Capítulo XI

Carlota iba saliendo de la casa de campaña de Ubaldo, era su día de descanso, pero tenía que entregar un trabajo, así que tuvo que ir. Afuera ya se encontraba una camioneta respaldada por unos guardespaldas, donde estaba Isaac, novio de la chica

Tenían un par de días de no verse pues Lota había tenido una semana pesada en su trabajo. Así que el chico le pidió verse a lo que ella muy feliz acepto, se dirigió al auto y uno de los hombres le abrió la puerta y entró.

—Hola —se acercó a darle un beso, pero el chico se alejó

—Tardaste mucho —miraba su celular

—Sólo fueron 3 minutos —dijo mirando su reloj—Perdón, ¿A dónde vamos a ir?

—A tu casa —bajó la ventanilla— A la casa de la señorita, por favor

—Si joven

El chófer subió a la camioneta, prendió el el automóvil y condujo hasta la privada, Cervantes intentaba hacerle plática, pero el chico la ignoraba o respondía muy cortante, así que sólo miraba por la ventana, el ambiente era muy incomodo. Al llegar a la privada, el chico guardó su celular

—Tenemos que hablar

—¿Qué pasa? ¿Vamos adentro? —iba a abrir

—¡No! Aquí —miró al chófer y este bajo.

—Me estás asustando, cielo

—Tenemos que terminar, ahora bájate

—Espera, ¿qué? ¿Por?

—Estoy harto de que no tengas tiempo para mi y necesito que siempre me presten atención

—Isaac, tú desde el principio sabías que eso conmigo no iba a ser posible, yo tengo que trabajar, me conociste así

—Si, eso me pasa por meterme con gente como tú, de case tan... baja

—¿Perdón?

—Lo que escuchaste, y ahora bájate

—De verdad no entiendo que pasó, estábamos bien

—Ay, no, no ni me llores, vas a superarte esto, no soy la primera persona que saca de su vida, ya lo pasaste con tus papás, ¿no?

Carlota se despertó muy exaltada, eran apenas las 2:30 de la madrugada, todos dormían, no era la primera vez que le pasaba, pero si iba a ser la primera vez que no podía salir de su habitación.

Comenzó a toser, sintiendo que la respiración se le iba y junto a eso tenía ganas de vomitar, tenía mucho miedo. Diego pudo despertar

—¿Lota? ¿Qué tienes? —se paró y prendió la lampara que se encontraba en medio de las camas.

Su amiga no podía hablar, podía ver la desesperación así que salió de su cama, no sabía que hacer, así que corrió a la habitación de sus amigos, quienes tenían menos de una hora durmiendo, entró al cuarto y los movió 

—¡Temo, Temo! ¡Despierten! ¡Aristóteles!

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Córcega preguntó asustado

—¿Qué pasó?

—¡No sé que le pasa a Carlota! —salió corriendo— ¡Ayúdenme!

La pareja se levantaron apresurados (agradeciendo tener ropa), fueron directo a la habitación compartida, encontrando a la chica aún con aquel ataque, al entrar Aristóteles prendió la luz

—Lota, Lota, tranquila —Temo la tomó de la mano que de inmediato la chica apretó— Traigan agua

Diego salió de la habitación, Carlota poco a poco dejo de toser y con eso su respiración se fue calmando.

—Quiero... vomitar —habló con dificultad

—El bote de la basura

Aristóteles lo tomó y se lo extendió a la chica. Diego entró con el vaso de agua, ella bebió un poco, la sensación de vomitar fue desapareciendo, un par de minutos la chica se calmó

—¿Cómo te sientes? —preguntó Aristóteles

—Ya... un... poco... mejor —su respiración no era de lo mejor

—Nos asustaste —habló Diego tomando lo que quedaba de agua

—Perdón, siempre... intento no... hacerlo tan... dramáticamente —explicó con su mano en el pecho

—¿Cómo? —cuestionó Temo—¿O sea que no es la primera vez? —ella negó— ¿Por qué no nos dijiste?

—Porque pensé que podría ser normal... que tal vez los medicamentos estaban... haciendo efecto, no sé

—¿Siempre te pones así? ¿Y cómo no la escuchas, Diego? —interrogó el rizado, Diego sólo negó intentando encontrar una explicación

—Empezó después de ir al doctor... y Diego no se había dado cuenta porque... cuando despierto y siento que viene el ataque me salgo del cuarto y 

—Eres una irresponsable, ¿sabes? —reprendió Diego.

—Perdón

—Mañana iremos al doctor y no nos importa tu respuesta, ¿entendido? —advirtió el de pestañas largas

—No pienso alegar, de nuevo perdón, vayan a descansar, ya me siento mejor —habló más tranquila.

—¿Segura?

—Sí Ari, cualquier cosa le digo a Diego —lo miró y ella se recargó en el respaldo

—Acuéstate bien

—No puedo... Siento que me ahogó —explicó cerrando los ojos

—Yo pensé que te quedabas dormida, no sé como nunca me di cuenta —se recostó Diego

—Tranquilo, vayan a dormir

—Está bien, descansen —Temo apagó la luz

—Ay los sentí como mis papás —dijo Lota

—¡Falta nuestro beso de buenas noches! —pidió Diego

Ellos rieron, Ari entró al cuarto, se dirigió a Ortega y le dio un beso en la frente al igual que a Cervantes y salieron de la habitación para volver a la de ellos. Salieron de la habitación para irse a la de ellos

—¿No será alguna reacción de las pastillas? —preguntó Ari al entrar a su recamara

—Podría ser, cuando la llevemos al doctor hay que llevar todo lo que le recetaron y a ver que dice

Se acostaron y volvieron a dormir. La mañana llegó, el primero en despertar fue Diego, se levantó, con mucho cuidado de no hacer ruido, le llamó a su madre, le explicó lo que le había pasado a su amiga, ella le recomendó una clínica donde estaba un amigo de la familia, le agradeció y tuvieron una plática muy corta pues Ubaldo necesitaba hablar con Soledad.

—Hola —saludó Lota tallándose su ojo derecho— ¿a qué hora despertaste?

—Hace unos minutos, ¿cómo estás?

—Bien, bueno... La verdad me duele un poco el pecho

—Mi mamá me recomendó un doctor, yo creo que sólo desayunamos y nos vamos.

—Está bien —sonrió de lado.— Espero que no sea grave

—Ojala que así sea —la abrazó

—Buenos días, familia —saludó muy sonriente

—Buenos días, Aris

—¿Cómo estás? —cuestionó Temo juntando lo que Ari había preparado en la noche.

—Ya mejor

—Le llame a mi mamá y me recomendó un doctor, yo digo que terminando de desayunar vayamos 

—Me parece bien... Te tocó preparar el desayuno, Diego —dijo Aristóteles

—No, ¿yo por qué? —negó varias veces

—Porque te toca, ándale, en lo que nosotros juntamos lo de ayer —Temo pestañeo varias veces y junto sus manos

—¿A qué hora se durmieron, pillines? —cuestionó dirigiéndose a la cocina

—Que te importa, ya ve a cocinar

—Voy a cocinar porque tengo hambre, no porque tú me lo digas, Aristóteles

Diego sacó unas cosas de la alacena y el refrigerador, mientras Aristemo seguía limpiando, Carlota quiso ayudar pero sus amigos se lo impidieron, por lo que optó por meterse a bañar. Al terminar

Con la ayuda del GPS llegaron a la clínica que Soledad le recomendó a Diego, pero les dijeron que para poder recibir atención era necesario que tuvieran cita, pero afortunadamente en la tarde había espacio para agendar, por lo que volverían a las 4, volvieron a casa para hacer sus tareas y de comer

Aristemo salió de la privada, Temo fue a dejar a su novio, para después dirigirse a su trabajo, tenía que avisarle a Ubaldo que Carlota no se presentaría y pedir permiso para faltar. Fue directo a la oficina del político, quien lo recibió

—¡Temo! —saludó con una gran sonrisa— Pasa por favor y siéntate 

—Buenas tardes, Señor Ubaldo —tomó asiento frente al escritorio. 

—¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara?

—Es que vengo por 2 cosas

—Dime —dejó de leer sus papeles y los dejó a un lado

—Carlota no se ha sentido bien, nos tiene muy preocupados, así que en unas horas la vamos a llevar al doctor, una clínica siendo específicos, para descartar algo grave

—Me parece muy bien, no hay problema con que falte

—Que bueno... También venía a preguntar si es posible que yo también pudiera faltar —Ubaldo calló— Entiendo si no se puede

—Está bien, entiendo que Carlota sólo los tiene a ustedes, habla con Elsa, para que cualquier trabajo lo mande a tu correo para que el sábado no se complique nada

—Sí, si está bien, muchas gracias, Ubaldo

—Avísame cualquier cosa 

Temo asintió, se despidió de él y salió muy rápido de ahí, apenas y tendría tiempo para recoger a sus amigos, al llegar a la privada le llamo a Elsa, le explicó lo sucedido y apesar del enojo de la mayor no le quedó de otra que aceptar y decirle que le enviaría un trabajo extra.

—¿Cuánto tiempo nos queda para llegar?

—15 minutos —contestó Lota viendo su celular

—Ya estaríamos llegando si alguieeeen no estuviese manejando como abuelito —expresó Diego

—No hay necesidad de manejar tan loco como TÚ comprenderás

—No empiecen, no falta mucho

Llegaron a la clínica, estacionaron el auto y bajaron los 3, habían llegado a tiempo, dieron los datos de Lota y le dieron acceso

—¿Alguien gusta pasar con ella? —preguntó la recepcionista

—¿Tú quieres que alguien entre contigo? —preguntó Temo

—Mmmm... Diego

—¿Yo? —dijo muy sorprendido, ella asintió— Está bien.

Mientras Aristóteles a llegar a su trabajo pidió hablar con Lety, fueron a un pasillo

—¿Qué pasa, Aristóteles? ¿Por que esa cara? —le cuestionó

—Uhm... —pensó en las palabras correctas— Mi roomie, no se ha sentido bien, hoy en la madrugada nos dio un gran susto y hoy tiene cita en unas horas, quería saber si hay una probabilidad de que pueda salir temprano

—Ari

—Ya sé que me lo van a descontar y no hay problema con eso, pero Lota sólo nos tiene a mi novio, su amigo y a mi, no tiene más familia, por favor

—Sabes que la persona que será mi suplente puede llegar cualquier día —dijo muy seria

—Si lo sé —hizo una mueca y bajo la mirada

—Hagamos algo —el chico la miró— Si esa persona no llega hoy y lo de tu amiga se complica, sin problemas puedes salir antes, pero si el tal Felipe llega antes, sea o no grave, te quedas

—Si, está bien —asintió y sonrió un poco— Muchas gracias Lety, no sé que será de mi cuando tu te vayas

—Anda, ve a trabajar

Aristóteles fue a guardar sus cosas, se vio por última vez y salió a trabajar con un poco de preocupación.

Las horas pasaron, Temo se quedó en la sala de espera, le mando mensaje a Aristóteles para avisarle que la chica ya había entrado, había pasado una hora y aún no tenía respuesta, decidió salirse y esperar en su auto y aprovecho para hablar con su hermano Pepe, pues tenían días sin saber uno del otro y también se distraía un poco, pues el no saber que pasaba lo ponía muy nervioso

—Pepe, tengo que colgar, Diego ha salido... Gracias, después hablamos... También te quiero —colgó la llamada y salió del auto— ¿Y Lota?

—Se tiene que quedar —suspiró

—¿Qué? ¿Por qué?

—Tiene una arritmia y viene con pulmonía

—¿Qué? —dijo casi en un grito

—El doctor me dijo que si queremos nos la podemos llevar, pero corre el riego de que le de un infarto —habló con bastante preocupación.

—No, pues mejor que se interne

—Es lo mismos que yo dije, le mandaron hacer unos análisis de —no pudo terminar

—¡Diego! —escuchó detrás de él

—Mamá —volteo muy sorprendido— ¿que haces aquí?

—Te estuve llamando por teléfono para saber como está tu amiga, pero a no ver respuesta me preocupe y pues aquí estoy, ¿qué pasó?

—Se tiene que internar

—¿Entonces es muy grave?

—Algo, es lo que hablaba con Temo, también debemos de ver quien se quedará a cuidarla —miró a su amigo

—Que buena pregunta, no sé, podría quedarme yo —cruzo sus brazos.

—Pero tienes que terminar lo de Elsa y yo debo terminar mi tarea —se quedaron callados, ambos pensando en que harían.

—Si quieren yo me puedo quedar —habló Soledad— ustedes vayan a terminar sus pendientes, sólo que mañana en la mañana si tendrán que venir, tengo un evento con tu papá y no puedo llegar tarde —acarició la mejilla de su hijo

—¿De verdad? —ella asintió— No tendrás problemas con papá

—No, tranquilo —sonrió

Diego entró para ver que iba a proceder con su amiga, mientras que Soledad fue muy rápido a casa, para ponerse algo más cómodo para pasar la noche. Temo se quedó esperando, de nuevo, en el auto, leía lo que Elsa le mandó y no sin antes avisarle a su novio de lo sucedido. Dentro de la clínica a Carlota le asignaron el cuarto, dio los datos y al ya estar todo listo, le dieron la bata para que se cambiara, Diego se despidió de ella y salió de ahí para que su madre quien ya estaba afuera, entrará.

Se despidieron, los jóvenes se fueron a su casa muy preocupados, en el camino Aristóteles llamó para avisar que ya iba hacia a privada. Tiego iban callados, Diego no sabía como decirle a su amigo de los análisis que pidieron, al llegar a casa, estacionaron el auto y Aristóteles entró

—Hey, ¿qué pasó? —preguntó el rizado y le dio un beso a su novio

—Vamos adentro —habló Diego caminando

—¿Por? ¿Hubo algo que no me hayas dicho, Diego?

—No, no, vamos

Entraron a su departamento, prendieron luces y se sentaron en los sofás, le dijeron al oaxaqueño todo lo que el doctor le explicó a Diego, se sorprendían bastante por no haber tenido idea de lo grave que estaba la chica. Ortega les contó de los análisis que pidieron

—Bueno, pero de seguro sólo debe ser algo de rutina, ¿no? —dijo Ari un poco nervioso

—Eso quiero pensar 

—O simplemente, el doctor quiere descartar cosas —Temo trató de sonar calmado

—Lo poco que recuerdo que enseñan en las escuelas —habló Diego— es que, eso es como la diabetes, con medicamentos y a lo mejor cambios en tu vida diaria todo está bien... ¿No?

—No hay que preocuparnos hasta que no nos digan que onda, ¿mañana como le haremos? —habló el rizado.

—Yo pensé en que yo la puedo cuidar en la mañana, después Diego en la tarde, no puedo faltar de nuevo, Elsa me lo dijo y tal vez si te dan permiso de salir antes, podrías cuidarla en la noche, amor

—¿Pero tus clases? Como sea nosotros la compartimos... y no sólo las clases —el chico recibió un golpe por parte del rizado

—¡No empiecen! —expresó Temo 

—Era una broma para quitar la tensión. que pesada tienes la mano —se sobó el brazo

—Todo lo hago pensando en que los 3 no nos veamos afectados, aunque ahora que lo pienso yo el sábado no creo poder cuidarla, a menos que sea en la noche, tengo una junta con Ubaldo y no puedo faltar

—Uy y esas cosas mi papás las hace de 5 horas, mira, me parece bien la idea que diste y el sábado, no se preocupen, yo la puedo cuidar, mañana y tarde y ya en la noche llegas tú

—¿Qué dices Ari?

—Pues sí... Sólo espero que mañana no llegue quien supla a Lety para que me de permiso

—Bueno, me voy a apurar a terminar mi tarea, para que mañana se la den a Perla, ¿si? —los dos chicos asintieron

Aristóteles caminó a la cocina para preparar la cena mientras su novio y amigo terminaban sus tareas, después de unos minutos estaban alrededor de la mesa comiendo lo que el Córcega había preparado.

—Ya le mande mensaje a Perla, le avise que ustedes le darían mis tareas y ella me dijo que les pasaría los apuntes de la clase, les voy a dejar mi carpeta en la mesa

—Está bien, Tahi 

—Mi mamá me acaba de decir que Carlota ya duerme —habló Diego viendo su celular

—Me siento un poco más tranquilo de saber que ya está siendo atendida —dijo Ari

—Oigan... —Aristóteles y Diego miraron a Temo— Creo que tampoco hemos pensado en como vamos a pagar todos los gastos que se van a generar por esto

—Bueno, al menos ya pagamos la renta no hay mucho que preocuparnos con eso... Tal vez podríamos pedir un adelanto en los trabajos —Diego asintió— Ya si de verdad nos vemos muy "apretados" creo que esta vez podríamos recurrir a nuestros padres

—No hay que adelantarnos, apenas lleva unas horas

—Que podrían convertir en días —dijo Temo

La platica se basó en eso, como iban a cubrir esos gastos y las alternativas. Más tarde Diego y Aristóteles se quedaron dormidos viendo la tele mientras Temo terminaba su trabajo

Eran las 12 de la noche, Carlota podía ver a Isaac, estaban en su camioneta, se habían orillado en la carretera, unos minutos atrás. Ella se sentía extraña, pues tenía un par de emociones revueltas. Había perdido su virginidad, pero no fue como ella lo imagino, había sido con la persona que amaba, pero no como ella quería.

—Te cuidas, por favor que lo peor que te puede pasar es que quedes embarazada.

—¿Me puede? o mejor dicho, nos puede pasar

—No me consta que yo haya sido el primero —antes de que ella pudiera hablar—La verdad no me gustaría que tu vida se viese arruinada por un embarazo.

¿De verdad, lo peor podría ser un embarazo?

Carlota despertó muy asustada, sentía que ya había dormido mucho, aunque sólo había pasado 3 horas, podía escuchar los leves ronquidos de Soledad, suspiró, hubiese deseado que alguno de sus amigos se quedará con ella, le agradecía a la mamá de Diego, sentía el amor cálido de una madre, pero no era lo mismo. Se puso a pensar en lo grave que estaba y lo que le pudo pasar si sus amigos no la llevaban a ese lugar.

En ocasiones tosía, Soledad despertaba, pero le decía que no era grave. La noche se le hizo larga, en cambio a Aristiego fue lo contrario, la noche se les pasó muy rápido. Aristóteles despertó antes, se metió a bañar, minutos después salió y Diego entró. Decidió no despertar a su novio, tenía suerte de descansar un poquito más, ya que se quedó haciendo el trabajo que le había pedido Elsa

—Amor —lo movió un poco— Tahi, ya nos vamos

—¿Qué hora es? —se quiso levantar

—Tranquilo, duerme un poco más, ya llevó aquí lo que le daré a Perla —le enseño su carpeta

—Gracias, váyanse con cuidado

—Así será, avísame cuando salgas de aquí y llegues con Lota, ¿va? —su novio asintió

—Cursitóteles ya vamonos que se nos hará tarde —interrumpió Diego desde la puerta de la habitación

—Ya voy, ya voy, por 2 minutos no pasa nada, vamos con tiempo

—No manejes como loco —"amenazo" Temo a su amigo

—Vemos... Avísanos cualquier cosa que pase con Carlota y no olvides pasar a ver lo de los estudios, la hoja te la deje en tu lap

—Vale, con cuidado, cuídense 

Aristóteles le dio un beso y salieron de ahí, sólo escuchó como cerraron la puerta y volvió a quedarse dormido. Una hora y minutos después despertó por su alarma, se levantó, puso un poco de música (que claramente una de las canciones fueron de su novio) se metió a bañar, a salir se puso la ropa que eligió, después se dirigió a la cocina, para preparse su desayuno, pero no fue necesario, Aristóteles ya se lo había dejado preparado con una pequeña nota que decía "Te amo", así que le tomó una foto y se la mando a su novio agradeciéndole y diciéndole que lo amaba más. Mientras degustaba de uno de sus sándwiches recibió una llamada de Soledad avisándole que pasarían por él para que no llegara tarde. Tenía tiempo, así que se puso a ordenar un poco de la casa

Después de un tiempo al mirar su reloj se dio cuenta que el chófer de la mamá de su amigo estaba por llegar, así que se apresuró a guardar sus cosas de trabajo, cuando estaba por ir a su recamara cuando escuchó como tocaban la puerta, al abrir la puerta era el vigilante, avisándole que habían llegado por él, así que corrió por su cargador a su cuarto, lo echó a su mochila, y salió de su casa no sin antes asegurarse que todo estaba en orden. Subió a la camioneta 

—Buenos días

—Buenos días

—¿Puedo pasar a la habitación 3? —entregó su identificación oficial

—Claro, adelante —contestó muy amable.

Se dirigió a la habitación que había dicho, dio un par de golpes y pudo escuchar un "adelante", abrió la puerta

—Hola —saludó con una sonrisa 

—Temo, ya estaba por llamarte —le dio un beso en la mejilla.

—¿Cómo ha estado?

—Pues hay va, han venido a ver como va el corazón, en ocasiones bajan las pulsaciones, en otras vuelve a subir

—¿Y tú cómo te sientes? —preguntó a su amiga, la cual sólo alzó los hombros

—Yo me tengo que ir, no quiero que se me haga tarde —dijo la mayor

—Gracias Soledad —se animo a hablar Carlota

—No tienes nada que agradecer —sonrió y le dio un beso en la cabeza— Voy a hablar con Ubaldo para ayudarlos, al menos para que no se vean afectados en sus trabajos

—Gracias —sonrió Temo.

Se despidió de ellos, tomó sus cosas y salió de ahí, Temo inspeccionó el lugar con la mirada, estaban en un silencio, pero no era incomodo

—Pensé que vendría Ari o Diego

—Por los tiempos y para que no nos viéramos tan perjudicados, decidimos que lo mejor era que viniera yo... ¿Ya desayunaste?

—Sí, me trajeron una gelatina, un intento de atole de avena, unas galletas y agua de melón, todo lo que te dije sin azúcar —hizo cara de asco

—Bueno eso es obvio —rió— Pero es por tu bien, ¿descansaste?

—Algo, la noche se me hizo eterna, dormitaba y las enfermaras entraban cada cierto tiempo

—¿Y la tos, que tal?

—Fue muy leve, no como la de esa vez

Estuvieron platicando de cosas banales, en momentos entraban a hacerle los chequeos y en una ocasión entraron hacerle los análisis que le habían pedido. La tarde llegó y con ella Diego, era buena hora para que Temo pudiese ir a trabajar, le entregó las llaves del auto y guardó sus cosas, en lo que le daba un resumen de lo que las enfermeras le decían

—Por cierto —Diego tomó su mochila y sacó un topper— Te lo manda Ari para que comas

—¡Uy! Gracias, nos vemos en la noche —lo tomó— Me voy, no quiero llegar tarde, los amo

Apenas pudo escuchar un "Igual" antes de que la puerta fuese cerrada, se dirigió al auto de su amigo desactivó la alarma y subió, manejo hasta su trabajo, había llegado con buen tiempo, aprovechó para agradécele a su novio, por su comida, así que antes de bajar, comió muy rápido. Al terminar bajo del auto con sus cosas, activó la alarma y se dirigió a la oficina de Elsa, donde ya se encontraba Mateo

—Buenas tardes —saludó al llegar a la puerta de la oficina de la rubia

—Temo, pasa, ¿cómo va Carlota? —bajó los papeles que leía

—Ya la están atendiendo que es lo que importa —se sentó en un sofa que se encontraba ahí

—Cualquier cosa cuenta conmigo, le tenga un cariño y sé que ella no tiene familia cerca —López asintió— ¿Hiciste el trabajo que te pedí?

—Sí, sí se lo mande a su correo

—Perfecto, que bueno que tuviste tiempo

—Pues como no lo iba a tener si ni fue a la universidad —habló Mateo

—No veo que tiene de malo eso y no fui no porque no quisiera, fui a cuidar a mi amiga, al final ella sólo nos tiene a nosotros e indirectamente ya somos una familia

—Tal vez tengas razón, pero por lo que tengo entendido Aristóteles y el hijo de Ubaldo comparten clases y  me sorprende que tu novio haya dejado que faltaras cuando pudo haber sido él, si yo fuera tu novio —Temo lo interrumpió.

—Pero no lo eres y no te preocupes, que ya tengo los apuntes y sé de las tareas y no fue gracias a ti, Mateo —le dio una sonrisa y antes de que el de labios gruesos pudiese decir algo, Elsa habló

—No peleen, vamos a empezar, les mande un documento a sus correos, por favor chequenlo en lo que veo que tal está el trabajo de Temo

Y así fue, comenzaron a trabajar. En ocasiones el celular de Temo vibraba por mensajes de Diego informándoles a la pareja lo que los doctores le decían de su amiga

Aristóteles de nuevo habló con Leticia, quien le dijo lo mismo de un día anterior. Trataba de dar lo mejor para que las propinas fueron buenas y no verse tan afectado en su pago. Aquel día había corrido con suerte, Felipe, quien supliría a Leticia no llegó, por lo que pudo salir temprano. Al llegar en taxi a la clínica donde estaba su amiga pudo ver que el carro de Diego se estaba estacionando y dentro de él estaba Temo, bajó del auto no sin antes agradecer al chofer.

—Temo

—Ari, mi vida —cerró el auto y dio media vuelta para darle un beso— ¿Cómo te fue?

—Bien un poco pesado, en la tarde hubo mucho movimiento, antes de que saliera se calmó un poco, ¿y a ti?

—Todo bien —sonrió y le acomodó su paliacate.

—¿Comiste? —cuestionó tomándole la mano y caminando hacia la entrada del lugar.

Entraron al lugar, se dirigieron a la habitación de la chica donde Diego y ella leían el libro que su maestra había dejado de tarea, los saludaron, platicaron unos minutos hasta que fue momento de partir

—Oye Aristóteles —llamó su atención Diego

—¿Qué quieres?

—¿De que lado duermes?

—¿Por? —cuestionó Temo

—Simple pregunta —alzó los hombros

—Lado izquierdo, ¿por qué? —dijo muy confundido

—Ah, para no dormir ahí —miró sus uñas

—No vas a dormir con Temo, imbécil —habló muy serio

—No vas a saberlo si si lo hago

—¡No empiecen! —expresó el de pestañas largas y se sentó en las piernas de su novio

—Eso es lo que más extraño de no estar en casa —habló Lota riendo

—Apenas tienes 28 horas aquí, relájate —respondió Diego

—Para mi ya fue como un mes

—Ojala no sea un mes que tengas que estar aquí —habló Temo

—¡No, toco madera! —dijo asustada

—No hay madera aquí, Lota

—Maldita suerte

—Bueno, ya es momento de irnos —Temo se puso de pie y se despidió de su amiga

—Amor ¿Te puedo pedir un favor? —cuestionó el rizado.

—Si, dime —lo miró

—¿Podrías lavar mi uniforme, por favor? Es que ya está un poquito sucio y

—Claro Tahi, no te preocupes lo tendrás listo para mañana —lo tomó y lo guardó en la mochila de Diego aunque este alegara 

—Más casados no pueden estar —dijo Lota sonriendo

—No nos retes —contestó Ari

—Buenos, nos vamos, porque debo pasar todo el tiempo posible con mi Temo

—Te voy a golpear, Diego —amenazó Ari, Diego le mandó un beso— Me avisan cuando lleguen

Se despidieron por última vez y salieron de aquel lugar. Subieron al auto que fue conducido por el dueño, Diego le iba contando sobre su primer vídeo, sólo hacia falta grabarlo, Temo le ponía atención y hacía algunas preguntas, no quería que su amigo se metiera en problemas con su papá.

Pasaron a comprar su cena, para después arribar a la privada, donde al entrar encendieron la televisión, pusieron a calentar agua para té y mientras Diego hablaba por teléfono con un amigo, Temo se dirigió a lavar el uniforme de su novio, al terminar pudo escuchar como el teléfono de la casa comenzó a sonar, era muy raro que eso sucediera, pues sólo lo tenían familiares y sus trabajos, Temo caminó hasta aquel aparato y tomó la llamada.

—¿Bueno?

—¿Carlota? 

—Eh, no... ¿Quién la busca? —Diego llegó a su lado

—Su papá

—¡Ohhh! Su papá —miró a Diego quien se sorprendió bastante— Carlota no está

—¿Quién habla y en cuánto tiempo puedo volver a llamar?

—Soy Temo, uno de los roomies de su hija y bueno... Tengo que avisarle algo

—¿Qué pasa?

—Es que... Carlota está internada

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué le pasó? —se escuchaba algo preocupado.

—Se estuvo sintiendo mal por un tiempo, sería una buena idea que viniera a visitarla, le haría muy bien

—¡Hijole! Eso no será posible, estoy muy lejos de México, espero que cuando vuelva a llamar ella se encuentre mejor, hasta luego

—Pero... —no pudo continuar— Me colgó —dijo muy sorprendido y puso el teléfono en su lugar

—Así es su papá, con cosas así prefiere evitarlas

—Pero es muy cruel de su parte... Es su hija

Diego hizo una mueca, sirvieron té en unas tazas, en un plato pusieron sus piezas de pan, se sentaron en en el sofá, prendieron la tele y se pusieron a ver unos capítulos de la serie que el de ojos verdes era fan, a Temo le ganó el sueño, quedándose dormido en el hombro de Diego, dieron las 12 am, por lo que decidió que era momento de ir a sus camas, despertó a Temo, se desearon buenas noches y cada uno se fue a su respectiva habitación. Cada uno con mucha angustia por su amiga y con un poco de esa sensación de soledad.

A la mañana siguiente, Temo fue despertado por Diego, hizo la misma rutina que el día anterior, con la diferencia que él tuvo que preparar el desayuno, mientras el de ojos verdes se mensajeaba con alguien

El celular de Carlota comenzó a sonar, así que Diego lo tomó y en la pantalla se podía leer el nombre de "Lina" y una foto con Carlota, tomó la llamada, pues creía que ella también tenía que saber que pasaba con la chica, eran como hermanas y sabía que haría lo correcto

—Hola —lo puso en altavoz

—¡Lota! —habló muy emocionada.

—No soy Lota

—Oh, perdón... ¿Quién habla?

—Diego —se sentó en una de las sillas

—Hey, qué onda, ¿cómo estás? ¿Dónde está Carlota? —Temo lo miró

—Bien, ¿tú, qué tal? ¿A que se debe tu llamada?

—Todo bien... Quiero hablar con mi amiga e invitarla a salir, aprovechando que estoy aquí en la ciudad

—¿No ibas a estar en unas olimpiadas? —preguntó curioso

—Sííí, pero se cancelaron, así que quiero visitar a Lota, ¿está ocupada?

—No, mmm... No te alteres ¿si? Es que está en el hospital y —no pudo continuar, escuchó como la chica escupió algo

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué tiene? ¿Qué le pasó? ¿Dónde está?

—Lo primero que te dije —susurró. Le dio una explicación muy breve

—Con razón se me hacia raro que no contestara mis mensaje, si gustan yo pueda ir a cuidarla, por mi no hay problema

—Si gustas

—Sí, sí, siento que mi amiga me necesita y no es por hacer de menos su apoyo, pero —la interrumpió

—No te preocupes, entiendo y a ella le hará muy bien

—Llego en la noche, ya quede con mi abuela y mis papás de pasar el día con ellos, ¿puedo pasar a la casa de ustedes para que me lleven con ella?

—Pues, yo no estaré, pero tal vez Temo sí —miró al mencionado quien asintió— Más al rato te mando mensaje para que se pongan de acuerdo, ¿va?

—Me parece bien, gracias por decirme, estamos en comunicación —La chica colgó

—Le voy a pasar tu número a Lina, ¿si?

—Está bien —dijo desde la cocina— ¿Te sirvo tu omelette? —él lo miró— Es lo que hay

—¡Soy vegetariano! —dijo con obviedad

—No lo eres —le dio su plato— La otra vez tú fuiste que quiso comer tacos

—Bueno, lo intento y ustedes no me ayudan —rodó los ojos

—Mejor cuéntame ¿cómo vas con tu papá? —escuchó como su amigo suspiró.

—Lo importante es que aún no me mata —rió.

—No digas esas cosas

Se sentó a desayunar, mientras le contaba un poco de su última pelea, ocultando un poco de la realidad, pues como siempre le decía que recuperara a Temo.

Terminaron de desayunar, lavaron los trastes que ocuparon, Diego revisó que llevara los libros que tenían que leer de tarea (uno para él y otro para la chica), su celular el de Carlota y sus audífonos. Temo ya lo esperaba 

Mientras en el hospital, Carlota desayunaba escuchando una de las anécdotas de Aristóteles con su papá cuando lo rechazaba

—¿Y fue hasta el famoso viaje de la playa cuando te aceptó?

—Sí, supongo que el sentirse solo lo hizo recapacitar, así que nos alcanzó hasta Huatulco, hablamos y fue muy bonito.

—Me imagino, ojala algún día yo pueda tener un momento así con mi papá

—Pero... ¿Por qué no buscas a tu mamá? O sea, sólo me dijiste que ella se fue, pero nunca el por qué

—Es... complicado, ella —no pudo terminar pues la puerta fue abierta por Diego

—¡Buenos días! —saludaron ambos

—Hola —contestó Ari

—¿Cómo estás? —le cuestionó Temo a la chica después de darle un beso a su novio

—Creo que mejor... ¡Hasta se me ocurrió un meme! "Como cuando vas al doctor por un jarabe para la tos y terminas hospitalizada por casi un infarto" y la imagen de Drake diciendo "A veces cuando planeas una cosa te sale otra completamente diferente"

—Que mensa eres —dijo Diego riendo junto a la pareja.

—Es muy bueno, admítanlo, pero ya quiero salir de aquí, necesito trabajar, ver algo más que esta cuatro paredes

—Ocho contando las del baño —dijo Aristóteles

—Esperemos que salgas mañana —ella suspiró— Ahorita les traemos los resultados, ya casi es hora de recogerlos

—Ya saben, nos estamos comunicando —expresó Ari colgado su mochila tras su espalda, ellos asintieron—Ahorita volvemos

La pareja salió, fueron a recoger el sobre, Temo fue el único que entró para entregárselo a Diego, se despidió de Cervantes y salió para subir al auto donde Ari ya lo esperaba en el asiento del piloto.

Tanto Cervantes como Ortega leían para su tarea, todo estaba en silencio, en ocasiones sonaba el celular de Diego o el de ella o sino también decían sus ideas respecto a lo que leían.

—Las enfermeras me dieron permiso de poner música, a un volumen considerable... ¿Quieres escuchar alguna estación de radio? —ella asintió, sacó sus audífonos, los conecto y busco que estación pondría

—¡Regresale! —dijo muy emocionada

Diego le hizo caso, paró en una estación en la que sonaba "Vuelo A París" de su amigo Thiago. 

Al terminar la canción el doctor "Salas" como se podía leer en su bata entró a la habitación con otros doctores más, le estuvo haciendo preguntas a Carlota y haciendo la respectiva revisión, su frecuencia cardíaca poco a poco se iba restableciendo.  Diego prestaba atención para comunicárselo a el Córcega y López. El doctor vio el sobre de los resultados en la mesa de la comida

—¿Son los análisis? —Diego asintió. El señor con canas lo abrió, comenzó a leerlo, le dio una mirada muy rápida a la chica y volvió a las hojas, aclaró su garganta y miró a Diego—¿Nos puedes dar un momento a solas?

—Sí, si claro

Bajo del intento de cama y salió de ahí, se quedó en el pasillo, daba pasos cortos, pensaba en si debía decirle a su amiga de lo sucedido con su papá o mejor guardárselo, el tiempo se le hizo eterno, maldijo el no haber sacado su celular, seguía dando vueltas hasta que se quedó observando un pequeño altar, había un par de figuras y cuadros religiosos, no era una persona religiosa, al menos no como sus tías le decían que debía ser. La puerta de la habitación de su amiga fue abierta, el doctor y su equipo salió, cruzo miradas con el señor tratando de descifrar que había pasado adentro.

n/a

¡Holaaaaaaaa! ¿Cómo van con la cuarentena?

Les mandamos pura buena y bonita vibra. Les tqm.

P.D: La canción mencionada "Vuelo A Paris" es de Johann Vera, por si gustan ir a escucharla, es preciosa. También iremos mencionando más canciones que supuestamente serán de Thiago, pero al final les diremos de que artista son.

¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!

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