Capítulo VII
Aristóteles no podía creer lo que Diego le había dicho.
-¿Hablas en serio? ¿Quieres ser youtuber? -lo miró
-Sí, ya tengo una idea del proyecto que quiero llevar acabo
-Bueno, pues regresando de trabajar podemos empezar a hablar sobre ello, debes tener mucha paciencia, pero te daré todos los consejos que me sepa ¿va? -sonrió
Diego asintió y sonrió. Se apuraron a terminar la comida, Diego optó contarle un par de ideas para su fiesta, a lo que Ari no estaba tan de acuerdo. Llegó la hora de sentarse a comer, prepararon todo en la mesa y tomaron sus respectivos asientos. Carlota llegó un poco después, pero lo hizo con una caja
-Ten, Ari -lo dejo frente a él y se sentó a lado de Diego
-¿Qué es esto? -tomó la caja observándola
-Es un amigo kit de telcel -los 4 rieron- No, no es cierto, es un celular, era mío, pero deje de usarlo al comprarme el que ahora tengo y pues sirve. No puedes andar incomunicado en una ciudad que aún no conoces
-Gracias -abrió la caja- si quieres te lo pago
-No, no, yo ni lo ocupo, de que esté arrumbado, pues mejor que te sirva a ti y te será de gran ayuda para grabar, antes yo lo usaba cuando no llevaba mi cámara y tenía que documentar algo sobre Ubaldo
-Gracias, Lota, de verdad muchas gracias
-No es nada, sólo métele un nuevo número y ya -sonrió
El rizado le volvió a agradecer, lo puso a cargar y empezaron a comer. Al terminar de comer, levantaron todo de la mesa, revisaron que llevaran lo necesario para sus trabajos y salieron de su hogar, subieron al auto, en el camino a la casa de campaña de Ubaldo pararon en un local de celulares para comprar un sim y así Aristóteles pudiese estar comunicado de nuevo. Pasaron a dejar a Temo y Lota, quienes en la entrada se encontraron a Thiago
-¡Hey, Thiago! -llamó su atención la chica
-Hola -intentó sonreír
-Oye, ¿qué onda? No entendí tu actitud
-Sí, perdón, me porté muy mal contigo, de verdad perdóname -hablo con sinceridad.
-También perdóname tú a mi, sé que estuvimos meses sin vernos, pero entiéndeme, dormí muy tarde, estaba muy cansada, no tenía muchas ganas de salir ni aunque sea con un amigo -Thiago al escuchar la última palabra volteó a otro lado.
-Amigo -susurró- De nuevo perdón, debí entender eso... Podemos cambiar la comida a otro día, ¿te parece? En tu próximo día de descanso
-Perfecto, por mi está bien... -sonrió- Por cierto, te presento a Temo, Temo el es Thiago
-Hola -saludó el toluqueño y estiró su mano
-Hola -tomó la mano del chico y le sonrió- ¿Es nuevo?
-Algo así, entró hace casi 3 meses, tú te fuiste y a las semanas él llegó, conoce a Ubaldo, así que se integró al equipo de Elsa -explicó Carlota, buscando algo en su mochila
-¡Wow! ¿Y cómo lo tomó, sobre todo como lo tomó Mateo? -cuestionó Thiago a Temo.
-Ha sido difícil, pero creo que bien
-No son personas fáciles, al menos a mi me ha costado, así que felicidades
-Gracias -rió- Los dejo, la maestra Elsa ya me debe estar esperando
-Si, nos vemos más tarde, si sales antes me avisas -se dieron un beso en la mejilla
-Un gusto, Thiago -sonrió
-Igual, Temo -y el chico entró, dejándolos solos
-También le debes pedir una disculpa a Ari -soltó Lota
-¿A quién?
-A Aristóteles, el chico con el que estaba en la universidad -movió las manos mientras hablaba
-Ahhh, él... Supongo. Mejor ponme al tanto de lo que haremos
Pasó sus brazo por los hombros de Carlota y se adentraron
Temo subió hacia la oficina de Elsa, ahí se encontró con Mateo quien estaba muy entretenido leyendo unas hojas
-Hola -cerró la puerta tras él
-Llegas tarde -dijo sin mirarlo
-Sólo han pasado 2 minutos, perdón
-Con 2 minutos se pueden hacer muchas cosas, no estamos para perder tiempo, Cuauhtémoc.
-¿Y la profesora Elsa?
-Está con Ubaldo, le platique un poco de lo que pasó en la mañana
Temo asintió y se sentó en una de las sillas, Mateo le dijo que Elsa había dejado un juego de hojas para que las leyera, las tomó y así lo hizo. Minutos más tarde Reynoso entró, le pidió a Temo que evitara hablar del político con gente desconocida, pues podrían ser infiltrados y no quería problemas, a lo que aceptó y pidió una disculpa. Se pusieron a analizar unas encuestas echas en una de las alcaldías de la Ciudad.
Mientras tanto, Diego después de ir a dejar a Aristóteles a su trabajo tuvo que volver al trabajo de su papá quien le llamó de urgencia al igual que a su esposa Soledad.
-Buenas tardes joven Ortega -saludó la asistente de Ubaldo.
-Hola Cecilia, ¿mi mamá ya llegó?
-No, aún no, pero ya lo anunció con su papá
-No, no, no, espero a mi mamá, gracias -se sentó en un sofá, sacó su celular para entrar a alguna red social. No fue mucho su espera pues la castaña llegó
-Diego, hijo -al escuchar su voz guardó su celular.
-Hola má -se paró y la abrazó-¿Cómo estás?
-Bien... Extrañándote -Diego iba a alegar, pero fue interrumpido.
-Cecilia, ¿dón... -habló Ubaldo saliendo de su oficia y al ver a su familia calló- ¿A qué hora llegaron?
-Apenas, ¿qué pasa? ¿Por qué tanta urgencia? -cuestionó Soledad.
-Entren -ordenó y ellos así lo hicieron- No quiero interrupciones -le avisó a su asistente.
-Si señor -alcanzó a responder antes de que la puerta fuese azotara.
-Exijo que me digan a quién le han dicho que pienso divorciarme de Soledad -dijo muy serio y enojado.
-A nadie -contestaron ambos
-¡No mientan!
-No tengo a quien contarle eso -contestó Diego recordando como la familia elegida y otro chico sabían de ello
-Yo tampoco he dicho nada, aún tengo esperanzas de que nuestro matrimonio se salve con el amor que nos tenemos
-Un contrincante lo sabe, están buscando todo para restarme puntos ¡Y no puedo permitir eso! -golpeó la mesa
-Tampoco se puede tapar el Sol con un dedo -habló el de ojos verdes
-Diego -reprendió la señora de cabellos rubios.
-Claro que se puede -Ubaldo alzó la voz- Así como tú puedes tapar tus sentimientos hacia Cuauhtémoc
-Ubaldo, por favor, tenemos que calmarnos
-¡No puedo calmarme cuando mi campaña se puede ver afectada!
-Nosotros lo que menos queremos es afectarte
-Necesito que vuelvas a la casa, Diego -al escuchar eso, Diego de inmediato pensó en como era vivir con sus papás y de las constantes peleas que habían, tenía un poco de paz viviendo con Temo y no quería que esa poca estabilidad se fuera a la basura.
-¿Qué? ¡No, no, no! Estoy muy bien con mis amigos -habló muy rápido y miró a su mamá
-Sospechan que la familia no va bien porque saliste de tu hogar, así que te exijo que vuelvas a la casa -habló muy demandante.
-No, papá, no lo voy a hacer, pídeme lo que sea, menos eso, porque no lo haré
-Bien, entonces cuando te diga que me tienes que acompañar a algún evento lo tendrás que hacer, si es que no quieres volver
-Lo acepto -soltó
No le gustaban los eventos de su papá, ya fueran comidas con políticos o sus mitines, no le gustaban los ambientes que se formaban, pero podía soportar eso antes de volver a su casa.
-Empezamos por hoy en la noche -se sentó en su silla- Quiero que salgamos a cenar, quiero que nos vean muy felices, como una familia perfecta
-Así será, Ubaldo -habló Soledad y tomó la mano de su hijo
-Arréglense de forma decente. pasaremos por ti, Diego
-No, mejor mándame la ubicación y yo llego -intentó sonreír
Ubaldo terminó aceptando, Soledad y Diego salieron de la oficina, se despidieron al salir del edificio, para cada quien partir a su casa.
Diego llegó a tiempo para sacar a pasear a los perros que cuidaba, al menos se desestresaba con ellos, su favorito era un Husky y era al último que entregaba para pasar más tiempo con él, "Baloo" era muy juguetón y no tardó mucho en adaptarse con Diego. Se fue al parque cercano, se sentó en una de las bancas y el perro se echó a lado de sus pies. Tenía que pensar en como se iba a zafar de aquella cena con su padre, sus pensamientos se vieron interrumpidos
-Que lindo perrito -dijo una chica llegando a acariciar al can. Diego sólo se limitó a sonreír-Tan lindo como su dueño
-Eso es... ¿Halago? -cuestionó riendo
-Al menos, te hice reír. Me llamó Mary -se sentó a lado de él.
-Diego
-Lo sé... -el ojiverde la miró un poco confundido- Leo lo que escribes y quiero decirte que eres alguien fuerte, algún día vas a poder librarte de Ubaldo, sólo falta que tú lo decidas
-Yo... No-no sé de que hablas.
-No esperaba que lo aceptaras, cuídate y sonríe más -le guiño el ojo y se fue
Diego estaba bastante asustado, alguien había descubierto su blog y peor aún, sabía que se trataba de su papá, si eso llegaba al político estaba en graves problemas, tomó al perro y se lo llevó a su dueño, después casi corrió a su casa y al llegar sacó su computadora, la prendió y entró a su blog, nunca se había tomado la molestia de leer los comentarios, pero al hacerlo de dio cuenta que nadie nombrara a Ubaldo, se sentía un poco aliviado. No quería problemas por lo que decidió dar de baja su perfil, cerró su lap y la volvió a guardar. Prefirió enfocarse en elegir su vestimenta para la cena con sus padres.
Mientras tanto, Elsa y los becarios terminaron los análisis, la mitad de aquella alcaldía votarían por Ubaldo, así que dieron algunas estrategias paras que pudieran llegar a las personas que faltaban. Mateo se dirigió a dejarle aquellas propuestas a Ubaldo (orden de Elsa), las dejo con Cecilia, puesto que el político estaba ocupado, estaba por retirarse cuando la puerta fue abierta
-Mateo, que bueno que te veo, entra -habló Ubaldo.
-Sí, señor. -acomodó su suéter alrededor de su cuello y entró
-Puedes sentarte
-Gracias así estoy bien, dígame -dijo sin tomar asiento
-¿Qué tienes contra Temo? -soltó.
-¿Disculpe?
-Me he percatado que no estás muy feliz con su presencia, pensé que eso sería temporal, pero veo que no.
-Odio el favoritismo -dijo muy serio- Y claramente usted lo tiene por López
-Es cierto, pero debes saber por qué... Me conviene, nos conviene, ¿lo sabes?
asintió -Cuauhtémoc López Torres, hijo de Francisco Lopez. dueño de Avon, pero -no lo dejo seguir.
-Exactamente y te tengo una misión -se puso frente a él- En más de una ocasión me has dicho que puedo confiar en ti ¿cierto?
-¿De que se trata?
-Quiero que crees conflictos entre Ari y Temo
-¿Me está pidiendo que termine la relación de ellos? -cuestionó con incredulidad.
-¿No fui claro?
-Sí lo fue, lo siento. Tengo que estudiarlo bien, pero lo haré, confíe en mi. -sonrió
-Quiero hechos, no palabras. Temo le haría muy bien a mi familia, me conviene que deje al tal Aristóteles... Ya veremos si su amor puede con todo
Mateo intentaba entender el porque de "Le haría muy bien a mi familia", dieron por terminada la plática y salió de aquella oficina para dirigirse a su departamento, pensando en que plan llevaría a cabo para cumplir con aquella misión.
Dieron las 7 de la noche y Diego se miró por última vez al espejo, no le convencía su vestimenta, era muy diferente a lo que él acostumbrara, llevaba una playera blanca, chamarra de mezclilla, al igual que el pantalón, unos tenis blancos, suspiró y salió de su habitación. La puerta principal fue abierta dejando ver a Temo y Lota
-¡Wow! -expresó la chica a ver a Ortega
-¿A dónde vas? -cuestionó su amigo
-Mi papá quiere que tengamos una cena familiar, para callar los rumores de que piensa separarse de mi mamá
-Oh... Te ves muy bien -dijo Temo muy sincero.
-Yo siempre -mandó un beso- Guárdenme algo para cenar. No soy tan fan de la comida del restaurante al que vamos, así que llegaré con hambre
-Cuídate mucho
-Así será, dile a tu tajín que dejamos la plática de mi proyecto para mañana
Aquel "apodo" causa risas en Carlota. Diego se despidió y salió de su casa. Temo dejó su mochila en uno de los sofás y se dirigió a la cocina por un vaso con agua
-Oye, Thiago es muy agradable -gritó desde la cocina- y sólo hable con él muy poco
-Es un gran amigo y es increíble -contestó y caminó hacía donde estaba su amigo
-¿Hace cuánto se conocen?
-Ya varios meses...
Carlota comenzó a narrarle el día en que conoció a Thiago.
Después de que Elsa le aconsejara a Ubaldo que en su campaña debía tener un influencer para así poder llamar la atención de los jóvenes estuvieron en una búsqueda intensa, pero nadie cumplía sus expectativas, hasta que llegó Santiago, amigo de Ubaldo, este último le contó un poco de su problema y de pronto dijo un "Thiago está a tu disposición, cumple con tus requisitos" y era verdad. Thiago comenzaba a ganarse la fama en la república mexicana y sobre todo en la Ciudad, su público iba desde los 15 años en adelante y sus followers iban en aumento y lo mejor aún podía manejarlo como quisiera.
Iban a ser unas tomas para ensayar. Thiago llegó muy puntual, se dirigió a la sala que le indicaron y ahí estaba Carlota, acomodando todas su equipo.
-¿Hola? -dio un par de golpes en la puerta
-Pasa, espera un momento -dijo desenredando unos cables
-¿Y dónde está el director?
-Soy yo
-¿En serio? Pensé que serías mi asistente
-Pues no, como ya dije yo seré tu director -habló muy seria
-Soy Thiago, ¿me ubicas o me sigues? -habló muy animado
-Te ubico, no te sigo -de igual forma seguía seria
-¿Cómo te llamas?
-Carlota -dijo restándole importancia e intentando conectar una cable al enchufe
Thiago se sintió un poco incómodo por la actitud de la chica, tal vez su "broma" de ser asistente no le pareció y así era. Carlota odiaba que no "respetaran" su trabajo por el simple hecho de ser mujer. Observaba como la chica seguía intentando conectar un cable.
-Si lo hacemos los dos puede ser más fácil -se acercó a ella.
-No es necesario, yo siempre lo he hecho y sin ayuda
Thiago no respetó las palabras de la castaña y comenzó ayudarle, pusieron demasiada fuerza que al conectar aquel cable se electrocutaron, Elsa pasaba por ahí y se percató de lo sucedido, así que fue quien los auxilio y pidió ayuda, la más afectada era Cervantes. Le tomó varios minutos pero reaccionó, llamaron a paramédicos para que los auxiliaran, por orden de Ubaldo fueron al hospital para descartar algo grave.
Después de aquel día, Carlota no soportaba a Thiago, pues gracias a ese accidente su computadora se vio afectada, perdió todo su trabajo, estaba muy enojada con el de ojos azules, hasta que un día, el chico volvió con su computadora arreglada, no pudieron salvar todo su trabajo, pero al menos la mitad sí, fue la única forma que Thiago encontró para disculparse y después con una salida a comer un helado su relación mejoró, al punto de volverse amigos.
...
Mientras tanto en el departamento de las hermanas Ortega, Nora se encontraba lavando trastes mientras escuchaba el radio, era la hora de las canciones de antaño.
-Y la siguiente canción es para esos amores que uno extraña, que no sabemos su paradero y sólo podemos mandarle mensajes con la Luna, en la magnífica voz de Ana Gabriel, "Luna" -anunció el locutor.
La canción comenzó, agradecía que Dora hubiese salido, subió un poco a la música y la voz de aquella artista cantaba "Luna, tú que lo ves, dile cuanto le amo...".
Le gustaba aquella canción le era inevitable no pensar en la persona que seguía amando. Para Nora le fue difícil dejar la relación, nunca lo supero, sólo aprendió a vivir con ello; sobre todo con el sentimiento de culpa, de saber ¿qué hubiese pasado si siguiera en esa relación? ¿Por qué le había dando tanto miedo de ser feliz? No se perdonaba el dolor que se causo a ella misma a y a el amor de su vida. Deseaba y pedía que volviera, al menos para saber que esa persona estaba bien. Y que al menos tuviera a una persona que le diera todo el amor que ella no le pudo dar, porque se merecía eso, alguien que le valorara.
-Y dile que la quiero -susurró al tiempo de la canción, mientras unas lágrimas salían de sus ojos.
La canción había terminado justo cuando Dora llegó, la menor le bajó a la radio y se limpio las lágrimas.
-Diego salió muy bien vestido -dijo Dora dejando la bolsa con las cosas que había comprado- Al menos, mejor que como se viste de costumbre, un poco más discreto
-Supe que iría a cenar con sus papás -contestó Nora secando sus manos con una toalla.
-Que bueno, ojala puedan salvar esa familia, eso de divorciarse es pecado
-Ay, hermana, ese asunto es cosa de ellos, no tenemos porque meternos, sólo respetar sus decisiones
-Pues sí, pero deben respetar a Dios y sus mandamientos -se persigno.
-Sólo espero que esa cena salga bien
La cena transcurría con un ambiente muy tenso en esa mesa, Diego deseaba que terminara pronto, cada minuto se le hacia eterno. Ubaldo intentaba portarse como un padre y esposo amoroso, Soledad sólo pensaba en qué momento había cambiado, tenían una vida muy feliz, claro que habían problemas, pero siempre los arreglaban, no se dio cuenta cuándo el amor de Ubaldo terminó y le dolía, porque ella lo seguía amando como el primer día.
Ubaldo siempre había protegido a su familia de cualquier persona que quisiera dañarlos, sí, tal vez antes había cometido "errores", pero siempre demostraba amor a su familia. Pero era muy fácil, la ambición lo había sobrepasado, dejando de lado a lo que verdaderamente importaba, su familia, había cambiado tanto, que fue capaz de dañar un inocente, que su único error fue descubrir un poco de su pasado, lo hizo callar, dejando a una madre dolida.
La cena había terminado, Diego se despidió y salió muy rápido de aquel lugar, pidió su auto, subió a él y manejaba hasta la privada, pero pasó por unas calles que conocía muy bien, miró la hora en su reloj, no era tan tarde (23:50), desvió su camino hacia la calle de unos departamentos, el vigilante ya lo conocía, por lo que dejó pasarlo, estacionó el auto y subió por el elevador al piso correspondiente, al bajar se dirigió a la puerta, tocó el timbre y esperó unos segundos, esta se abrió dejando ver a un chico somnoliento y con pijama, que al ver quien tocaba a esa hora no pudo evitar sorprenderse.
-Hola -saludó con una sonrisa
-Hey, ¿qué haces aquí? -talló sus ojos
-Pasaba por aquí cerca y no sé, se me ocurrió, que tal vez ¿Podría pasar la noche aquí?
Aquel chico de labios gruesos sonrió y se hizo a un lado -Sería un placer compartir cama contigo.
Diego entró y la puerta fue cerrada.
...
Pasaron un par de horas, Carlota y Temo ya se encontraban en sus respectivas habitaciones, ya habían cenado y sólo esperaban a Diego y Ari. Temo veía un vídeo sobre la conferencia mañanera del presidente de la república mexicana, mientras cosía unos desperfectos en algunas prendas, pues al acomodar la ropa que un día antes habían lavado se percato de algunos, sólo esperaba a su novio para poder irse a la cama juntos, como era costumbre.
-¿Tahi? -tocó la puerta y abrió la puerta
-Ari, amor, que bueno que ya llegaste -pausó el vídeo y alzó la mirada con una gran sonrisa- ¿cómo te fue?
-Bien, aún Benito sigue siendo un insoportable, pero todo bien -dejó su mochila en una silla y se quitó su chamarra
-No te metas en problemas, por favor
-Pero si yo soy todo un santo, que arregla todo hablando -Temo lo miró- Te lo prometo, no le daré motivos para seguir fastidiando ¿Y a ti, cómo te fue? -se sentó a su lado y le dio un beso en la mejilla
-Agotador -hizo un nudo al hilo y lo cortó- Pero ya no tanto como los primero días
-¿Y Diego? No vi su auto afuera -tomó la camisa que Temo había arreglado
-Tuvo una cena con sus papás dijo que vendría a cenar, pero ya es muy tarde -miró la hora en su celular- ¿Debería llamarlo?
-A lo mejor les fue bien y decidió dormir en casa de ellos -alzó lo hombros
-Tal vez... Por cierto, me dijo que mañana hablarían de su proyecto, ¿de que es?
-Mmm no sé si pueda decirte, porque es raro que no te lo haya dicho -se quedó pensando, no era algo grave, pero tal vez Diego quería tener todo en orden para decirlo a los demás
-Ah ¿ya se secretean? -cuestionó indignado
-No... Creo
-La verdad me pone muy feliz que se lleven mejor
-Tampoco eso significa que dejaré de pelear con él, es para equilibrar. -Temo rió y negó.
-¿Ya te dije que te amo?
-Mmmm no lo suficiente para ser feliz
-Pues te amo y mucho, Aristóteles Córcega -hizo a un lado la ropa y puso su cabeza sobre el pecho de su novio
-Yo también te amo, Cuauhtémoc López -lo abrazó y depositó un beso en su coronilla
n/a
Ando lloranding con lo último... Los extraño mucho, chale.
Ojala les haya gustado el capítulo. Les deseamos un feliz San Valentín, ojala se la hayan pasado muy bien, les amamos, amiguis.
¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!
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