Cap.1

Cap. 1: La vida que deseé tener

La alegría se manifestaba en la mansión tras intensos y arduos años de luchas por salvar el mundo. Seiya pudo sobrevivir a la maldición que Hades le puso al momento de ser atravesado por su espada; luego de detener los planes de Asclepios y evitar que las dimensiones tuvieran un destino caótico, los jóvenes caballeros del zodiaco finalmente disfrutaban de su respectivo descanso, así como poder llevar a cabo sus vidas normales.

Nuestro joven Pegaso pudo declarar sus sentimientos ante la mirada de alegría que se dibujaba en el rostro de su amada diosa; ambos lucharon por permanecer juntos ante las constantes situaciones y prohibiciones celestiales hasta que por fin dieron paso a una relación. Por otro lado, Shiryu y Shunrei estaban en planes de dar el siguiente paso, el cual era contraer matrimonio lo que al grupo emocionó, así como dieron su respectiva bendición.

En el caso de Shun, el joven y querido Andrómeda se dedicó a cumplir su sueño el cual era prepararse para ser el mejor médico del país, además de eso, cumplió su promesa de ir a buscar a June una vez los conflictos terminaran, ambos comenzaron a salir y a disfrutar de la compañía uno del otro. Ikki por su parte siguió su rumbo siendo un piloto de autos lo cual le ayudaba a dejar de lado esos fatídicos recuerdos, pero nunca olvidó a su amada Esmeralda.

Y finalmente ahí se encontraba Cisne Hyoga, mirando fijamente a la ventana. A diferencia del resto, el santo de cisne se dedicaba a trabajar en un bar. En el caso del joven ruso, no había interés de compartir su vida con alguna mujer por el momento.

— ¿Qué tanto piensas?– le interrumpió Shiryu.

— No es nada importante– contestó. — Es solo… que ahora que todo ha vuelto a la normalidad, y no hay conflictos ni guerras me he sentido un poco nostálgico– Shiryu comprendió.

__Ya veo…– dirige su vista hacia afuera de la habitación. —No eres el único que se siente de la misma manera. Extraño mucho aquellos días donde luchábamos y protegimos a Saori y a toda la humanidad.

—Si, fueron buenos momentos ¿verdad? – mencionó el santo de los hielos, Shiryu asiente. —Ojalá y pronto volvamos a estar ahí para todos y cada uno que nos necesite.

Shiryu le afirma con seguridad que el deber como caballero nunca terminará, pero por ahora lo mejor es disfrutar de las cosas maravillosas que da la vida; tal es el caso del caballero Dragón ante la oportunidad de poder formar un hogar con la mujer con la cual anhela compartir su felicidad por toda la eternidad. Incita al joven ruso a que busque una buena compañía para que viva dicha experiencia; sin embargo, Hyoga no parece tener planes de entablar una relación romántica por el momento, esto debido a su timidez y el miedo a decepcionar a cualquier mujer.

— ¿Miedo?– indaga el joven de cabellera negra y se echa a reír. —No debes temer Hyoga, te aseguro que en algún lugar habrá alguien que te amará y te hará sentir muy seguro de ti mismo. ¡Ya lo veras!

Con estas palabras de aliento, Shiryu se despide de Hyoga. Este último recuperó la sonrisa y le da toda la razón a su medio hermano.

— ¡Tienes razón! Mientras tanto, seguiré esperando.

Expreso el joven con una amplia sonrisa y se unió al grupo para celebrar.

[…]

En el inframundo, todo parecía desolado y sin ninguna alma viviente luego de los eventos ocurridos en la guerra santa contra Hades hasta que, una presencia maligna se hacía presente al lugar, entre las sombras apareció el dios Erebo, dios de la oscuridad y una de las principales deidades existentes en la mitología griega.

Un hombre cuya mirada denotaba malicia y deseos de destruir el planeta. Mientras vagaba por las ruinas de los campos Elíseos, observo a lo lejos el cuerpo inerte de Hades, una sonrisa se dibujaba en su cara mientras se mofaba de ver como su antiguo señor yacía tirado en el suelo y del cómo era posible que alguien tan fuerte como él terminó siendo asesinado por una simple niña, Erebo sin pensarlo absorbió todo su cosmos para engrandecerse y obtener el poder total del Inframundo.

Con su poder trajo consigo a la vida a todos los espectros que alguna vez le sirvieron a Hades, pero ahora serán bajo el nombre de espectros retornados; cada uno retornaba jurando buscar venganza en contra de aquellos que les arrebataron la vida en su momento. Sus fuerzas se renovaban con mayor esplendor, la oscuridad se había apoderado de sus almas. Erebo les ofrece la oportunidad de redimirse y así poder recuperar el dominio del Inframundo. Los retornados juran lealtad a su nuevo líder, dando el comienzo a un sinfín de conflictos que se avecinan a la tierra y sobretodo… a la diosa Atena y sus caballeros.

Erebo se percata que Hades anteriormente había tomado como receptáculo el cuerpo del santo de Andrómeda, Shun el cual pudo haber sido poseído por completo de no ser por la intervención de Atena, quien logro retirar todo cosmos maligno que pudiese perjudicar a su caballero. El dios se percata del increíble y abrumador cosmos que Shun posee dejándolo sin palabras, enfrentado a la imposibilidad de poseer nuevamente al chico decide llevar a cabo un plan perverso.

Acude a uno de los jueces del inframundo, en este caso Minos de Grifo. Juntos conciben un plan astuto para debilitar poco a poco a los caballeros de Atena en su propio territorio. Es por ello que se dan a la tarea de crear una réplica exacta al santo de Andrómeda, la misma que utilizaran para sus propios beneficios, así como sembrar la discordia en el Santuario.

La réplica dio como resultado a una joven de apariencia similar a la de Shun, pero con el cabello más corto y cuyos recuerdos del joven han sido implantados en ella, de igual forma con su poder y sus habilidades.

La mirada de la chica permanecía perdida, carente de movimiento y habla. Erebo felicito a Minos por el increíble trabajo y ambos dan paso al siguiente objetivo. La deidad de las sombras miraba como su arma más poderosa estaba lista para llevar a cabo sus perversas intenciones, toma la mejilla de la chica y la nombra como SHAUN.


—S…Shaun…– la chica logró articular la palabra.

—Así es pequeña, desde ahora te llamaras por ese nombre. Ve y enorgullece a tu señor como el espectro que eres y sobretodo… ¡destruye a los caballeros de Atena!.


Fin del Cap. 1.

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