esa era, jamás molestar, ni interferir con los civiles que no tenían nada que ver con sus negocios ilícitos. Esa regla, era algo así como un credo, el cual no se podía quebrantar bajo ninguna circunstancia, o de lo contrario, los lazos quedarían rotos automáticamente. Hasta el momento nunca había sucedido y todos esperaban que así continuara.

—En hora buena tarado—Madara palmeo el hombro de Hashirama, en una burlona felicitación.

—No me hables así...recuerda que ahora tengo el poder de encarcelarte—contraataco el Senju, comenzando a reír frente a todos.

Indra y Ashura, a pesar de ser hermanos de sangre, no eran muy unidos y todo se debía a los tiempos en los que el padre de ambos aún vivía y le dio toda la preferencia al menor, Ashura el cual optó por irse por el lado legal, en vez de tomar el camino corrupto como Indra.

La situación entre ambos hermanos se volvió intolerante con la llegada a la organización Otsutsuki de Zetsu, un raro tipo que logró influenciar a Indra en las decisiones que tomaba, sin prestar atención a nadie mas, incluso lo presento con un sujeto que no acababa de gustarle a Ashura, su nombre era Danzo Shimura. Con la llegada de esos dos, la ya decadente relación de hermanos se terminó por romper.

—Supongo que estas feliz—le dijo Indra sin mostrar expresiones fáciles a su hermano.

—Supones bien... para esto me preparé desde niño y eso tu lo sabes también—le respondió cortante el menor, pues sabía que el único propósito era molestarlo.

[...]

Unos días después de la pequeña reunión, los dos compañeros,se dirigieron a la mansión Uchiha para ponerse al día con los negocios. Los terrenos Uchiha eran conocidos por la gran magnitud que poseían, dado que toda la familia vivía en dichas propiedades, pero en mansiones individuales, como era el caso de Mikoto, la hermana mayor de Madara. Ella contaba con la vivienda principal, donde también vivía su esposo y los dos chicos, Itachi de 10 años y Sasuke de 8.

La siguiente mansión pertenecía a sus dos sobrinos, Obito de 15 años y Shisui de 12, ambos hermanos quedaron huérfanos dos años atrás, siendo ellos los únicos sobrevivientes de un accidente automovilístico. Y mas adentro, donde ya se veía el basto bosque, se hallaba la mansión de Madara, la cual compartía con Izuna, su hermano menor. Las casas contaban con sótanos y pasadizos secretos, como también salidas de emergencia que daban al bosque y podían usarse en caso de ser necesario.

Los Otsutsuki contaban con propiedades similares y aunque no se encontraban cerca, los dos bandos tenían un punto de reunión, donde se guardaba la mercancía y se arreglaban cuentas. El lugar era a simple vista un bar a las afueras de la cuidad, pero eso era solo una pantalla, dado que al cruzar las puertas de la bodega, se hallaba toda la organización, con grandes habitaciones insonoras.

Esa tarde, Mikoto Uchiha preparó una pequeña reunión por el cumpleaños de Sasuke y no aceptó que Madara, estuviera ausente, ese fue el motivo por el cual optó por arreglar sus asuntos el la propiedad Uchiha, de ese modo, también se podía presentar al cumpleaños con Indra, al que  Mikoto veía como familia.

—Como lo supuse...esta lleno de mocosos—soltó Madara con fastidio. Él no era muy paciente con los niños, ni siquiera con sus propios sobrinos.

—¿Y que esperabas en una fiesta infantil?—le cuestionó Indra, mirando al festejado discutiendo con un rubio de ojos azules y un peli-blanco, el cual conocía muy bien.

—Tío Indra...viniste—el llamado del peli-blanco dio fin a la discusión que tenían los tres niños—Se los dije, les dije que mi tío era genial y mas fuerte que todos—Sasuke y Naruto lo fulminaron con la mirada.

—Eso no es verdad Toneri, Madara es mas fuerte y da mas miedo—soltó Sasuke cruzando los brazos sin mostrar expresiones.

—Tonterías, el mejor y mas fuerte es Hashirama—aseguró Naruto, orgulloso del novio de la tía, de su madre.

Los tres chicos comenzaron una discusión, diciendo quien de los tres mencionados era el mejor y por ende, su ejemplo a seguir.

—Creó que le doy la razón a Sasuke en lo último que dijo—Indra se burló aún más, al mirar el aura de molestia que tenía Madara, pues aparte de disgustarle los niños, también tenía que aguantar sus inocentes comentarios.

Sasuke tiene razón, su tío da miedo—dijeron unas niñas que veían al Uchiha con miedo. Una de ellas era Ino Yamanaka, hija de un reconocido psiquiatra y la otra Sakura Haruno, también perteneciente a una familia de médicos. Las dos pequeñas de seis años, peleaban por la atención del festejado.

—¿De verdad lo creen?—preguntó Madara, con una vena palpitando en su frente, pero ya no pudo continuar, dado que Mikoto los interrumpió para que pasaran a comer.

—No asustes a los niños Madara...compórtate—lo reprendido la hermana. La comida pasó tranquila hasta el momento de partir el pastel, fue ahí que se empezó a escuchar una linda melodía de piano, simulando la canción de cumpleaños. Los ojos de todos se fueron hacia el piano de la sala y fue en ese instante, que tanto Madara, como Indra, quedaron hipnotizados por la dama que tocaba.

—¿Quien es ella?—preguntó Madara a su hermana, cuando terminó la melodía.

—Es Hikari Hyuga, mi nueva maestra de piano...Kushina me la recomendó—los dos no apartaban la mirada de ella—Vengan para presentarlos—los dos varones se acercaron, hasta quedar a un lado del piano, donde la mujer se ponía de pie.

—¡Hikari! Quiero presentarte a Madara Uchiha, uno de mis hermanos y este es su mejor amigo, Indra Otsutsuki—la chica sonrió con amabilidad.

Hikari vivió en Londres, donde conoció a su esposo. Con apenas 17 años, quedo enamorada del apuesto empresario y un año mas tarde contrajeron matrimonio.

La dama Hyuga, tenía apenas un mes de haber llegado a Konoha, para instalarse permanentemente en esa ciudad. Su esposo aceptó una propuesta de trabajo, debido a que la familia Hyuga, no miró con buenos ojos su matrimonio, argumentando que Hikari no pertenecía directamente a la aristócrata familia Hyuga.

Hiashi rompió lazos con el padre y con su hermano gemelo, dándole prioridad a su mujer. El Hyuga se abrió camino solo y poco a poco, logró subir por méritos propios. Hikari le ayudaba impartiendo clases privadas de piano y aunque ya no lo necesitaban, ella continuó haciéndolo y fue así, que decidieron empezar en ese lugar.

Hikari conoció a Kushina en la universidad donde ambas coincidieron en un semestre y tan pronto llegó, las dos se pusieron en contacto. La pelirroja comenzó a introducirla y recomendarla con las familias mas adineradas de Konoha como una excelente profesora de piano y una semana después de su llegada, ya tenía una entrevista con una de las damas más elegantes de la cuidad... Mikoto Uchiha. La Uchiha la contrató de inmediato y logró convencerla para asistir al cumpleaños de su hijo menor y así tocar unas piezas para deleitar a los invitados.

Ella era una mujer muy hermosa, de ojos grises, piel blanca y cabello negro azulado, estatura baja y esbelta, aún después de dar a luz a su hija casi seis años atrás.
Los familiares de su marido no quisieron saber nada de su pequeña niña, ni siquiera eso logró ablandarlos y ella no contaba con familiares cercanos, por ese motivo, no les resultó difícil mudarse.

—Hikari Hyuga, para servirles—la chica hizo una elegante reverencia, dejando sin palabras a los dos amigos que casi podían babear por ella—Ahora debo irme, con permiso caballeros—Mikoto se fue con ella hasta la puerta y le dijo que la esperaba al día siguiente.

—¡Por todos los cielos! Estoy enamorado—dijo Madara aun mirando el lugar por donde se fue la mujer.

—Te advierto que yo la vi primero—esta vez fue Indra quien habló, mirando lo mismo que su amigo—Sabes que no eres rival para mí.

—Te demostraré que soy mejor que tú y lograre enamorar a esa diosa—ambos se miraron desafiantes, sin imaginar que ese día, fue el principio del fin.

...

Los días continuaron y los dos amigos siempre estaban puntuales a la hora en que la hermosa pianista llegaba a impartir su clase, tanto fue el encanto, que inclusive, Madara compro un piano para su casa y le pidió a uno de sus guardias, dejar que su hija recibiera las clases en su mansión, argumentando que la chica era su sobrina lejana. El pago era realmente alto y la Hyuga no se pudo negar. Ese hecho ocasionó la molestia en Indra, pues el Uchiha ganaba mas puntos a su favor.

La profesora no pensó que el acercamiento de ambos varones tenía otras intenciones, sino por el contrario, a ella le caían muy bien y hasta se divertía con las constantes discusiones que ellos mantenían. Le contaba todo a su esposo y este a su vez, se quedaba pensando en la situación, con algo de suspicacia, pues no podía negar que su esposa era una mujer muy bella y cualquier hombre podía sentirse atraído hacia ella, sin embargo, conoció a Mikoto y a Fugaku, en una cena, causando muy buena impresión, así que no le prestó mayor importancia.

[...]

—Eres la mejor al tocar—la aduló Madara, mientras la Hyuga le mostraba a Izumi, los movimientos correctos.

—Gracias , eres muy amable—le agradeció con una linda sonrisa. Ellos se habían vuelto muy cercanos, tenían gustos muy parecidos, tanto en comida como en música. Con un año mayor, Hikari le tomó mucha simpatía a Madara, pues aunque su postura era seria, parecía tener un gran corazón, no obstante, con Indra le sucedió todo lo contrario, pues algo en la forma de verla, la hacia temerle.

—¿Me aceptarías un café cuando termines?—la invito queriendo dar el siguiente paso, tenia que aprovechar la ausencia de Indra.

—Será un gusto—le respondió y el corazón del Uchiha se estrujó, al comprobar que ella no tenía ningún interés en él, al menos, no como él quería. La chica lo estaba encasillando en el zona de amigos y por experiencia, sabía que no era fácil salir de ese lugar. Todos los miembros Uchiha le tomaron cariño luego de dar clases por tanto tiempo y comprobó desanimado, que ella lo veía de la misma manera que veía a Obito, como un simple amigo en el cual confiaba.

...

Después de esa invitación, Madara comenzó a notar algunas discrepancias en el negocio. Los rivales competitivos parecían estar mas al acecho y eso le preocupaba, pues muchas personas indefensas dependían de él, como era el caso de los sobrinos mas pequeños.

—¿Estas listo?—Izuna lo llamó para dirigirse al lugar pactado y recibir el pago de una mercancía entregada días atrás por Indra. El Otsutsuki salió de la cuidad y ahora le tocaba llevar a su hermano con él.

—Si, vámonos ya—los dos subieron en el auto de Madara, seguidos por un par de guardias, puesto era una simple entrega de dinero, que no requería de mucha seguridad. Así lo aseguró Indra, pues según él, dejo todo en orden.

—¿Estas seguro que es aquí?—Izuna miraba los alrededores y pensó que debía haber un error.

—Si, esta es la dirección que aparece—el azabache se llevó la mano al hombro al sentir un ardor—Es una trampa—les grito a los guardias.

—Cubrete, yo me haré cargo—Izuna y los dos guardias respondieron los disparos con poderosas armas de asalto, pero los enemigos los superaban en gran cantidad. Cómo pudo, logró subir al auto, donde los dos guardias ayudaron a Madara y salieron del lugar a toda prisa mientras seguían disparando.

El Uchiha menor logró perder a los tipos que hirieron a su hermano y entró a toda prisa en los terrenos Uchiha, donde ya los esperaban.

—¿Que fue lo que sucedió?—preguntó Fugaku muy molestó por lo sucedido, ya que era la tercera vez que algo así pasaba y en esta ocasión, lograron impactar a Madara.

—Nos tendieron una trampa y nos querían cazar como animales—respondió Madara, rompiendo su camisa con rabia por recibir el disparo, o mas bien, por caer en la trampa.

—Llamare a los Otsutsukis, ellos deben darme una explicación—Fugaku saco su teléfono y antes de marcar, Madara lo interrumpió.

—¿No estarás insinuando que Indra está detrás de esto?—él no podía imaginar que su mejor amigo tratara de hacer algo en su contra, aunque esa era ya la tercera vez, aún así, se negaba a aceptarlo.

—No lo se Madara, pero este es el tercer atentado que sufres  y me parece que es mucha casualidad, que en todas las ocasiones, seas tu el blanco principal—argumentó Fugaku, el cual hasta hacía unos meses, fue el jefe de la organización.

—Debe haber una explicación, las dos veces pasadas, eran unos traidores infiltrados y él les dio muerte—el azabache hizo una mueca de dolor cuando el médico coció la herida después de retirar los fragmentos que dejó la bala.

—Quizás tengas razón, pero mi instinto me dice que algo raro está pasando y sabes que casi nunca me equivocó—Izuna también comenzaba a dudar que todo se trataba de una simple coincidencia, sobre todo, después de ver las discusiones que tenían Indra y su hermano por la profesora de piano—¡Bien! De todos modos, hablare con Kaguya para informarle sobre esto—sin mas que decir, Fugaku salió de la habitación, dejando a un muy pensativo Uchiha.

[...]

—Señor...el plan fallo—Indra golpeó la mesa donde leía el periódico—El Uchiha logró escapar—el guardia permaneció en silencio, temeroso de la reacción de su jefe.

—Desaparescan a esos inútiles, que no haya forma que me vinculen con el atentado—el guardia asintió y sin más, salió a cumplir con las órdenes del Otsutsuki.

—Maldito—murmuró pensando en otra forma de quitar a su molestó "amigo" de enmedio. Indra se lleno de ira cuando supo que Madara y Hikari salieron a un restaurante y decidió que lo quitaría de en medio sin importarle el futuro de la organización.

Luego de los primeros dos intentos fallidos, Zetsu lo animó  y le hizo ver que ganaría mucho mas, si lograba adueñarse de todo el negocio, sin tener que lidiar con los Uchihas. Con ayuda de Zetsu, comenzó a reclutar individuos dispuestos a trabajar para él y ya había logrado reunir una considerable cantidad de ellos, para cuando se quedara con todo, incluyendo a Hikari.

[...]

Las semanas transcurrieron, logrando calmar las inseguridades de Madara, pues Indra le había demostrado que no tuvo nada que ver en el atentado, incluso se sintió mal por pensar así de su amigo, aunque su cuñado todavía no estaba muy convencido.

Esa tarde salió a reunirse con unos inversionistas para un negocio. La idea no le agrado, puesto que se perdería la presencia de la mujer que lo enamoró y que continuó sin darle una oportunidad para ganársela.

...

Hikari llegó a la mansión de Madara, como todos los días a impartir clase a la "sobrina" de este. Lo que la joven no sabía, era que Indra se había encargado de encontrarse con ella a solas. El Otsutsuki sentía muchos celos y el deseo por esa mujer lo estaba enloqueciendo, a tal grado, de querer desaparecer a cualquiera que se interpusiera entre ellos.

Los últimos meses, la obsesión por la Hyuga lo había trastornando y lo que mas le molestaba, era que ella parecía temerosa cuando se quedaban a solas, mientras que con Madara, no hacía mas que sonreír.

Indra no iba a perder, él quería conquistar a la chica, la quería para él, para convertirla en su esposa, nunca antes le había pasado algo igual. Siempre tuvo a cuánta mujer quiso y a sus 22 años de edad, había perdido la cuenta de cuántas pasaron por su cama y ella en cambio no lo tomaba en cuenta, lo que logró herir su ego.

El Uchiha le contó que también él la quería bien, la pensaba convencer de ser su esposa sin importarle a quien dejara con el corazón roto y es ahí, donde Madara se equivocaba, pues no se la pensaba dejar. Preferiría aniquilarlo que dejársela.

—Buenas tardes Indra-san...¿sucedió algo?—cuestionó al no ver a Izumi en el lugar donde le daba las clases y tampoco se veía Madara por ningún lado.

Indra la miró sin responder, simplemente se fue acercando a ella, como un depredador al acecho de la presa. Había llegado al punto de no retorno y ese día sería suya, quisiera ella o no y así tendría que quedarse con él—Me has desquiciado desde el día en que te conocí y te dedicaste a mantenerme lejos, prefiriendo a Madara—ella lo miró con miedo y comenzó a retroceder, algo en él siempre la asusto.

—Usted se equivoca...yo no tengo preferencia por ninguno de los dos, ni por nadie mas—le dijo llorando, al sentir como el moreno la abrazaba con fuerza y la llevaba hasta el sofa—Suélteme por favor—Indra ya no razonaba, lo único que quería era poseerla de mil maneras. Le logró levantar la falda exponiendo las piernas, hechó que lo enloqueció aún mas—No lo haga por favor—la chica gritaba, mientras el Otsutsuki le besaba el cuello. La joven cerró los ojos con fuerza, rezando que se arrepintiera de lo que estaba por hacer y de pronto sintió que su peso se retiraba. Abrió las orbes para ver a Madara sosteniéndolo del cuello.

—¿Que demonios te pasa? ¿Como te atreves a semejante bajeza?—los dos empezaron a golpearse frente a la aterrorizada mujer, quien como pudo salio hasta afuera para pedir ayuda. Los guardias llegaron y los separaron.

—No te quedaras con ella —gruño Indra—Antes te mato— sentenció lleno de odio.

—Mal nacido, entonces era verdad...trataste de matarme—reclamó dolido—No dejaré que te le acerques desgraciado poco hombre—soltó el Uchiha.

Hikari entendió que todo era por ella y se sintió muy culpable—Basta, no peleen por mi culpa, ustedes son amigos—respiró con dificultad y miró a Fugaku, quien se acercó a ella para calmarla—Yo soy casada y tengo una hija, nunca estaría con otro hombre que no sea mi esposo, porque es a él a quien amo—respiró mirando directamente a Indra—Y usted no se me vuelva acercar, o lo denunciare a las autoridades—después de lo dicho, Mikoto se la llevó hasta afuera, dejando a los dos enamorados sin palabras.

—¡Es casada!—soltó Madara, aún siendo sostenido por Izuna, ya que de lo contrario, estaría sobre Indra queriendo molerlo a golpes por la canallada que estuvo a punto de cometer en su propia casa. De no ser porque la junta se canceló y regresó a su hogar antes de lo planeado, Indra hubiera logrado violarla, rompiendo así, una de las reglas más viejas de la organización. Ahora no tenía ninguna duda, ellos dos ya no podían trabajar juntos.

—Claro que es casada ¿acaso no lo sabían?—cuestionó Fugaku lo obvio, pues hasta él lo sabía y también conocía al marido—Es la esposa de Hiashi Hyuga, miembro del imperio Hyuga que radica en Londres...No puedo creer que no se  tomaran el tiempo de investigar.

Los dos ex amigos se quedaron pasmados, pues en realidad nunca imaginaron que la chica fuera casada. Si bien es cierto que ella nunca hablaba de su vida privada, tampoco ellos preguntaron nada. Entre el trabajo y la inmadurez de ambos, dejaron pasar ese detalle tan importante, pensando que ella pronto caería con uno de los dos.

Para Madara fue un gran golpe, le dolió y se culpó por no ser mas maduro, mientras que para Indra, no cambió nada, puesto que ahora la deseaba mas y no descansaría hasta que fuera suya y de nadie mas.

Hikari se fue y no regresó. Los dos clanes se separaron, quedando enemistados, pero conservando una frágil tregua entre ambos, en honor a los años que estuvieron en armonía.

Lo único que detuvo a Fugaku de no acudir a Hashirama, fue que no tenía pruebas de la traicion de Indra y por otro lado, la profesora tampoco quiso levantar cargos por el intento de violacion.

[...]

—Conozco la historia de los Hyuga y créame, nadie reclamará si lo borramos del mapa y usted se queda con la esposa—afirmó Danzo—El patriarca de ese clan, excluyó a Hiashi de todas sus empresas por contraer matrimonio con la mujer que usted quiere y desde entonces no se ven.

—Pero tiene una hija—informó Indra, pensando en lo que ella misma les dijo la última vez que la miró.

—Eso puede ser una ventaja, ya que si logramos atraerla por medio de la niña, tendra la garantía, que ella nunca se ira—sugirió Zetsu. El Otsutsuki lo pensó y llegó a la conclusión que ellos tenían razón, solo debían hacer todo bien y pronto la tendría como a su Reina.

—¡Bien...! Formulen el plan y que sea de manera que nadie sospeche que fui yo, quien está detrás de todo...recuerden que debo mantener la regla frente a las autoridades—los dos tipos asintieron, felices de poder separar aun mas a su jefe de los Uchihas.


Continuara.

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