Capítulo V

Viernes por la mañana, el reloj de la casa marcaba las 5:45 de la mañana y Diego ya estaba despierto, hablaba por teléfono, a pesar de que hablaba muy bajo Carlota fue despertando y le puso un poco de atención a la plática

—Sí, haré todo lo posible para poder vernos... No te preocupes por ellos, sólo me confirmas si nos veremos en la biblioteca o la cafetería, ¿va? Pero en serio, no te vayas a ir, la semana pasada me dejaste vestido y alborotado —rió un poco.

Carlota estaba confundida, tal vez era un poco chismosa y quería seguir escuchando, pero las ganas de toser se lo impidieron

—Nos vemos más tarde, adiós —escuchó decir a Diego y colgó— Buenos días, Lota

—Buenos días Diego, ¿con quién hablabas?

—Con... —se quedó callado— Con un amigo

El chico se paró de su cama, tomó ropa que había dejado preparada una noche antes y se metió a bañar. Un par de minutos después las alarmas comenzaron a sonar. Diego optó por hacer el desayuno, ya llevaban semanas conviviendo, así que sabía perfectamente que por la mañana Carlota tomaba té, pues el café le daba sueño, Ari tomaba café y, Temo y él jugo de naranja, así que en la mesa ya habían tazas y vasos con dichos líquidos.

—Hola —saludó Aristóteles a Ortega

—Hey —sonrió y regresó su mirada al sartén— Siéntate, ahorita llevo el desayuno a la mesa.

—Alguien amaneció de buenas —alzó una ceja y arregló un poco su cabello húmedo.

—Y muy bueno, también —Ari lo miró tratando de entender— Doble sentido, tonto

Ambos rieron, tomaron asiento en sus respectivos lugares alrededor de la mesa, más tarde los otros chicos se unieron a ellos, 

—¿Algún plan para la noche? —cuestionó Diego

—Dormir —respondió la chica

—Podemos ver una serie o película —sugirió Temo

—Ya tienen casi un mes aquí y no los he podido llevar a un antro o fiesta, por favor que hoy sea el día —dijo tomando su jugo de naranja

—Diego esta semana ha sido super pesada y sólo queremos descansar —habló Aristóteles.

—Que aburridos —rodó los ojos y negó con la cabeza— Pero ya se me ocurrirá para convencerlos

Minutos más tarde ya estaban saliendo hacia la universidad, la música era elegida por Diego, a decir verdad muy explicitas, pero el chico iba muy feliz cantando. Habían encontrado un poco de tráfico así que al llegar a la universidad Temo se despidió de todos y se fue lo más rápido posible a su clase, en esa ocasión Temo entraba antes que sus amigos y novio, así que ellos se fueron a la cafetería a esperar su clase, intercambiaron un par de ideas respecto a la tarea que les habían dejado, minutos antes de que su clase comenzará se dirigieron a su salón, ya se encontraban algunos compañeros los cuales saludaron.

Las horas pasaron y el final de la clase de Temo llegó, tomó sus cosas, se despidió de algunos compañeros y salió de su clase, en los pasillos se encontró a Elsa y ya que detrás de él iba Mateo aprovechó para pedirles que llegarán a tiempo al trabajo pues tendrían una pequeña reunión, ellos asintieron, se despidieron de ella y cada uno tomó su camino. Temo se sentó en el pasto cerca de uno de los pasillos donde sabía que bajaban sus amigos, sacó sus audífonos, una libreta y lápiz, intento escribir un poco de la canción que semanas atrás había empezado a crear, le estaba gustando como estaba quedando, después de más de 10 intentos ya llevaba la mitad.

Estaba muy entretenido escribiendo que no se percató cuando Aristóteles bajó, caminó hacía él y se sentó detrás de él, le tapó los ojos y le quitó los audífonos

—¡Tahi! —le dio un beso en la mejilla y quitó su mano, para eso sus amigos ya estaban frente a ellos

—¡Ay! Me espantaste —cerró su libreta, se dieron un corto beso en los labios— ¿Cómo les fue? ¿Salieron antes, no? —miró su reloj

—Bien —respondió Lota— Y sí, sólo unos minutos, la profesora tenía un compromiso

—Y no nos dejaron mucha tarea, así que eso lo considero que nos fue bien, ¿y tú, llegaste a tiempo? —cuestionó Diego.

—Un par de minutos tarde, pero por ser la primera vez me perdonó —guardó sus cosas en su mochila— ¿Ya nos iremos?

—Pues aún tenemos tiempo, si ustedes quieren ya nos vamos —mordió su labio inferior

—Bueno, en lo que deciden voy al baño

Sus amigo asintieron, Diego se disculpó, dijo que iba por unas cosas y se fue dejando a la pareja sola, Ari abrazó a Temo y le dio un par de besos en la cabeza, Temo sólo reía.

—Esto es el colmo, no tenemos que soportar estos espectáculos anormales —habló Antonio y cruzo los brazos

—No le estamos haciendo mal a nadie y nadie te está obligando a vernos —respondió Temo.

—Tony, sólo... Vete —siguió Ari

—Están en público, que asco

—Da más asco ese tipo de pensamientos mediocres que tienes, actualízate —habló López, Ari estaba sorprendido por su novio, quien tenía una cara de desagrado y reforzó el agarre de sus manos.

—Ustedes y los de su especie deberían de morirse —escupió.

Aristóteles se puso de pie al igual que Temo, iba a hablar cuando Carlota lo interrumpió

—¿Otra vez molestando? No tienes cosas por hacer, no sé, ir a ver si tu mamá no te habla o algo, así

—¿Y a ti quién te habló? —la miró.

—Puedo apostar que ellos ni te estaban hablando y comenzaste a molestar, eso quiere decir que quieres un poco de atención, a ver cuéntanos —se paró frente a él, puso sus manos en su cintura— ¿a ti te gustaría ser libre como ellos, pero a ti no te dejan ó por qué son tan importantes para ti?

—No voy a pelear con una vieja —la hizo a un lado

—¿Por qué? —respondió López— Porque te diste cuenta que te dejo callado y tu frágil masculinidad no se quiere ver más dañada frente a tus acompañantes

Antonio volteó a ver a sus amigos quienes intentaban aguantar sus risas, se acercó a Temo, pero Aristóteles se puso en medio y le dio un empujón

—Con Temo no te metas

—¿Pasa algo, jóvenes? —cuestionó la maestra Velazquez detrás de Antonio.

—No maestra, mi compañero ya se iba, ¿verdad, Antonio?

Los miró de forma retadora y dio media vuelta, se despidió de la profesora y se retiró.

—No se metan en problemas, ya son casi adultos y deben saber que las cosas no se solucionan a golpes —miró a los tres

—No, no se preocupe, todo está bien —respondió Temo.

—Nos vemos el martes, pasen buen fin de semana —dijo para después retirarse.

—Es un insoportable —habló el oxaqueño.

—Oigan... ¿y Diego? —cuestionó Cervantes. La pareja se miró

—Dubi dubi duba dubi dubi duba, dubi dubi duba... Dieeeegooo —canturrearon

—Son unos idiotas —dijo riendo— Iré a ver si está en la biblioteca, no tardó

—Nosotros vamos al auto, allá los esperamos

Carlota, asintió recordó la llamada de su amigo y de cierta forma le emocionaba saber con quien se veía Diego, caminó primero a la cafetería y no lo vio, así que se dirigió a la biblioteca, antes de entrar al lugar su celular comenzó a sonar, al sacarlo vio que se trataba de su amiga Carolina

—Hola

—¡Wola! —dijo muy contenta— ¿No estás en clase, verdad?

—No, salí hace rato, ¿y a que se debe la dicha de estar escuchando tu voz?

—Aún no empiezan los entrenamientos y te quería contar sobre el chico con el que salí hace unas semanas, ¿tienes tiempo? No quiero quitarte tiempo

—No, tranquila, cuéntame —tomó asiento en una banca que se encontraba frente a la biblioteca a esperar al ojiverde.

Después de un par de minutos en los cuales, Lina le contó lo "patán" que se había portado aquel chico la llamada llegó a su fin, así que Carlota guardo su celular y caminó a la entrada de la biblioteca, pero ya no fue necesario entrar, ya que ahí se encontró con Diego.

—¡Hey! Te estábamos buscando

—¿Tú qué haces aquí? —cuestionó muy nervioso el ojiverde y volteaba hacia atrás

—Te estoy diciendo que te estábamos buscando, ¿estás bien?

—Sí, todo bien, vamonos —intentó caminar, pero Carlota lo detuvo

—¿Qué estabas haciendo aquí?

—¿Yo? —ella asintió— Yo, ¿qué hacía?... Buscaba algo de la tarea

—Diego —el chico la miró— No nos dejaron tarea

—Sí, ya-ya-ya sé, me refería a la tarea que entregamos hoy, no me quedaron claro unas cosas y como me encontré a la profesora le pregunte y me recomendó un libro, pero ya, equis, vamonos

—Ok, deja le marcó a Ari para saber donde están

—Sí, pero podemos ir caminando —intentó jalarla, pero le fue imposible

Mientras Carlota buscaba el número del rizado sintió como alguien chocó con ella, pero estaba concentrada buscando el número de Ari

—¡Oh! Perdón —escucharon una voz conocida

—Fíjate por donde vas, Mateo —reprochó Diego muy serio

—Bueno, si no estuviesen frente a la puerta —respondió con obviedad— No hubiese pasado esto, compermiso. Nos vemos al rato... —miró a ambos— Carlota

—Sí, nos vemos —contestó mientras ponía su teléfono en su oreja y le regaló una sonrisa

La pareja le dijo que se encontraban en el estacionamiento, tal y como le habían dicho, un par de minutos ya estaban en el auto contándole a Diego el enfrentamiento con Antonio, Diego se lamentó por no estar ahí para decirle un par de verdades. En esa ocasión quien manejo de regreso hacia la privada fue Aristóteles. Al entrar se percataron que en el patio estaba Nora y una vecina hablando, quienes los observaron, la vecina se despidió y se dirigió a su casa.

—Hola tía —saludó al bajar del auto

—Dieguito, ¿cómo estás? —se saludaron con un beso en la mejilla— ¿Cómo les fue? —preguntó al ver que ya había bajado del auto miró a todos

—Buenas tardes —saludaron los amigos de Diego

—Nos fue bien, ya nos estamos acostumbrando, gracias por preguntar —dijo Ari

—Que bueno y se nota, se ven muy contentos los cuatro y eso me pone muy feliz a mi —expresó la señora con una sonrisa sincera

—Han sido unos buenos inquilinos y amigos ni se diga —habló Carlota abrazando a los chicos

—Que sean buenos inquilinos lo sigo dudando —se metió Dora— Carlota, espero que les hayas recordado que hoy tienen que pasar la renta

—Sí no los dijo, más al rato se lo pasamos a dejar —dijo Temo

—Ojala sea cierto y ustedes —miró a la pareja y fijo su mirada en sus manos— Suéltense que este es un lugar decente

—Tía, con todo respeto Ari y Temo no están haciendo nada malo, sólo se están tomando de las manos, es todo

—Sí, pero en esta privada es de buenas costumbres, no de desviaciones, como tú comprederás, sobrino

—¡Dora! —reprochó su hermana— No estés molestando a los niños, no te están haciendo nada y no tienes que tratarlos así

— Ay, ya, ya, ya. Espero el pago, que no pase de mañana —los miró y siguió su camino a su casa.

Aristemo dejó salir un suspiro

—Paciencia, Tahi, paciencia —dijo Temo y besó la mano de su novio.

—No le hagan caso... —habló Nora viendo con mucho cariño a los chicos— Demostrar el amor que se tiene una pareja no tiene nada de malo, ustedes son muy valientes

—Gracias

—Ojala yo lo hubiese hecho —susurró

—¿Qué? —preguntó Carlota

—Nada, me tengo que ir, suerte en sus trabajos —sonrió y se fue.

Los chicos entraron a la casa, prepararon arroz con una ensalada para comer, mientras esperaban limpiaban los cuartos, que por tener una semana agitada no lo habían hecho. Comieron y después se alistaron para salir a trabajar, como de costumbre, Diego pasó a dejarlos a sus respectivos trabajos, después de esto se fue hacia su cita con Judith, iba más a la fuerza, pues su mamá le estuvo recordando en todo el día, ella llegaría más tarde para pasar la tarde juntos, así que no se pudo negar.

Temo y Carlota llegaron ahí se encontraron con Cecilia, la asistente de Ubaldo. quien les pidió que fueran a la oficina de Ubaldo pues los estaban esperando para comenzar con su reunión, caminaron muy rápido y el señor Ortega estaba afuera esperando a su asistente.

—Cecilia, necesito que le hables a Santiago y te pongas de acuerdo para saber cuando vendrá a grabar los spots, estamos muy atrasados.

—Si, señor, ya lo hago —asintió con la cabeza y tomó el teléfono 

—Carlota, Temo, entren —abrió pasó y los chicos entraron— Pues estamos los que importan, podemos empezar

—Buenas tardes —saludaron al mismo tiempo

—En la mañana, Elsa notó que en las encuestas de redes sociales estamos subiendo, estamos llegando a empatar con el político más popular. El trabajo que hizo Victor fue muy bueno —Carlota bajo la mirada— Tampoco quito el crédito a Carlota, como dije, fue muy bueno y eso está ayudando, pero necesitamos algo nuevo, algo que atrape a los ciudadanos, así que escucho sus ideas —se recargó en su asiento.

—Porque no simplemente buscamos los trapitos sucios de aquel político, lo atacamos y listo —dijo Victor restándole importancia

—¡No! —expresó de inmediato, Elsa— Daríamos pauta para que ellos también ataquen al señor Ortega

— Y utilizarían eso para hacerlo quedar mal, pensarían que no tiene nada bueno y para ganar sólo ataca a su competencia, debemos ser más inteligentes

—Totalmente de acuerdo, Cuauhtémoc, debemos ser más inteligentes... —habló Mateo—  Necesitamos acercarnos a la gente, mostrar que ellos son los que importan y que quien vaya antes que nosotros no nos interesa

—¿Por qué no buscamos integrar a todos, desde los más pequeños hasta los más grandes? —expresó Temo y posaron sus miradas sobre él— Sí, los que votan son mayores de 18, pero los que tienen hijos quieren ver seguridad para ellos, por lo que he visto el otro político sólo se enfoca en las personas que votan y es bueno, pero imagínese que una persona de no sé, 40 años, que está totalmente segura que votara por él de pronto escuche su propuesta donde usted diga que cuidara de sus hijos y tal vez de sus padres, si es que aún los tienen

—Suena bien —habló Elsa— La verdad yo pensaba en sólo dirigirnos a los mayores de 18

—Necesitamos una propuesta donde no deje afuera nadie, no importa edad, clase social y ¿por qué, no? Hasta orientación sexual. Sería algo arriesgado, pero podría funcionar —terminó de hablar de Temo

—Si la idea es esa, podría ser algún vídeo donde usted esté hablando —habló Carlota viendo a un punto fijo entrecerrando sus ojos— y detrás de usted haya niños jugando, después adolescentes, jóvenes, señores y personas de la tercera edad, parejas tanto homosexuales y heterosexuales. Al finalizar el Sol debe estar totalmente resplandeciente, a lo que me refiero es que se debe ver un día con mucha luz, podría estar rodeado de una persona de cada grupo y finalizan diciendo su frase...

—Ubaldo te cumple de corazón —dijeron al mismo tiempo.

—Ó sea, sí... Pero como que meter a gays, es innecesario y desagradable, sin contar que son personas dañadas mentalmente

—¿Qué? —cuestionó Temo— Dime que es una broma, porque estás diciendo una tremenda estupidez —volteó a ver a los demás, Elsa y Ubaldo estaban sorprendidos, Mateo sólo miraba serio a aquel chico y Carlota se podía ver su enojo— Una disculpa por hablar de esa manera

—No es una broma... Conozco a mucha gente gay, los respeto y todo, pero no cabe duda que es una enfermedad mental

—¡Victor, por favor! —reprendió Reynoso

—No voy a permitir ese tipo de comentarios en este lugar —habló Ubaldo— Aquí debe haber respeto y más cuando yo estoy presente.

—Una disculpa porque sé que su hijo es gay, pero debería llevarlo a terapia, un amig... —no lo dejó terminar

—Si te quieres quedar sin trabajo continua hablando —alzó la voz— pero si quieres conservarlo es mejor que te ahorres tus comentarios

Víctor rodó los ojos y cruzó los brazos. Mateo alzó la mano y Ubaldo le cedió la palabra

—La idea de Temo me gusta y sin duda lo que dijo Carlota, podemos empezar a trabajar basándonos en estas ideas y ya tengo en mente algo del discurso, sólo necesitare unos minutos —concluyó Mateo.

La reunión terminó, salieron de la oficina del político, se fueron a los cubículos donde trabajaban 

...

Aristóteles le estaba yendo muy bien en su trabajo, claro que tenía algún error, pero hacía de todo para no volver a cometerlo. Se llevaba muy bien con sus compañeros, estaba en su hora de comida, la compartía con dos compañeros, Lucrecia, una chica, peliroja, con cabello totalmente lacio, delgada, tez blanca, muy dulce y amigable. Y Benito, algo opuesto a la chica, un chico de tez morena, cabello negro y casi rapado, tenían una buena relación, al menos había respeto.

Hablaba con ellos de los clientes y de lo complicado que estaba siendo ese día, pues había mucha gente. El celular del Córcega, comenzó a sonar, era una llamada, en la pantalla se podía leer "Tahi" y una foto de Temo con él, no dudo un segundo en tomar la llamada, se disculpo con sus compañeros y se levantó yéndose a un rincón

—¡Tahi! —contestó emocionado

—Hola Tahi, ¿Cómo estás? ¿Cómo va tu día?

—Bastante pesado, pero me está yendo bien, ¿y a ti qué tal?

—Hoy Ubaldo nos pidió propuestas y no es por ser presumido —dejo salir una risa— Pero fui el primero y único en dar una y la aceptó

—Amor, ¡que bueno, felicidades! Cuando llegue a casa me cuentas todo con lujo de detalle, ¿va?

—Así sera y tuve que lidiar con un Tony 2.0 

—¿En serio? ¿Quién? Dime y voy a golpearlo, Temo

—Tranquilo —rió— El chico con el que Carlota trabaja, ¿puedes creer que dijo que ser gay era tener una enfermedad mental?

—¿De verdad? Que pensamiento tan mediocre... Pero tranquilo, Tahi, podemos con todo tipo de comentarios.

—Fue muy desagradable... Te dejo mi amor, tengo que ir a trabajar, sólo quería compartir mi pequeño triunfo contigo y saber como te estaba yendo

—Y yo feliz de escucharte, te amo, cuídate, nos vemos en la noche

—Tú también cuídate, avísame cuando salgas del restaurante, te amo, más, bye

La llamada terminó y volvió a la mesa con una gran sonrisa

—¡Que cursi, Aristóteles! —expresó la chica metiendo un pedazo de brocoli a su boca— ¿Dónde consigo un chico así de romántico como tú?

—Tal vez en Oaxaca, ahí me encontró Temo —respondió riendo y de nuevo se sentó donde minutos atrás estaba

—¿Cuánto tiempo llev... —fue interrumpida

—¿Eres joto? —cuestionó Benito

—Esa palabra no es nada respetuosa, pero sí, soy gay —dijo orgulloso

—No puede ser posible, estoy cerca de un maricón —se puso de pie y se alejó

—Benito, por favor, respeta a Ari

—Lucrecia, nos puede contagiar o algo

—La homosexualidad no se contagia y tampoco es algo malo, relájate —trato de sonar tranquilo, no quería tener problemas, necesitaba el trabajo

—Que asco, no te me acerques y ni se te ocurra acosarme o coquetearme, porque te daré la golpiza de tu vida —apunto con su dedo

—Sabiendo que piensas así lo que menos busco sería tener una amistad o algo parecido contigo, pero si te pido respeto —hablo muy serio— porque para mala suerte tuya trabajamos en el mismo lugar y compartimos varias horas juntos, así que sólo respétame y listo

—No seas un pesado —habló la pelirroja a Benito.

—Adiós, no quiero estar cerca de este joto —lo miró con desagrado y salió del comedor de trabajadores— Y me voy a encargar de que te corran

Aristóteles se levantó, aventó su botella de agua que ya estaba vacia y pasó su mano por su cara

—Tranquilo, Aristóteles habla con Leticia, estas cosas no pueden pasar —dijo la pelirroja

—No, no, no —dijo de inmediato

—¿Por qué?

—No quiero causar problemas y que tal si Lety comparte la misma opinión que él, no quiero perder mi trabajo

—Es que tú no estás causando algún problema y ella no piensa así, sé lo que te digo

—Ya mejor vamonos, ya casi acaba nuestra hora —recogió su botella

—Está bien, pero debes hacerlo, yo te apoyo y puedo hacerle de testigo

El rizado le agradeció. Guardaron sus toppers, lavaron sus manos y volvieron al restaurante, donde cada vez se llenaba más, pero a diferencia del primer día del chico no había un Benito que lo "odiaba" y que estaba haciendo todo para que tropezara, lo empujaba, hacía que las bebidas cayeran o un poco de comida o hacía que sus pedidos no fueran como los pedían

—¡Aristóteles! —Leticia le llamó la atención al ver como la comida no era lo que habían ordenado.

—Perdón, perdón —llevó el pedido a los chefs

—¡Ven acá! —pidió su jefa

Aristóteles asintió, vio a su compañero Benito, quien dejó salir una sonrisa burlona y siguió con sus clientes. Ari caminó hacía donde la mujer se dirigía

—Dígame

—¿Qué te está pasando? Estás haciendo un desastre —sobó su sien.

—Lo sé, perdón —puso su mano detrás de su cuello

—¿Tienes algún problema? ¿O qué está pasando contigo?

—No, no es nada, es que —no supo que decir

—¿Sabes que esto va afectar en tu sueldo, verdad?

—No, por favor

—Sabes las reglas, las leíste y firmaste... —vio como Lucrecia se acercaba— ¿Qué pasa, algún problema?

—Perdón por meterme, Lety... Pero, Benito está haciendo todo eso

—No entiendo —miró a ambos

—Ari, te estás viendo afectado... —dijo mirándolo y volvió la mirada su jefa— Mientras comíamos, Ari recibió una llamada de su novio y a Benito no le pareció y lo ofendió, he estado viendo como está haciendo  todo para que tropieza o tenga errores

—No quiero causar problemas —expresó el rizado

—Gracias Lucrecia, vuelve a tu puesto y llama a Benito —la chica se retiró— No quieres causar problemas y lo estás haciendo y peor aún te los estás ocasionando a ti mismo

—Dígame Lety —habló el chico sonriendo.

—¡Escúchame bien! Este es un lugar de trabajo, no sé que tienes contra Aristóteles, pero ya me dijeron lo que estás haciendo

—Pero Lety, que sea una nenita y no aguante mis bromas, no es mi problema... ¿Ya te dijo que es maricón?

—Respeta a tu compañero, no permitiré que te expreses así de él, ni de nadie. A mi la orientación sexual de mis empleados no me interesa, es su vida. Y lo que estás haciendo no son bromas, mi restaurante se está viendo afectado, así que evita meterte en problemas y tenga que despedirte. Vuelvan a sus puestos y los tendré vigilados a ambos.

Benito le dedicó una mala mirada a Aristóteles, apretó su mandíbula, dio media vuelta y volvió a su puesto, detrás de él, el rizado agradeció a su jefa, arregló su uniforme y volvió a trabajar, evitaba a toda costa cruzarse con su compañero, 

Después de varias horas los últimos clientes salieron del restaurante y pudieron cerrar, Ari comenzó con sus labores limpió las mesas y comenzó a guardar los manteles, servilletas, servilleteros y saleros, terminando con las mesas y sillas

Espero que sus compañeros terminaran, mientras sacó su dinero lo único que tenía, lo puso en su chamarra, si salía a tiempo podía alcanzar su transporte. Unos minutos más tarde ya estaban saliendo del lugar, se despidieron y cada uno tomó su camino. Mientras esperaba el bus recordó que Temo le pidió que le avisara cuando saliera de su trabajo, así que eso hizo, sacó su celular y de pasó el dinero para no estar buscándolo cuando le tocará abordar. Le mando un mensaje a su movió y entró a Instagram para grabar una story ,presionó el botón de grabar

—Hola, buenas noches, ¿cómo están? ¿Cómo han terminado su semana? Yo muy cansado pero lo que me da energía es saber que en unos minutos más veré a Temo, así que, descansen —mandó un beso y dejó de grabar. 

Pero, para mala suerte de Aristóteles el vídeo ya no pudo ser publicado, un hombre llegó hasta donde estaba, por estar distraído le fue muy fácil tirarlo al piso, le quitó su celular y el dinero para después salir corriendo, todo fue muy rápido que no le dio tiempo reaccionar.

Maldijo todo lo que pudo, pero tenía un problema, ¿cómo iba a volver a casa sin dinero y sin poder pedir ayuda? Comenzó a buscar en cada bolsa de su mochila, encontró 10 pesos y al buscar en su chamarra encontró otros 5 pesos, eso apenas y le iba a alcanzar, estaba muy enojado, intento tranquilizarse para saber como iba a volver a casa, mientras decidió ir caminando, encontrándose con un señor y un carrito de super en el que llevaba unos girasoles y globos en forma de corazón

—Joven, un girasol para la amiga, la novia, la amante... O si no tiene ninguna de esas para la mamá, lléveselo está a 20 pesos

Corcéga se quedó pensando cuando Temo le dijo cual era su flor favorita, se quedó mirando la flor y después el dinero que llevaba 

—15 pesos —habló Ari y miró al señor, quien entrecerró los ojos

—Órale va, nadamas porque ya son los últimos y ya quiero irme a casa

—Somos 2—dejó salir un pequeña risa, escogió su girasol, le agradeció al señor y pagó.

 Comenzó a caminar, le rezaba a todos los santos posibles para que lo ayudarán a volver, en definitiva caminando no iba poder llegar o tal vez hasta el día siguiente, a una calle visualizó una base de taxis "Cuando no sepas como volver a casa toma un taxi, le dices la dirección y nosotros vemos como pagamos" recordó las sabias palabras de su mamá, caminó hasta la base, pidió el servicio y después de media hora ya estaba fuera de la privada. Le explicó muy rápido al chofer que iría por el dinero, al conductor no le quedó de otra que esperar, bajó del auto, saludó al guardia y entró, Diego iba saliendo de la casa con bolsas negras que supuso se trataba de basura

—Hasta que llegas, Temo ya se estaba preocupando —dijo Diego al verlo

—Préstame dinero —fue lo único que salió de la boca del oaxaqueño

—Orgullostóteles pidiendo dinero —soltó las bolsas y cruzó sus brazos— ¡Wow! ¿A que se debe?

—No estoy para bromas, Diego... Me asaltaron y —Diego lo interrumpió y lo miró muy asustado

—¿Pero, estás bien? ¿No te hicieron nada más? 

—Sigo asustado, me duele un poco la espalda porque me aventó con gran fuerza al piso. me quitaron el celular y mi dinero tuve que venir en taxi, ahora lo tengo que pagar y claramente no tengo como

—¿Y eso? —fijó su mirada en la flor

—Ah —sonrió de inmediato— Es para Temo, me alcanzó para comprarlo

—Eh... Ari ¿si sabías que Temo odia los girasoles? —Ari abrió los ojos— No es cierto —Ortega comenzó a reír— a Temo le encantan, que bonito detalle —su plática se vio interrumpida por un silbido proveniente del taxi— Entra, yo voy a pagar el taxi, no te preocupes

—Gracias, cuando me paguen, yo te pago

—No te preocupes

—Y no le digas a Temo, ¿si? Por favor —juntó sus manos— No lo quiero preocupar, yo ahorita veo que me invento

—Vale, está bien, entra ya porque está como loco, yo voy a pagar el servicio

—Muchas gracias

Se quedaron viendo unos segundos y la única forma de agradecimiento fue sonreírle, entró a la casa, Cuauhtémoc estaba caminando de un lado a otro con su celular pegado a su oreja

—Buzón otra vez —dijo más para si mismo— Ari nunca se queda sin pila

—Tranquilo, siempre hay una primera vez, ya debe estar en camino —habló Carlota sosteniendo su taza de café, después dirigió su mirada a la puerta— Te lo dije

Ari entró, escondió el girasol detrás de su espalda, Temo corrió hacia su novio y lo abrazó

—Estaba muy preocupado por ti —dijo sin despegarse de él— ¿Por qué no contestabas mis llamadas?

—Perdí el celular

—¿Qué? —Carlota, volteó a verlo

—Sí, creo que se me cayó en la calle —explicó muy tranquilo— tal vez después de mandarte el mensaje no lo eche bien en la mochila... Pero, te tengo un regalito —miró al de pestañas largas— Cierra los ojos —el chico obedeció, tomo su mano y le entregó el girasol

Abrió los ojos y al percatarse de que se trataba sus ojos se iluminaron— ¡Tahi! Gracias, que bonito, te amo —lo abrazó y le dio un beso de piquito

—Que empalagosos —habló Diego detrás de la pareja— No se como soportas a este, Temo —le dio unas palmadas en la espalda de Ari, provocando un quejido

—¿Qué te pasa? —preguntaron al mismo tiempo al rizado

—Nada... Creo que dormí mal y por eso me duele un poco —le dio un codazo en el abdomen a Diego

—Te voy a calentar la cena, siéntate —dijo Temo a su novio y le dio un beso en los labios

—No si más casados no pueden parecer —habló Cervantes

—Wey a nosotros ni nos ayudó —se quejó el de ojos verdes— y a este baboso todavía se la va calentar —se quedó callado— ¡La cena, me refería a que le va a calentar la cena!

Los 4 rieron y le aventaron un par de cojines a Diego. Tal vez habían tenido un día pesado, pero cuando estaban en casa ya no pedían más, sólo buena compañía, tranquilidad y sobre todo, muchas risas.

n/a

¡Hola amikxz! Disculpen por dejarlxs sin capítulo casi 2 semanas, pero trataremos de subir pronto el que falta.

Esperamos que les haya gustado este capítulo... ¿Alguien quiere un capítulo dedicado?

¡Duda! ¿Les gusta que los capítulos sean así de largos o prefieren que estén un poco más cortos?

¡Nos leemos en el próximo capítulo, bye!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top