Capítulo VI

El Sol ya estaba por ocultarse, Diego se encontraba jugando tenis con su papá, no era su deporte favorito, pero quiso complacerlo con algo, sabía que a él le encantaba, así que aprendió a jugarlo.

—¿Cómo vas con tus amigos? —cuestionó el político lazandole la pelota

—Bien, vamos bien —dijo golpeando la pelota

—¿Y con Temo? —regresó la pelota. La pregunta tomó por sorpresa al joven, por lo que se quedó parado y la pelota le paso rozando el brazo— ¡Diego, pon atención! —dio media vuelta y caminó hasta donde estaban sus cosas

—Perdón —fue lo único que pudo decir y siguió a su padre— ¿Pero qué con Temo?

—Pues sí, ¿cómo va todo con él?

—Bien, es mi amigo, obvio todo va a estar bien con él —dijo con obviedad

—¿Ya no estás enamorado? —cuestionó y tomó agua

—Papá, creo que ese tema no tengo porque discutirlo contigo, al final son mis sentimientos y sólo me corresponde a mi

—Eso quiere decir que sí, que aún sigues enamorado de Cuauhtémoc —Diego bajó la mirada— Es tu momento, Diego, por fin has algo bien y recuperalo 

—¿Qué? —lo miró confundido

—Aristóteles no respetó cuando Temo era tu novio, ¿por qué tendrías que respetarlo tú?

—No se trata sólo de Ari —dijo muy serio— también se trata de Temo, ellos se quieren y yo tengo que respetar eso, así Ari en su momento no lo haya hecho.

—No vengas con esas ridiculeces... Recupera a Temo y por primera vez hazme feliz —eso le dolió al de ojos verdes y aquel señor volvió a hablar— Tener a Temo como yerno sería muy bueno para mi, ya sabes, porque quiere ser político —no lo dejó seguir

—A cada uno nos toca luchar por nuestra felicidad —alzó la voz— y claramente yo no tengo que hacer nada por ti, nos vemos... Papá

Tomó sus cosas y caminó muy rápido hacia el estacionamiento, echó su maleta en el auto, entró a el y salió lo más rápido del club, mientras manejaba buscaba algo en la guantera, maldecía el no tener en orden aquel espacio, de pronto sintió el frasco que tanto buscaba, bajo un par de segundos la mirada para poder abrir el frasco y cuando volvió la mirada al frente vio que el semáforo ya había cambiado a rojo, se acercaba al cruce y los autos que esperaban su turno avanzaban, afortunadamente no iba algún carro detrás de él, así que le dio tiempo frenar. Estaba muy asustado, decidió estacionarse más adelante, sacó la botella de agua que se encontraba en su mochila, metió la pastilla a su boca, después dio un tragó al agua y pasó la pastilla, recargó su cabeza, no dejaba de escuchar a su papá, él siempre hacía todo lo que el mayor le decía y resultó que nunca lo había hecho feliz, se sentía muy mal.

Volvió a encender el auto y manejo hasta su casa, se estacionó, sacó su celular, checo un par de mensajes y bajo del carro. Al entrar al departamento se encontró con una escena con la que no esperaba ser recibido, Aristemo viendo una película, abrazados y dándose palomitas en la boca

—Diego llegaste —habló Aristóteles con una sonrisa sincera

—Sí, compermiso —contestó muy serio

—¿Qué te pasa? —cuestionó Temo— ¡Diego! —lo último que escucharon fue la puerta de la habitación azotarse

—Que raro, ¿qué le habrá pasado? —dijo el rizado y frunció el ceño 

—Ni idea, tal vez peleo con Ubaldo

—¿Por qué no vas a verlo? Pudo haber sido algo grave —pauso la película

Temo asintió, se levantó y caminó a la habitación de su amigo, tocó un par de veces y al no recibir respuesta abrió un poco, su amigo se encontraba tirado en su cama, boca abajo

—Nunca te dije que pasarás —escuchó decir al chico

—Ya sé, pero Ari y yo nos preocupamos, ¿Qué tienes? —Temo entró y cerró la puerta tras él

—Es que... —Diego se sentó y se quedó callado pensando en que le diría— Tuve una pelea con mi papá

—¿Quieres contarme? — se sentó a lado de Diego

—Fue sobre mi mamá, prefiero olvidarlo

—Está bien, pero si quieres hablar sabes que aquí estoy, ya te dije que no tienes porque pasar ese proceso solo.

—Gracias, no sé que haría sin ti —sonrió

Miró a Temo por unos segundos, aún las palabras de su papá seguían atormentándolo, mordió su labio inferior

—¿De verdad estás bien?

—Sí, sí —se levantó, tomó una chamarra— voy a salir 

—¿A dónde?

—Ya sabes —guiño el ojo— Nos vemos más tarde

Salió de la habitación y detrás de él salió Temo, Ari le preguntó si estaba bien a lo que asintió y le dijo que no se preocupara, se miró en un espejo de pared que se encontraba ahí, recibió un mensaje, al leerlo se despidió

—Respeten la casa, o al menos que todo sea en su habitación —dijo el chico antes de salir

—¡Diego! —exclamó la pareja

Los novios se volvieron a sentar a ver la película y esperar que Carlota volviera de la visita a su abuela. Mientras Diego caminó hasta un parque donde se quedó de ver con un chico, se sentó en una de las bancas a esperar, comenzó a pensar en su corta relación con Temo cuando este último estaba en Oaxaca, no dejaba de preguntarse en si en verdad él tuvo la culpa, pero esos pensamientos fueron interrumpidos al ver que su cita se aproximaba a él.

—¿Luis? —se puso de pie— Te ves mucho más guapo en persona

—¿Neta eres así tan obvio todo el tiempo? —soltó

—Bueno, creo que tampoco hay que ser tan idiotas, somos dos chicos aquí... En un parque, ya es noche ¿me explico? —hizo movimientos con sus manos y terminó con una sonrisa—¿Entonces qué? ¿Vamos a tu casa?

—Ni loco, estoy buscando hombres más discretos y no —lo miró de arriba abajo

—¿Y no qué? —dijo muy retador— Mejor ve y escóndete en tu closet... De seguro me tienes miedo

—Ni quien quisiera estar con alguien como tú —dijo con desprecio y lo aventó al piso, le dió una última mirada y se fue.

Diego se levantó, e intento limpiarse la tierra con sus manos, se sentó en la banca en la que estaba minutos atrás, sacó su cartera y sacó una foto en la que aparecía Temo y él

—Tal vez por eso ni tú quisiste estar conmigo —susurró

—Diego —escuchó a su tía Nora, alzó la mirada y se encontró a la señora frente a él— ¿Estás bien?

—Sí, sí, ¿por qué? —guardó su cartera

—¿Quién era el chico con el que estabas? ¿Es tu novio? ¿Por qué te trató así?

Diego sabía que si decía que lo conoció por Internet su tía se pondría a darle un "sermón" y se lo diría a su mamá y si se enteraba su papá sería lo peor, así que optó por mentir.

—Sí... Era mi novio justo terminamos ahorita

—Eso me deja tranquila, nadie tiene porque tratarte así, ni aunque sea tu pareja

—No te preocupes tía, estoy bien

—Vales mucho, Diego —puso sus manos alrededor de su cara— mereces sólo cosas buenas, no dejes que nadie te haga menos

—Ay tía —la abrazó.— Gracias

—Cuando alguien te ama, no te daña, siempre ten eso presente —Diego sólo asintió

—¿Tú nunca te enamoraste o alguien te daño?

—Sí me enamoré—dejo salir una pequeña risa— Pero yo fui quien daño a esa persona

—¿Por qué? 

—Porque esa persona merecía a alguien que diera todo y fuera contra todos, como ella lo hacia por mi... Que no le importase lo que dijera el mundo porque ese alguien le demostraría que ella es su mundo, no sólo con palabras sino que con acciones —suspiró— No fui valiente y preferí dejar que fuera libre y consiguiera a alguien que le amase sin importar el que dirán.

—¿Ya no lo volviste a ver?

—No, todos se oponían a nuestro amor... A veces me pregunto ¿que hubiese pasado si me hubiese enfrentado a todos, como sería mi vida? —se quedó callada, con la mirada perdida, hasta que después de varios segundos reaccionó— Pero basta de tristezas, mejor volvamos a casa y si quieres te invito un chocolatito caliente, ¿te parece?

Diego aceptó, volvieron a casa, mientras caminaban de vuelta a sus hogares, él le contaba lo sucedido con su papá, Nora lo único que le pudo aconsejar es que siguiera lo que su corazón le decía. Al entrar a la casa de las señoras Ortega, Dora estaba en la sala, sentada y a su lado un par de hojas, calculadora y un lápiz.

—Buenas noches, tía —saludó el menor al entrar

—Diego, ¿qué haces aquí? —le dedicó una mirada rápida.

—Me lo encontré cuando volvía y lo invite a cenar, la compañía de nuestro sobrino no nos cae mal —se dirigió a la cocina y sacó unas tazas, para después servir el chocolate.

Dora no se sentó con ellos pues estaba haciendo unas cuentas, Nora sirvió 2 tazas de chocolate y puso la bolsa de pan en medio para que su sobrino eligiera el que más le gustara. El chico le contaba sobre como le había ido en la universidad, al terminar le agradeció a su tía y se despidió de ambas para volver a su casa, donde ya se encontraba Carlota, Temo estaba terminando de acomodar los trastes, Ari estaba sentado ocupando la laptop de su novio y Carlota terminaba de barrer

—Hola —saludó con una sonrisa

—Que bueno que ya llegaste, ya nos estábamos preocupando, ya casi te llamaba —expresó Temo

—¿Estás mejor? —cuestionó el rizado cerrando la lap

—Sí, gracias por preguntar —puso su mano sobre su hombro

—¿Quieres cenar?

—No, gracias Temo, mi cita no salió como esperaba —hizo una mueca— después me encontré a mi tía y me invitó a cenar

—¿Qué pasó en tu cita? Ven, siéntate —dijo Carlota sentándose, al igual que Temo

—Nada que valga la pena recordar —ocupo la silla desocupada— ¿cómo te fue con tu abuela?

—Super bien —sonrió muy emocionada— ¿Puedes creer que tiene novio?

—¡Wow! ¿Cómo es posible que una señora de 70 y tantos años tenga novio y yo no tenga ni un perrito que me ladre? —habló muy indignado

—Tienes 5 perros —dijo Ari y lo volteó a ver— Los perros que cuidas

—Ay no seas baboso —rodó los ojos.

—Ya no peleen y vamos a dormirnos que mañana tenemos clases y ustedes entran antes —habló Temo

—Ustedes vayan a descansar, yo tengo un trabajo pendiente —habló la chica e hizo una mueca

—Lota, son casi las once de la noche

—Ya sé, pero si no lo hago ahorita no lo terminaré mañana y pues por estar casi todo el día con mi abuela no lo pude hacer, pero me voy a apurar

—¿No quieres que te ayudemos? —cuestionó Ari

—No, no de verdad ustedes vayan a dormir.

Se desearon buenas noches y se dirigieron a sus habitaciones, se pusieron sus pijamas, Diego al acostarse conectó sus audífonos a su celular y se puso a ver unos vídeos en YouTube, mientras que Lota tomó su laptop y se fue al comedor para dejar descansar a su amigo.

Aristemo por su parte, después de ponerse sus pijamas se acostaron, Ari acomodo su cabeza en en el pecho de Temo, mientras el de pestañas largas le hacía piojito con una mano  y con la otra lo abrazaba, hasta quedarse dormidos, ya era algo común en ellos y no tenían miedo de acostumbrarse, porque siempre sería así ¿o no?

Horas después las alarmas comenzaron a sonar, los primeros en levantarse fueron Ari y Temo,se metieron a bañar y al salir terminaron de arreglarse para después preparar el desayuno, Diego se unió a ellos, observó como la pareja se veían tan felices y sobre todo enamorada, de nuevo recordó las palabras de su padre "Recupera a Temo y por primera vez hazme feliz", pero no él no podía hacer eso

—Diego, buenos días —saludó Ari con una gran sonrisa.

Sentía que la relación con el rizado iba mejorando, tenían peleas, pero creía que al menos ya podía llamarlo amigo, no podía hacerle lo que su papá pedía, él había sufrido por eso y no se sentía capaz de causarle ese daño, ni aunque Ari se lo hubiese causado a él

—¿Diego? —lo miró Temo

—Buenos días, tortolos —sonrió y se sentó en una de las sillas.— 

—¿Y Carlota? —cuestionó Temo

—Se está terminando de arreglar. Durmió muy tarde, no sé a que hora, pero sentí que yo ya había dormido mucho —contestó Diego sirviendo leche en un vaso.

—Buenos días, chicos —saludó y después bostezó.

—Que rápido te bañaste —habló Ari y vació un poco de huevo a un plato para entregárselo a la chica

—Me bañe hace 3 horas, antes de dormir —tomó el plato— Gracias

—No te pases, Carlota —expresó Temo muy sorprendido

—Tranqui, al menos termine mi trabajo, valió la pena, la verdad me quedó muy bien —sonrió orgullosa, para después comenzar a toser

—Y bañándote a las 3 de la mañana pretendes curarte de esa tos, neta ya de debes ir al doctor —dijo Ari 

—¿Crees aguantar la clase? Si quieres puedes quedarte a descansar y nosotros vemos que le inventamos a la maestra

—No, no es necesario, Diego, voy a aguantar, eso espero —sirvió café en una taza— Y sólo la tos me da en las mañanas y noches, cuando tenga tiempo, voy al doctor, debe ser normal.

Sus amigos negaron, pero cambiaron de tema, sólo terminarían en una pequeña discusión. Al terminar sus alimentos, tomaron sus cosas, salieron de la casa, subieron al auto de Diego y se dirigieron hacía la universidad, habían corrido con suerte no había mucho tráfico, Carlota aprovechó para comprase un café y sobrevivir a su clase.

Mientras tanto, Temo se fue a la biblioteca a esperar que su clase comenzará, ahí se encontró con unos compañeros, así que se pusieron a platicar y como la mayoría sabía que él trabajaba para Ubaldo comenzaron a hacerle un par de preguntas

Pero como podía las evitaba, no quería cometer una indiscreción, ademas que se sentía vigilado por Mateo, quien se encontraba en la mesa de enfrente

—Oye, sé que eres amigo de su hijo así que debes saber sobre lo que te preguntaré —habló un chico de ojos azules— ¿Es verdad que Ubaldo y Soledad se están divorciando?

De inmediato Mateo puso la mirada sobre López, a ambos la pregunta los tomó de sorpresa, eso para la campaña de Ubaldo era muy grave, Temo no dejo pasar más segundos y contestó

—No —dijo muy seguro— ¿Quién te dijo eso?

—Pues lo escuche por ahí

—Pues es totalmente mentira, Ubaldo y Soledad tienen un matrimonio muy sólido, me consta.

—¿Y entonces por qué Diego salió de su casa? —cuestionó una chica.

—Porque se quiere independizar —sonrió

Symanski sólo asintió y siguió en lo suyo. Temo cambió la conversación y trató de que no se  tocara el tema hasta que la hora de su clase había llegado, se fueron a su respectiva aula y antes de entrar Mateo jaló a Temo y lo llevó al pasillo contrario

—¿Qué te pasa?

—Debemos informarle de lo sucedido a Elsa, debemos proteger la imagen de Ubaldo

—Ya lo sé, no sé como pudieron enterarse de eso

—Hiciste un buen trabajo —habló muy serio— Hasta me convenciste a mi —dio media vuelta y caminó hacia su salón

—Gracias, supongo —alzó la voz, aunque la última palabra la dijo para si mismo.

—Trata de ya no hablar mucho de Ubaldo —lo miró— algo mal dicho y te puedes meter en problemas

—Entiendo

Volvieron al salón y se sentaron en sus lugares para que la clase diera inicio. 

Mientras que con Carlota y Ariego, la clase iba muy normal, en ocasiones Cervantes dormitaba, hacía de todo para no quedarse dormida. La profesora se disculpó un momento y salió del salón, ahí aprovechó un momento para dormir un poco, mientras que Aristóteles con el celular de Diego actualizaba sus redes sociales, al terminar cerró sus cuentas y salió de las aplicaciones encontrándose con una foto de su novio y del dueño del celular como fondo de pantalla.

—¿Por qué... Por qué tienes esta foto? —pudo notar como Ortega se tenso.

—Pues —se quedó callado— Obviamente porque Temo es mi amigo, ¿Por qué más? No tiene nada de malo ¿o si?

Se miraron fijamente.

—Diego, ¿sigues enam —no pudo terminar.

—Ya sé cual será el proyecto que realizarán —habló la maestra al entrar y todos los alumnos pusieron atención, Diego despertó a su amiga— Harán un noticiero, formen equipos de tres, en un momento más les explicó como quiero el proyecto.

Estaba más que claro que Aristóteles, Carlota y Diego formaban un equipo, minutos después comenzó a explicar todo lo que quería que incluyeran en aquel noticiero, todos los alumnos tomaban nota y en ocasiones hacían preguntas.

La clase terminó salieron del aula y se fueron a sentar en el punto de reunión para los 4, Carlota se acostó, puso su mochila como almohada y su chamarra la puso sobre su cara por el Sol, a su lado, también Ari se acostó, Diego sólo se recargó en el tronco de un árbol, comenzaron a platicar de la tarea, hasta que Carlota se quedó dormida, el rizado aprovechó también para dormir un poco, tomó su mochila y la puso sobre su pecho. Por lo tanto, Diego sacó su celular y comenzó a mensajearse con alguien, agradecía que Aristóteles había olvidado lo sucedido en el salón. Casi una hora y media después por fin Cuauhtémoc había salido de su clase.

—Hola —saludó Temo

—Por fin sales —lo miró, guardó su celular y sonrió— Ya me quiero ir

—Por dos —dijo Carlota quitándose su chamarra de la cara

—¿Llevan mucho aquí? —se sentó y observó como su novio dormía abrazando su mochila

—Una hora, tal vez, la verdad ni me di cuenta.

Temo se acercó a Ari y le dio un beso de piquito a su novio, el chico dejó salir una pequeña sonrisa. Así que de nuevo le dio otro beso

—No, Temo se va a enojar —dijo casi en un susurro, los amigos se miraron confundidos

—Te está siendo infiel en sus sueños —dijo Diego riendo.

—Cállate 

Temo no sabía si reírse, sentir ternura o enojarse, decidió darle  otro beso.

—No, que Temo se va a enojar —el mencionado lo empezó a mover un poco enojado, Diego aguantaba las ganas de reírse— Ay, ¿qué? —al abrir los ojos sonrió de inmediato— ¡Tahi! ¿A qué hora saliste?

—¿Con quién estabas soñando? —cuestionó enojado.

—¿Qué? —se sentó y miró a los dos chicos

—¿Qué con quien estabas soñando, Aristóteles Córcega Castañeda?

—Uy te dijo nombre completo, ya mejor respóndele —habló Lota

—Con —se quedó callado tratando de recordar y cuando lo hizo se sonrojo— Con nadie, ¿por qué?

—Dime

El rizado volteó a ver a Ortega para que le diera una explicación —Es que Temo te dio un beso y tú dijiste que no, porque Temo se iba a enojar

—Es que —agachó la cabeza— No era nadie importante, o al menos no para que te enojes

—Estaba soñando con Bruno —dijo Diego riendo

—¿Tú cómo sabes de Bruno? —preguntó algo enojado y miró a su novio quien sólo sonrió— ¿Por qué le contestaste?

—¿Estabas soñando con él? —preguntó Carlota intentando no reír por la escena que presenciaba

—¡No, no, no, nunca dije eso! Soñé con... Con... —se volvió a sonrojar— Con Ricky Martin

Diego y Lota explotaron en risas ganándose las miradas de los demás alumnos que estaban por la zona, Temo también comenzó a reír y Aristóteles tapó su cara con sus manos

—¡Eso fue mejor de lo que pensé! —apenas pudo hablar Diego

—Me voy a hacer pipí —Carlota dio unos golpes al césped sin parar de reír

—Ya cállense —dijo avergonzado

—Es imposible enojarme —abrazó al rizado conteniendo la risa y le dio un beso en su cabeza

—Perdón —susurró Ari

—Está bien, tranquilo... Y ustedes ya cállense —le dijo a sus amigos con un tono de voz serio, que de inmediato dejaron de reír.— Ya vamonos que se nos hará tarde para nuestros trabajos

—Bien, papá de los pollitos, vamonos —se puso de pie Diego y le aventó las llaves del auto al rizado— Manejas tú

—Voy rápido a la biblioteca a dejar un libro que pedí en la mañana —dijo Temo— Ahorita los veo

—Ah, pues te acompaño —habló Ortega— yo voy por uno que nos recomendó la maestra, los vemos en el estacionamiento

No les quedó de otra que aceptar, comenzaron a caminar al estacionamiento, Carlota le pidió a Ari que le ayudará un momento con su mochila para que ella pudiese atar los cordones de sus botas, así que eso hizo, mientras ella seguía burlándose un poco del sueño del rizado

—¡Carlota! —escuchó una voz muy conocida, se levantó— ¡Lota!

—¡Thiago! —dijo muy emocionada al ver un chico con pantalones negros, playera blanca y una chamarra negra de piel y tenis blancos, acercándose a ella

—Hey, guapa —la abrazó— ¿Cómo estás?

—¿Cuándo volviste? ¿Por qué no me avisaste? —se separó de él, mostrando una gran sonrisa

—Hace unas horas, quería que fuese una sorpresa

Ari tomaba una distancia, así que decidió caminar al auto de su amigo y dejar las mochilas, se recargó en el auto, de su mochila sacó un paquete de galletas oreo, vio como Carlota le hacía una seña para que se acercara, así que eso hizo

—¿Quieren? —preguntó al estar cerca de ellos

—Si, gracias —dijo sacando unas de la bolsa— ¿quieres una? —miró a Thiago

—No, no me gustan, gracias —sonrió

—A mi y a Ari nos encantan —tapó su boca pues masticaba una galleta— Por cierto, Ari, él es Thiago y Thiago él es Aristóteles

—Mucho gusto, he escuchado mucho de ti —dijo el rizado extendiendo su mano

—Ah, un gusto —ignoró el saludo del rizado— me gustaría decir lo mismo, pero no es así... En fin, ¿entonces qué? ¿Vamos a comer?

—Ay, me encantaría, pero estoy muy cansada

—¡Anda! Yo te llevó al trabajo, hace mucho no nos vemos

—De verdad, Thiago, estoy muy, muy cansada, podemos dejarlo para otro día, ahorita quiero llegar a dormir, para después irme a trabajar.

—¡Por favor, Lota! —juntó sus manos e hizo un leve puchero.

—Oye, de verdad está muy cansada, no durmió mucho y la clase, es muy exhausta, pueden salir otro día —intervino Córcega y sonrió al final.

Thiago lo miró de arriba a abajo con una mala cara —¿Y tú eres?

—Hermano, si te está diciendo que no quiere ir, es porque así es —habló más serio— y debes respetar lo que ella dice, entiende.

—Perdón —dijo Carlota

—Luego nos vemos —dio media vuelta y caminó hacia su auto.

—No te enojes... ¡Thiago!

El chico subió a un auto y salió de ahí, Cervantes no sabía como sentirse, mientras que Aristóteles seguía comiendo sus galletas

—Novio de Ricky Martin ¿nos vamos? —escuchó a Diego acercándose a él

—Cállate, baboso —le dio un golpe en la cabeza al tenerlo cerca

—¿Por qué esa cara? —cuestionó Temo a su amiga, mientras caminaban al auto

—Es que vino Thiago y —fue interrumpida por el de ojos verdes

—¿Dónde está? —paró su paso.

—Se acaba de ir y se enojo, porque no quise ir a comer con él

—¿Y cómo por qué no quisiste? —volvió a preguntar Diego mientras caminaban al auto

—Estoy muy cansada, quiero llegar a dormir

—Bueno después explícale el porque estás cansada, e igual entiéndelo, después de casi 3 meses se vuelven a ver y lo primero que hace al estar de vuelta es venir a verte —la abrazó

Subieron al auto, que tal como lo había dicho Diego, Aristóteles manejó. Al llegar a casa Carlota fue directo a su habitación a dormir, mientras que Temo tuvo que revisar una información enviada por Elsa a él y Mateo. Por lo que la comida fue hecha por Diego y Aristóteles

—Quiero hacer una fiesta para celebrar el 15 de Septiembre, ya tengo unas ideas en mente.

—Tus ideas me dan miedo —dijo desmenuzando queso oaxaca

—No seas exagerado, ni he te dicho de que trata, cuando tenga todo planeado les diré. Por cierto... ¿Te acuerdas cuándo fue tu primer día en tu trabajo y fuimos a traerte? —cuestionó moviendo la sopa que estaba en la estufa.

—Ajá

—Bueno, recuerdas que te dije que después como ibas a pagarme ese favor

—¿Ya lo vas a cobrar? —metió un poco de queso a su boca y Diego asintió— ¿De que se trata?

—Quiero que me ayudes para ser YouTuber 

Aristóteles al escuchar eso se atraganto con el queso

n/a

¡Hola!

Aquí el capítulo de ayer, pensamos en cambiar el día de actualización al día sábado, así que desde la próxima semana así será, el capítulo lo tendrán el sábado.

Ojalá estén teniendo una gran semana

¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!

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